miércoles, 29 de julio de 2009

Abatir al Tirano

Abatir al Tirano

“Los cortesanos de todas las épocas experimentan una grande e imperiosa necesidad: hablar para no decir nada”
Stendhal


Viendo lo que está sucediendo en Argentina, y la desesperación que anida en los corazones de todos los ciudadanos, me he puesto a pensar en las razones y en las circunstancias que nos han traído hasta aquí.

Lo que pasó a partir de marzo de 2008, con la rebelión del campo ante la expoliación decretada por don Néstor e instrumentada por su mandataria, doña Cristina, no fue más que la frutilla del postre de una conducta reiterada desde los ya lejanos días de 2004, cuando Kirchner nos mostró –y nos negamos cerrilmente a ver- cuál era el destino que pensaba imponer a nuestro país.

Desde mi punto de vista, la descarada actitud de rechazar cualquier negociación con las empresas privatizadas, y aplicarles el congelamiento de las tarifas, condujo a que Argentina perdiera reservas de gas y de petróleo todos los años, a que cada vez se estreche más el margen de seguridad de los suministros esenciales y a que hoy, forzado por la estrechez de la caja y la imposibilidad de continuar pagando los demenciales subsidios, el Estado haya debido permitir el tarifazo –aún insuficiente, aviso- que golpea los bolsillos de las clases medias y bajas.

Un ejemplo, agravado, de la actitud de este Gobierno frente a las empresas privadas fue el cerco a los dueños de Aerolíneas Argentinas, empresa a la cual se agredió con la complicidad de los gremios amigos de Jaime y su entorno, que paralizaron los servicios, mientras se le congelaban los precios de los pasajes, aún en medio de una suba desmesurada de los precios del petróleo que, en otras latitudes, llevó por sí sola a la quiebra de muchas compañías aéreas.

Es cierto que, a la vez, ese andamiaje le permitió a don Néstor obtener, a través de testaferros, posiciones importantes en el capital accionario de dichas empresas, pero es otra historia, que será juzgada en otros ámbitos mejor preparados que esta tribuna.

El siguiente paso, en una actitud que entonces califiqué de inexplicable, fue la prohibición de exportar carne. Y me refiero a carne de todo tipo, no solamente aquélla que se vincula a la “mesa de los argentinos”. Cabe señalar dos cosas al respecto: a) la carne que se exporta no es la que se consume, popularmente, en el país; y b) el disparate de la prohibición implicó la pérdida de cincuenta y seis mercados nacionales para nuestras carnes, que había costado mucho esfuerzo, mucho tiempo y mucho dinero abrir.

Tal como dije en su momento, no por ser más perspicaz sino porque era absolutamente obvio, la prohibición significó que se redujeran brutalmente los stocks ganaderos argentinos, lo cual nos enfrenta a la probabilidad cierta de tener que importarla, a precios internacionales, a partir del año próximo. Por supuesto, los otros efectos colaterales de esa demencial medida fue, por un lado, la pérdida de puestos de trabajo en el campo y, por el otro, la “sojización” de la zona ganadera.

Esos graves episodios fueron sólo una muestra de la parafernalia de disparates que don Néstor propinó a la sociedad argentina, a los cuales se sumó la destrucción de nuestras incipientes instituciones, la manipulación del Consejo de la Magistratura, el aniquilamiento del Indec, el ilimitado avance del Poder Ejecutivo sobre el Legislativo y el Judicial, la jibarización de los partidos políticos, la famosa “transversalidad” y el creciente aislamiento de nuestro país del concierto mundial.

Como todos sabemos, Jaime y De Vido no empezaron ayer ni la sumisión a Chávez es un tema reciente, como tampoco lo son la sobrefacturación de las obras públicas, la corrupción y el latrocino, la épica lucha contra las Fuerzas Armadas y contra la Iglesia, ni el espurio y nunca explicado manejo de los fondos de Santa Cruz.

Pese a todo ello, el “órgano más sensible del cuerpo humano” no impidió que don Néstor, mediante una interna que arrojó un resultado unánime, designara como candidata presidencial a Chirolita, ni que ésta ganara las elecciones con el 43% de los votos.

Después llegaron Antonini Wilson y sus valijas, el derroche y la impúdica exhibición de sus mal habidas riquezas, el sostenimiento de los funcionarios más sospechados y más destructivos, y miles de etcéteras.

También llegaron el voto “no positivo”, la enconada destrucción de nuestro interior, la persistente falsificación de nuestras estadísticas y de nuestra historia y, finalmente, la fenomenal derrota del 28 de junio.

Pero debemos ser sinceros: a pesar de los golpes y de las deserciones Kirchner sigue mandando.

La comparación con la fiera herida no puede ser más obvia.

Y en el ejercicio de ese mando, enfurecido por los golpes recibidos, continúa determinado a destruir el país. A llevarse, en su caída, lo poco o mucho que queda en pie.

Para ello, inventa escenarios y decorados para un diálogo inconducente, obligando a las comparsas a seguir el ritmo que marca desde Olivos, y desgastando a una oposición que pelea entre sí y que tampoco quiere hacerse cargo del futuro argentino.

Porque hoy, después de las elecciones, la oposición es tan responsable como el Gobierno, pero nadie parece entenderlo.

Muy seriamente, sus miembros concurren a la Casa de Gobierno, se saludan en forma cordial con aquellos de quienes han recibido los improperios más soeces, sonríen para las cámaras y dialogan.

Dialogan sobre un futuro rarísimo. Dialogan sobre mecanismos que, como lo ha demostrado hasta el cansancio, el Gobierno ignorará tan pronto pueda, si es que, en algún momento, son puestos en práctica. En resumen, dialogan sobre el sexo de los ángeles.

Mientras tanto, Argentina se muere cada día un poco más.

Los chicos se mueren de hambre en Salta y en el Chaco, los enfermos no tienen quién los atienda en el Conurbano, los hospitales carecen de lo más elemental, los diputados siguen sin reunirse, los jueces hacen como si existieran, la gripe A sigue avanzando, crece el dengue, se cierran los tambos, la industria sigue paralizada por la falta de insumos importados, las inversiones indispensables no llegan, no se siembra maíz ni trigo, el comercio cierra sus puertas, las calles quedan vacías, la droga campea a sus anchas, la inseguridad ya nos impide pensar racionalmente …

¿Cómo puede ser que cuarenta millones de argentinos sigamos mirando, impertérritos, como un solo hombre produce tanto daño? ¿Cómo lo toleramos?

Tenemos que recordar que Kirchner, hoy, no es más que un diputado electo que, ni siquiera, sabemos si asumirá su cargo o se transformará en un “testimonial” más.

Leopoldo Lugones dijo: “Y se dado el elocuente caso de un cadáver imponiendo silencio a la historia oficial de un pueblo”. Y Kirchner debería ser, políticamente hablando, un cadáver.

Entonces, ¿por qué le seguimos teniendo miedo? ¿Por qué los jueces, de una maldita vez, no lo procesan y lo mandan a la cárcel? ¿Por qué la ciudadanía no lo exige? ¿Por qué el Parlamento no hace nada?

La oposición –o, mejor, la suma de opositores- debe tomar ya las riendas. Debe modificar hoy mismo el Consejo de la Magistratura, liberar a los jueces de ese yugo virtual y juzgar a aquellos magistrados que han incumplido con sus deberes y mirado para otro lado mientras en Argentina se cometían y se siguen cometiendo los delitos más aberrantes.

Es hora de decir ¡basta! Todos debemos obligar a nuestros representantes, antiguos y nuevos, a tomar cartas en el asunto y a evitar que este proceso continúe.

Cuando esto suceda, cuando don Néstor se encuentre tras las rejas, cuando hayamos abatido al tirano, tal vez doña Cristina pueda convertirse en la Presidente de los argentinos y, con todos apoyándola, el país pueda encontrarse con su destino.

Amén.

Bs.As., 29 Jul 09
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domingo, 26 de julio de 2009

La "lesa humanidad" de la Emperatriz

La “lesa humanidad” de la Emperatriz

“Puesto que ya hemos alcanzado este grado de sinceridad, reconozcamos que en los últimos años del reinado de Nuestro Bienhechor los éxitos fueron cada vez menos y los problemas, cada vez más. Y a pesar de todos los intentos, los logros del Monarca no se multiplicaban. Y en el mundo de hoy ¿cómo ganar crédito sin ellos? Claro que queda la posibilidad de inventar, de sumar dos veces, de explicar, pero en este caso los alborotadores se alzan en seguida y lanzan sus calumnias; se ha creado tal clima de perfidia e indecencia que se da crédito a los elementos levantiscos antes que a las palabras pronunciadas desde el trono. Así que su Suprema Majestad prefería desplazarse al extranjero porque allí, tras pronunciar discursos, mediar en los conflictos, recomendar desarrollos, encaminar a los presidentes hermanos por la senda del bien y expresar sus inquietudes y preocupación por el destino de la humanidad, por una parte, se distanciaba de los problemas de su propio país y, por otra, ganaba una bendita compensación en forma de esplendor sublime y de los elogios llenos de buenos deseos de otros gobiernos y otras cortes”

El párrafo que antecede, lamentablemente, no me pertenece; ha sido extraído de “El Emperador”, el magnífico relato con el cual Ryszard Kapuścińki describió la caída de Haile Selassie de Etiopía, el Rey de Reyes, el León de Judá, el Elegido de Dios, el Muy Altísimo Señor, Su Más Sublime Majestad.

