jueves, 28 de enero de 2010

¿Otra vez "que se vayan todos"?

¿Otra vez “Que se vayan todos”?


El diario La Nación, en su edición del lunes pasado, publicó una nota referida a las más recientes encuestas de opinión pública sobre la imagen de los políticos en la Argentina, obviamente tanto del Gobierno cuanto de la oposición.

Por su parte, Luis Pico Estrada, en sus Evidencias N° 412, amplió esa información incorporando resultados de otras empresas dedicadas a los mismos menesteres.

El primer dato que salta a la vista, y mueve a la más honda preocupación, es la constatación de que hoy ninguno de los referentes importantes de la cosa pública local tiene una imagen positiva que supere a su imagen negativa, tal como ha informado Ipsos Mora y Araujo. Es decir, ninguno de nuestros políticos, o al menos aquellos cuyos nombres figuran en las grillas de preguntas, recoge aprobaciones superiores a los rechazos que genera.

Por supuesto, en quienes más se nota ese efecto es en la pareja imperial, cuyas imágenes favorables no alcanzan ya ni al 20%, y que sólo recogen en la actualidad algo parecido al 9% en intención de voto.
Los índices señalados parecen revivir aquéllos de diciembre del 2001, cuando las cacerolas gritaban ese anárquico lema que da título a esta nota.

Otro dato interesante, pero ajeno al objetivo de esta columna, es la fuerte imagen negativa de quien, al menos en el imaginario oficial, debiera llevar exitosamente adelante nuestra reinserción en los mercados voluntarios de crédito, don Amadito; tal como surge de la compulsa efectuada por Giacobbe y Asociados, la confianza de la población en su persona y en su gestión alcanza, sumando “ninguna” y “poca”, a 74,9%. Si a este joven Ministro de Economía no le creemos los argentinos, resulta iluso pensar que puede despertar una confianza mayor en el exterior.

Entonces, volvamos al meollo del problema. Y este consiste en la enorme responsabilidad que le cabe a los opositores, que no han sabido ponerse de acuerdo, postergando personalismos y posturas extremas, para ofrecer a la ciudadanía una clara alternativa al proyecto de poder absoluto que don Néstor encara, conduciendo al país, desde su madriguera de Olivos, a una verdadera hecatombe, sea porque logre consagrarlo, sea porque fracase en su intento y, en el camino, arrase con lo que queda de Argentina.

Lo curioso es que ninguno de nuestros políticos no kirchneristas parece darse por enterado, ya que todos ellos siguen bailando al son de la música que don Néstor les impone pese a que, como disc-jockey, les cambia el ritmo cada dos minutos.

Desde ningún sector del arco opositor, cada vez más numeroso por cierto, se ofrece a la ciudadanía una plataforma de ideas que sirva, que no es poco, para comenzar a discutir cómo saldremos de esta crisis infernal que, como digo, Kirchner nos legará cualquiera sea el resultado de la estrategia que ha diseñado para conservar el poder a cualquier precio.

Esos opositores, que parecen dedicarse simplemente a denostarse unos a otros, o a levantar banderas pretendidamente morales para poner límites a sus alianzas, no se muestran como merecedores del indispensable respaldo que se requerirá para enfrentar los enormes costos que implicará desmontar el aparato clientelista que, como única alternativa posible, ha construido don Néstor de cara al futuro, y para lo cual no ha dudado en manotear todas y cada una de las cajas (léase el campo, las AFJP’s, la ANSES, el PAMI, el Banco Nación o las reservas del Banco Central), aunque con ello comprometa aún más ese porvenir.

No resultará fácil para nadie conducir al país en su indispensable camino hacia la superficie del mundo, desde las profundidades en que nos ha sumido esta negra etapa de seis años -¿y los dos que faltan?- de disparates y retrocesos sin fin, de fragmentaciones y enfrentamientos.

Por eso, me permito decir a los opositores, una vez más, que “no es hora de nombres, sino de hombres”, entendiendo por éstos a quienes sean capaces de olvidar su propio protagonismo para ofrecer ideas, plataformas, políticas de Estado, para promover consensos mínimos, para asumir y pagar el precio de explicar a la población, en su conjunto, cuál es el verdadero retrato de la Argentina de hoy, y qué se debe hacer para reinsertarla en el mundo.

Todos debemos ser conscientes de que los Kirchner no salieron de un repollo, sino de nosotros mismos, y que la famosa frase “cada pueblo tiene el gobierno que se merece” es falsa, puesto que la verdad es que “cada pueblo tiene el gobierno que se le parece”. Y don Néstor es, mal que nos pese, un argentino típico, como se puede comprobar al ver cómo nos comportamos.

Los opositores deben construir sobre dos pilares fundamentales. El primero de ellos, garantizar que, a partir de ahora mismo, en Argentina habrá una Justicia independiente ya que, con ella, todo es posible y, sin ella, nada lo es. Y el segundo, recrear la excelencia de la educación pública, que fue la base que permitió, hace 90 años, que nuestro país fuera considerado como uno de los dos candidatos a asumir el liderazgo mundial.

Todo lo demás –la seguridad, el empleo, la estabilidad monetaria, el crédito internacional, las inversiones- nos será dado por añadidura, porque habremos demostrado al concierto internacional que Argentina se ha vuelto a poner de pie, y respeta sus instituciones republicanas y sus compromisos, que somos dignos y considerados, y que hemos dejado atrás décadas de infantilismo político y de visión cortoplacista, de desuniones y enfrentamientos internos, de maltrato a la comunidad de naciones, y miles de esos etcéteras que hacen que, hoy, hayamos dejado de figurar en cualquier análisis global, salvo el del humor.

Kirchner –más allá del daño que intentará seguir haciendo- ya es pasado, y quienes pretendan nuestros votos para administrar la cosa pública deberán, primero, demostrar que se encuentran a tono con las dramáticas circunstancias en que nuestro país se encuentra. Y ese requerido tono pasa, necesariamente, por la construcción de consensos y de propuestas de futuro.

Si los opositores no entendieran esto, ¡qué tristes seguirán siendo los próximos años!

