martes, 25 de noviembre de 2008

Una notable desfachatez



Una notable desfachatez

Estoy oyendo, en este mismo instante, a doña Cristina hablar ante la asamblea anual de la Cámara Argentina de la Construcción, y el asombro no me permite, siquiera, cerrar la boca.

En los últimos minutos, la egregia disertante habló del campo, y de la producción de alimentos, y se refirió a él como la panacea que permitirá a Argentina transitar por este tsunami económico-financiero mundial en óptimas condiciones. Dijo, concretamente, que gracias a Dios, el mundo seguirá comiendo.

Ese sólo párrafo, a la luz de la demencial política que ella, como mascarón de proa de las políticas que dicta don Néstor, resulta notable, por la desmesurada falsedad del discurso.

Hace ya años, en un artículo que titulé “Lo inexplicable” y que se puede ver en mi blog, dije que sólo un loco podía ‘escupir al cielo’ a una altura tal que, con seguridad, le caería en su propia cabeza. Me refería, entonces, a la prohibición de las exportaciones de carnes, y auguraba una disminución notable en los rodeos y, con ello, un aumento en los precios de la carne.

El tiempo, pese a que no dispongo –todavía- de una bola de cristal, me dio obviamente la razón.

Sin embargo, no pude imaginar que, un día, vería a los Kirchner tratar de incendiar al campo, como lo hicieron –y aún hacen- este año. Y no lo pude imaginar porque era como pensar posible que los jeques árabes incendiaran los pozos de petróleo.

Otra frase notable de la Presidente se refirió a la necesidad de abrir nuevos mercados alternativos para nuestros productos.

Para ver cuán notable es esa afirmación, basta con decir que la ‘lucha’ llevada adelante por don Néstor contra el campo, hizo que se cerraran para Argentina nada menos que cincuenta y ocho (¡sí, 58!) mercados de nuestras carnes, abiertos con enorme esfuerzo por los ganaderos y por los frigoríficos, impulsados por Rolando García Lenzi, en los primeros 90’s.

También basta con saber que Brasil y hasta Uruguay nos han superado en exportaciones de carne.

Lo de Kirchner entonces fue una estupidez (como lo fue el congelamiento universal de las tarifas energéticas), pues los cortes que se exportan, en general, no tienen nada que ver con aquellos que se consumen en el país.

Doña Cristina, como si no hubiera existido la afirmación de su marido la semana pasada –“¡Qué Vicepresidente me pusiste, Néstor!”- pretendió presentarse ante los empresarios reunidos para escucharla, como la verdadera Jefa del Estado. ¿Cree que su auditorio era estúpido y que los que seguíamos el acto por televisión una parva de imbéciles?

La desvergüenza, el cinismo, la falsedad ya son de tal magnitud que, oyéndola, un marciano podía creer que estaba hablando la Presidente de otro país.

Sigue diciendo, y hoy lo repitió, que Argentina está mejor preparada que ninguna otra nación para enfrentar el tsunami. Con ello, niega la realidad y, con ello, ingresa en una de las patologías más descriptas por la psicología.

En América Latina, nadie duda que Chile, Colombia y, sobre todo, Brasil, están mucho mejor pertrechados que nosotros, y disponen de más armas instrumentales para soportar la crisis.

No me digan que todo esto no es notable …

Buenos Aires, 25 de noviembre de 2008.-

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