sábado, 27 de marzo de 2010

Preguntas para pingüinos

Preguntas para Pingüinos


“No existe viento favorable para el
marinero que no sabe a dónde ir”
Séneca


En estos días, están sucediendo algunas cosas en la Argentina para las que no encuentro explicación racional, especialmente cuando se las observa en un escenario que, pese a lo complejo, puede calificarse como previsible.

La enorme suerte que acompañó, desde siempre, a don Néstor en su gestión -¿se imaginan qué hubieran hecho Alfonsín, Menem, de la Rúa o Duhalde de haber contado con los precios internacionales de las exportaciones argentinas que bendijeron al tirano de Olivos?- tendrá este año, después del reciente, y todavía precario, fin de la crisis financiera global, un período de oro, con crecimiento económico y una cosecha record, que permitirá recomponer las reservas después del saqueo.

En el interior ya se deja notar el renovado espíritu que impera en todas las actividades vinculadas con el campo y la maquinaria agrícola, pese a los reclamos de los productores –que comparto absolutamente- por el desmadrado manejo de la carne, del maíz y del trigo. Y eso llevará nuevas alegrías a los pueblos y ciudades que tanto sufrieron desde marzo de 2008.

Pese a que dudo que la tradicional mala memoria de los argentinos los lleve a olvidar la conducta de un gobierno decidido a destruir una de sus mayores fuentes de riqueza, como si fueran saudíes quemando sus pozos petroleros, tampoco se debe dejar de recordar que esa pampa húmeda fue la que dio su triunfo a doña Cristina en 2007. Recuerdo un mail anónimo que circuló profusamente durante la crisis del campo, en el cual se detallaba, partido por partido de la Provincia de Buenos Aires, el resultado electoral, para concluir con una exhortación: “Muchachos, no corten las rutas, ¡córtense las b…!”.

El constante impulso que, desde el Gobierno, se brinda a los consumos de la clase media, repetirá el fenómeno del “voto-cuota”, que tanto le reportó a Carlos Menem, en términos electorales, en 1995. Será un factor muy importante, aunque no el único, del caudal de votos que reúna el sector kirchnerista en 2011, ya que muchos de los compradores de plasmas y demás objetos de cierto lujo, endeudados a cincuenta cuotas, preferirán malo conocido que bueno por conocer, aunque el final siempre sea atroz.

Una prueba de cuanto estoy diciendo es la suba en los niveles de aprobación de la pareja imperial que nos gobierna, que hoy ronda –en el caso de don Néstor- un 23/26%, según encuestadores no contratados por el Gobierno.

Ese crecimiento no es sólo un mérito del método de poder con que Kirchner controla el escenario político –un método que carece de escrúpulos y de límites morales e institucionales- sino, en gran medida, a la general desilusión que la ciudadanía –justificadamente o no- siente respecto a la oposición.

El kircherismo ha logrado sumergirla en un pantano de barro, cada vez más denso y pesado, que la obliga a exponer sus divisiones y disidencias, sobre todo en temas que, por lo complejo, no interesan al común de los ciudadanos. Y la permanente judicialización de las decisiones parlamentarias no contribuye a aliviar esa sensación de alienación que cubre a las actividades del Congreso, con el agravante que forman parte de éste, mostrándose en televisión diariamente, hablando de temas reñidos con lo cotidiano del gran público, casi todos los eventuales candidatos opositores a la sucesión.

En ese escenario que, como dije más arriba, era en cierto modo previsible, aparecen algunos hechos que resultan inexplicables.

Veamos a qué me refiero. Pese a la bonanza económica externa que llegará a la Argentina durante 2010 y que, seguramente, tendrá algún arrastre importante sobre 2011, la situación interna dista de ser agradable y, por lo que se nos informa desde el atril presidencial, tenderá a agravarse.

La inflación seguirá creciendo –todavía no “espiralizándose”- impulsada por varios factores coadyuvantes: el recalentamiento de la demanda contra una oferta estancada por la falta de inversiones, externas y locales; la expansión monetaria, producto de la necesaria emisión de pesos para poder usar las reservas del Banco Central; los naturales reclamos salariales que, obviamente, desconocerán las cifras del Indec; el geométrico crecimiento del gasto público, especialmente en un período preelectoral; y la continuidad del festival de subsidios cruzados, que tiende a desalentar, aún más, las actividades productivas en materia de infraestructura y de transporte.

Es más, estoy convencido que, más temprano que tarde, la inflación será el talón de Aquiles que hará volar por el aire todo el proyecto kirchnerista. Básicamente, porque repercute más en el sector de alimentos y, cuanto más se desciende en la escala socio-económica, mayor es la incidencia de ese rubro en el consumo familiar; cuando se llega a la base de la pirámide, los ingresos se gastan únicamente en comer.

Don Néstor, con su libretita de almacenero y su horizonte a siete días, está minando el futuro, pues dejará tantos nudos gordianos que se necesitará un verdadero Alejandro Magno para cortarlos. ¿Y hay, en la Argentina de hoy, alguien así?