Bs.As., 28 Ene 10

miércoles, 20 de enero de 2010

Siguen, todos, en la misma

Siguen, todos, en la misma

“Yo sabía también que, en el fondo de
“sí mismo, Cayo jamás había dejado de
“tener miedo y, cuanto más conciencia
“tomaba de su poder, tanto más temía
“los peligros que éste comportaba. El
“desprecio ajeno, unido al temor
“enfermizo que lo obsesionaba,
“convirtió a mi hermano en el ejemplo
“más evidente de los males que el
“poder absoluto puede causar en un
“Estado”.
“Memorias de Agripina”, de Pierre Grimal


Ayer, sendas conferencias de prensa otorgadas por la Presidente y por su pseudo Ministro de Economía, nos anoticiaron que, pese a todo lo que ha ocurrido en el país en los últimos treinta días, el Gobierno, encabezado por el tirano de Olivos, sigue en la misma posición.

Veamos a qué me refiero. En primer término, doña Cristina nos dijo que, graciosamente y después de los innumerables papelones cometidos por ella y sus adláteres, ha decidido instar al Presidente de la Cámara de Diputados a convocar a las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Economía para que elijan a sus autoridades para que éstas, a su vez, integren la Comisión Bicameral que, por imperio de la Carta Orgánica del Banco Central, debe aconsejar sobre el eventual despido del Presidente de éste.

Varios detalles a resaltar. Primero, no hizo lo mismo con la Cámara de Senadores, por lo cual la Comisión, si lo hace, se reunirá sólo con tres miembros, un diputado oficialista, uno de la oposición y el Presidente del Senado, configurando para éste un apriete político que permitirá a los Kirchner victimizarse si resuelve votar en contra.

Segundo porque, pese a que la norma legal es clara en cuanto a que, para despedir a Redrado, previamente se debe contar con la opinión de esa Comisión Bicameral, no ha derogado el Decreto NyU N° 18/10, que dispuso su remoción.

Por su parte, el muñeco que el ventrílocuo de Olivos tiene en el Ministerio de Economía, nos informó más tarde que todo va muy bien, incluido el canje –objetado por presuntas nimiedades, tipo el Indec, por la SEC- y el Fondo del Bicentenario, medidas sobre las cuales nada amerita ser modificado, pese a que la Justicia está revisando la necesidad y la urgencia de la segunda de ellas. Además, celebró que el “embargador serial” hubiese levantado la indisponibilidad sobre la cuenta operativa del Banco Central en la Reserva Federal, sin mencionar que continúan vigentes otros embargos que llegarán hasta los US$ 3.100 millones.

Ante la inminencia de los plazos a los que nos enfrentamos, quiero detenerme –una vez más- en la cerril oposición de don Néstor a convocar al Congreso. Recuerdo a mis lectores que sólo faltan ya cuarenta días para que esa negativa se transforme, por imperio de la Constitución, en abstracta y para que el kirchnerismo deba enfrentarse a un Poder Legislativo en el cual ha perdido las mayorías y toda posibilidad de recuperarlas.

Anoche, ese excelente periodista que es Marcelo Longobardi perdió una inmejorable oportunidad para develar esta duda que me carcome, ya que tuvo sentado a su mesa nada menos que al jefe de los senadores oficialistas, Miguel Ángel Picheto. Éste respondió a una pregunta sobre el tema diciendo que una eventual autoconvocatoria haría incurrir a la oposición en una conducta marcadamente inconstitucional, pero no explicó a qué se debe que se ponga tanto empeño en retrasar, con un costo político enorme y por sólo cuarenta días, una salida legal e inevitable. ¿O no será así, por decisión unilateral de don Néstor, en marzo? ¿Qué puede pasar, desde ahora hasta entonces, que pueda impedirlo?

La otra noticia que nos llegó ayer, de boca de doña Cristina, fue que cancelaba su viaje a China, hoy nuestro más importante mercado, porque se trataba de un lapso demasiado prolongado para dejar el Poder Ejecutivo en manos de Cobos, pese a que éste había ya asumido el público compromiso de no convocar al Congreso a sesiones extraordinarias, al parecer la principal preocupación de don Néstor.

¿Cuál es, entonces, la verdadera razón de esta abrupta cancelación del viaje -quizás- más importante, desde el punto de vista comercial, de la agenda presidencial?

Felipe Solá acaba de atribuirla, por radio, precisamente al interés de los Kirchner en poner, otra vez, a Cobos frente a la disyuntiva de cumplir con la ley o apoyarlos en sus insanas decisiones, a fin de aumentar la presión para que renuncie a la Vicepresidencia y, con ello, habilite al Senador Pampuro a ser quien deba desempatar, a partir de ahora, las votaciones en la Cámara alta.

Los opositores, con su candor habitual, parecen no haber visto este ángulo del problema y, pese a que puedo coincidir con ellos en que la situación de Cobos comienza a tornarse insostenible, hacerle fácil ese camino a don Néstor –asociándose al pedido de renuncia- permitirá a éste neutralizar cualquier decisión incómoda del Congreso durante los próximos dos años.

También es cierto que, si el tirano de Olivos obtuviera esa renuncia, le resultaría innecesario desatar el autogolpe que, como simple conclusión de un razonamiento, he preanunciado desde hace meses, pero creo que sería muchísimo peor para la República prolongar esta agonía, además sin que ello implique nada más que postergar esa salida hasta el 2011, cuando la situación, sin duda, se repetirá.

Tampoco entonces estará Kirchner dispuesto a entregar, graciosamente, el poder a un sucesor legítimamente elegido y al cual dejará, sin remedio, una situación económica caótica. En 2011, don Néstor correrá similares riesgos para su libertad y su patrimonio a los que se enfrenta hoy y, otra vez, estará dispuesto a hacer hasta lo imposible para no perder el poder.

Recordando las últimas cuatro semanas que el kirchnerismo nos ha regalado, no puedo menos que despedirme citando a ese genial argentino que fue Tato Bores: “Por eso, mis queridos chichipíos, vermouth con papas fritas “y ¡good show!”.