El libro en cuestión, cuya lectura recomiendo efusivamente a todos los argentinos actuales, relata la curiosa realidad bipolar que vivía el país hasta 1974, cuando el Negus, como se lo llamaba en el mundo, fue finalmente derrocado.

Y esa recomendación se impone por la absurda y obscena riqueza que rodeaba al Emperador y a los funcionarios de la corte, a los cuales el monarca repartía prebendas y tierras y hombres, mientras que los súbditos de algunas de las provincias del Imperio morían de hambre por centenares.

Los argentinos nos hemos endurecido de corazón; si bien es cierto que, ante un llamado a la solidaridad, la reacción individual es inmediata, no deja de ser espasmódica y, sobre todo, desorganizada. A la vez, asistimos en riguroso silencio al despilfarro oficial de los recursos públicos, aprovechados también para actividades privadas.

En un país capaz de producir alimentos para 400 millones de personas y habitado sólo por un décimo de esa cantidad, tenemos pobreza, indigencia, hambre, mortalidad infantil, desnutrición, dengue y fiebre porcina.

Carecemos, en los dispensarios, salas de primeros auxilios y hasta hospitales públicos de los más elementales insumos: amén de la decrepitud e insuficiencia de las instalaciones, faltan medicamentos, vendas, algodón, sábanas, productos anestésicos, instrumental quirúrgico, aparatología y, en general, todo aquello que hace a un eficiente y moderno cuidado de la salud.

Hoy mueren, por desatención del Estado, miles de chicos, adultos y ancianos. Mueren de hambre y de frío, de enfermedades perfectamente curables y de endemias erradicables con mínimas inversiones. Para seguir con la línea argumental, debo señalar que esas cifras de mortalidad superan, en mucho, a los muertos y desaparecidos durante el Proceso Militar.

Javier González Fraga, en el programa “A fuego lento”, que conduce Clara Mariño por Canal 26, dijo esta semana que este “modelo” crea ¡5.000 pobres por día!, y se preguntó si era justo o moral que el esquema vigente se mantuviera por dos años y medio más.

La Emperatriz y su jefe, que se llenan la boca hablando de los derechos humanos -sólo de los que murieron en uno de los frentes combatientes-, no tienen el menor reparo en condenar a muerte a sus compatriotas más humildes. Y lo hacen con una eficiencia mayor que si usaran balas.

Si sólo destinaran a estos menesteres las enormes sumas que gasta doña Cristina en trasladarse, a todo lujo, al exterior, cuando podría hacerlo como la gente normal, como sus colegas Michelle Bachelet, Tabaré Vázquez, Fernando Lugo, Alan García o Rafael Correa, otro sería el panorama. Baste pensar que cada viaje de la Emperatriz a Europa o a Estados Unidos nos cuesta a todos un millón de dólares, entre alquiler de aviones, suites de hotel fantásticas, comidas y hasta desmedidas propinas.

El viernes pasado trascendió un video
[1] en el cual el Presidente de Ecuador comenta, riéndose a gritos, el lujo del Tango 01 que, sin embargo, la Emperatriz no usa demasiado a menudo por considerarlo inseguro.

Carezco también de las cifras invertidas, semanalmente, en los traslados de la familia imperial al Calafate, con su enorme movimiento de aviones, helicópteros, automóviles y nubes de custodios de la seguridad del clan y de sus funcionarios y cómplices, pero no dudo acerca de su magnitud relativa, pero basta recordar que nunca viajan en el mismo avión por seguridad.

Asimismo, sería distinto el escenario si se destinaran a esas erogaciones las ingentes sumas que el Gobierno gasta, todos los días, en publicidad para mentirnos acerca de los actos oficiales y de los proyectos faraónicos nunca encarados. ¿Cuántos problemas podrían encontrar solución si se les destinara un presupuesto de US$30 millones?

Esos dos ejemplos bastarían para que cualquiera de los damnificados directos por estos inicuos procederes llevaran a doña Cristina y a don Néstor a los estrados tribunalicios, acusándolos de abandono de persona y de genocidio, con el grado de “lesa humanidad” al cual son tan afectos, puesto que se cometen desde el Estado contra un sector perfectamente definido de la sociedad.

Y la responsabilidad, más allá de la última del Estado mismo, recae en los funcionarios a título personal, es decir, en aquellos que, como individuos, deben cumplir con los deberes a su cargo, comenzando por doña Cristina.

Si algún día pudiera calcularse a cuánto llegan los montos involucrados en la corrupción –sobreprecios de obras públicas, retornos en los subsidios, discriminación impositiva a favor del juego, negociados de todo tipo, compras de todo lo imaginable- que Argentina paga todos los días, tengo la más absoluta seguridad que bastaría y sobraría para mejorar, en mucho, la alimentación y la atención de la salud de los sectores más excluidos de nuestra sociedad.

Resulta notable, e indignante, que en la agenda del falso diálogo al cual la Presidente ha convocado figure en primer término una reforma política importante, sí, pero que sólo será utilizada –si prospera- dentro de dos años y medio, mientras se ignora la catástrofe social que está sufriendo hoy mismo nuestro pueblo.

Y, como digo, los responsables son ambos, doña Cristina y su mandante, puesto que, al decir de ellos mismos, este fabuloso y exitoso “modelo de inclusión” comenzó en 2003.

Hoy, más que nunca, lamento que Kapuścińki haya desaparecido, pues hubiera sido el periodista ideal para contar al mundo acerca de don Néstor y de doña Cristina, de los Ulloa, de los Jaime, de los De Vido, de los Báez, de los Cristóbal López, de los Eskenazi, de los Uberti, de los intendentes Méndez, de los Mercado y de todos los integrantes de esta banda ante la cual, no tengo dudas, Alí Babá hubiera muerto de envidia.


Bs.As., 26 Jul 09

jueves, 23 de julio de 2009

Reportaje en Enfoques Positivos

“Creo que la gente que hoy va al diálogo, lo hace para no ser acusada de negativa, como le pasó a “LILITA” CARRIÓ …”, dice nuestro entrevistado

Así lo expresa el Doctor ENRIQUE GUILLERMO AVOGADRO, autor de un reciente trabajo con importantes propuestas para el Gobierno, la oposición y los Empresarios
El autor de este trabajo y ahora entrevistado por ENFOQUES POSITIVOS, es un reconocido Abogado porteño, Consultor de grandes Empresas nacionales e internacionales.
El trabajo en cuestión se titula “Algunas Propuestas Duras para la Agenda del Diálogo y para el Congreso”, dirigido, obviamente al Gobierno, pero también a la dirigencia opositora y a la empresarial.
El que sigue es el texto del reportaje efectuado:
P: ¿Puede resumirnos los puntos centrales de esta propuesta suya?:
R: “Como usted mismo lo dijo, el título de la propuesta es “Algunas Propuestas Duras …”, duras porque no van a ser aceptadas fácilmente, por los argentinos, que en general tendemos a pensar equivocados, todos, yo me incluyo. El principal problema que la Argentina tiene, es la enorme separación del mundo civilizado, me refiero tanto en el aspecto internacional, en las relaciones internacionales, cuanto en su alejamiento buscado y casi voluntario, de todos los mercados de crédito del mundo. La Argentina es uno de los países, en América Latina, que menos inversiones externas directas recibe, desde hace tiempo, porque ha quebrado todas las reglas internacionales para que esas inversiones se realicen.
Las dos reglas fundamentales son: Tener estadísticas confiables y tener seguridad jurídica. No tenemos estadísticas confiables en la Argentina, a partir de Enero de 2007, cuando KIRCHNER lo mandó a MORENO a intervenir el INDEC, y la seguridad jurídica en la Argentina, se perdió mucho antes, cuando destruimos toda la confiabilidad que la Argentina podía tener, por la falta de respeto a los contratos y por el default. Por ignorar hoy a los holdauts, por exigirles a las empresas concesionarias de servicios, el cumplimiento de su parte de las obligaciones, cuando nosotros le manteníamos tarifas congeladas o los hostigábamos desde políticas gremiales incitadas por el Poder Ejecutivo, a través de RICARDO JAIME, en este caso.
La Argentina tiene hoy una enorme posibilidad de salir adelante -enorme posibilidad-, con políticas adecuadas, y, forzando la hipótesis, la Argentina podría salir de la crisis en 10 minutos. Pero, para esto se necesita, como le digo, tener estadísticas confiables y tener seguridad jurídica. Para que este plazo de salida sea breve, hay que resignar grandes banderas. En el caso del INDEC hay que normalizarlo ya, hay que reincorporar a los funcionarios cesantes, hay que convocar a Concursos para aquellos cargos que no puedan ser cubiertos por quienes estaban antes, y además pedir que organismos internacionales confiables deleguen en la Argentina técnicos que inspeccionen la labor, y que por su sola presencia certifiquen la bondad del trabajo que se haga. Y con relación a las inversiones externas y al cumplimiento de los contratos, creo que hay que imitar urgentemente el modelo de Brasil. Brasil constituyó, en los primeros años de LULA, un fondo líquido en el exterior. Líquido porque estaba constituido por acciones de Compañías brasileñas que cotizaban en la Bolsa de Nueva York, y que se encontraban, por alguna razón u otra en manos del Estado. Había acciones de PETROBRAS, de las grandes Petroquímicas, de las Generadoras eléctricas, etcétera. Esto hoy lo puede hacer el Gobierno argentino rápidamente – otro Gobierno, no me refiero al de KIRCHNER -, porque la ANSES tiene, a través de la confiscación del ahorro de la gente que había adherido a la jubilación privada, paquetes accionarios de gran volumen, y con la garantía de ese Fondo, la Argentina empieza a recibir inversiones al minuto. La Argentina empieza a producir alimentos, vuelve a mover su interior, vuelve a mover su industria, y todo esto significa más trabajo, menos pobreza, menos indigencia. Y además, con el aprovechamiento de la leve brisa que con el resurgimiento de China, post-crisis, parece que está volviendo a soplar a favor de la Argentina”.
P: Para quienes no hayan visto ese trabajo suyo, el mismo contiene muchos más puntos que los que pueden explicarse en el tiempo de esta nota, pero lo ofrecemos gratuitamente, contando desde ya con el permiso del entrevistado. Para pedirlo hay que dirigirse simplemente a nuestra dirección electrónica: enfoquespositivos@gmail.com. Para el final le preguntamos si coincide con algo que hemos expresado en nuestro Portal, refiriéndonos a determinados dirigentes que han salido sonriendo y hasta casi eufóricos de los primeros encuentros que el Gobierno promueve para lo que ellos denominan “diálogo”, y que, a nuestro juicio, no será casi seguramente tal. Nos hemos preguntado si son ingenuos, incautos, cómplices, o sencillamente irresponsables …
R: “Yo creo que todo esto no es más que una nueva cortina de humo que ha inventado KIRCHNER para ganar tiempo para reconstruir, como pueda, alguna forma de poder. No creo que este diálogo sea conducente, estoy convencido que el ámbito de discusión adecuado es el Congreso, y si usted me dice que vio salir a dirigentes con sonrisas, yo le diría que más que con sonrisas, con carcajadas. Creo que la gente que hoy va al diálogo, lo hace para no ser acusada de negativa, como le pasó a “LILITA” CARRIÓ, y que simplemente dicen, “Hemos reclamado tanto tiempo el diálogo que ahora que nos invitan, cómo no vamos a ir …”. Pero creo que la gente que va al diálogo -y he conversado con alguno de ellos-, en realidad salen muertos de risa más que sonrientes, porque es todo una gran payasada …”.
P: Esperemos que esto cambie, se modifique, y por lo menos sabemos ahora que la gente, a través de lo que manifestó en las últimas elecciones, está pidiendo otra cosa. Muchísimas gracias por haber participado en nuestro Programa de hoy.
R: “Muchísimas gracias a ustedes por llamar”.