Juro que me asombra ver a toda nuestra clase política, diariamente, pasearse por los pasillos del Congreso y por los programas políticos de radio y televisión para hablar de chicanas, quórums, mayorías circunstanciales, decretos de necesidad y urgencia, fallos judiciales favorables o adversos, e ignorando, sistemáticamente, los grandes temas que tienen que ver con la vida real de la gente: la inflación, la inseguridad y la precarización del empleo; hasta la corrupción rampante de la que hace gala el kirchnerismo parece haber dejado de figurar en la agenda de nuestros políticos.

En ese marco, cuando llegue el momento de votar –sea cuando sea, y con o sin internas abiertas y obligatorias- la decisión tenderá a acompañar a aquél que muestre -al estilo de Churchill- un mayor coraje para decirle a la ciudadanía la verdad, que explique con la mayor claridad cuáles son los problemas y con qué recetas cuenta para solucionarlos, y que resulte creíble en cuanto a su decisión de llevarlas adelante.

Y será entonces cuando pueda producirse el fenómeno: que la ciudadanía, harta de indefiniciones e incrédula respecto a la capacidad de los políticos opositores, vuelva a beneficiar a Kirchner con su voto.

El tirano de Olivos –repito: ¡qué buenos gobernantes serían estos, si fueran buena gente!- es, de lejos, el más avezado, el más inescrupuloso y el más amoral de los personajes que ocupan la escena política. Contra él, los demás parecen niños de pecho, que entran en juegos en los cuales don Néstor, permanentemente, les cambia las reglas; que pretenden apelar a la ética contra quien carece, por completo, de principios.

Ahora bien: si este sembrar de minas explosivas el futuro sigue su curso –la alternativa es disminuir el monstruoso gasto público, con el consecuente desmantelamiento de la red de subsidios y el sinceramiento de las tarifas y precios- como, según parece, ocurrirá, cabe entonces la posibilidad de que sea el propio Kirchner quien deba sufrir las consecuencias de estas locuras. ¿Qué hará si sucede de ese modo?

Porque, confieso, no creo, en absoluto en la peregrina teoría que tanto corre en estos días y que habla de una fuga de la parejita imperial, invocando actitudes destituyentes o, lisa y llanamente, golpistas.

Y no lo creo por varias razones. Don Néstor ha sabido construir un imperio económico que, al menos hasta ahora, se encuentran en manos de sus testaferros de toda laya. Si huyera del país, como lo enseña la historia, esos hombre de paja se quedarían, sin dudas, con los pedazos que estuvieran a su nombre. ¿Alguien se imagina a López, Báez, Ulloa, etc., enviándoles un cheque mensualmente a Venezuela a los hipotéticamente exiliados Kirchner?

Es cierto que la alternativa más lógica será intentar cerrar un acuerdo de impunidad con su sucesor pero, una vez levantado el cepo que el Consejo de la Magistratura representa para los jueces, ¿quién podría garantizar el cumplimiento efectivo de ese acuerdo? ¿Estarán dispuestos esos mismos jueces, especialmente después de ver qué le pasó esta semana a Faggionatto Márquez, a seguir “cajoneando” los cientos de causas por corrupción que se encuentran abiertas?

Y, sin ese acuerdo de impunidad cerrado y confiable, ¿alguien se imagina a don Néstor y a doña Cristina, en nombre del limpio juego de la democracia, entregando la banda y el bastón a un sucesor en forma pacífica?

Vuelvo, entonces, a preguntar: ¿qué hará Kirchner con la realidad, si le toca ganar otra vez?

¡Cuántos interrogantes para un tan corto futuro!

Bs.As., 27 Mar 10

viernes, 19 de marzo de 2010

Y las reservas, ¿dónde están?

Y las reservas, ¿dónde están?


“Pero el país tiene sus reservas. ¿O no? Algunas voces han
dicho estos días que ha llegado la hora de trabajar en serio.
¿Sólo ahora? Esto más bien suena a tomadura de pelo,
para decirlo sin eufemismos. Pero insistimos: el país
tiene sus reservas. El problema consiste en saber cuándo
empiezan a actuar esas reservas. Sí, ya sabemos, que
en el momento oportuno. ¡Ah, el momento oportuno!
Lo grave sería que no actuaran nunca, lo cual demostraría
que no habría tales reservas. Pero confiamos, sinceramente,
en que las hay y grandes. Dios sepa inspirarlas. Con todo,
no podemos olvidar que Aquiles decidió entrar a la
lucha para vengar, furiosamente, la muerte de Patroclo.
Pero Patroclo ya estaba muerto”.
Jorge L. García Venturini


En los aciagos días que han transcurrido desde que, el 1° de marzo, la avivada de doña Cristina marcara para la historia –en su habitual estilo, lo recordará diciendo “Fui la primera presidenta mujer que …”- la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, me he hecho varias preguntas para las cuales, confieso, aún no he encontrado respuestas.

Supongo que no vale la pena recordar todos y cada uno de los acontecimientos que han hecho de estos veinte días un verdadero chiquero, en el cual se revuelven y conviven los despojos de la República.