Bs.As., 20 Ene 10
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sábado, 16 de enero de 2010

Pregunta picando

Pregunta picando


“Obcecación asnal, para ser fuerte,
“nada más necesita la criatura,
“y en cualquier infeliz se me figura
“que se mellan los garfios de la suerte”
Almafuerte



Todos hemos visto, y sufrido desde hace un mes, el sainete protagonizado por la inteligentísima señora Presidente y su cohorte de ministros y funcionarios repetidores de consignas, por un lado, y este pseudo héroe que don Néstor ha sabido fabricar, con el mero recurso de transformarlo en su enemigo, por el otro.

Si no resultara tan trágico, por ser nosotros argentinos, deberíamos estar –como hace el resto del mundo- muriéndonos de risa frente a tanta payasada, tanto oficialista cuanto opositora, y hasta “panqueque”.

Mejores y más experimentados analistas ya han gastado chorros de tinta en tratar de descifrar los recónditos meandros de las decisiones adoptadas desde Olivos, y de analizar cada una de las reacciones diferentes que el disparate kirchnerista ha generado en la sociedad y en los mercados internacionales. Por ello, resultaría redundante extenderme sobre tales aristas; sin embargo, hay una, en particular, que parece no haber sido considerada.

Tiene que ver con la cerrada negativa del tirano de Olivos a aceptar la rama de olivo que le ofrecieron los opositores para que, a cambio de entregarle la cabeza del nuevo rebelde, convocara a sesiones extraordinarias para considerar los decretos de necesidad y urgencia vinculados con el nonato Fondo del Bicentenario.

Y eso se vincula, naturalmente, con el título de esta nota. Si don Néstor no está dispuesto hoy a correr el más mínimo riesgo en el Palacio Legislativo, pese a las dudas que rodean a la actitud que adoptarán los senadores de Neuquén, de La Pampa y de Corrientes, ¿qué hará en marzo, cuando ya no pueda frenar, con artilugios legales indignos, las reuniones de las cámaras del Congreso?

Tengo la sensación que nadie se ha formulado una pregunta tan elemental.

Mi opinión, ya conocida por mis sufridos lectores, es que, ante la segura pérdida del poder real –llámese control del Consejo de la Magistratura, cesión de fondos coparticipables y degradación de los distintos organismos de contralor gubernamental- que implicará la nueva composición legislativa, Kirchner estará dispuesto –y lo ha demostrado hasta el cansancio- a hacer cualquier cosa, aún aquéllas inimaginables en una sociedad moderna y, al menos teóricamente, democrática.

Cada vez estoy más convencido que lo primero que hará –y estará obligado a ello, ya que la alternativa será la cárcel o el exilio, éste sólo en la hoy muy incómoda Venezuela, y la pérdida del imperio económico que ha montado, a manos de quienes hoy se desempeñan como meros testaferros- será evitar que comiencen las sesiones ordinarias.

Pensemos, entonces, a qué mecanismos podrá recurrir para lograrlo; e imaginemos todos los posibles.

Es obvio que no le resultará fácil fraguar una epidemia generalizada que impida, por razones sanitarias, las grandes reuniones de individuos; tampoco podrá, meramente, cerrar el edificio parlamentario para realizar en él reformas como las del Teatro Colón, ni creo que se le ocurra tirar una bomba sobre el Congreso, o demolerlo.

¿Qué queda, pues? Sólo le restará inventar una conmoción interna de tal magnitud que justifique, al menos por un rato, la declaración del estado de sitio, la suspensión de las garantías constitucionales y la disolución del Parlamento.

Juro que he hecho grandes esfuerzos de imaginación para tratar de encontrar una salida distinta; especialmente porque un gran grupo de amigos ya me considera tan agorero como a Lilita Carrió. Sin embargo, y en la medida en que no la he encontrado, recurro a quien accedan a esta nota para que sumen sus intelectos y me convenzan de lo contrario.

Nótese que, a esta altura de los acontecimientos, nada de lo que parecía imposible lo es: un jefe de gabinete que desacata una orden directa de un juez de la Nación, un ministro de Economía que descalifica a un juez norteamericano, una presidente que miente descaradamente e inventa conspiraciones que involucran al mundo entero, un ministro que “aprieta” a una juez con la Policía, funcionarios y sindicalistas que matan pacientes graves con medicamentos “truchos”, un juez que no duda en sobreseer en segundos a enriquecidos ilícitamente, y miles de etcéteras.

Frente a todo eso, y salvo una serie de acuerdos mínimos, los opositores no parecen darse cuenta de la graved ad de la situación: siguen intentando bailar el vals al ritmo del malambo que tocan desde Olivos, y continúan tratando de portarse como caballeros en un ambiente lleno de tahúres.

Pero, hoy, más allá de los ideales de buenos modales, está en juego la República misma. Por eso, resulta indispensable que esos mismos opositores se pongan de acuerdo y, autoconvocando al Congreso, impidan a don Néstor seguir ajustando los detalles de su plan de batalla. ¿O creen, realmente, que el tirano de Olivos y su mandada “descansan” en Calafate?

Bs.As., 16 Ene 10
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miércoles, 13 de enero de 2010

Exégesis de disparates

Exégesis de disparates

“Si hay que violar el derecho,
que sea para reinar.
¡En lo demás, observa la moral!”
Eurípides


Es curioso que, releyendo los títulos de algunas de las columnas que publiqué en el pasado, y que se encuentran en mi blog, me parezca que todo sigue igual, pero aumentado y magnificado.

Varias, tales como “Abusos contra una sociedad apática” (25 Ago 09), “Bienvenidos al paraíso de Goebbels” (6 Ago 09), “Chavismo en acción” (3 Jun 09), “El prototipo del caradura” (9 Dic 08), etc., etc., podrían ser reescritas hoy mismo, pero en una gradación superior.

Ayer, martes, tanto el elegantísimo Ministro de Economía, don Amadito (¿por quién?) cuanto la señora que ocupa, representando a su marido, el sillón de Rivadavia, hicieron gala de una desfachatez poco común, sólo antes vista en otros políticos carentes, por completo, de escrúpulos.