Bs.As., 20 Jul 09

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lunes, 20 de julio de 2009

Bienes presidenciales

Bienes Presidenciales


“Cuando en un país reina el orden, es una vergüenza ser hombre pobre y común. Cuando en un país reina el caos, es una vergüenza ser rico y funcionario”.
Confucio


Desde que la declaración de bienes que doña Cristina realizó, seguida por la de don Néstor, tomaron estado público, miles de centímetros se han escrito en la prensa y miles de segundos se han dedicado al tema en las radios y canales de televisión, nacionales y extranjeros. Fuera, hemos vuelto a ser el hazmerreír del mundo entero.

El hecho, o la información que se desprende de ambas presentaciones, ha motivado también la formalización de varias denuncias penales contra la pareja presidencial, por la presunta comisión de delitos que van desde la apropiación de bienes públicos al el enriquecimiento ilícito o a la realización de actividades incompatibles con los cargos, etc., sumados a la figura de la asociación ilícita, que no es excarcelable.

Abogados, contadores y periodistas han especulado acerca de cómo han llegado los Kirchner a acumular una suma de dinero de tal magnitud, cómo han conseguido multiplicar sus bienes tan geométricamente y en tan poco tiempo, cómo han obtenido tantos ingresos por alquileres con menos propiedades, cómo existe tal falta de consistencia entre las valuaciones que firma don Néstor y las que firma doña Cristina, por qué declaran valores de venta que duplican a los que figuran en las escrituras, la inmoralidad de adquirir bienes públicos a precios de ganga y revenderlos por cifras siderales, etc.,etc.

En cuanto a las razones para esos movimientos inmobiliarios, las conjeturas pasaron por el ocultamiento de la recepción de “vueltos” y coimas tras los sobreprecios, por la presión a los socios y cómplices para venderles propiedades, por la necesidad de hacerse de efectivo, …

Sin embargo, según he visto hasta hoy, las preguntas más graves nadie las ha formulado aún: ¿Por qué lo hicieron? Es decir, ¿por qué presentaron declaraciones patrimoniales que, sabían, no iban a pasar desapercibidas? ¿Por qué hacerlo ahora, después del 28-J, cuando hubieran podido hacerlo antes, cuando todavía podían creerse ganadores? ¿Por qué irritar tanto a la sociedad, después de la publicación de las estimaciones de crecimiento de la pobreza y la indigencia? ¿Por qué hacerlo en el mismo momento en que convalidan la falsificación de las estadísticas y confirman a Moreno?

Creo que, a esta altura de los acontecimientos, nadie cree a don Néstor y a doña Cristina idiotas. Es más, ni sus más acérrimos enemigos los subestiman ni olvidan su capacidad para sacar nuevos conejos de sus galeras. Y nadie desdeña su conservada capacidad de daño.

Entonces, ¿por qué lo hicieron?

Estoy absolutamente convencido que la razón es equivalente a la que los llevó a constituir una empresa de lobby en Santa Cruz, con ellos mismos poniendo la cara como accionistas y directores, para atender la relación entre el Gobierno y las empresas, por encargo de éstas.

Y la misma que hizo que recibieran del ex Intendente Méndez –tan célebre después de la entrevista radial con Jorge Lanata- tierras fiscales a precios de remate y a título personal, de sus funcionarios, sus cómplices y sus parientes, y a no ocultar el enorme lucro resultante de su venta poco tiempo después. Y a poner a su propia sobrina, también beneficiaria de tierras, a investigar el caso.

Y también la misma que los llevó a construir un hotel de lujo en el jardín de su propia casa en Calafate, y a exhibirlo en todos los sitios de Internet. Y a volar en aviones públicos por razones privadas, y a hacer una permanente y obscena exhibición de joyas y de lujos inalcanzables para la gran mayoría de sus súbditos, cuarenta por ciento de los cuales se hayan bajo la línea de pobreza y doce, bajo la de indigencia.

Y, obviamente, tampoco necesitan justificar cuarenta y seis millones de pesos, cuando han manejado a su antojo más de mil millones de dólares, sin rendir cuentas de ningún tipo y sin explicar jamás cómo se han incrementado por el devengamiento de intereses durante quince años.
Esa razón, digo, radica en demostrar a todo el mundo que ellos están más allá de la ley, y que la Justicia no puede alcanzarlos. En probarnos que son los reyes absolutos de la Argentina, aún después de perder las elecciones legislativas y, con ellas, las mayorías en las cámaras del Congreso.

Para encontrar actitudes de este tipo debemos remontarnos, como mínimo, a los dictadores africanos o latinoamericanos de décadas pasadas. Así se portaban Idi Amin en Uganda, o Duvalier en Haití, o Batista en Cuba, o Pérez Jiménez en Venezuela, o Stroessner en Paraguay, o Trujillo en R. Dominicana, o tantos otros que dispusieron, por algunos momentos, del poder omnímodo y armado del Estado. Casi como Chávez hoy.

También creo que el momento de la presentación patrimonial tampoco se debió a un error en los tiempos. Estoy convencido que fue elegido para “mojar la oreja” a quienes los derrotamos en las urnas.

Kirchner, a su modo, nos está diciendo que no olvidemos que quien manda en Argentina sigue siendo él, y que nada podemos hacer para evitarlo.

En el mismo sentido fueron la confirmación de Moreno, la desautorización a Boudou, la negativa de Alak a siquiera estudiar la posibilidad de reformar el Consejo de la Magistratura, y los miles de etcéteras –diálogo incluido- que han marcado la gestión pos-derrota de la pareja presidencial.

Por todo eso, convoco a toda la oposición a poner ya mismo punto final, constitucionalmente hablando, a este desmadre que, de continuar, terminará sepultando a la Argentina bajo una lápida demasiado pesada como para ser removida.

Se encuentran reunidos, en exceso, todos los requisitos que la ley exige para iniciar el procedimiento del juicio político. El respeto a unas formas vacías, o el miedo al desgobierno, no nos pueden impedir realizar todos nuestros esfuerzos para evitar una catástrofe.

No soy agorero; muy por el contrario, he formulado propuestas que, a mi criterio, pueden hacer que Argentina se transforme, de inmediato, en un gran receptor de inversiones, indispensables para el desarrollo, el crecimiento, el fin de la marginación social, del hambre y de la desnutrición.

Pero, como dije, para adoptar esas políticas debemos ponernos los pantalones y convertirnos todos en Hombres, con mayúscula. ¿Podremos ponernos, de una vez, los pantalones largos o seguiremos siendo el “país del jardín de infantes”, como dijo María Elena Walsh?

