viernes, 29 de mayo de 2009

Análisis elemental

Análisis elemental

Faltan, exactamente, treinta días para las elecciones que, salvo que ocurra un cataclismo o don Néstor nos regale con algún invento, se llevarán a cabo el domingo 28 de junio,

Todas las encuestas que he leído dicen que el oficialismo ganará, por algunos puntos, en el Conurbano y perderá, por escándalo en los grandes conglomerados urbanos, en el interior de la Provincia de Buenos Aires y en Santa Fe, Córdoba y Mendoza. Además, podría ganar en el NOA, el NEA y las provincias del sur.

Del juego de esos números sobre la cantidad de diputados y senadores que el Frente para la Victoria podría obtener ya se han ocupado un montón de analistas, con muchísima más experiencia que quien esto escribe.

Sin embargo, todas esas encuestas señalan que aún permanece, como indeciso, un gran porcentaje de electores.

Y hacia allí quiero apuntar en esta nota.

Estoy seguro que, quienes votarán por don Néstor, por Scioli y por Heller, pese a que algunos serán reemplazados por sus suplentes al momento de asumir, ya están decididos a hacerlo y, consecuentemente, no forman parte de ese porcentaje al que me he referido.

Por el contrario, también estoy seguro que, cuando se pregunta a la gente por quién votará, y se obtiene una respuesta dudosa, quien responde está diciendo “votaré a la oposición pero no sé, todavía, a cual”.

Y esto, al menos en la ciudad de Buenos Aires, es relativamente fácil de entender, ya que no parece haber mucha diferencia entre el Pro (Michetti, De Narváez, Solá, Macri, Rucci) y la Coalición Cívica (Prat-Gay, Gil Lavedra, Carrió, Stolbizer, Alfonsín), especialmente ahora, que De Narváez se está ocupando, por consejo de Durán Barba, de “desperonizar” la imagen de su acuerdo en la Provincia.

Mi aserción surge del diario trato con personas bien informadas, que todos los días me plantean sus dudas al respecto. Es más, un día dicen haberse decidido por el Pro y, al día siguiente, por la Coalición.

Y lo mismo sucede con los simpatizantes de la izquierda que, espantados ante las actitudes de don Néstor, expresadas con abrazos a los “barones” del Conurbano, han realizado su diáspora personal. Ante la múltiple oferta, como sucede siempre con quienes comparten su ideología pero difieren en los métodos, dudan entre Pitrola, Ripoll, Solanas o Ibarra.

También a ellos, cuando hoy se les pregunta, sabiendo que, en ningún caso, votarían por el oficialismo, responden manifestándose como indecisos.

Hay otros elementos, además, que consolidarán, sin lugar a dudas, la imagen negativa de don Néstor y sus cómplices.

La primera de ellas es la transitoria transmutación de Kirchner, el energúmeno, en el abuelito de Heidi. Estoy convencido que esa mera táctica de campaña, seguramente sugerida por el inefable Braga Menéndez, provoca la repulsa en los electores, hartos de disfraces.

La segunda es la acentuación –negada por el Gobierno- de los efectos propios e importados de la crisis, con su secuela de despidos masivos, que ya está llevando a los gremios a la confrontación, más allá de las pretensiones de Hugo Moyano.

La tercera, last but not least, es lo sucedido con Chávez en Venezuela, que dejó paralizada a doña Cristina, pese a que –supongo- había sido informada previamente, por el dictadorzuelo bolivariano, del manotazo que daría a las empresas argentinas.

Y ese hecho se agravó cuando, movido por la crisis que él mismo provocó en su país, Chávez se vio obligado a garantizar a Lula que no se metería con las firmas brasileñas que trabajan allí. El Tte. Coronel puede ser un loco o un mesiánico, pero no es idiota; una cosa es complicarle la vida a la Presidente, por mucho romance que haya entre ellos, y otra muy distinta es hacerlo con Lula que, a fuerza de sensatez, ha convertido a Brasil en “el patrón de la vereda” sudamericana.

Lo que ha hecho el "rojillo" en Venezuela, despilfarrando los multimillonarios ingresos (¡caramba, qué parecido a don Néstor!) provenientes de la exportación de su única materia prima, el petróleo, cuyo precio ha caído desde los US$ 140 a los US$ 60 el barril, en aras a la instalación de su figura y de su “filosofía” en América Latina, tiene como contrapartida la miseria a la que ha arrastrado a gran parte de la población (casualmente, la que lo vota –otro parecido, ¿no?-) y fracturado, por completo, a su sociedad (¡otro más!).

Pero, como dije varias veces, más que lo que suceda hasta las elecciones me preocupa qué pasará después, con un Kirchner enardecido, derrotado, con un panorama fiscal y económico muy complicado, y con un Congreso deslegitimado pero en funciones.

¿Cuáles serán sus límites para evitar ir preso? Mucho me temo que no los tendrá.

En su día, mi emocionado saludo al Ejército Argentino y a sus hombres.

Bs.As., 29 May 09
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lunes, 25 de mayo de 2009

Recta final complicadísima

Recta final complicadísima

Debo comenzar esta nota con un ¡viva la Patria!, pero hoy es, casi, un ruego.