Hoy quisiera detenerme para hacer una análisis de alguna de las cosas que doña Cristina explicó a la población en un discurso asestado desde uno de los innumerables atriles de los que dispone en la Casa de Gobierno. Ante una audiencia conformada por un gran grupo de desconocidos (no estaba ninguno de los aplaudidores profesionales, provenientes de las empresas, de los bancos y de los sindicatos), la mandada del tirano de Olivos se dio todos los lujos, en medio de sus sonrisas, sus chicanas y sus mohines habituales.

Gracias a la señera palabra presidencial, los argentinos pudimos enterarnos del poder del grupo Clarín, hoy personificado por Cristinita y su marido en el señor Magnetto, que llega hasta influir decisivamente en las decisiones de un Juez norteamericano designado, hace más de treinta años, durante la presidencia de Richard Nixon.

A partir de esa premisa, la conspiración que encabeza el “monopolio multimediático” pasó a estar integrada por el travestido Hernán Martín Pérez Redrado, los gerentes del Banco Central, el Vicepresidente Cobos, la Juez “delivery” Sarmiento, los “fondos buitre”, el diario La Nación, varios jueces que han resuelto la inconstitucionalidad de la Ley de Medios, los opositores de toda laya y los choferes de taxis, sin cuya esencial colaboración todos los anteriores no hubieran podido llegar a ejercer sus funciones dentro del complot.

La Nación, nos enseñó doña Cristina, se ha dado el lujo de anticipar sentencias judiciales, demostrando con ello no un acabado conocimiento del derecho por parte de sus periodistas, sino la decisiva influencia que tiene ese diario sobre el Poder Judicial.

La señora Juez, según nos fue arrojado desde el atril, trató de diferente manera a los abogados de los diputados opositores, que pidieron una medida cautelar respecto al Decreto NyU 2010/09, y del Presidente del Banco Central, alzado contra el Decreto NyU 18/10, que a los abogados del Gobierno. Y no lo hizo por atenerse, estrictamente, a la ley vigente y por la impericia de los letrados gubernamentales sino, sospechosamente, porque con ello favorecía las malignas y criminales intenciones de los tenedores de bonos.

Tengo muchos acreedores, y me consta que estos rezan verdaderas novenas para que me vaya bien en la profesión que ejerzo y, así, pueda hacerme del dinero necesario para pagar mis deudas. En cambio, los malignos conspiradores, que todos los días “ponen palos en la rueda” del exitoso proyecto económico K, prefieren –en la imaginación de doña Cristina- que a los argentinos nos vaya mal, ya que prefieren eso a cobrar sus acreencias. ¿Puede pedirse al Gobierno una prueba mejor de la maldad de los “fondos buitre”?

Pero vayamos, ahora sí, a los coincidentes discursos de don Néstor (en Santa Teresita, durante el fin de semana), de don Amadito y de doña Cristina.

En primer término, un brevísimo análisis de la forma elegida para crear el famoso Fondo del Bicentenario. Ninguno de los tres consiguió explicar, más allá de la “coyuntura internacional” que mantiene bajas las tasas de interés, por qué se optó por un DNU, firmado sólo cuatro días después de que el Congreso entrara en receso estival.

Como el mundo real –no el de “un país en serio”, gobernado por un matrimonio con vocación imperial- se mueve más lentamente que una montaña rusa, la misma tasa que regía para los mercados de deuda el 14 de diciembre lo hacía cuatro días antes, lo sigue haciendo y lo hará por algún tiempo más.

Amén de hacer que doña Cristina firmara el DNU para apropiarse de las reservas, el tirano de Olivos hizo que su brillante cónyuge, “amiga y compañera de toda la vida”, obviara la convocatoria a sesiones extraordinarias del Congreso y, ni siquiera, de la Comisión Bicameral que debe dictaminar sobre la validez, o la falta de ella, de la sesuda pieza jurídica mediante la cual se pretendió, literalmente, asaltar al Banco Central.

Más demostrativo aún de las aviesas intenciones con que don Néstor miraba a los cofres donde se encuentran las reservas nacionales, es el hecho de haber pretendido hacerse de ellas para “aumentar la garantía de pago a los acreedores” respecto a obligaciones que sólo vencerán dentro de siete meses, en agosto de 2010. Ello sólo desacredita la urgencia esgrimida por el Gobierno en ese round.

La vorágine en que se han venido desarrollando los acontecimientos, al ritmo de las estupideces gubernamentales, hizo que pasara casi desapercibido el hecho de que el famoso DNU se pretendía llevar, en el acto, seis mil quinientos millones de dólares, pero que ese no era el límite que la falsa norma legal imponía; en realidad, el saqueo hubiera podido extenderse hasta los quince mil millones.

Tampoco hubo, salvo el sinceridio del Viceministro de Economía, don Felletti, explicación alguna acerca de la necesidad de duplicar la partida que, exactamente destinada a los mismos fines, se encuentra en el Presupuesto 2010, ya aprobado por el Congreso.

Otro punto notable es que don Martincito, que había obedecido órdenes similares en un pasado muy reciente, recibió la orden de transferir esos fondos, ya que los mismos constituían reservas de “libre disponibilidad”, es decir, que excedían el respaldo técnico que debieran tener los pesos que tenemos en nuestras billeteras y en nuestras cuentas. Ese concepto, la excedencia, corresponde a la denostada Convertibilidad cuando, si alguien lo quería, podía ir al Banco Central y cambiar sus pesos por dólares, uno a uno. Hoy, cuando esa paridad ha dejado de existir, el concepto o, por lo menos, su aplicación a la realidad, es dinámico, puesto que todos los días varía en función del tipo de cambio. Sin embargo, ninguno de los tres caraduras dejó de usar el argumento.

Al referirse, como excusa para justificar el asalto, a las tasas que han pagado otros países vecinos por sus préstamos internacionales a largo plazo, ya que –en el onírico mundo del Gobierno- la creación del Fondo podía hacerlas bajar para la Argentina a menos del diez por ciento, ninguno de los tres se permitió explicar a qué se debe que nuestro país tenga tal descrédito en el mercado internacional, pese a los seis años que el kirchnerismo lleva en el poder, aplicando su tan exitoso modelo.