Bs.As., 20 Jul 09
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jueves, 16 de julio de 2009

Algunas Propuestas Duras

Algunas Propuestas Duras para la Agenda del Diálogo y para el Congreso

“Buscar y decir la verdad, tal y como se piensa, no puede ser nunca un delito. La conciencia es libre”
Castellio (1551)

El Gobierno ha decidido ignorar la realidad y la triste oposición que hemos sabido conseguir está dando, frente a la confusa convocatoria al diálogo realizada desde Tucumán el 9 de Julio, una muestra más -por si fuera necesaria- de la ceguera que le impide ver los verdaderos problemas del país y de la luchas de personalismos que la corroen y, con ello, ha cedido otra vez la iniciativa al kirchnerismo.

Por eso yo, que en general destino mis notas a criticar duramente el proceder del Gobierno, me siento en la obligación de realizar un aporte constructivo para la confección de una agenda para esas reuniones pero, sobre todo, para la acción legislativa.

La coyuntura actual de la Argentina –con su cúmulo de problemas creados por don Néstor y su cohorte de adláteres y obsecuentes, que se reflejan en la crisis fiscal y en el sideral crecimiento de la pobreza y de la indigencia- tiene al frente soluciones inmediatas, pero que requieren de un enorme coraje cívico y de desprendimiento político para acceder a ella.

Kirchner ha destruido, voluntariamente, el aparato productivo del país, sobre todo en sus principales sectores: los hidrocarburos, el campo y la agroindustria.

La falta de inversión que acompañó a la Argentina desde el default y la crisis de 2001, pudo compensarse con los grandes stocks de capacidad instalada, industrial y de generación energética que dejó el denostado período de Menen, hasta que el crecimiento de la economía durante la gestión de don Néstor los llevó a su techo.

Creo que esa fue la principal razón para el quiebre en ese proceso de crecimiento y de ocupación de mano de obra que se produjo a comienzos de 2007, cuando la demanda de bienes no encontró un parejo correlato en la oferta y comenzó un proceso inflacionario de manual.

El Gobierno, enceguecido, sólo atinó a romper el termómetro, pero la fiebre, como es bien sabido, continuó afectando al organismo social.

Cuando el crecimiento real se detuvo y empezó a flaquear la recaudación, se intentó confiscar al campo y, al fracasar esta tentativa, comenzó una guerra suicida contra el interior, que afectó no solamente a los productores sino a todo el enorme espectro de industrias y servicios que los atienden para satisfacer sus necesidades.

Además, las distintas trabas y prohibiciones a la exportación hicieron que Argentina perdiera mercados internacionales que, me consta personalmente, costó muchísimo obtener. Pero, además, terminaron con los tambos y con los rodeos ganaderos, y la demonizada sojización del país nos obligará a importar trigo y carne.

En lo que al petróleo y al gas se refiere, las políticas públicas han hecho que tampoco se invirtiera en la exploración y, con ello, nuestro país viera sus reservas licuadas por completo, acercando sus horizontes a pocos años.

El último y desesperado movimiento fue la confiscación de los ahorros particulares que se encontraban en las AFJP’s que, es verdad, de no haberse realizado, hubiera acelerado mucho la crisis fiscal. Sin embargo, la gigantesca fuga de capitales que se produjo desde entonces, y que fue una de las consecuencias de la medida, compensó con exactitud los montos apropiados.

Todo esto, como digo, tiene solución, y una solución rápida y eficiente, pero dolorosa y heroica.

Lo primero que Argentina tiene que hacer es recuperar la confianza, interna y externa, en sus estadísticas y en su seguridad jurídica. Sin esos elementos, nuestro país continuará fuera del mundo y excluido de los escenarios de inversión, aún de los organismos multilaterales de crédito.

Hemos caído, en estos aspectos, tan bajo que, para poder dar muestras inmediatas de cambio de imagen se deben hacer dos cosas. La primera, obviamente, es la normalización del Indec, pero esa normalización debe ser creída por el mundo entero.

Para lograrlo, además de reincorporar a los prestigiosos profesionales que lo conducían hasta enero de 2007, deberemos hacer que su labor sea supervisada por reconocidos expertos internacionales, capaces de otorgar credibilidad externa por su mera presencia.

La segunda es aún más difícil, pero indispensable. Para su recomendación me inspiro en Brasil que, a través de una ley, obtuvo hace tiempo grandes flujos de capitales privados para sus obras públicas, mediante un mecanismo de asociación de ambas fuentes de financiamiento.

Se trata de constituir, en el exterior y bajo jurisdicción externa, un fondo de garantía formado por acciones de empresas locales que cotizan en la bolsa de Nueva York y, por ello, son absolutamente líquidas; en nuestro caso, se utilizarían los paquetes accionarios que, por la confiscación de las AFJP’s, se encuentran en manos de la ANSES. Y se trata también, y aquí lo doloroso, de otorgar a tribunales extranjeros jurisdicción sobre los contratos en Argentina.

Con esas dos medidas, por supuesto transitorias, nuestro daría un salto cualitativo enorme y tardaría “diez minutos” en recibir ingentes inversiones, que le permitirían recuperar el camino del crecimiento, especialmente en aquellos sectores que, como los alimentos, se encuentran fuertemente demandados, pese a la crisis internacional.

Soy absolutamente conciente de que esta idea será bombardeada y denostada, que los nacionalistas ultramontanos y los izquierdistas miopes y trasnochados comenzarán a hablar de entrega o de “cipayismo”, pero ni siquiera ellos podrán objetar su efectividad para lograr el objetivo buscado.

Por eso pido, o ruego, a los dirigentes de la oposición que piensen en esto, que lo discutan y que lo lleven a la práctica. Pero que lo hagan rápido, pues la Historia no espera, y la catástrofe está a la vuelta de la esquina.

Recuperado el clima propicio para el crecimiento de las áreas sembradas y de los rebaños, de la exportación de alimentos industrializados, del sector de la maquinaria agrícola y hasta el de servicios, deberemos aprovechar el tiempo para rediseñar todo el sistema impositivo argentino; sus detalles y sugerencias motivarán otra nota.

Y las divisas que las mayores exportaciones produzcan y el incremento de la recaudación que generará el natural aumento de la actividad deben ser utilizadas para ir saldando la enorme deuda social que nuestro país tiene con su población.

A medida que logremos aumentar los ingresos de nuestros compatriotas de menores recursos, éstos los volcarán en satisfacer sus necesidades inmediatas, creando a partir de allí un círculo virtuoso opuesto en un todo a la corrupta y arbitraria distribución de subsidios a quienes más tienen, que terminan siempre en una mayor fuga de divisas.

Con ello comenzaremos a pagar, además, parte de esa enorme deuda social que todos hemos contraído con nuestros hermanos más pobres, traducida en hambre, en desnutrición y en falta de educación. De todos los males que afligen a nuestro país, éste es sin duda el más grave y el que requiere una solución más urgente. Pero esa solución –y excluyo a la caridad- sólo puede provenir del desarrollo y del crecimiento económico. Si lo logramos, si conseguimos crear ese círculo virtuoso al que me referí en el párrafo anterior, Argentina podrá aspirar, en pocos años, a un mejor destino, fundamentalmente distinto de éste, que sólo nos lleva a la decadencia y al fracaso.

Otro objetivo deberá ser facilitar a la industria argentina su reconversión, de modo tal que pueda producir, ya que no dispone de un fuerte mercado interno para su sustentación, para los mercados externos de gran lujo. Para no extenderme en este rubro, sugiero a los curiosos leer la nota “Una respetuosa sugerencia a la Unión Industrial”, que se encuentra en http://egavogadro.blogspot.com

Con relación a las dos empresas más caras al imaginario nacional argentino, es decir, YPF y Aerolíneas, una vez más propongo seguir el ejemplo de Brasil. Petrobras, hoy una de las mayores compañías de petróleo del mundo, tiene fuerte participación privada en su capital, lo cual permite un severo control sobre su gestión y sus resultados, impidiendo que se repita el proceso de endeudamiento y sobredimensionamiento del plantel de personal que afectó históricamente a nuestra petrolera y que hoy lo hace con PdVSA y PEMEX. Lo mismo se podría hacer con la línea aérea, satisfaciendo así a quienes lamentan la privatización de ambas, y hasta con los ferrocarriles de cercanías.

No desconozco la importancia de la reforma política, establecida en primer lugar como tema del diálogo por el Gobierno, pero faltan dos años y medio para las próximas elecciones, y Argentina tiene mayores y más urgentes problemas.

Cristina Fernández tiene, todavía, la posibilidad del bronce y del homenaje, pero necesita dejar de ser Kirchner y prescindir de aquellos hombres que, en su gobierno, son instrumentos de su marido. Y tiene, también, la posibilidad del hierro carcelario y la repulsa, política y jurídica.

Es ella, y sólo ella, quien tiene esa opción. Rezo porque elija el camino correcto. Si otra vez su elección es mala, habrá llegado el momento de recurrir a los mecanismos constitucionales previstos para su destitución.

Bs.As. 16 Jul 09
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lunes, 13 de julio de 2009

Esperanza Fallida

Esperanza Fallida


“Porque nunca me diste
Ni esperanza fallida
Ni trabajo injusto,
Ni pena inmerecida”
Amado Nervo


Evidentemente, algo habremos hecho los argentinos para que de nuestro propio seno salieran don Néstor y doña Cristina. Y mucho de ello debe tener que ver con una colectiva vocación suicida.