Estamos ya a sólo 34 días del domingo en que, si Dios quiere, tendremos que concurrir a votar y, si es posible, quitarle al Congreso su calidad de mera escribanía del Gobierno.

Este tramo final se ha complicado mucho y, seguramente, lo seguirá haciendo hasta la meta.

Veamos cuáles son los elementos que constituyen el escenario actual, y en qué medida cada uno de ellos está enrareciendo el clima político.

La impugnación del consorcio UCR-Coalición Cívica a las candidaturas “testimoniales” tuvo su previsible final en primera instancia, de la mano del inefable Juez Blanco, a quien no le tembló la mano ni, menos, la cabeza a la hora de permitir esta burla a la ley y a la lógica.

Creo que la impugnación debía realizarse, como dije hace unos días, simplemente para dejar constancia de que no todos estamos de acuerdo en tolerar este mamarracho, pero también estoy convencido que hay que permitir que Kirchner se exponga a su ya cantada derrota, para evitar su futuro resurgimiento.

Ayer, ese mismo magistrado consideró que las candidaturas verdaderas de cuatro mujeres de las listas Pro-PJ disidente no habían acreditado que vivieran en la Provincia por el lapso mínimo que exige la norma pese a que, en el caso de don Néstor, había utilizado fórceps para dejarlo competir.

La probable revocación de lo decidido por la Cámara Nacional Electoral será otro huracán que complicará más este trecho que falta recorrer.

El descarado uso que hace don Néstor de los bienes públicos, y del aparato del Estado, para su campaña política no es más que otro factor complicante, que deberá ser juzgado –como tantas otras conductas suyas- una vez que se retrotraiga la nefasta modificación en la composición del Consejo de la Magistratura.

El distinguidísimo Ministro de Seguridad y Justicia, don Aníbal, dio una nueva prueba de su bajeza moral, al utilizar el cadáver de José Rucci para denostar a su hija Claudia. Ésta le respondió como correspondía anoche, en “Tres Poderes”, ordenándole silencio y acusándolo de “tomar café todos los días” con los asesinos de su padre, amén de saber cómo y cuándo se trasladaron las armas que permitieron ese crimen, aún impune por la sesgada memoria de quienes nos gobiernan y de quienes nos juzgan.

El vendaval que un programa pretendidamente cómico ha generado en la clase política en general y, sobre todo, las innumerables sospechas contradictorias acerca de la eventual compra de la voluntad de su conductor que circulan por la red, no hace más que reflejar el penoso hecho de una campaña sin propuestas, en la que sólo se manejan nombres.

La reciente visita del papagayo caribeño a los pagos de los Kirchner, explicada sólo por su deseo de comer cordero patagónico y mirar el glaciar, seguida inmediatamente por la expropiación de empresas argentinas en Venezuela, no hacen más que azuzar las sospechas que cunden acerca de lo non sanctas de las relaciones entre don Néstor y Chávez quién, con toda seguridad, debió avisar a sus anfitriones de su inminente zarpazo.

La falta de reacción y de explicación de los habitualmente locuaces miembros de la parejita imperial confirma esa realidad y los hace cómplices de estos hechos. Sólo la celebración del 25 de Mayo –por si acaso, siempre lejos de la Catedral Metropolitana- debe hacer impedido que, como es habitual cuando tienen problemas, ambos K se hayan refugiado en Calafate, encerrados a cal y canto.

La UIA y el resto de las asociaciones gremiales empresarias, y hasta la CGT de don Huguito, esta vez reaccionaron con inusual vehemencia, tal vez olfateando los vahos de podredumbre que ya exhalan don Néstor y su tiranía.

Los bancos, por su parte, están sumamente preocupados por el deterioro de las arcas fiscales, que podría llevar a don Néstor a quedarse con el enorme paquete constituido por los encajes, hoy en poder del Banco Central. Que esta posibilidad esté siendo estudiada seriamente por las cúpulas de las entidades financieras da cuenta de la magnitud de los dislates esperables en las conductas de los K.

Carlos Pagni, en un brillante artículo publicado en ‘La Nación’ del viernes pasado (
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1131417) puso en blanco y negro los peligros bolivarianas que acechan, rumores de armas y dinero negro incluidos, al “modelo” argentino.

El ataque al acto de celebración de la creación del Estado de Israel el domingo anterior, cometido por probados mantenidos del Gobierno, también contribuye a encapotar el cielo electoral, ya que la sociedad, en su conjunto, se resiste a tolerar más estas manifestaciones y estas actitudes, en especial después de lo sucedido con la Embajada y con la AMIA, hechos que costaron la vida de tantos argentinos y que tampoco han sido esclarecidos.

El surgimiento de Fernando Narváez, un casi homónimo de Francisco de Narvéz para competir por la candidatura a diputado nacional por la Provincia de Buenos Aires, más allá del daño que puede causar por la confusión de los votantes, no es más que otra payasada salida de las usinas kirchneristas, que hablan bien a las claras de la falta de respeto que el tirano siente por la democracia, explicitada por doña Cristina cuando calificó de “escollo” a las elecciones.

Que se hable tanto, y con tanto detalle, de fraude en estos días da cuenta de la preocupante verosimilitud de esa posibilidad, azuzada por las patéticas maniobras del Gobierno en todos los frentes.