Ver al oficialismo boicotear la reunión de una cámara legislativa para impedir una segura derrota y, a la vez, para ganar tiempo para que las negociaciones de compra o alquiler de parlamentarios tuvieran el éxito buscado por don Néstor y, días después, contemplar como los opositores, mermados en el número por el shopping bastardo, adoptaran la misma postura, no permite enorgullecerse de esta democracia.
Pero también notar que la ingenuidad de la gente –yo incluido- la lleva a la decepción ante los triunfos graduales de la cerrada falange kirchnerista, sin caer en la cuenta que el Congreso es lo que es por decisión nuestra, que hemos atomizado nuestra fuerza eligiendo a representantes de tantos partidos diferentes, nos debería mover a una seria reflexión acerca de qué queremos, en verdad, para nuestro país.
Hemos llenado las bancas de representantes que, al menos en principio, no están de acuerdo con el Gobierno, pero creo –lamentablemente- que esas diferencias
tienen más que ver con las formas que con el fondo.
Muchos de aquéllos a los que hemos elegido están –y estuvieron- de acuerdo –como muchos de nuestros connacionales- en que había que pseudo expropiar Aerolíneas Argentinas, o robar los ahorros de los demás en las AFJP’s, o imponer la dictadura del gobierno de turno sobre los medios de difusión, o vaciar de reservas al Banco Central con distintas excusas, o seguir creando impuestos para expoliar a quienes tienen éxito en beneficio de las clientelas políticas de toda índole, o en seguir degradando la educación para no discutir con los “trabajadores de la educación”, como se llaman a sí mismos nuestros maestros, o casi abolir las Fuerzas Armadas en nombre de derechos humanos bizcos, o en el “fútbol gratis” que tan caro ha resultado.
En resumen, gran parte de quienes ocupan sillones en los hemiciclos legislativos están convencidos que los Kirchner han hecho bien el fondo de las cosas y disienten sólo en el método. Les hubiera gustado, en realidad, que no “se la quedaran toda” y repartieran mejor. ¿O no son algunos de ellos, por ejemplo, los que votaron la Reforma Política y, después del veto presidencial a los artículos consensuados para sobrevivir, lloran como féminas traicionadas?
¿Cuántos de los que están sentados hoy se levantaron a aplaudir, rabiosamente, la declaración del default? ¿Cuántos votaron las expropiaciones y los robos? ¿Cuántos, en estas semanas, se han preocupado por la inseguridad y por la inflación, los dos temas que más preocupan a sus representados?
Entonces, ¿de qué nos asombramos? ¿Por qué nos desilusionamos de una oposición que no es tal y que, básicamente, hemos elegido así?

Debemos reconocer, además, que si una fuerte brisa que impulsa hacia arriba nuestra economía hace que muchos de los argentinos cambien de idea y ya no vean tan negativamente a los Kirchner –las últimas encuestas independientes hablan de la elevación de su aprobación a casi 30%, cuando hace un par de meses no llegaban al 20%- lo menos que puede decirse es que somos especiales.

Recuerdo ahora una frase de Groucho Marx que decía: “estos son mis principios pero, si no le gustan, tengo otros”. ¿No será que, en realidad, los argentinos somos “grouchomarxistas”?

Y las preguntas más básicas y fundamentales que me formulo están vinculadas al coraje y a la audacia de quienes nos gobernarán en el futuro. Porque, sepámoslo, alguien va a tener que pagar esta innoble e inmoral orgía de subsidios cruzados, de planes clientelísticos, de falta de inversión productiva, de descrédito internacional, de expoliación impositiva a la producción, de estadísticas mentirosas, de fraguadas reservas monetarias, de saqueo a la ANSES y otras “cajas”, de destrucción de los organismos de control, de falta de auténtico federalismo, de degradación de la democracia y de las instituciones de la República, y de corrupción genocida.

¿Habrá alguno que, como los inexistentes justos de la bíblica ciudad, puedan salvar a la Argentina de la destrucción? ¿Habrá alguno capaz de inmolarse en bien del país? ¿Existirá el domador de este potro, dispuesto a jugarse la vida misma para lograrlo?

Debo reconocer que existen cuantiosos grupos que tratan de consensuar con los líderes de los partidos algunas políticas de Estado elementales, y que algunos de ellos –como el encabezado por Terragno y Duhalde, o el Consenso Republicano piloteado por Guillermo Alchouron- han llegado más lejos. Pero no parece ser suficiente.

Porque lo que hemos visto en estos días en el Congreso, en la Justicia y, sobre todo, en el Ejecutivo, me llevan a pensar que, durante 2010 y 2011, no habrá espacio para los verdaderos debates acerca del verdadero futuro y de la reinserción de la Argentina en un mundo que –salvo para comprarle alimentos o automóviles- parece haberse olvidado de ella.

Y habremos llegado así a la otra pregunta que golpea en mi cerebro cada día: ¿es imaginable que los Kirchner acepten una derrota en las urnas y, como debe ser, entreguen los atributos del mando a un sucesor?
Bs.As., 19 Mar 10

sábado, 13 de marzo de 2010

Escasez de cóndores

Escasez de Cóndores

"Hablaban en voz alta, y el anciano
con acento vibrante,
"¡Vendrá", exclamaba, "el héroe predilecto
de esta cumbre gigante!"
"El Nido de Cóndores", de Olegario V. Andrade

Debo confesar que, a partir del 29 de junio de 2009 y ni aún en mis peores pesadillas, llegué a pensar en un Congreso cuya bandada opositora estuviera tan repleta de pavos reales, de chimangos rapiñadores, de gallitos tan dispuestos a vender su cresta al mejor postor y, sobre todo, tan vacía de cóndores majestuosos.