Es más, por hablar de inseguridad jurídica en un país que ha dejado de respetar las leyes y los contratos hace mucho, Valenzuela fue arrastrado al infierno de los conspiradores, intentado separarlo de la administración Obama (con la cual doña Cristina pretende reparar las relaciones dañadas, irrevocablemente, por su maridito en la “contracumbre” de Mar del Plata).

Tampoco, por cierto, se hizo reconocimiento o mea culpa alguno referido a las usurarias tasas de interés pagadas, en un pasado muy reciente, por don Néstor al entrañable amiguísimo don Huguito, antes “el papagayo caribeño” y hoy “el papagayo sin luz”, que encendieron lamparitas rojas en todas las computadoras del mundo financiero globalizado.

Otro ejemplo notable de cómo construye su tan estructurado y deslumbrante discurso esa eximia oradora que es doña Cristina lo dio el haber centrado en la maldad de los “fondos buitre” el eje de la conspiración antiargentina y, a la vez, decir que su tan preciado Fondo del Bicentenario había sido recibido con algarabía por un encantado mercado bancario.

Los bancos argentinos, en especial el presidido por don Brito, están llenos de bonos que les ha hecho comprar el Gobierno a lo largo del período kirchnerista; entonces, ¿cómo no van a estar contentísimos con que se los paguen? Pero, ¿no es lo mismo que ocurre con los “fondos buitre”? ¿No notan una cierta incoherencia?

La señora Presidente nos dijo ayer que, con la secuencia Fondo del Bicentenario-pago a los acreedores-canje de deuda reabierto, podríamos volver a los mercados internacionales, y que ello redundaría en mayor y más barato crédito a las empresas. Alguien debería explicarle que, pese a que los bancos están sumamente líquidos, no quieren hoy prestar dinero –no saben a quién hacerlo sobre seguro- ni las empresas tomarlo –porque ignoran si podrán devolverlo en su momento-. Que esas incertidumbres provengan, exclusivamente, del fracaso del modelo kirchnerista no sólo no fue reconocido sino expresamente negado.

Otra muestra del curioso discurso presidencial se vincula a la terrible crisis internacional, que este Gobierno tan bien ha capeado. Pese a que todos los problemas nos llegaron de afuera, el modelo económico aplicado ha hecho que no se perdieran ni bajaran los salarios; pero necesitamos urgentemente del Fondo del Bicentenario para recuperar el empleo no perdido y para recomponer los salarios no deteriorados. ¡Notable!

Para terminar, una breve referencia a la firmeza de las convicciones de doña Cristina, a las situaciones graves y peligrosas que atravesó en su juventud, a la soledad en que debió ejercer como Senadora, a la transparencia con que tanto ella como su maridito han conducido al Estado …

Don Néstor y su “chirolita” carecen de convicciones, salvo la mantener a cualquier precio el poder, ninguno pasó por situaciones complicadas en su juventud, compartieron en innumerables ocasiones las boletas electorales del Dr. Menem, habilitaron y forzaron la privatización de YPF para robarse los dólares de la venta y, por supuesto, no tienen transparencia alguna en su gestión de gobierno, ya que han desmantelado, uno a uno, todos los organismos de control del Estado.

Mientras termino esta nota, doña Cristina está gritando desde su atril, esta vez en Lanús, las mismas mentiras de todos los días, pero esta vez con la voz enronquecida y el gesto más adusto y enojado que lo habitual.

Preparémonos, pues, para los próximos hechos que sacará el Gobierno de la galera del hombre de Olivos. No nos resultará un 2010 fácil a los argentinos. Y, volviendo a los títulos de mis viejas columnas, “¡Qué trabajo dan!”

Bs.As., 13 ene 09
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jueves, 7 de enero de 2010

Vacaciones en Caracas

Vacaciones en Caracas

“Cuando se miran de frente los
“vertiginosos ojos claros de la
“muerte, se dicen las verdades,
“las bàrbaras terribles, amorosas
“crueldades, amorosas crueldades”.
Gabriel Celaya



Don Néstor, con su golpe institucional contra el Banco Central y su Presidente y, a través de ellos, contra el Congreso Nacional, acaba de regalarnos a los argentinos unas vacaciones en Caracas en pleno enero cuando, como mandan las buenas costumbres, en Argentina “no pasa nada”.

Al igual que su inspirador, don Hugo, el papagayo caribeño, que vació de todo poder y hasta de presupuesto propio al Alcalde de Caracas, creando por decreto –refrendado por una ley sancionada por un Congreso monocolor, es decir, “rojillo”- un cargo superior al del funcionario electo, usurpó la administración de la ciudad capital de Venezuela.

En ambos casos, como también sucedió recientemente en Honduras, un gobierno tiránico, utilizando las formas externas de la democracia e invocando mayorìas que las elecciones ya le han negado, asume la totalidad conductas calificadas, por la propia Carta Magna”, como “infames traiciones a la Patria”.

La Presidente, desconociendo la ley y mediante un decreto de necesidad y urgencia, ordenó al señor Redrado transferir, a una cuenta de libre disponibilidad para el Poder Ejecutivo, el 15% de las reservas de la Nación, y lo hizo cinco -¡sí, cinco!- días después de que el Congreso, órgano natural y constitucional de gobierno de tales reservas, entrara en receso de sesiones ordinarias; además, tampoco convocó a extraordinarias, como también previmos después de la derrota sufrida por el oficialismo el 28 de junio.

Lo primero que llama la atención del instrumento utilizado es su característica de “necesidad”. La realidad es que no era, en absoluto necesario, toda vez que la Presidente podía reunir de urgencia a la comisión bicameral e, inclusive, a los plenarios de ambas cámaras.

El segundo aspecto consiste en que tampoco era una “urgencia”, puesto que el invocado argumento de pagar a los acreedores externos este año no se corresponde con el hecho de que tales vencimientos se producirán sólo a partir de agosto de 2010.