Esta desordenada lista de elementos que componen el decorado del inminente escenario electoral no es, ni lo pretende ser, taxativa; muchos otros existen, y más saldrán de la galera de don K hasta entonces.

Bs.As., 25 May 09
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lunes, 18 de mayo de 2009

¿Por qué no preguntan?

¿Por qué no preguntan?

Hace varios días, un respetadísimo amigo me llamó para sugerirme la creación de un sitio en Internet para reunir las “preguntas que faltaron” en reportajes a los políticos. La idea era que fuera interactivo, es decir, que los lectores incluyeran sus propios temas pendientes.

Me falta tiempo para hacerlo, pese a que creo que es una excelente idea. Es más, a mí mismo, que soy un consumidor compulsivo de programas políticos, se me ocurrieron varias de esas preguntas faltantes.

Ejemplo 1: en casi todos los programas de televisión, entrevistan y cuestionan a Francisco de Narváez por tres llamados que, aparentemente, habría realizado un traficante de efedrina, muy recientemente sindicado como tal, al celular de un empleado suyo, hace tres años.

Lo mismo sucede -¡qué país curioso!- cuando entrevistan a Faggionato Márquez, el Juez federal que tiene a su cargo la investigación del caso de la efedrina. El magistrado no hesita antes de decir públicamente que De Narváez “no va a zafar” tan fácilmente, pese a haberlo citado tan sólo como testigo.

Sin embargo, no he visto a ningún periodista o analista político preguntar, a ese mismo juez, que tan diligentemente parece estar actuando frente a un candidato opositor, cómo está progresando la investigación acerca de la financiación de esos mismos traficantes de drogas a la campaña de doña Cristina, hecho que, a diferencia de las llamadas, se encuentra plenamente probado.

Ejemplo 2: en campaña, todos los candidatos corren verdaderos maratones para estar presentes en todos los programas de televisión y radio posibles. A tal punto que, los domingos, nadie se explica cómo hacen para terminar una entrevista en Canal 26 y, cinco minutos después, estar en Canal 2.

En esos casos, espadas oficialistas tan emblemáticas como Massa, Depetri y hasta Alberto Fernández (el hijo pródigo) realizan enormes esfuerzos para convencer a los televidentes-electores acerca de la necesidad de profundizar el “modelo de acumulación con inclusión”.

Por supuesto, en medio de esta crisis, local y luego internacional, que ha desatado inflación, pobreza e indigencia, y genera despidos masivos y encubiertos, resultan más patéticos los dirigentes sindicales y sociales, que se ven obligados a defender lo indefendible, pese al costo que ello implica para sus representados.

Sin embargo, no he visto a ningún periodista o analista político preguntar a esos informales voceros del Gobierno cómo piensan que éste garantizará, en el futuro, el cobro de las jubilaciones, ya que los préstamos o aportes de la ANSES se hacen a tasas muy negativas, respecto a la inflación real.

Tampoco he visto que inquieran, en este momento en que el Gobierno ya no sabe qué caja manotear para hacerse de fondos, acerca del destino de los dólares de Santa Cruz, que Kirchner se llevó del país hace nada menos que 16 años y sobre los cuales nadie ha dado verdaderas explicaciones.

Ejemplo 3: Como dije, Massa, con certeza el ministro más presentable de este Gobierno, concurre a una gran cantidad de programas, donde habla de veredas, calles, cloacas, etc., como buen intendente que es.

También defiende la continuidad de este “modelo” y habla de generación de empleo, de redistribución de riqueza y, en general, de todos los tópicos habituales del discurso oficialista.

He visto que se le pregunta, reiteradamente, por los efectos de “El Gran Cuñado” y la influencia del humor político sobre la realidad.

Sin embargo, no he visto a ningún periodista o analista político preguntar a este encantador joven cuál es la razón, si el “modelo” no hacía agua ya desde fines de 2006, muchísimo antes de la crisis internacional, por qué Kirchner mandó entonces a intervenir y destruir el Indec, falseando todos los datos, en especial los de pobreza e indigencia y, consecuentemente, impidiendo asistir a esos sectores caídos de su “modelo”.

Tampoco he visto que confronten su discurso productivista y optimista con el brutal derrumbe que el Gobierno ha impuesto voluntariamente al interior, no sólo al campo, provocando con ello una caída sustancial en las exportaciones y que obligará a importar, el año próximo, trigo y carne.

Lo mismo ocurre cuando se omite inquirir acerca de la razón que evita a los empresarios del juego y a los beneficiarios de rentas financieras pagar verdaderos impuestos.

O cuál fue el verdadero motivo para que, invocando la necesidad de una búsqueda de consensos, doña Cristina vetara la Ley de Protección a los Glaciares, unánimemente sancionada por el Congreso.

Ejemplo 4: se invita a los gerentes del oficialismo en el Poder Legislativo –léase, Picheto y Rossi- a programas de todo tipo; sin embargo, no se les pregunta por qué, en el tema de los glaciares, los bloques oficialistas que, como digo, votaron esa ley, no insistieron –un resorte constitucional- para que la misma fuera promulgada.