Lo que hemos visto por televisión, y leído en todos los diarios, revistas e Internet en estos días implica, lisa y llanamente, que la República ha dejado de existir, aunque todavía parezca viva en sus formas.
Un tipo que, según los encuestólogos de todo pelaje (salvo el CEOP), no llega al veinte por ciento de aprobación y al diez de intención de voto, se ha llevado puesta a la República, esa misma que tanto nos costó a los argentinos construir a partir de 1853.
El Cid Campeador, según la historia o la mitología, conquistó Valencia ya muerto, enfundado en su armadura y sostenido por una cruz de madera oculta bajo su capa. Lamentablemente, los ideales que lo condujeron, a través de toda su vida, a esa victoria post mortem se fueron con él a la tumba de los grandes de la humanidad.
Sin embargo, en la Argentina de principios del siglo XXI, parece haberle salido un competidor a Rodrigo Díaz de Vivar, ya que aquí también un muerto -¿es tan así?- sigue ganando batallas.
A partir de ahora, y dado el exitoso raid de shopping que realizó el kirchnerismo estos días, el poder seguirá concentrado en manos de don Néstor que, mal que nos pese (a nosotros y al país) es el más astuto de los políticos. Que carezca por completo de principios y de grandeza es harina de otro costal, aunque resulte enorme el precio que tengamos que pagar, en un futuro muy cercano, por sus desmadres.
No hay, en el plexo opositor, nadie con tanta voluntad de poder y tanta capacidad de reacción como el tirano de Olivos, que es capaz de inventar, todos los días, nuevas fintas para luchar, desde todos los atriles y en todos los campos y todas las condiciones, con sus adversarios.
Porque, entre otras cosas, éstos se demostraron aterrados ante la sola idea de que la efectiva pérdida de poder en el Parlamento llevara a una crisis interna de magnitud, fogoneada por los Kirchner, que terminara tirándoles el Gobierno por la cabeza.
Ahora bien; si aspiran llegar al poder el año próximo –una pregunta al margen, pero bien inquietante: ¿alguien se imagina a don Néstor o a doña Cristina entregándole, democráticamente, la banda presidencial a un sucesor no elegido por ellos?- deberían saber que la situación en que recibirían el mando será muchísimo peor que la actual.
Porque, niñitos opositores, para entonces las reservas habrán desaparecido, la deuda externa habrá adquirido un color rojo subido y el gasto público estará todavía más crecidito. Quien gane las elecciones, aún los propios Kirchner, deberá comenzar a desmontar el entrecruzamiento infernal de los subsidios y, en la medida en que no podrá pedir plata a los mercados voluntarios, también carecerá de dinero para seguir gastando como se ha hecho hasta ahora.
Pero mucho más grave –creo no equivocarme al afirmar que será el problema más grave que deberá enfrentar don Néstor hasta entonces- será que la inflación habrá salido, totalmente, de control. Porque debemos recordar que la pérdida de valor de la moneda tiene un enorme componente psicológico, que la acelera por razones diferentes a las meramente económicas o fiscales.
Ese fenómeno es el que hace que un comerciante remarque en exceso su mercadería, porque ignora cuánto deberá pagar para reponerla y prefiere curarse en salud.
Salvo quienes hoy tienen menos de veinticinco años, todos los argentinos tenemos altamente desarrollado el olfato inflacionario, porque hemos convivido con dos hiperinflaciones, varias denominaciones para los pesos, la pérdida de tantos ceros que ya ni me acuerdo. Ya hemos llegado, si se anualiza la inflación de febrero, a niveles superiores al treinta por ciento, y la psicología comenzará –si no lo ha hecho ya- a jugar su rol.
Es por eso que creo que, esta vez, nos caímos en serio del mapa. Porque, si quienes luchan y se matan por llegar tienen tanto miedo de hacerlo, ¿quién estará en condiciones de reemplazar a éstos sátrapas?
¿Quién estará dispuesto a hacer todo lo necesario –mucho de lo cual deberá pagar con su propia piel- para arreglar el país?
¿Quién tendrá los redaños suficientes para decirle claramente a la población que no hay más dinero para subsidiar el transporte, la luz y el gas?
¿Quién le dirá que los argentinos deberemos dejar de comer todo aquello que sea exportable?
¿Quién asumirá el costo político implícito en el cambio de planes sociales por la cultura del trabajo real?
¿Quién estará dispuesto a sacrificar el futuro inmediato y de corto plazo para invertir en educación, un producto que tarda, al menos, una generación en madurar?
¿Quién estará dispuesto a luchar contra los carteles de la droga y las corruptas corporaciones policiales para brindar verdadera seguridad a la población?
¿Quién asumirá la pelea con los gremios de los maestros, para que los que en serio trabajen puedan cobrar más, y mandando al resto a la calle?
Tristemente, no parece haber nadie con la grandeza suficiente para ser un cóndor. Y la República deberá ser, finalmente, enterrada.
Bs.As., 13 Mar 10

miércoles, 10 de marzo de 2010

Tabulaciones, banelkos y "¡pelito para la vieja!"

Tabulaciones, banelkos y “¡pelito para la vieja!”