Hace menos de veinticuatro horas, escribí una nota a la que llamé “El termómetro Moreno”, ya que la permanencia o no en el cargo de este verdadero “mandado” de Kirchner nos indicaría si la pareja presidencial había tomado nota de lo que los argentinos les dijimos con nuestro voto o, por el contrario, si persistiría en la tarea de demoler al país.

Pese a mi escepticismo habitual, en esa nota procuré creer en la posibilidad de una actitud positiva de doña Cristina, mediante la cual asumiría su condición de primera mandataria, para la cual la elegimos, y terminaría con la negación de la realidad, que ha sido la marca distintiva del gobierno conyugal.

Transcurrido casi ese plazo, no solamente don Guillermo ha sido confirmado, con lo cual don Néstor ha vuelto a decirnos quién es el que manda, sino que el Ministro del Interior, el inefable y leal Randazzo, haciendo gala de su reconocida sensibilidad para entender las preocupaciones y urgencias de la ciudadanía, nos ha informado acerca de la agenda del diálogo al cual ha convocado nuestra elegantísima señora Presidente: la reforma política, con vistas a octubre de 2011.

Marcelo Longobardi, con su habitual sensatez, dijo ayer en su programa radial que la convocatoria sectorial realizada por doña Cristina era, conceptualmente, un error, toda vez que los representantes del pueblo, elegidos democráticamente, se encuentran en el Congreso, y no en la jefatura de las distintas organizaciones corporativas. Entonces, si el Gobierno pretende llegar a acuerdos con todos los sectores de la población, debe reunirse con quienes ésta ha elegido para cumplir tal fin.

De más está decir que coincido en un todo con esa afirmación, ya que la presencia de los dirigentes de los industriales, de los banqueros, etc., sólo podrá generar petitorios sectoriales al Poder Ejecutivo, en los cuales cada una de las ramas de la actividad intentará obtener, de un Gobierno que se inmiscuye permanente en la economía, beneficios para su propio molino.

También dije, en la nota referida, que creía que todo esto no era más que un circo destinado a llamar la atención, y distraerla de las actividades concretas de don Néstor, mientras éste intenta cerrar las heridas que le produjo la fenomenal derrota del 28 de junio y encontrar nuevos métodos para conservar el poder y la caja; lamentablemente, ese pronóstico se ha confirmado.

Sin embargo, creo también, y así lo expresé, que ya el objetivo es otro.

Los problemas de financiamiento que se avecinan, que pueden ser descriptos con la metáfora de la frazada corta, y que se manifestarán en lo inmediato en las provincias –cuyo déficit conjunto debe alcanzar ya los doce mil millones de pesos- y en los municipios, sumados a la cerril negativa a recomponer al Indec y, con él, acceder a los préstamos del Fondo Monetario Internacional, harán estallar, en este segundo semestre, los restos del tan mentado “modelo” kirchnerista.

El camino que los Kirchner han elegido lleva a la devaluación o a la emisión de nuevos bonos provinciales, puesto que no existen fondos para hacer frente al pago de los salarios públicos y, menos aún, para continuar la fiesta del gasto público. Parte de ello, casi un “rodrigazo”, están sintiendo ya quienes han recibido las facturas de gas y de electricidad, y lo sentirán los usuarios de los servicios públicos de transporte.

Antes que eso ocurra o, a lo sumo, en forma contemporánea, don Néstor habrá logrado su objetivo final: incendiar el país y, en medio de la humareda, desaparecer calladamente de la escena, con la mayor cantidad posible de fondos en sus arcas. Con él se llevará, y esto es lo más grave, una nueva oportunidad que Dios le ha regalado a la Argentina.

Enfrente, sólo sigue teniendo a una oposición desmembrada, egoísta, personalista, incapaz de proponer una agenda común e inmediata, que impida que las riendas de nuestros destinos continúe en manos de este verdadero insano.

Es necesario y sumamente urgente que el Congreso se ponga de pie, ya mismo, y recupere sus facultades constitucionales para evitar mayores desaguisados. Si es necesario, que llegue hasta el juicio político y la destitución de doña Cristina y que, mediante un serio apoyo a la gestión transitoria de Cobos, reencauce la marcha del país hacia donde corresponde.

Resulta difícil explicar, y explicarnos, que no se puedan cumplir esos objetivos frente a la crisis terminal que, ya todos sabemos, nos espera a corto plazo. Estamos ante un abismo, y don Néstor sigue haciéndonos dar pasos al frente.

La fecha no puede ser más propicia: hoy Francia y la humanidad toda conmemoran la toma de la Bastilla y, con ella, el fin del reinado de Luis XVI.

La Iglesia acaba de informarnos que el 40% de la población se encuentra por debajo de la línea de pobreza, que la mortalidad infantil ha vuelto a crecer, que el hambre y la desnutrición avanzan en el interior del país y en el Conurbano. Súmese a ello el dengue y la pésima y criminal actuación frente a la gripe porcina y se obtendrá una imagen indigna de una nación como la nuestra.

Por eso, la exigencia ciudadana debe estar ahora dirigida a quienes recibieron el mandato de encarnar la oposición a este “modelo”. Debemos obligarlos, en tanto nuestros representantes, a actuar y a hacerlo ya mismo, dejando de lado diferencias personales o pseudo ideológicas.

Si no lo hacemos, si continuamos con esta colectiva actitud suicida, no habrá mañana, y la Historia le dará la razón a Tato Bores, cuando, desde el futuro, mostraba un mapa en el cual el lugar de Argentina estaba ocupado por el mar. Entonces, nos habremos ahogado definitivamente.

Bs.As., 14 Jul 09


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El termómetro Moreno

El termómetro Moreno

Nuestra distinguidísima pareja presidencial se ha refugiado durante el fin de semana en su “lugar en el mundo”, para decidir, en soledad, el futuro inmediato. Todo habitual, ya que la lejana localización, la escasa compañía y la mirada de corto plazo han sido la constante durante los últimos seis años.

Uno de los temas fundamentales que surgirán a la luz pública después de ese cónclave se refiere a la continuidad de Guillermo Moreno al frente de la Secretaría de Comercio Interior, cargo desde el cual produjo tanto daño a la economía y al país todo.

Obviamente, el propio Moreno carece de importancia, pese a que ha concentrado sobre sí todas las críticas, aún aquéllas tímidas que surgen desde el mismo oficialismo.

Y carece de importancia porque no la tiene el martillo en manos de un carpintero o un fusil en manos de un soldado. Quienes sí la tienen son el artesano y el militar, o el mismo Kirchner, que ha usado y abusado de esta mera herramienta de su política.

Hoy, por el contrario, Moreno recuperará trascendencia, puesto que se convertirá en el termómetro que nos informará acerca del nivel que ha alcanzado la enfermedad en la mente de don Néstor.

Y será una labor importantísima la que cumplirá, tanto que conserve su rol cuanto que lo pierda.

Si Moreno fuera despedido, aún agradeciéndole “los importantes servicios prestados”, será posible otorgar alguna credibilidad al cambio de actitud del matrimonio, y a un aumento del peso específico, hasta hoy inexistente, de doña Cristina en el poder.

Resultará posible, entonces, imaginar una transición suave hasta el 10 de diciembre de 2011, con un Poder Ejecutivo civilizado, negociando con un Congreso opositor que marcará límites al poder omnímodo que ejerciera Kirchner hasta hoy.

Por el contrario, si Moreno conservara su puesto, el mensaje que recibirá la sociedad será la confirmación de que nada ha cambiado desde la derrota del Gobierno en el plebiscito del 28 de junio. Nótese que, para mantener la herramienta Moreno en sus manos, don Néstor no ha hesitado en perder cuatro ministros de Economía en rápida sucesión.

Si lo mantuviera, como ya todo el mundo sospecha, se confirmará que doña Cristina seguirá sin ejercer el poder real que su cargo constitucionalmente le asigna y que todo el escenario de diálogo –bien ‘sui generis’ por cierto- dibujado desde el atril tucumano el 9 de julio no es más que un tinglado destinado a maquillar el futuro inmediato y a otorgar a su marido el tiempo necesario para rearmar su propia supervivencia.

En ese caso, otros vientos soplarán en Argentina.

El nuevo Ministro de Economía, don Amado Boudou, se habrá transformado, desde el inicio mismo de su gestión, en otro funcionario intrascendente a quien nadie mirará como un referente del rumbo gubernamental, ya que habrá perdido ‘ab initio’ toda credibilidad y dejará de concitar esperanza alguna.

El campo, el interior y la oposición, aún desmembrada, marcarán la agenda desde aquí hasta el 24 de agosto –véase la excelente nota de Carlos Pagni, hoy en tapa de “La Nación”-, momento en el cual vencerá la vigencia de los superpoderes y, consecuentemente, los dramáticos problemas de caja del Gobierno golpearán la puerta de Olivos y de El Calafate.

Y será, precisamente, ése el momento en que se decidirá acerca de la tan mentada gobernabilidad del período final del kirchnerismo en la Argentina.

Pero que no nos confundan más: si esa gobernabilidad se perdiera, habrá sido por obra y gracia, y por acción y omisión, exclusiva de don Néstor. No será una responsabilidad de la oposición, ni de la prensa, ni de las organizaciones empresariales, sindicales o agropecuarias.