Tampoco he visto que se le pregunte al primero de ellos sobre el papelón que su obediencia debida a Olivos lo hizo hacer en el tema de la declaración de emergencia sanitaria por el dengue, cuando la votación fue postergada, según él por breve lapso, pese a que tenía dictamen favorable de la comisión respectiva, en la cual el oficialismo tiene mayoría. De más está decir que ese “breve lapso” aún no ha terminado.

Ejemplo 5: no he visto, ni oído, que se pregunte a ningún funcionario acerca de las manifestaciones del inefable Hugo Chávez acerca del necesario camino a la revolución socialista, tan aplaudidas por doña Cristina en la Casa de Gobierno, incluidas aquellas vinculadas a las restricciones a la libertad de prensa.

Ejemplo 6: se invita a todo tipo de ciudadanos y funcionarios a hablar de la morosidad y de la lenidad de la Justicia, y todos por igual reclaman mayor celeridad a los jueces; un buen ejemplo en la materia es la Diputada Diana Conti que, con su estilo confrontativo de perdonavidas, se pasea a su aire por cuanto programa puede, convocada por ser la garante de la “pax judiciales” para los Kirchner y sus cómplices.

Sin embargo, nunca oí que se le preguntara respecto a esos mismos vicios de la Justicia cuando se producen en las causas por corrupción de los miembros de este Gobierno, incluyendo a don Néstor, don De Vido o don Jaime. Todos ellos arrastran pesadas denuncias en su contra y, pese a ello, los expedientes duermen el sueño de los justos en los cajones de Comodoro Py.

Tan pronto disponga de un minuto, pondré en marcha el portal sugerido, pues las “preguntas que faltaron” son muchas, y no sólo a los voceros del Gobierno.

En materia de periodismo escrito, radial o televisivo, el apotegma que dice que cada medio responde a la línea editorial del dueño de la emisora o del diario, o al interés de éste, es verdadero, pero no puede ser de otro modo.

Eso puede explicar la complacencia de Telefé o de Radio 10 con Kirchner, pero no puede hacerlo con todos los periodistas y con todos los medios, que han dejado tantas preguntas sin formular. Y la “buena educación”, que exigiría no incomodar a un invitado, no resulta aplicable al caso.

Es cierto que hoy disponemos de Internet, un lugar en el que se pueden expresar todas las opiniones, puesto que la creación de un portal o un blog no requiere de inversión alguna, y donde la libertad puede ser ejercida casi sin cortapisas.

Pero creo que tenemos que ser más exigentes con el periodismo, en todas sus vertientes y variantes, y obligarlo a obtener las respuestas que la ciudadanía demanda. De eso se trata la democracia.

Bs.As., 18 May 09
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viernes, 15 de mayo de 2009

A imaginar escenarios

A imaginar escenarios

Me parece oportuno que comencemos, todos, a pensar en los escenarios políticos y económicos que podrían presentarse antes y después del 28 de junio, una verdadera “dead line” imaginada por la mente enfebrecida del inefable don Néstor.

Creo que no estoy descubriendo la pólvora al afirmar que el país está parado por completo, y que seguirá así, al menos hasta la elecciones.

La razón más importante para que ello ocurra fue la famosa apelación kirchnerista: “yo o el caos”. ¿Alguien, en su sano juicio, invertiría o contrataría obras o personal en un país donde su primera figura política anuncia la posibilidad de una hecatombe y le pone fecha?

Cierto es que las consecuencias del descalabro que ha producido la parejita gobernante en la economía argentina y en sus relaciones con el mundo sólo están poniéndose en evidencia ahora, pese a que vienen de larga data, obviamente sumadas hoy a la crisis internacional. Esos efectos se traducirán –en realidad, ya lo están haciendo- en una inflación descontrolada, en un incremento en la fuga de capitales (desde el 1° enero, US$ 7.000 millones), en un marcado deterioro en nuestra producción y en las exportaciones de todo tipo, en un crecimiento sostenido de la inseguridad, etc.

Todo ese negro panorama se extenderá, a despecho de los deseos de don Néstor y doña Cristina, más allá de la fecha fatídica, y se irá complicando aún más en el segundo semestre de este año.

Las exhaustas arcas del Estado no permitirán continuar subsidiando tarifas y empresas (baste recordar que, según Juan Carlos de Pablo, entre muchos otros, la recaudación ha crecido este año –descontados los fondos confiscados a las AFJP’s- sólo 5,9% nominal, con un 19% de inflación) y ello obligará a un más rápido sinceramiento de los costos y precios, y en la imposibilidad de crear un verdadero seguro de desempleo que hubiera podido servir de contención social para aquellos que se verán afectados por los despidos masivos.

Tenemos definido, entonces, el marco económico-fiscal en el que debemos imaginar los escenarios políticos posibles, pre y post elecciones.

Existe la versión –en lo que a mí respecta, la descarto- que dice que el Gobierno, disfrazando la decisión detrás de una sentencia judicial que haga lugar a alguno de los planteos ya realizados, decidirá dejar sin efecto, a último momento, el adelantamiento de la fecha electoral. Y digo que no lo creo probable porque, como todos, don Néstor tiene la más absoluta certeza de que el marco económico seguirá deteriorándose hasta octubre, derivando en una paliza monumental para los candidatos oficialistas.

Creo, por el contrario, que las elecciones se celebrarán en la fecha hoy marcada y que, hasta entonces, veremos operaciones políticas de desprestigio verdaderamente inéditas. Don Néstor es capaz de eso, y de mucho más, y su imaginación no deja de sorprenderme a diario.