El Gobierno, de ayer a hoy, y después de los nuevos exabruptos de la Presidente contra la Corte Suprema de Justicia de la Nación, ahora calificándola de censora, se ha apuntado una serie de victorias frente a los opositores.

En primer término, ayer mismo “convenció” al distinguido e insospechado Senador Verna y a su colega pampeana de insistir con su proyecto de ley que, coma más o menos, reproducirá el DNU con que doña Cristina inoculó al Congreso Nacional en la apertura de las sesiones ordinarias.

Con ello, y notablemente sin derogar el DNU en cuestión ni devolver los montos hurtados al Banco Central, el Gobierno conseguirá que la oposición en el Senado vuelva a tener sólo 35 votos, mientras que el oficialismo exhibirá sus triunfadores 37.

Tengo la sensación –casi la misma que tengo respecto a las inexistentes seguridad e inflación- que las tarifas han vuelto a cobrar vigencia en nuestro Parlamento, como ya la tuvieron con Pontaquarto como valijero pero ahora seguramente más caras, y que los votos de algunos senadores, como diría nuestra inteligentísima señora Presidente, están tabulados y la “banelko” comenzó a funcionar.

No diría que estoy, en esto sorprendido, pues ya todos habíamos visto como los senadores pampeanos oscilaban en sus principios y opiniones. Era tan dinámica esa realidad que, si no fuera tan triste, cabría compararla con un movimiento sísmico. Sí espero que la misma enfermedad principista no afecte a los diputados del Peronismo Federal pues, si hay contagio, estaremos en el horno que nos habrá preparado don Néstor.

Pero también debo decir que sí me sorprendió la docilidad con la que los senadores y los diputados radicales aceptaron las reglas de juego que les impuso el oficialismo. Éste se amparó en el plazo de 10 días del que dispone el Jefe de Gabinete, el incuestionado don Aníbal, para enviar el DNU al Congreso –plazo que vence hoy mismo- para invocar la falta de dictamen de la Comisión respectiva, paso previo a su tratamiento en los plenarios de ambas cámaras.

Y digo que me sorprendió porque, según dijo la propia Presidente, el Poder Ejecutivo no piensa respetar fallo alguno ni privarse de disponer de los fondos que obtuvo con la complicidad necesaria de doña Merceditas, la sonriente.

En resumen, cuando las cámaras declaren nulo el DNU –si es que alguna vez lo hacen- el Gobierno, tal cual ha asegurado, habrá dispuesto de los US$ 4.300 millones en cuestión y, al mejor estilo argentino, le gritará al Congreso “¡pelito para la vieja!”

Y no creo, sinceramente, que el Congreso o la Justicia tengan los redaños suficientes para imponerse al Ejecutivo y sancionar, en serio, a los responsables de tamaño alzamiento contra la Constitución Nacional.

El resto es un mero show, una payasada sin nombre para la ciudadanía que lo mira por TV.

Y, a pesar de su crónico anuncio de apocalipsis y calamidades, la señora Lilita Carrió parece ser la única que conoce a este oficialismo tramposo y venal, y actúa en consecuencia, en la medida de sus posibilidades.

Bs.As., 10 Mar 10

As mudancas na América Latina e as extravagâncias

As mudanças na América Latina e as extravagâncias da política exterior do Presidente Lula

Na América Latina, especialmente na Colômbia, no Peru, no Paraguai e no Chile - muito provavelmente também na Argentina em 2011 - tem havido uma mudança significativa nas sociedades, que passam a eleger governos longe do populismo. É verdade que esse fenômeno consolidou-se nas últimas eleições da Bolívia, e que o Equador e a Nicarágua ainda o sofrem, mas a crise na que mergulhou a Venezuela, por causa das loucas políticas praticadas pelo seu governo, também parecem marcar um final próximo para elas.

Os casos do Uruguai, onde foi eleito um seguidor confesso das políticas da Frente Ampla, e o Brasil, onde a candidata do PT está mais perto do provável candidato do PSDB, são realmente diferentes. Enquanto ambos exemplos são de governos de esquerda, não é menos certo que as suas políticas - como foram as da Coalizão, no Chile -, tenham sido racionais e conseguido tirar da pobreza faixas muito importantes de suas respectivas populações, colocando uma forte ênfase no apoio à educação como fator essencial e determinante do progresso, individual e nacional.

No caso concreto do Brasil, onde a ascensão sócioeconômica de 23 milhões de pessoas, que passaram da pobreza para a classe média, o sucesso foi devido, principalmente, à política de assistência criada por Fernando Henrique Cardoso e mantida e aumentada por Luiz Inácio Lula da Silva, que pôs a ênfase em direitos humanos fundamentais do seu povo.
É por isso que considero particularmente notável a confusa política externa do governo Lula, ao apoiar a ditadura dos irmãos Castro, em Cuba – que cobrou a vida de um dissidente preso apenas por pensar diferente –; ou ao abraçar a Chávez, na Venezuela – que fecha jornais e canais de televisão apenas sob a acusação de serem seus adversários em sua ditadura –; ou ainda ao acompanhar internacionalmente a Ahmadinejad, no Irã – que suprimiu a ferro e fogo os que relataram a fraude maciça nas eleições recentes, tendo sido acusado de responsabilidade nos dois mais graves atentados que a Argentina sofreu.