Más allá de eso, tampoco se dignó explicarnos doña Cristina por qué, si el Presupuesto Nacional para el ejercicio en curso ya preveía el pago de esas obligaciones, debían duplicarse los fondos destinados a ello.

El también inefable -¡cuántos hay en el Gobierno actual!- Viceministro de Economìa, don Felletti, fue absolutamente sincero dìas atrás cuando, a través de un comunicado “personal”, reconoció que era para sostener la expansiòn del gasto pùblico.

Por su parte, ese ícono del caradurismo que es el senador Pichetto, también cometió un sinceridio contra el proceder presidencial, cuando dijo que, con la actual Carta Orgànica del Banco Central, este régimen carecía de gobernabilidad. Y digo que cometió sincericido porque, obviamente, reconoció que, tal como están las cosas, la Presidente no podìa dictar su DNU.

Por otro lado Redrado, que venìa actuando con una conducta sumamente concedente frente a las apetencias del Poder Ejecutivo –tal como fue el caso, por ejemplo, de las “ganancias de cambio” no realizadas- se puso los pantalones contra el salvaje saqueo de las reservas nacionales que, a partir de mañana, el tirano de Olivos consumará. Además, como los argentinos nos caracterizamos por nuestra mala memoria, hoy don Néstor es posible que haya inventado un nuevo, al menos, vicepresidenciable.

Más grave aún es que ha transformado las reservas de la Nación, que pertenecen a los ciudadanos como respaldo de su moneda y de las obligaciones asumidas por el propio Banco Central, tal como fue el argumentado correctamente para evitar su embargo, en pertenencia del Gobierno, con la cual se producirán infinitas demandas, en todo el mundo, en pos a incautarlas.

Hoy, al firmar el nuevo DNU que despide al Presidente del Banco Central, don Néstor pagó nuestro pasaje a Caracas, con escala en Honduras.

Hizo que su Chirolita convocara para ello, y por primera vez en seis años de régimen K, al Gabinete de Ministros, con el único fin de hacer que todos ellos, incluso algunos que no llegaron a tiempo porque se encuentran de vacaciones, estamparan su firma en un papel que se constituirá, a poco de andar, en una causa penal contra doña Cristina, don Aníbal y el resto de sus cómplices en varios delitos, tales como incumplimiento de los deberes de funcionario público, usurpación de funciones y derechos y hasta falsedad ideológica, puesto que figuran firmas de bandidos que no estaban en la Casa de Gobierno.

Mucho se ha escrito sobre este tema desde ayer, y gran parte de esas notas y artículos fueron suscriptos por periodistas y juristas de gran nivel, por lo cual no debo explayarme más.

Sin embargo, sí me permito decir que, si el autogolpe que vengo anunciando hacía que, hasta ahora, quien esto escribe fuera calificado como tremendista, los hechos de ayer y de hoy le otorgan a mi teoría un nuevo fundamento.

La falta de reacción social, que tambièn certifico, permitirá que don Néstor siga golpeando a la República hasta terminar de destruirla.

Nos queda, a los argentinos, el recurso de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que deberá hacer todos los per saltum del caso para salvar a la República, pero cabe recordar a ésta qué hizo, durante los años en que fue Gobernador de Santa Cruz, Kirchner con la sentencia del máximo Tribunal que ordenó la reposición en su cargo del Procurador General Sosa. Aún hoy, cuando han pasado casi quince años, el actual Gobernador, Peralta, sigue inventando verdaderas chicanas para no acatarla.

Si me equivoco pronosticando el autogolpe, de todas maneras el tirano de Olivos dejará una tierra arrasada y minada a su sucesor, prolongando la agonía de una Patria ya exhausta.

Debo confesarles que, siendo enero y recién comenzando un año que, en lo económico, se anunciaba como mejor, me siento verdaderamente mal cantando estas verdades, pero me siento obligado a hacerlo.
Bs.As., 7 Ene 10

martes, 5 de enero de 2010

Resurge una estrella

Resurge una Estrella

“¿Quién los jueces con pasión,
“sin ser ungüento, hace humanos
“pues untándoles las manos
“les ablanda el corazón?
“¿Quién gasta su opilación
“con oro y no con acero?
“El dinero”
Francisco de Quevedo



El Poder Judicial ha renovado, con un brillo inaudito, una vieja estrella del firmamento argentino de los impresentables, ya casi superpoblado.

Tal como han registrado varios diarios porteños en sus ediciones de hoy, el incansable adalid de la justicia (ahora, con minúscula) Norberto Oyarbide, luciendo su habitual elegancia -¡no se viste, se decora!-, realizó ayer un raid mediático, sin parangón entre sus colegas.

Con mis cuarenta y dos años de ejercicio profesional del derecho, el pequeño juez consigue que, cada día, recupere mi capacidad de asombro. Hace algún tiempo, escribí una nota, en la cual agradecí efusivamente a doña Cristina por lo mismo ya que, con ello, me siento casi un adolescente. Por eso, ¡gracias, don Norbertito!

Cuando ingresé a la facultad, una de las primeras reglas que aprendí fue que “los jueces hablan a través de sus sentencias”. Evidentemente, asistimos a casas de estudio diferentes y, casi son seguridad, a distintas disciplinas. De don Norbertito me separan años de edad, y siglos de ética, de moral y de pudor.

No solamente permite que los periodistas lo aguarden, cada mañana, cuando sale de su domicilio todo emperifollado, sino que no hesita en abrir su boca para opinar de todo, especialmente sobre los procesos que tiene a su cargo. Así, nos enteramos todos, por radio, de las imputaciones que pesan sobre sus encausados, y aún sobre los meros sospechosos.

Si bien la Justicia argentina tiene otros émulos de Chaplin -como Faggionato Márquez, un ejemplo entre varios- Oyarbide no solamente se permite hacer reír y llorar a sus conciudadanos, sino que desafía abiertamente a la Ley y al sentido común, amén de hacerlo con la sociedad toda.