Otro elemento de color, ya repetido hasta el infinito por todos los académicos y analistas, consiste en que los candidatos verdaderos, los no “testimoniales”, que resulten elegidos dentro de cuarenta y cinco días sólo asumirán sus cargos el 10 de diciembre, y comenzarán a ejercerlos, si el Gobierno pierde las mayorías parlamentarias, el 1° de marzo, ya que no serán convocados a extraordinarias.

Imaginemos, entonces, los resultados electorales y sus consecuencias en el futuro político inmediato. Hagamos ese ejercicio midiendo tales resultados en cantidad de legisladores que podrían obtener el Gobierno y la oposición, por muy desarticulada que ella esté.

La primera posibilidad, altamente improbable, es que el Gobierno gane por un amplio porcentaje en la Provincia de Buenos Aires y en algún gran distrito, permitiéndole conservar las mayorías parlamentarias de las que hoy dispone.

El segundo escenario posible, altamente probable, es que el Gobierno gane por muy escasa diferencia de votos en la Provincia, pero pierda las mayorías antedichas; en este caso, obviamente, don Néstor se encaramará a los titulares del 29 con un discurso triunfalista y agresivo, pero la realidad es que quedará muy debilitado.

La tercera posibilidad, menos probable, es que el Gobierno concite una repulsa popular muy fuerte, y pierda –aunque fuera por poco- en el distrito al que ha calificado como “la madre de todas las batallas”, amén de las grandes ciudades y las provincias más importantes.

Analicemos, ahora, cómo sería la realidad en esos tres escenarios posibles.

En el primero, con el Gobierno triunfante y enfervorizado, la intervención del Estado en la economía y en las empresas privadas se aceleraría a velocidad de colisión, al mejor estilo de la “revolución bolivariana” que lleva adelante don Hugo. Pese a la polarización que eso produciría, como sucede en Venezuela, la oposición derrotada sería incapaz de reaccionar eficientemente, salvo que se produjera una conmoción social importante.

Gracias a Dios, y pese a que lo adoraría, no le resultará fácil a Kirchner emular a Chávez, básicamente porque éste tiene al Ejército a sus espaldas y, si la situación se repitiera aquí, la actitud de los oficiales sería muy peligrosa para su salud.

Como ya dije, esa primera variante –un gran triunfo del Gobierno- me parece altamente improbable; vayamos, pues, a las otras dos, es decir, a aquéllos en los cuales no dispondría de las mayorías en el Congreso.

En primer término, debo decir que estoy convencido que, cuando dijo “el caos o yo”, estaba avisando que, si perdía, él mismo generaría el caos, apoyado en las hordas “moyanistas”, “baronistas” y “d’elíistas” y similares. Incluyo ahora, entre esos apoyos, a los caudillos del Conurbano y al camionero porque pienso que, después del 28 de junio, quienes hayan figurado como candidatos “testimoniales” o atado su suerte a la de don Néstor se habrán enterrado con él, contradiciendo una viejísima norma peronista.

Más allá del marketing que, con certeza, realizará Kirchner para imponerse en los titulares del día siguiente, una victoria en el segundo cordón del conurbano que le permitiera exhibir un magro triunfo en las elecciones, lo dejaría inerme y debilitado. Sin armas, porque pretender gobernar a la Argentina apoyado sólo en ese distrito, por muy populoso que éste sea, resultaría imposible; débil, porque los gobernadores justicialistas le empezarían a marcar, a trompadas, la cancha.

Peor le resultaría la segunda variante, esto es, la pérdida neta –aún por pocos puntos- frente a la oposición.

En ambos casos –mini victoria o mini derrota, las dos imponiendo un Legislativo diferente pero fuera, por largo rato, del edificio- Kirchner dispondría, hasta diciembre, de un Congreso adicto. La pregunta del millón (nunca mejor usada esta frase) es qué van a hacer los diputados y senadores cuyos mandatos vencerán y no habrán sido renovados.

Las obvias respuestas factibles son: a) saltarían el cerco oficialista y tratarían de asegurar su futuro negociando con el justicialismo opositor; o b) venderían su voto por dinero al Gobierno, para sancionar cualquier dislate que éste propusiera, y obtener así un colchón para los años que deberán estar en el llano. Como soy muy escéptico, creo que, en general, se impondrá la segunda.

Pero, frente a una oposición triunfante y a una ciudadanía que habrá dicho “basta”, ¿qué sucedería si el Congreso comienza a sacar leyes impopulares? ¿serían toleradas pacíficamente? Creo que no.

Y entonces, y hasta el 1° de marzo, la inefable pareja debería intentar gobernar a golpes de decretos de necesidad y urgencia. ¿Esto sí sería tolerado? Tampoco lo creo.

Pero Kirchner sabría, a partir del 29 de junio que, más pronto que tarde, perderá los “superpoderes”, perderá la caja concentrada, perderá el manejo del Consejo de la Magistratura, perderá la alquilada lealtad de los caudillos justicialistas y piqueteros y, en última instancia, perderá la libertad y la fortuna, al menos la parte de ésta que se encuentre en el país.