Apoiei, sem restrição nenhuma, a decisão soberana do Brasil para se armar para proteger o seu petróleo e o seu gás no pré-sal, para desenvolver a energia nuclear para fins pacíficos e, também, de alargar os poderes de defesa e polícia do Estado a todas as fronteiras e a todo o seu território, muito vasto de fato.

E, em geral, tenho também apoiado a atitude independente demonstrada pelo governo Lula sobre os Estados Unidos como perante a Europa ou a China, mas não posso deixar de chamar à reflexão para que o Brasil, que tornou-se, por direito próprio, a nação líder na América Latina, recupere a cordura e, com ela, exija a esses países especialmente – a Venezuela, a Cuba e o Irã - o respeito irrestrito aos direitos humanos, que são sistematicamente violados nessas nações hoje tão amigas de presidente Lula.


Bs.As., 10 Mar 09

martes, 9 de marzo de 2010

Desmesurada y desequilibrada

Desmesurada y Desequilibrada


Hoy la Corte Suprema de Justicia de la Nación, cabeza de uno de los tres poderes del Estado, en su habitual plenario de los martes, emitió una declaración pidiéndole a la Presidente de la Nación, a raíz de las manifestaciones de ésta en el Congreso –el lunes de la semana pasada- y en una ciudad de la Provincia de Buenos Aires –el último jueves-, en las que pretendió asumir la suma del poder público, mesura y equilibrio.

En efecto: la burla al Parlamento reunido para inaugurar su trabajo ordinario anual mediante el anuncio del DNU que creó el Fondo del Desendeudamiento, y el gritado aviso de que desconocerá cualquier fallo judicial que se oponga a sus deseos, llevan a doña Cristina –y a su íncubo, el tirano de Olivos- a generar el estado de conmoción interna que justificará cualquier limitación a las libertades individuales y a las indispensables formas de la República.

La Corte, indirectamente, ha calificado a la conducta del matrimonio presidencial como desmesurada y desequilibrada. Debo confesar que hubiera deseado una reacción mayor, especialmente frente a la felonía de sembrar dudas con acusaciones de corrupción –venta de sentencias y excarcelaciones- sin identificar a los presuntos culpables de la misma.

Doña Cristina ha tirado de la cuerda mucho más que lo tolerable. Amén de ejercer una tiranía como nunca se ha visto en la Argentina democrática, como acaba de describir con innumerables ejemplos Alfredo Leuco en su programa “Le doy mi palabra”, ha llevado al extremo el delito de omisión de denuncia, ese que castiga al funcionario público que se entera de la comisión de un delito y no lo pone en conocimiento de la Justicia.

Se podrá preguntar uno cómo va a denunciar a alguien, cuando ese alguien, en realidad, está obedeciendo las órdenes de Kirchner. Pero la realidad tiene hoy colores tan exagerados que es difícil distinguir, en el inmenso mundo delictual que rodea al poder político, quién es el verdadero responsable de cada uno de los episodios condenables, si bien todos ellos terminan en la cúspide.

Porque, digámoslo francamente, en el gobierno K la corrupción se ha concentrado, y mucho. Sólo se roba en la corona, y para ella.

Pero la corrupción ha dejado de ser una de las preocupaciones mayores de la ciudadanía, ya que los primeros puestos los ocupan, sin dudas, la inflación y la inseguridad, ambas “sensaciones” populares curiosamente ignoradas en los discursos de doña Cristina.

En el Congreso, hoy mismo, han vuelto a fracasar las negociaciones por expresas instrucciones de don Néstor. Con ello, la crisis del conflicto de poderes que el matrimonio desatara el 14 de diciembre solamente podrá agravarse.

Y ello se debe a una sola razón: los Kirchner no tienen alternativas.

Saben que su futuro, si pierden el poder, será la cárcel o el exilio.

Si pensamos en que el exilio sólo podrá concretarse en Caracas, en Managua, en Quito, en La Paz o en La Habana, descubriremos que se trata de destinos poco confortables. El resto del mundo, que hoy trata de impedir ser un refugio de corruptos, de ladrones y de lavadores de dinero, les estará vedado. Y algo peor: la historia enseña que, cuando el dueño de un imperio económico debe irse, los testaferros se quedan con los pedazos que tienen a su nombre; y don Néstor, digno heredero de su abuelo, eso no le puede caer muy bien.

Por lo demás, la cárcel sólo podrá ser evitada mediante un pacto de indemnidad –el famoso “bill of indemnitiy”- con quien lo suceda. Como, tal como está proyectado el futuro económico, ese sucesor –cualquiera que fuese- encontrará tal cantidad de minas sembradas que, a mi entender, tendrá poco ánimo para firmar un acuerdo de ese tipo y, dado el odio que esta parejita ha generado en la sociedad, también dudo que la sociedad se lo permitiera.

Esa opción o, mejor dicho, la falta de vías de escape para la situación que han planteado, me hace pensar, como dije, que los K no tienen ya alternativas.

Y todos pagaremos por ello, y muy caro. Estamos, como dijo la Corte, en manos de desmesurados y de desequilibrados. ¡Dios nos guarde!