El fallo mediante el cual sobreseyó a la parejita imperial de las imputaciones por enriquecimiento ilícito en el año 2008 -respaldado, por omisión, por el Fiscal y por la FIA- no es, precisamente, una pieza jurídica de la cual el pequeño juez pueda enorgullecerse. Antes bien, hubiera debido llamarse a silencio, y tratar de evitar, cultivando el bajo perfil, que cuando los vientos legislativos cambien de cuadrante, lo transformen en uno de los primeros en caer bajo la jurisdicción de un Consejo de la Magistratura serio, honesto e independiente.

Sin embargo, ayer don Norbertito nos regaló algunas frases que pasarán a la historia pequeña de nuestro devaluadísimo Poder Judicial. No solamente se permitió retar a la sociedad a hacerle un juicio político, si se atreve, sino que mintió descaradamente.

La resolución que dejó –casi- fuera de posibilidad de investigación concienzuda el patrimonio del matrimonio hasta enero de 2009 se basó, exclusivamente, en un dictamen de contadores integrantes, hasta ese momento, del Cuerpo de Peritos Judiciales de la Corte Suprema de la Nación.

Dijo Oyarbide a las radios que, habiendo recibido ese informe del “cuerpo de peritos más prestigioso del país … si los peritos estampan su “firma, yo debo acatar porque solicité el informe” (sic).

Estas frases contienes, obviamente, dos flagrante falsedad. En primer término, el prestigio invocado no existe, toda vez que la propia Corte Suprema desvinculó, hace pocos días, al contador Peralta, su decano, y en la práctica, intervino ese Cuerpo.

En segundo lugar, porque en ningún lugar de nuestro ordenamiento legal se establece que un dictamen sea vinculante, esto es, de obligatoria verosimilitud para un juez.

Y, en este caso concreto, cuando las noticias acerca de la reunión mantenida entre los sabuesos de la AFIP y el contador de los Kirchner, don Manzanares (podridos), para “conciliar inconsistencias” en las declaraciones juradas de don Néstor y de doña Cristina, había tomado estado público, don Norbertito hubiera debido adoptar especiales cuidados. Pero, como se sabe, estaba demasiado ocupado vistiéndose de frac para asistir a la procesión religiosa salteña u organizando cumpleaños en el sauna de Colmegna. ¡Qué bajo hemos caído!

Es más, este descarado juececito, que tanto habla de causas en las cuales no avanza un milímetro, salvo que Olivos haya bajado el pulgar al encartado, hubiera debido fundar muy bien el razonamiento que lo llevó a dictar el sobreseimiento. Esto porque, como todos sabemos, se trata de un asunto que, por involucrar a la Presidente y a su marido, reviste todas las características de un escándalo público, que hubiera ameritado todas las explicaciones posibles e indispensables.

Lo que hizo don Norbertito fue como si, ante a las cámaras de televisión, con un cadáver y con un detenido in fraganti y muchos testigos alrededor, declarara la inocencia del acusado porque la madre del mismo dijo que era un buen muchacho.

Es cierto que, cada vez que lo necesita, Kircher exhuma carpetas (¡parecen inagotables!) de pasados episodios, algunos prostibularios, para controlar a quienes pudieran mostrar algún signo de rebelión y, a la vez, tienen la cola sucia, pero eso no implica que debamos soportar, de parte de quien debe impartir Justicia, una conducta como ésta.

Sólo una sociedad tan apática como la nuestra puede tolerar hechos como este sin reaccionar de modo alguno. En verdad, y como dijo Bertolt Brecht, somos cuarenta millones de analfabetos políticos, y don Néstor sabe aprovecharse muy bien de ello.

Esperemos, solamente, que esta estrella sea la exacta contracara de aquella que, en una noche como la de hoy, guió a los Reyes Magos a Belén.

Bs.As., 5 Ene 09

LLegamos al 2010

Llegamos al 2010


“El peor analfabeto es el analfabeto
“político. No oye, no habla, no
“participa de los acontecimientos
“políticos. No sabe que el costo de la
“vida, el precio del poroto, del pan,
“de la harina, del vestido, del zapato
“y de los remedios, dependen de
“decisiones políticas. El analfabeto
“político es tan burro que se
“enorgullece y ensancha el pecho
“diciendo que odia la política. No sabe
“que de su ignorancia política nace la
“prostituta, el menor abandonado y el
“peor de todos los bandidos que es el
“político corrupto, mequetrefe y
“lacayo de las empresas nacionales y
“multinacionales”.
Bertold Brecht


Hace ya un año -¡y qué largos son los años en Argentina!- escribí una nota que se encuentra en mi blog bajo el título “Llegamos al 2009”. En ella, describí qué –a mi entender- nos pasaría a los argentinos en el año que acaba de terminar y, por ello, considero útil analizar cuáles fueron mis aciertos y mis errores. Además, aprovecharé la presente para trazar nuevos escenarios posibles en el año que recién se ha iniciado.

En el artículo citado, dije que el campo reiniciaría su lucha en pos de lograr rentabilidad para una actividad que, mal que les pese a los K, es el motor que tracciona a la economía nacional. Dije, además, que esperaba que no se produjeran cortes de rutas, ya que la sensación general –atribuyendo ello a la Mesa de Enlace- era que, con el voto “no positivo” de Cobos, el campo ya había “ganado” su guerra. Este pronóstico resultó correcto en ambos aspectos, y la prueba de ello fue la reducida concurrencia al acto convocado en el Rosedal, el 10 de diciembre último.

El segundo escenario descripto correspondía a los efectos internos de la crisis internacional, asegurando que su arribo, que estimé entre febrero y marzo del año pasado, acarrearía una enorme pérdida de puestos de trabajo, sobre todo en la construcción. Este pronóstico resultó, también, acertado, pese a que el impacto real se produjo algunos meses después de lo estimado. Pero sí fue correcto cuando dije que el tema era sumamente preocupante, no solamente por el efecto individual que produciría en las personas y en las familias de los directamente afectados, sino que revestiría características sociales de alta conflictividad.

Una de las frases del artículo en cuestión no pudo ser más profética: “Además, el peor efecto de la desocupación será un incremento geométrico “de la inseguridad, tanto urbana como rural”. Las páginas policiales de diarios, radios y canales de TV no hicieron más que darme la razón,.