En conclusión, creo que, de la mano e impulsados por don Néstor y doña Cristina, en cualquier escenario nos esperan meses muy complicados, durante los cuales no descarto opción alguna, incluidas la violencia y la conmoción social.

No tengamos dudas: ¡Néstor lo hizo!

Bs.As., 15 May 09
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viernes, 8 de mayo de 2009

D'Elía, su confesión y su amenaza

D’Elía, su confesión y su amenaza

El inefable don Luis nos tiene acostumbrados a su violencia, a sus exabruptos y, sobre todo, a la impunidad con la que se ha movido, protegido por el abrigado paraguas del poder kirchnerista, durante todos estos años. Ha cortado rutas y caminos, ha tomado comisarías, ha invadido campos y cortado candados y alambrados, ha golpeado patoterilmente a ciudadanos pacíficos y una interminable lista de etcéteras.

Tuvo, hace unos meses, un memorable encuentro radiofónico con Fernando Peña, durante el cual informó, urbis et orbi, de su odio a los blancos, metiéndolos en la bolsa general de la “p… oligarquía”.

Ayer, sin ir más lejos, organizó una marcha de sus “pobres” para presionar, como lo hizo Moyano hace una semana, al debilitado don Néstor para obtener puestos en las listas, cargos ministeriales y, sobre todo, dinero. Ignoro, a las 20:00 horas del día previo al cierre de las listas, si ha tenido éxito o no con su original, pero reiterada, forma de peticionar.

Sin embargo, pude observar, por televisión, el momento en que su columna se preparaba a marchar, desde Liniers hasta la Plaza de Mayo. Al ser interrogado por los periodistas, pronunció las palabras que motivan esta nota: “No vamos a aceptar a Cobos como Presidente”.

Esa sintomática frase contiene dos mensajes clave. El primero, es su adicción a los dichos de Pérsico, cuando dijo: “Si perdemos, nos vamos”.

Porque, obviamente, para que Cobos asuma, doña Cristina debiera renunciar. Es decir, D’Elía confirmó, en un acto presuntamente fallido, cuáles son las intenciones de los Kirchner.

Eso confirmaría una versión muy extendida acerca de esa misma posibilidad, en ocasión de la derrota de la Resolución 125 en el Senado.

Pero el segundo mensaje contiene una clara amenaza, coherente con los planes que atribuyo al propio Kirchner: cuando los derrotemos, haciéndolos perder las mayorías legislativas, generarán el caos, incendiando a Roma.

Creo, firmemente, que no hay otro análisis posible sobre los dichos de D’Elía quién, pese a que venía criticando a don Néstor por no llamarlo para armar las listas electorales, se reunión con Icazuriaga y Randazzo, el día anterior a su marcha, en la sede de la SIDE.

Obviamente, para tranzar y recibir instrucciones, ya que su encendido discurso anti-K de los primeros días, fue modificado en forma sustancial ayer, cuando dijo que su apoyo al Gobierno no dependía de las concesiones y prebendas que recibiera.

La sociedad argentina, por acción de don Néstor y de su vocera, cada vez se crispa más, y cada día se torna más violenta.

D’Elía es el abanderado de esa violencia, y sus huestes han sido, según firmes versiones, armadas, entrenadas y financiadas por el multicolor dictador venezolano y por el energúmeno iraní.

Nos informó, ayer, qué intentará que suceda en Argentina cuando sus socios, los jefes de su banda de delincuentes, pierdan su poder frente a un pueblo que se ha puesto de pie.

Por eso, el 28 de junio todos deberemos luchar desde cada cargo, sea como autoridad de mesa, sea como fiscal, para terminar, definitivamente, con el nuevo terror que quiere imponerse en Argentina.

Porque, si no podemos derrotarlos, don Néstor se convertirá en una versión más perversa de Chávez en el sur, al que nunca más podremos desalojar, pacíficamente, del poder.

Bs.As., 8 May 09
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miércoles, 6 de mayo de 2009

Una canallada más

Una canallada más

He sido fuerte crítico de Néstor Kirchner desde el año 2004 pero, si alguien quiere tomarse el aburrido trabajo de leer las notas que se encuentran en mi blog (www.egavogadro.blogspot.com, no encontrará una sola que se vincule a la actividad cotidiana del matrimonio o a episodios de su vida personal. Básicamente, es un terreno en el cual nunca he querido entrar, por parecerme deleznable.

Sin embargo, el programa que conduce diariamente Jorge Lanata por Canal 26, “Después de todo”, en sus emisiones del viernes 1° y del martes 5, me han causado tal indignación que no puedo dejar de expresar lo que siento, pese a que ello implique violar esa norma autoimpuesta.

El primero de los programas mencionados se refirió, con bastante precisión, a los bienes que los Kirchner tienen declarados ante la AFIP en Argentina, con un informe acerca de cómo los obtuvieron.

El apoderamiento de los bienes públicos por la pareja imperial y sus cómplices, que ya es harto conocido, pero que alcanza su pico más importante –obviamente no en monto, pero sí en la forma- es la cesión, en Calafate y a un precio irrisorio, de tierras fiscales, rápidamente revendidas a terceros con siderales beneficios, sumada a la investigación del hecho por una fiscal que, además de ser sobrina de los Kirchner, es una de las beneficiarias directas del latrocinio.