Bs.As., 9 Mar 10

jueves, 4 de marzo de 2010

El diccionario y el ADN

El Diccionario y el ADN

“¿Se asombrarán cuando nos oigan decir
que no hay remedio para los males
públicos y particulares y que el
proyecto de un Estado tal como
nosotros hemos imaginado no se
realizará jamás ínterin los filósofos
no ejerzan toda la autoridad?”
Platón

La distinguidísima, bellísima y excelentísima doña Cristina terminó, hace una media hora, de usar nada menos que la cadena oficial de radiodifusión y televisión para informarnos que, como éste es un sistema constitucionalmente presidencialista, la que tiene la suma del poder público es ella y, por esa razón, anunciarnos que no respetará ningún freno que quieran poder los restantes poderes del Estado a sus acciones.

Esta mañana escribí otra nota, en la que –después de describir sus desmesuras de ayer- exhortaba a la ciudadanía a la firmeza y a la mesura, organizando el salvataje de esta República tan dañada por las arbitrariedades y los latrocinios de la pareja que nos gobierna.

Nunca supuse –por si lo dudaban, no soy asiduo concurrente a la quinta de Olivos, ni juego al fútbol con el tirano que allí vive- que la propia Presidente iba a confirmar mis dichos tan sólo un par de horas después.

No podía prever una confesión tan clara y transparente del delito en el que ya ha caído, con absoluta prescindencia de que los fiscales se hagan los desentendidos, cuando no denunció a don Aníbal por negarse a obedecer la orden de un Juez de la Nación, o cuando tampoco actuó de esa manera en los episodios de Felisa Miceli y su bolsa o de Jaimito y sus aviones y yates.

Ratificó que desconocería al Parlamento cuando este rechace el pliego de Mercedes Marcó del Pont –no por sus dotes como economista sino por haber sido cómplice del saqueo de las reservas orquestado con una monstruosa defraudación a la ciudadanía y a sus legisladores- y también, con absoluta premeditación y alevosía, nos dijo que no obedecerá ninguna resolución del Poder Judicial que se oponga a sus deseos de pagar, lo antes posible y a cualquier costo, los bonos de los fondos “buitres” –mejor hubiera sido llamarlos “chimangos”, ya que son autóctonos de la Patagonia-, entre ellos los comprados el mismo viernes pasado a valor de liquidación.

Pero, además, hizo gala de una bajeza personal –muchísimo peor, por cierto, que la que imputó al arco opositor por haberle arrebatado el poder al kirchnerismo en el Senado- para descalificar rastreramente a una de las más probas magistradas de las que dispone el país, la Dra. Rodríguez Vidal. Lo curioso es que esta misma señora Juez, hace algunos años, rechazó una medida cautelar solicitada por holdouts contra la llamada Ley Cerrojo, favoreciendo así al Gobierno, entonces a cargo del tirano de Olivos.

Hoy hemos visto, desde algún pueblo de la cuenca del Salado, un ejercicio del chavismo más puro. Doña Cristina, rodeada por la claque de aplaudidores habituales -esta vez incrementada por gente disfrazada de gaucho y hasta niños- y plagiando descaradamente al papagayo caribeño, hizo uso y abuso de las formas democráticas para destruir la democracia, asumiendo –de hecho- la suma del poder público, al estilo de los reyes del absolutismo; le falta, solamente, pasar a ejercer el derecho de vida y muerte sobre sus súbditos, a los cuales ya despojó de sus haciendas comunes, y el de pernada, presumo que reservado a don Néstor, que tanto cuerito de chancho ingiere.

Más allá del buen humor, debemos centrarnos en el problema que representa que nuestra Presidente haya decidido transformarse a sí misma en un tirano –para dejar el poder real, como siempre, en manos de don Néstor- que no precisa de leyes ni de fallos para ejercer su omnímodo designio.

Hubiera debido informarse, consultando al diccionario, que un régimen despótico no es sinónimo de un sistema presidencialista, y que la Constitución es un todo que debe ser leído en conjunto. Actuó como quien leyera en el Antiguo Testamento –o en el Código de Hamurabi- la Ley del Talión y creyera que está legitimado para actuar de ese modo.

En una actitud loable, el coro de opositores salió a pedir mesura y tranquilidad a la población, demostrando una vez más que no son una tribu de caníbales dispuestos a combatir a los verdaderos caníbales –sentados en el Gobierno- comiéndoselos. He escuchado, incluso, al Senador Morales dando cuentas de sus intenciones de establecer un diálogo con Pichetto, “el auténtico”, para tratar de bajar los decibeles.

Este proceder que reitero, me parece digno de aplauso, ignora que, en el ADN de don Néstor las palabras “diálogo” y “negociación” no existen. Sólo se acepta, en su mundo personal, la más abyecta sumisión y el más hermético silencio, que sólo admite ser quebrado por el ruido de las palmas batiendo.

El patetismo con el califiqué, en la nota anterior, al jefe de la bancada kirchnerista en el Senado, sólo puede compararse, en su inmensidad, con el sentimiento de pesar que me produjo ver a una notable profesional, Mercedes Marcó del Pont, incinerarse en la pira fúnebre de estos malandras, al mejor estilo indio; sólo faltó el Ganges para una señora que hubiera merecido un destino mejor que ser una mera cómplice de la banda de boqueteros que asaltó al Banco Central.