Quien habrá puesto la bomba definitiva al proyecto de poder que iniciara en 2003 será el mismo Kirchner, y nadie más. Quien habrá protagonizado el mayor y más rápido caso de dilapidación política será él, y sólo él. Y doña Cristina habrá confirmado, si es que esa confirmación se requería, que ella también, como Guillermo Moreno, era sólo una herramienta en manos de un artesano insano.

La responsabilidad histórica de los procesos que se desencadenen será solamente de esta personalidad tan complicada, tan digna de estudio, como para intentar –como tantos auguráramos hace mucho tiempo- incendiar el país antes de caer definitivamente derrotado.

Dudo que asumir esa responsabilidad le preocupe demasiado y, por eso, la sociedad debe exigir que el Congreso aclare y establezca, desde ya, que no se les permitirá un ‘exilio dorado’ en El Calafate o en Caracas, puesto que serán juzgados y, eventualmente, condenados en los Tribunales ordinarios.

Habrá que esperar algunas horas para ver cuál es el resultado de esta final entre la lógica y el empecinamiento, entre la cordura y la locura, entre el pasado y el futuro. Y hay que esperar contra toda esperanza.

¡Qué triste suerte la de Argentina!

Bs.As., 13 Jul 09
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miércoles, 8 de julio de 2009

Como el Ave Fénix

Como el Ave Fénix

“Los muertos que vos matais,
gozan de buena salud”
Zorrilla


Los argentinos estamos asistiendo, en estos días, a una reedición local del mito de la resurrección del Ave Fénix, con Kirchner como primera figura.

Como todos sabemos, hace unos escasos días, el 69,5% de los ciudadanos votamos “no” en unas elecciones que, de meras legislativas de mitad de mandato, se transformaron milagrosamente en un plebiscito sobre un supuesto “modelo” que tanto don Néstor cuanto doña Cristina pedían profundizar.

También sabemos, puesto que nos lo habían informado con hechos concretos -¿recuerdan cuando, al principio de su verdadero mandato, Kirchner les dijo a los empresarios españoles en Madrid “miren lo que hago, no lo que digo”?- tales como la confiscación de los ahorros de la ANSeS, la pseudo expropiación de Aerolíneas Argentinas, la negativa a protestar contra Chávez cuando nacionalizó las empresas de Techint, el meneo del proyecto de nueva ley de radiodifusión, etc., que ese “modelo” haría que Argentina se pareciera cada vez más a la República Bolivariana de Venezuela.

Con ese fervoroso “no”, también dijimos basta a la confrontación permanente, a los abusos de poder, a la corrupción generalizada del Gobierno, a la “argentinización” de empresas a favor de amigos de don Néstor, a la persistente destrucción de nuestros principales recursos, a la falta de control de los actos de gobierno, a la falsificación de los índices estadísticos y, en general, al reiterado y voluntario desconocimiento de la realidad del país.

El 28 de junio -en realidad, el 29 a la madrugada, cuando Kirchner reconoció finalmente su derrota en la Provincia de Buenos Aires- ese enorme porcentaje de argentinos festejó calladamente, sin bulla y sin gritos, haber conquistado, por fin, un país distinto, mucho más civilizado y mucho más plural, alejado del pensamiento único y del dogmatismo irracional de las decisiones tomadas, en soledad, por una pareja y escasísimos cómplices.

Luego llegaron la penosa actitud de don Néstor, renunciando a la Presidencia del PJ, entregándosela a dedo al querido Daniel, “que siempre me ha acompañado”, y exigiéndole, a la vez, que no renunciara a la Gobernación de la Provincia, todo ello frente a un único periodista de la “propia tropa”, y la fantástica simulación de una conferencia de prensa por parte de doña Cristina que, entre mohines dignos de una actriz adolescente, nos dio a todos clases de matemáticas y, a la prensa, lecciones acerca de cómo debe ejercer su profesión.

De inmediato, Scioli se vio enfrentado a un masivo rechazo de todo el arco peronista a su Presidencia, encabezado por Das Neves, Solá, De Narváez, el propio Gioja, Schiaretti, etc., para culminar con el silencioso desplante telefónico que recibió de Reutemann. Pero don Daniel, un verdadero “Danielito”, tiene la cara de cemento armado y allí sigue, tan imperturbable como aquel fantástico Chauncey Gardiner encarnado por Peter Sellers, contemplando a las estaciones pasar por su jardín.

Pero hete aquí que, una linda tarde en Parque Lezama, reapareció don Néstor, presenciando un acto de los respetadísimos genios de Carta Abierta para informarnos que no ha sido vencido, que profundizará su curioso “modelo” y convocarnos a una nueva “transversalidad”.

Para esa profundización, ha impulsado un cambio absolutamente cosmético en el Gabinete de su mujer, reemplazando a un inexistente y superfluo Ministro de Economía y a un simpático Jefe por lo peor de su elenco. Sugiero que quienes padezcan de vértigo se abstengan de consultar el curriculum vitæ de don Amado, pues la velocidad a la que ha pasado, con tan corta edad, de ultra liberal a ultra estatista puede hacerlos sentir muy mal. Y si miran los antecedentes de don Aníbal, no se sorprendan al descubrir –o recordar- que ha estado prófugo de la Justicia.

El ex Intendente de La Plata pasó raudo de Aerolíneas Argentinas, donde perdió una cifra sideral por mes, a controlar nuestra Justicia y Seguridad, y el hijo del respetado Dr. Recalde lo reemplazó, demostrando por qué se graduó con honores en aeronavegación comercial en la universidad de don Huguito, el camionero,

Tampoco parece haber resultado óbice para su nombramiento la denuncia penal que pesa sobre el nuevo Secretario de Cultura, y ello es razonable porque, en Argentina y como todos sabemos, todo el mundo es inocente hasta que se pruebe lo contrario, tal como puede certificar Francisco de Narváez respecto a la causa de la efedrina.

Pero volvamos a nuestra Ave Fénix vernácula.

Don Néstor parece querer –con él nunca se sabe- dejar de recostarse en los “traidores” barones del Conurbano –los verdaderos “mafiosos”, al decir de su cónyuge- para hacerlo en las organizaciones ¿sociales? que siguen siendo adictas a la Caja oficial. Allí, unidos y jamás vencidos, seguimos encontrando a los actores de reparto de la comedia kirchnerista; D’Elía (a éste, ni siquiera en solfa le concedo el “don”), a Depetri, a Pérsico, etc., que continuarán insuflados por la verdadera ¿ideología? progresista que ya no compra ni siquiera la izquierda.

Ésta –léase Pino Solanas, Ceballos, Tumini, Vilma Ripoll, Castells, Nina Peloso (excluyo a Ibarra, por papelonero)- se ha dado cuenta que el “modelo de acumulación con inclusión”, tan pregonado por el Gobierno durante esta larga noche que empezó en 2003, sólo ha servido para crear más pobres, más indigentes, más analfabetos, más desnutridos, más drogadictos, más excluidos, y sólo ha acumulado divisas en los bolsillos de los Kirchner y su larga lista de cómplices y testaferros en las obras públicas, en el petróleo, en la electricidad, en los casinos, en la pesca, etc.

¿No se da cuenta Danielito que, cuando dice “nunca se ha secuestrado tanta droga en la Provincia” ello se debe, simplemente, a que ahora hay mucha más? ¿Ignora, en verdad, que nunca se radarizó el país, pese a los muchos años de vacas gordas de Kirchner, y los aviones llegan en múltiples bandadas? O es Mr. Gardiner o es cómplice, que elija.

Hace unos días, en otra nota, dije que no podíamos permitir a don Néstor abortar otro incipiente viento de cola que parece soplar en nuestro favor, y enumeré los problemas fiscales que se presentarán ahora para su menguada caja.

Algunos economistas me criticaron fuertemente, imputándome un desconocimiento que, por lo demás, reconozco en forma expresa. Pero hoy, apoyado en las manifestaciones de varios otros, a quienes me inclino a creer, y en el mero sentido común, ratifico que la frazada con la que Kirchner y su nuevo amanuense deberán afrontar todos los compromisos es, a esta altura, demasiado corta. No podrán, en simultáneo, atender a los servicios de la deuda, a los subsidios al transporte y a las empresas y a los combustibles y, sobre todo, al imaginario plan de obras públicas anunciado, con bombos y platillos, tan repetidamente durante la campaña.

Si bien es cierto que el calificativo de “traidores” que ha endilgado a los intendentes del Conurbano que obtuvieron con sus listas más votos que él lo exime, a su criterio, de cumplir sus compromisos con ellos, la situación fiscal de las provincias es desesperante.

Las causas han sido dos: la enorme concentración de recursos en la caja central y la crisis del campo. Sin embargo, como prueba de que la suerte de los K ha desaparecido, se sumó a ellas una sequía inédita y la llegada de la gripe A que, sola, costará al país una cifra inalcanzable.

La fuga de capitales, desde 2008, es equivalente ya a todos los fondos incautados a las AFJP’s, y los superávits gemelos, de los que tanto se enorgullecían, se hicieron humo y, antes de la llegada de la influenza, la recaudación caía todos los meses, una vez deflacionada, y sólo llegaba a números de algún modo tranquilizadores por los mil millones mensuales de los aportes de los futuros jubilados expropiados.