A renglón seguido, dije que “la nueva crisis del campo y la desocupación, “con su secuela de inseguridad, serían un gran caldo de cultivo para la “conmoción social y la primera gran prueba de supervivencia para los K”. Este pronóstico sólo fue parcialmente cumplido, y ello se debió que don Néstor sacó de la galera otros temas que, al ser puestos sobre el tapete, desviaron la atención de la población, pese a figurar al tope del ranking de los asuntos que más le preocupan, además de la inflación.

Dije entonces que otra cosa que estaba apareciendo en el horizonte era una incipiente independencia de los jueces y de los fiscales. Y que, si ese nacimiento se producía, muchos funcionarios, comenzando por el propio don Néstor, comenzarían a desfilar por los Tribunales. Como sabemos, este pronóstico también se ha cumplido parcialmente, toda vez que todavía hay funcionarios judiciales que no están dispuestos a dejar el calor del kirchnerismo, asustados por pasados prostibularios y comprados por “banelcos” oficiales, amén de no haber encabezado el propio tirano de Olivos, ese “okupa” impostor que nos ha dado la realidad nacional, el cortejo de frecuentadores de Comodoro Py.,

Donde fallé gravemente fue cuando dije que, casi con seguridad, la victoria de la oposición –que pronosticaba entonces para octubre- traería aparejada la supresión de los “super-poderes” terminaría con el manejo espurio del Consejo de la Magistratura y, en especial, con la concentración del poder de la caja en manos de don Néstor. No solamente no imaginé, hace un año, que Kirchner adelantaría las elecciones sino que, obviamente, no conté con la sobrevida que los últimos seis meses le dieron a su mayoría parlamentaria, que le dio nuevos bríos a todas esas aberraciones y a varias más.

También erré cuando dije que se terminarían las veleidades bolivarianas de doña Cristina, debido a la baja de los precios del petróleo que golpearía fuertemente las arcas chavistas. Pese a que la baja se produjo, y que su efecto fue el predicho, el romance con don Hugo, don Rafael y don Evo no ha concluido aún, por los complicados y peligrosos detalles de relación con Venezuela.

Estimé que la recuperación de sus facultades por parte del Congreso, ahora opositor, pondría un límite concreto a las rarísimas alianzas de este Gobierno que, pese a disfrazarse y victimizarse falsamente como paladines de los derechos humanos, no duda en mantener excelentes relaciones con países que han sojuzgado a su población por décadas y con otros, que están comenzando a hacerlo. Este error en mi pronóstico se debió a no recordar que ese Congreso, con nuevas mayorías no kirchneristas, sólo asumiría su rol el 1° de marzo de 2010, si don Néstor no desata su autogolpe antes.

Para este año que se ha iniciado ayer, y que será muy complicado –pero, ¿cuándo no han sido complicados en Argentina?- me limitaré a reiterar cuando he dicho en mis últimas notas, todas las cuales se encuentran en mi blog.

Creo que don Néstor, que ha decidido dar por perdida definitivamente la posibilidad de ganar una elección, y que sabe lo peligroso que será perder el poder para su vida, su libertad y su fortuna, creará mayores condiciones de conmoción social para justificar su autogolpe, y que ello sucederá antes de marzo de 2010. Lo único que podría evitar ese desenlace sería la cooptación de los senadores de La Pampa y una de Corrientes, lo cual le permitiría continuar controlando el Senado y, con ello, bloquear cualquier decisión reformadora de Diputados.

Hace escasos días, una de las revistas internacionales de mayor prestigio predijo que doña Cristina dejaría el poder este año. En la medida en que descarto un golpe opositor, sólo podría convertirse en realidad esa profecía si fuera don Néstor quien pasara a ocupar su sillón.

No soy economista, pero coincido en que los nuevos vientos de cola producidos por la salida internacional –todavía provisoria- de la crisis empujarán a la Argentina hacia una nueva oportunidad para mejorar su balanza comercial, pese a los mayores riesgos inflacionarios que ello implicará.

También creo que la Corte dará mayores señales de independencia, y eso se transmitirá a algunos de los jueces con limpio pasado, pero también creo que será uno de los factores que impulsarán a don Néstor a buscar una solución violenta para sus problemas personales.

En lo que respecta a la violación permanente de los derechos humanos de los militares presos, lamentablemente creo que el tema no conseguirá instalarse, en lugar destacado, en la agenda de la gente, pese a su gravedad. Y seguiremos teniendo a nuestros soldados, muchísimos ya ancianos, sometidos a la ignominia. Tampoco los temas de defensa nacional son de un interés mayúsculo para la población, por lo cual veremos continuar la degradación de la capacidad de las fuerzas.

Creo que el mayor tembladeral de 2010 será en el terreno económico-social. Don Néstor nos ha informado que ha decidido triplicar los subsidios destinados a fomentar el clientelismo, y no tiene verdadera caja para hacerlo. Entonces, sin dudas, deberá apelar a nuevos saqueos, ya que lo confiscado a los particulares en las AFJP’s se le ha terminado (salvo el aporte mensual) y las posibilidades de continuar entrando a saco en organismos como la ANSES, el PAMI o el propio Banco Central se están poniendo negras. En ese escenario, otro de los efectos beneficiosos de un autogolpe sería darle la posibilidad de confiscar los encajes de los bancos, los ahorros de los particulares, etc., etc..-

Con todo esto, y para concluir, debo volver a la frase de Brecht que encabeza esta nota.

Argentinos, en general, y representantes, en particular: sólo la educación podrá permitir que nuestro país vuelva a tener esos “laureles que “supimos conseguir” y sólo la seguridad jurídica hará que “los libres del “mundo respondan, ¡al gran pueblo argentino, salud!”.

El Congreso y la Corte, desde cada una de las esferas de poder que la Constitución Nacional les asigna, pueden impedir que nuestra decadencia, de décadas, continúe.

Es hora de que los argentinos nos pongamos de una vez los pantalones. Es hora de refundar la República.

Bs.As., 2 Ene 10