Pero ello condice con otra prueba de la impunidad con la que se mueven: ni siquiera la declaración impositiva, es decir, el patrimonio “blanco”, cierra.

La pareja formada por Alí Babá y su vocera nos han acostumbrado, desde los lejanos días de la privatización de YPF, a verlos transformar, por arte de magia y, sobre todo, de parlamentos genuflexos –y, por qué no decirlo, partícipes necesarios- dineros públicos en privados, ocultando sus movimientos, sus pérdidas o ganancias y su destino.

Pero, desde que trasladaron su domicilio desde Santa Cruz al país todo, han mejorado enormemente su capacidad de apropiación, y de ello pueden dar prueba cabal muchísimas empresas que han debido ceder parte de su capital social a los integrantes de la banda delincuo-presidencial, y muchas que hoy, en razón de la confiscación de los ahorros privados que se encontraban en manos de las AFJP’s, ven parte de sus paquetes accionarios en manos de don Néstor, de don Julio y de sus testaferros.

A través de las obras públicas, de las licitaciones amañadas y de los enormes sobreprecios facturados, sus prestanombres se han enriquecido con una velocidad de la que Argentina no tiene memoria, y los “gordos” sindicales y los funcionarios han pasado a integrar lo que ellos califican como “oligarquía vacuna”, ya que ese arte de magia, al que hice referencia más arriba, les ha permitido hacerse con campos de productores empobrecidos por su insana política agropecuaria.

Que, según Alberto Robredo (“El gran pulpo y sus designios contra el campo”, en
http://www.elojodigital.com/politica/2009/05/02/1617.html) no es insana sino absolutamente premeditada para quedarse con todo. Pese a que escuché hace tiempo a Lilita Carrió decir lo mismo, sólo ahora, con el paso del tiempo, la ficha explicada por Robredo cayó en su lugar.

Todo ello, espero, terminará por llevar a la cárcel a don Néstor, a doña Cristina, a De Vido, a Jaime, a Randazzo, a Moyano y a muchos otros.

Pero la canallada a la que se refiere el título de esta nota es otra, bien menor por cierto, pero no por ello menos indignante.

En ese segundo programa, Jorge Lanata y una periodista de Crítica de la Argentina, cuyo nombre inmerecidamente he olvidado, dedicaron cuarenta y cinco minutos a contar a la audiencia, con todo detalle, los gastos en que doña Cristina, primero como candidata y luego como Presidente, nos ha generado en sus viajes.

Argentina, mal que pueda pesar a nuestro orgullo, se ha transformado en un país pobre, y en absoluta decadencia.

Cuatro, de cada diez argentinos, se encuentra bajo la línea de pobreza; tenemos un índice creciente de mortalidad infantil; una enfermedad erradicada hace años, el dengue, ha vuelto por falta de salud y de higiene; seis de cada diez argentinos carece de servicios sanitarios elementales, como agua potable o cloacas; cada vez más habitantes de nuestro suelo carecen de vivienda; mueren chicos por desnutrición todos los días; en el NOA y en el NEA hay hambre real; etc.; etc.; etc..

Y ni hablar de nuestra imagen frente al exterior, la de un país que no solamente no honra sus compromisos sino cuyo Estado viola todos los contratos y sus gobernantes trapichean valijas voladoras, armas y drogas.

Frente a ese tan triste cuadro, Lanata y su colaboradora desplegaron la infame panoplia de los gastos desmedidos de doña Cristina.

Creo que su muy criticada manía por las compras de alta gama podría justificarse diciendo que ese derroche corre por su cuenta, al menos hasta que su patrimonio se investigue realmente.

Pero escuchar que don Néstor y, muy especialmente, su vocera nos convierten en un país del África subsahariana -¿recuerdan a Idi Amin Dadá?- cuyos dignatarios se permiten despilfarros tales como dejar propinas de US$ 8.000, pagar suites de US$ 3.500, alquilar vans de US$ 1.000 diarios, o alquilar aviones que cuestan US$ 4.000 por hora de vuelo, es un infame cachetazo a los habitantes más pobres de nuestro país.

Los tan remanidos aumentos a los jubilados, que don Néstor nos refriega diariamente en sus discursos de campaña, han llevado su haber mensual a menos de US$ 200. Es decir, con lo que Kris dejó de propinas en tres días, comen en Argentina 40 jubilados un mes.

No recuerdo los innumerables detalles brindados por los periodistas en el programa, pero quedaron fijadas en mi escasa memoria dos hitos memorables: el primero, que uno de los viajes presidenciales, a un país de América del Sur y de tres días de duración, nos costó US$ 300.000. ¿Sabrá doña Cristina que esa suma equivale a 2.000 planes sociales?

Y el segundo, más indignante aún, que mientras nuestra elegante mandataria se aloja en hoteles de cinco estrellas y en las suites más caras disponibles, la señora Bachelet, Presidente de Chile, un país en serio –pero de verdad-, lo hace en los de cuatro, y que su escasa comitiva tiene habitaciones iguales a la de ella, amén de viajar todos en aviones de su propia Fuerza Aérea.

Sólo la ignorancia, que es fruto de la pobreza más abyecta, a la que son sometidos diariamente los habitantes del Conurbano profundo, puede justificar que estos canallas busquen allí su mayor caudal de votos.