Para ir cerrando –esta nota es ya demasiado larga y terminaré dando la razón a un amigo, que me acusa de escribir más que Lope de Vega- no puedo dejar de colocar en el escenario, como un componente por demás gravitante, la brisa de libertad que se respira en los despachos de Comodoro Py, que puede convertir en efluvios carcelarios al ambiente que rodea a muchos funcionarios, comenzando por los propios K.

Todos estos elementos juntos –la derrota electoral, las dificultades económicas y de caja, el aislamiento internacional, la crisis de Honduras, la gripe A, la pérdida de autoridad, el peligro de la cárcel- y la negativa de don Néstor a dar por terminado su reinado, me hacen augurar días complicados para nuestro país.

Y no veo, tampoco, capacidad de reacción en una oposición que, todavía, no ha logrado traducir e internalizar el mandato de diálogo y unión que ha recibido de los votantes. Me preocupa, además, ver a un peronismo dividido, sumido en inoportunos personalismos, y sin posibilidad concreta de ofrecer a la ciudadanía una plataforma central y concreta para comenzar a discutir los grandes problemas nacionales, llegar a los acuerdos necesarios y transformarlos en inmutables políticas de Estado.

Nótese que, hasta ahora, los grandes nombres del PJ no han podido ponerse de acuerdo, siquiera, para retomar el aparato partidario que fuera usurpado por don Néstor y, hoy, está regenteado por Danielito. Es necesario que, juntos, expulsen a toda esta ralea del Partido, y expliquen a las bases, muy claramente, por qué y para qué lo hacen.

En el Congreso, resulta indispensable que, en forma inmediata, los actuales legisladores, aquéllos que no estén dispuestos a venderse una vez más para asegurar su buen pasar cuando lleguen al llano, conformen nuevos bloques legislativos y consensúen con quienes ocuparán sus bancas el año próximo una agenda común: los superpoderes, los impuestos y la Ley de Coparticipación Federal, el Consejo de la Magistratura, las retenciones y la política agroindustrial, la relación con el mundo, la educación, la salud, la inseguridad, la defensa, el eventual juicio político a doña Cristina, la ratificación y la unión en torno a Cobos para la transición constitucional, …

El peronismo se olvidó, desde 2003, que Perón expulsó a los “imberbes” de la Plaza en 1974; espero que los argentinos no hagamos lo mismo con su famosa frase: “con los dirigentes a la cabeza, o con la cabeza de los dirigentes”.

Para terminar, y dado que nos encontramos en la víspera: ¡Feliz Día de la Patria!

Bs.As., 8 Jul 09
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domingo, 5 de julio de 2009

A los triunfadores

A los triunfadores

"La falla de nuestra época consiste en que sus
hombres no quieren ser útiles sino importantes”.
Winston Churchill


Tanto quien esto escribe cuanto una gran cantidad de otras personas han puesto, en estos días poselectorales, sus esperanzas en un cambio de rumbo del Gobierno, con la Presidente asumiendo el timón que hoy se encuentra en manos de su marido, el gran perdedor de esta contienda.

Casi el 70% de los argentinos hemos expresado nuestro profundo repudio al “modelo” encarnado en don Néstor y, desde todos los ángulos y espacios, hemos pedido que se despida a quienes encarnan lo peor de este régimen.

La aceptación de la renuncia de Ricardo Jaime, a quien unen oscuros e inexplicados lazos con Kirchner, encendió una luz de optimismo, que se apagó rápidamente con el sostenimiento de Guillermo Moreno y Aníbal Fernández, con el demostrado ocultamiento de la gravedad de la pandemia, y con la aseveración de la falsa realidad del Indec.

Contribuyó a nuestro malestar el postergado viaje a Honduras, en compañía del Presidente de Ecuador, para sostener a un Zelaya que pretendía transformarse en otro Chávez y que fue destituido por los poderes legítimos del Estado hondureño. Esa fervorosa actitud de espontaneidad democrática ni siquiera será acompañada por Evo Morales, lo cual demuestra el oportunismo internacional de doña Cristina, una verdadera emuladora de los éxitos de su marido en las selvas colombianas.

Y qué decir de la renuncia de don Néstor a la Presidencia del PJ, cuando designó, usando por última vez un dedo que ya no le sirve ni para llamar a un ordenanza, a don Danielito como sustituto –uno que nadie reconoce como tal- y resolvió, en público, que éste no dejara su cargo de Gobernador para asumir, en diciembre, como Diputado.

O la pseudo conferencia de prensa convocada por la inefable doña Cristina para informarnos que su Frente para la Victoria había ganado unas elecciones en la cuales, creíamos, había recibido un homérico cachetazo.

Todo ese cuadro, más el cúmulo de dificultades fiscales que el Gobierno tendrá que afrontar en el segundo semestre –tal como se ha comprobado por el fuerte endeudamiento del Tesoro con el Banco Nación y con la ANSeS y por la sangría de divisas que siguen viajando con incierto destino- me lleva a formular algunas reflexiones que, espero, se traduzcan en recomendaciones para los triunfadores del domingo pasado.

Don Néstor ha dado suficientes pruebas, a lo largo de los últimos seis años, de su enorme capacidad de crear poder y caja, más allá de que, luego, los haya desperdiciado y diluido.

Pero quien crea que está políticamente muerto se equivocará de medio a medio. Y quien estime que ha perdido la posibilidad de hacer daño a la Argentina correrá la misma suerte. Todavía conserva una cuota importante de aliados y seguidores, aún entre los que resultaron ganadores en sus respectivos feudos, y de la caja del Estado que, aunque enflaquecida, sigue siendo grande; subestimarlo, por ello, sería un error enorme, que pagaremos muy caro.

Otra vez, la Argentina parece estar a punto de recibir un importante viento de cola proveniente de los países asiáticos, en especial de China, y resultaría penoso que la sociedad entera, que hoy conoce su fuerza real y que ha tomado debida nota de ella, permita que los Kirchner estropeen nuevamente la oportunidad que se presenta.

Resulta imprescindible que la oposición vaya tomando las riendas del Congreso, a través de conversaciones con los miembros actuales de la bancada del FPV, seguramente interesados en conservar algún futuro político, para discutir ya mismo, a partir de la semana que se inicia, la agenda de los temas que realmente importan: educación, salud, retenciones, coparticipación federal, superpoderes, seguridad, Consejo de la Magistratura, organismos de control, privatizaciones, fondos de la ANSeS, el INdEC, política industrial, política social de verdadera inclusión, etc..

Como bien dijeron Reutemann, Solá y Das Neves, el aparato oficial partidario, el PJ, no puede estar en manos de los perdedores ya que, pese a encontrarse francamente devaluado, aún sigue siendo una formidable arma política. Pero, para que sea útil, primero debe producirse una batalla final, como Waterloo, sea quien sea el Lord Wellington que la conduzca, que termine con don Néstor exiliado en Santa Elena o, mejor, en Comodoro Py.

Creo que los Kirchner, así como no supieron leer la derrota del domingo, tampoco serán capaces de modificar el rumbo de colisión que lleva el Gobierno y que, como dije tantas veces, preferirán –don Néstor, principalmente- destruir todo lo posible antes de caer definitivamente derrotados.

Por eso creo que el peronismo que, si no quiere verse estrellado contra la realidad, debe reaccionar ya mismo y, obligando a don Daniel a convocar inmediatamente a convocar a internas, tomar lo antes posible el control del PJ, generando una purga de todos aquellos que, expulsados en el ’74 de Plaza de Mayo, lo usurparon de la mano del actual mariscal de la derrota y lo vaciaron de contenido.

Respecto al pan-Radicalismo, también creo necesaria una amplia convocatoria a elecciones internas, que siempre fueron tradición de ese Partido y que este año, en razón del adelantamiento de las elecciones nacionales, en general se vio frustrada.

Se debe tomar en cuenta que, el último domingo, además se produjo un importante relevo generacional y, si todos deponen sus mezquinos intereses personales, nuevos y renovados aires comenzarán a recorrer los vericuetos y los laberintos de la política local. ¡Basta de nombres! ¡Es hora de hombres!

Para que Argentina despegue, para que todos sus habitantes puedan comer, educarse y trabajar, debemos volver a pensar en grande. Intentar, de una vez, por todas, transformarnos en la Nación que nunca fuimos.

Pensar en grande significa definir políticas de Estado que, una vez consensuadas y explicadas con claridad por la clase dirigente, se transformen en inmutables, para que los argentinos podamos volver a sentirnos orgullosos de serlo, integrándonos así a un mundo que, como productores de alimentos y de bienes de alta calidad, nos empezará a necesitar imperiosamente.

Debemos salir de la terrible “nadidad” en la que nos hemos sumergido, abriendo nuestras fronteras a inversiones genuinas, a las que hay que brindarles toda la seguridad jurídica del caso.

Debemos volver a transformarnos en socios confiables de nuestros vecinos sudamericanos, en especial, y del mundo entero. Tenemos que adoptar una política internacional que nos lleve a sentarnos, por derecho propio, en las grandes mesas de negociación y decisión del globo, y mantenerla en el tiempo.