Por eso, compatriotas, el 28 de junio reventemos las urnas de votos opositores, controlemos que no hagan fraude y que no nos roben esos votos, que ya llegará el momento de enjuiciarlos -con las armas que la Constitución pone en nuestras manos-, y meterlos para siempre presos, cuando podamos probar su culpabilidad.

Y con esos votos recuperemos la República, terminando para siempre con la delegación al Ejecutivo de facultades legislativas y con la manipulación de los organismos de control y, sobre todo, restableciendo la Justicia independiente, sin la cual nada es posible.

Otra vez, ¡Dios me oiga!

Bs.As., 6 May 09

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sábado, 2 de mayo de 2009

Cuidar a Cobos

Cuidar a Cobos

Son conocidas las especulaciones de todo tipo que giran alrededor del “día después”, esto es, acerca de qué podrá suceder a partir del resultado de las elecciones del 28 de junio.

Mucho se ha escrito sobre el tema, por lo cual sólo me referiré al escenario que, creo, será el que efectivamente tengamos delante los argentinos esa noche de domingo, cuando nos enteraremos, de forma oficial, que los Kirchner han perdido su plebiscito y, con él, sus mayorías gemelas en el Congreso.

Más temprano que tarde, y pasado el –espero- breve caos en el que, como nos ha avisado la semana pasada, nos sumergirá don Néstor al mejor estilo de Hitler en el Berlín sitiado, la pareja de tiranos se irá al exilio o a la cárcel. No porque sean destituidos, sino porque serán incapaces de gobernar en minoría, lo cual requiere de amplitud de miras y de cintura política.

Y quedará, en el puente de mando, el Ing. Julio César Cleto Cobos, por imperio constitucional.

Cobos deberá enfrentar, a partir de entonces, las consecuencias de las crisis, una propia y otra proveniente del exterior, que don Néstor y doña Cristina nos habrán dejado, ambas por su impericia, por su corrupción y por su malévola y suicida obstinación.

La historia reciente nos dice, muy a las claras, que cuando el peronismo no es gobierno, complica mucho la vida a quienes ejercen el Poder Ejecutivo; de eso no solamente podrían dar cuenta Alfonsín y De la Rúa sino, también, muchos gobernadores e intendentes de otros partidos.

Cierto que no todas las dificultades por las que atravesaron esas dos presidencias pueden atribuirse a la oposición, ya que tenían graves defectos propios, pero no lo es menos que la –muchas veces, cerril- postura de sus adversarios impidió, frecuentemente, la puesta en marcha de políticas positivas.

Sin embargo, esta vez deberá ser distinto. Y lo será.

La enorme vocación de poder del peronismo se subordinará, entonces, a la realidad, y el instinto de supervivencia de sus caciques los llevarán a respaldar a Cobos, para que sea éste quien pague, frente a la población, los platos rotos, que serán muchos.

Basta ver qué sucedió ayer, en ocasión de los “festejos” del 1° de Mayo, en todo mundo, desde Chile, a Holanda, a Italia, a Francia, a Alemania, a Grecia y a Rusia.

En ese escenario, por cierto, inevitable hoy, ningún peronista intentará hacerse con el poder, ya que éste será incapaz de frenar los efectos de lo que viene. Y aún está muy fresco el recuerdo de la tarde siniestra en Kosteki y Santillán fueron asesinados, eyectando a Duhalde de la Presidencia.

He tenido la oportunidad de conversar con Cobos, y lo considero un hombre sensato, en un país cuya clase dirigente carece, en general, de esa virtud. Y sé de su preocupación primaria –que comparto- por la educación, que lo llevó, en sus épocas de Gobernador de Mendoza, a crear un proyecto de inclusión social y de formación profesional sumamente exitoso.

Esa sensatez lo llevará, no tengo la menor duda, a demostrar su capacidad de diálogo y a conformar un gabinete de expertos de todas las tendencias políticas, para intentar, al menos, suavizar los efectos de la crisis.

Todo esto es lo que me lleva a ser optimista en el mediano plazo. Porque, creo, esta vez el prestigio de quienes tengan vocación electoral deberá ser buscado en la exitosa participación en ese proyecto compartido, y en ese ejercicio conjunto de la función pública.

El mundo entró en la crisis con hambre, y saldrá de ella con el mismo hambre o más. Argentina tiene, entonces, la posibilidad de recuperar para sí la posición que la llevó, durante la Segunda Guerra Mundial, a una acumulación inédita de reservas.

Obviamente, no estoy hablando, ni quiero eso, de retraer a nuestro país a la condición de “granero del mundo”, vendiendo sólo materias primas, como fue en aquella época. Pero sí en un exportador moderno de alimentos, frescos e industrializados, cuyas divisas servirán, a su vez, para financiar la reconversión de la industria argentina, para permitirle competir, por calidad, en los mercados mundiales de alta gama.

Pero, para que todo eso ocurra, tenemos que cuidar todos a Cobos. Tanto para evitar cualquier maniobra de don Néstor –que ha demostrado carecer totalmente de escrúpulos y no detenerse ante nada- cuanto después que la hecatombe ya anunciada por Kirchner y su vocera se produzca.

Bs.As., 2 May 09

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