Debemos exigir a nuestros representantes que, antes de destruir todo cuanto se ha hecho, se analice a fondo la gestión de quienes los anteceden, para aprovechar todo lo bueno –siempre lo hay- para crecer desde allí. Tenemos que terminar con la permanente demolición de lo anterior, en todos los órdenes, porque hacer lo contrario nos ha impedido siempre contar con basamentos eficaces para el desarrollo.

Debemos, en fin, volver a ser serios. Así como es una falsedad total que “estemos condenados al éxito”, también lo es que lo estemos a la derrota y a la decadencia.

Llevamos en esta senda errada más de 50 años. En educación, mucho más, pues basta recordar que Sarmiento consiguió eliminar el analfabetismo y hoy éste campea en la sociedad argentina. Y la educación es la única herramienta de progreso genuino de los pueblos. Por ello, debemos exigir a quienes nos gobiernan que, pese a que no produce réditos inmediatos, inviertan fuerte y continuadamente en ella, sin intereses bastardos relacionados con el clientelismo y la dependencia.

Argentina puede –y debe- producir alimentos para 400 o 500 millones de personas. Para que eso suceda, debemos invertir –o conseguir quien lo haga- en infraestructura (caminos, energía, transportes). Para ello se necesita, prioritariamente, seguridad jurídica.

Hace ya mil años que dije que “con una Justicia independiente, todo es posible; sin ella, nada es posible”. Y llevamos siglos corrompiéndola, subordinándola a los intereses políticos del momento, aterrando a los jueces con persecuciones infundadas, retaceándole los presupuestos necesarios para cumplir eficazmente su labor.

Si esa Justicia independiente fuera una realidad, se terminaría de inmediato con el hambre y con la desnutrición, ya que los funcionarios que las permitieran terminarían, inmediatamente, con sus huesos en la cárcel.

Lo mismo sucedería con los legisladores que violaran la Constitución, delegando en el Ejecutivo las facultades del Congreso, o con los políticos que gastaran sumas inexplicables e inexplicadas en sus campañas, o con los impuestos injustos, o con la evasión fiscal, o con los funcionarios corruptos, o con las obras públicas sobrefacturadas, o con el uso con fines privados o partidarios de los bienes y los caudales públicos, o con la ilegal intervención del Estado en la actividad privada, o con miles de etcéteras.

¿Es que hemos perdido tanto nuestras ilusiones que ni siquiera podemos imaginar un país así?

¿Es que el “sálvese quien pueda” se ha adueñado de nuestras almas y de nuestros corazones?

¿Es que, con tal de poder decir “deme dos”, estamos dispuestos a seguir entregando el destino de nuestra Patria, de nuestros hijos y de nuestras fortunas a cualquiera?

¿Es que la capa adiposa con la que nos hemos rodeado nos impide sentir vergüenza por nuestra realidad y por el modo en que viven nuestros hermanos más pobres?

Cambiar todo esto es posible. Y es posible comenzar hoy.

Debemos hacerlo, y hacerlo ya.

En caso contrario, y estoy seguro de ello, veremos a la Argentina desmembrarse y desaparecer como entidad y como país independiente.

Bs.As., 5 Jul 09
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miércoles, 1 de julio de 2009

Dios es argentino ... y nosotros parecemos ateos

Dios es argentino …
y nosotros parecemos ateos


Una vez más, y pese a todos nuestros defectos y pecados, Dios quiere demostrarnos que es argentino.

En el medio de esta crisis fenomenal que golpea al mundo entero, cuando todos los países ven derrumbarse su comercio internacional y los precios de sus productos, nuevamente nos muestra su pasaporte haciendo subir a los granos y al petróleo.

Pero, dada la peculiar situación por la que atravesamos, parece que nuevamente ratificaremos nuestro “ateísmo”.

Don Néstor, el mariscal de la derrota más absoluta que sufriera el peronismo en el poder en toda su historia, demostró que no solamente no cree en Él sino que, pese a todas las confirmaciones que recibió, transportadas por un fenomenal viento de cola, decidió destruir nuestras fuentes de ingresos durante su gobierno y el de su mujer.

Por razones que, algún día, la psiquiatría deberá explicar, la nefasta pareja, pese a contar con una suerte descomunal e inédita para Argentina en casi un siglo, que le permitió –vía una formidable caja rellena de divisas- construir un poder omnímodo y disciplinar a gobernadores, intendentes, legisladores y jueces, dinamitó su futuro y, con él, nuestro pasado reciente.

Hoy, esa misma suerte vuelve a acompañar a la Argentina y, pese a que los Kirchner no podrán aprovecharla después del cachetazo que recibieran el último domingo, todavía pueden malgastarla y desperdiciarla.

Y de allí mi preocupación y mi llamado a la urgente reflexión de todos mis conciudadanos.

Creo que disponemos de muy poco tiempo para realizar los cambios necesarios para que ese nuevo golpe de bondad divina no termine, una vez más, pasando de largo.

Y para evitarlo sólo existe un camino: obligar a don Néstor y a doña Cristina a cambiar el rumbo del Gobierno.

Pese a que, hasta ayer, parecían no haber registrado ni asimilado la feroz paliza recibida en el plebiscito de su “modelo”, hoy hay al menos hechos nuevos.

La declaración de la emergencia para combatir la pandemia, aún a sabiendas que la ciudadanía los condenará por no haberlo hecho antes y por haber ocultado los datos de la incidencia de la enfermedad, y la aceptación de la renuncia de Ricardo Jaime, uno de los funcionarios más emblemáticos de la corrupción kirchnerista, permiten concebir una luz de esperanza.

Pero esos pequeños gestos deben ser seguidos, tan pronto sea posible, por los grandes: la normalización y la refundación del INdEC y la convocatoria a la oposición para realizar todos los ajustes y las modificaciones necesarias para que el país recupere la seguridad jurídica y la confianza internacional.

Si bien es cierto que los legisladores electos no jurarán hasta el 10 de diciembre, el resultado de las elecciones ha sido tan, pero tan grave, que muchos de los actuales pensarán más de dos veces antes de votar un disparate y, por el contrario, es posible que modifiquen su conducta para intentar, desde el Congreso, que el Ejecutivo comprenda y actúe en consecuencia.

Para ello, disponen de algunos sencillos instrumentos, como revocar ya los “superpoderes” otorgados en violación a la Constitución o re-cambiar la composición del Consejo de la Magistratura o modificar la distribución de los ingresos por impuestos y hasta éstos mismos, para terminar con el IVA en los alimentos de la canasta familiar.

Si todo eso no funcionara, es decir, si don Néstor y doña Cristina, en ese orden, no se pusieran a tono con los nuevos vientos que soplan en la Argentina, será el momento de pedir el juicio político de la señora Presidente, para hacerlos descender del pedestal en el que se han auto-colocado.

El mismo Dios nos hizo el favor de terminar, de un plumazo, con los sueños bolivarianos de los Kirchner que, de todas maneras, ya carecían del dinero y del Ejército, que sí tiene Chávez.

El segundo semestre de este año, pese a todos los optimistas anuncios desde el atril, será terrible por una única y exclusiva razón: la plata no alcanzará para que el Gobierno atienda, simultáneamente, todos sus compromisos.

No dispone de dinero para afrontar, a la vez, los servicios de la deuda, el mega-plan de obras públicas prometido, el subsidio para evitar el desempleo, el aumento en el seguro de desempleo, los subsidios al transporte y a las tarifas de los servicios, a la criminal importación de gasoil venezolano, a los aumentos de los sueldos de la Administración Pública, a la ayuda a las provincias para evitar que éstas emitan cuasi-monedas, y una enorme lista de etcéteras.

Y si a la gente le meten una vez más la mano en el bolsillo sin efectuar, antes, los cambios necesarios, se producirá una insurrección civil de magnitud incalculable. Y una vez más la oportunidad que nuestro Dios argentino nos está dando resultará perdida.

No podemos darnos ese lujo. Y tenemos, como digo, los instrumentos necesarios para evitarlo.

Mientras nosotros seguimos cayendo del mapa, el mundo sigue andando, y la brecha sigue agrandándose.

El Gobierno ha recurrido a saquear, después de las elecciones, al Banco Nación y a la ANSeS, agravando el panorama futuro de los jubilados. Y continúa con el arbitrario manejo de la economía, en la que don Néstor actúa a su libre albedrío, decidiendo por sí solo en qué empresa interviene, a cuál le presta plata a tasa subsidiada, cuál puede y cuál no distribuir dividendos, a cuál “argentiniza” …

La campaña electoral, pese a la crisis, hizo que se duplicara el gasto público en lo que va del año, y la desconfianza ha hecho que se fugaran de Argentina US$ 40.000 millones desde que doña Cristina asumió.

Si pensamos que esa cifra se corresponde con la que se confiscó a quienes creyeron en la posibilidad que la Ley brindaba y depositaron sus fondos en las AFJP’s, habla a las claras de la desesperación del Gobierno por fondos frescos.

Y eso, si deciden no cambiar y seguir en el rumbo de colisión, nos llevará a un nuevo desastre, justo cuando Dios decidió demostrarnos que sigue siendo argentino.

Por ello, los partidos políticos, los legisladores actuales y futuros y, sobre todo, la pareja presidencial, deberíamos trabajar juntos y ahora mismo. Si los Kirchner insistieran en desconocer esta realidad y estos objetivos, habrá llegado la hora de echarlos a patadas, siempre constitucionalmente hablando.


Bs.As., 1 Jul 09
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