No voy a extenderme sobre el curiosamente breve discurso que asestó doña Cristina al mediodía argentino, ya que no hizo más que repetir sus mentiras más audaces y su falsa retórica; pero sí debo señalar que resulta curioso ver a quienes tanto denostaron al mercado, al cual culparon de todos los males, usar su beneplácito para justificar sus propias acciones. Otra vez, ¡qué patético!

Hoy, como tantas veces he dicho, es hora de hombres, y de no de nombres. Estos opositores –ese “rejunte”, como los calificó la Presidente- deben dejar de lado, de una buena vez, todo aquello que los separa y concentrarse, estrictamente, en lo que los une, que debe ir más allá, por supuesto, de limitar a los Kirchner. Deben asociarse y aunarse para pensar un nuevo país; y, si les resulta conveniente, podrán contratar como profesores a Fernando Henrique Cardoso y a Lula, a Tabaré Vázquez y al “Pepe” Mujica, a Michèlle Bachelet y a Sebastián Piñera.

Porque, queridos legisladores y jefes de partidos, tengo la obligación de recordarles que, si fracasan, no tendrán un país en el cual ejercer su vocación política. Por eso, aunque más no sea por instinto de supervivencia, por favor háganlo.

Señores, que quede claro: estamos ante un verdadero y ya desembozado golpe de estado, y está en nosotros mismos encontrar los mecanismos para evitar que éste triunfe. Tal vez, sólo tal vez, haya llegado la hora de meternos en honduras.
Bs.As., 4 Mar 10 (por la tarde)

El anunciado Golpe de Estado

El Anunciado Golpe de Estado


Si bien erré fiero cuando predije que don Néstor impediría, con sangre en las calles, que el Congreso se reuniera en sesiones ordinarias, la desmesura sideral del kirchnerismo está demostrando que el objetivo sigue siendo el mismo, y que se recurrirá a cualquier método para impedir que los otros dos poderes del Estado cumplan con sus obligaciones y utilicen sus atribuciones constitucionales.

Los opositores, unidos por primera vez en muchos años -¡por favor, que dure!- le arrebataron al oficialismo el control de la Cámara de Senadores –como ya lo había hecho en Diputados- y de todas las comisiones, aún las “de gobierno”, especialmente al sumar a Carlos Menem a muchas de ellas y la Comisión de Acuerdos acaba de rechazar el pliego que, para la designación de Mercedes Marcó del Pont como Presidente efectiva del Banco Central, había pretendido el Poder Ejecutivo que se aprobara.

Pero un patético Pichetto (un personaje honesto si los hay, pues no sólo es un canalla sino que lo parece) dijo, hace unos minutos, que la funcionaria permanecerá en su cargo tanto tiempo como lo disponga la Presidente de la Nación, con total prescindencia e ignorancia de lo que resuelva la Comisión referida. Hoy, este Senador debe estar acordándose de aquel lamento anónimo español: “Vinieron los sarracenos / y nos molieron “a palos / que Dios ayuda a los malos / cuando son más que los buenos”.

Este ninguneo al Poder Legislativo se suma a la indignante y sediciosa acción del lunes pasado cuando, mientras una excesivamente maquillada (¿se deberá al stress o a los golpes?) doña Cristina trataba de confundir al Parlamento, por atrás y entre gallos y medianoche se llevaron las reservas para constituir el rebautizado Fondo de Desendeudamiento.

Los argentinos estamos presenciando un atropello a las instituciones como nunca se había visto durante los períodos democráticos, con agravios infundados e injustificados a los jueces -¡qué lamentable que los doctores Lorenzetti y Maqueda no se hayan levantado, con escándalo, en la Asamblea Legislativa para abandonarla, defendiendo a sus pares!-, a los medios y a los legisladores, haciendo caso omiso del hecho de que éstos se encontraban en la sala por decisión de la ciudadanía, expresada en las urnas.

Como hago habitualmente, dejo dos preguntas cuyas respuestas no estoy en condiciones de ofrecer, sea por falta de medios, sea por falta de adecuadas fuentes de información:
a) Si los reglamentos de la unidad de investigaciones acerca de la lavado de dinero obliga a los bancos que actúan con personas políticamente expuestas (PEP’s, por su sigla en inglés) a informar las operaciones que realizan para éstas, ¿qué banco informó haber comprado para don Néstor los dos millones de dólares que éste adquirió en 2008?, y
b) La fuerte compra de bonos argentinos realizada el viernes pasado, que carece de lógica dado el marco de confusión en el que se mueve la conducción oficial de la economía, ¿fue hecha por alguien que sabía que el lunes se llevarían las reservas para pagar esos bonos?; y, en tal caso, ¿por quién?
Hago, y me hago, estas preguntas porque, en ambos casos, estaríamos ante la utilización de información privilegiada (la famosa inside information) para beneficio personal; en Estados Unidos, como todos sabemos, ello constituye un delito reprimido con cárcel efectiva pero, si hubiera sido el propio don Néstor el beneficiario de esa información, aquí deberíamos tratarlo con una rudeza mayor.

Y digo esto no solamente porque la familia imperial hubiera cometido una grave defraudación, sino porque, para consumarla, no habrían dudado en generar el peor conflicto institucional de la Argentina en democracia. ¿O no han hecho cualquier zafarrancho para pagar esos bonos?

Lo que el Gobierno está haciendo por estas horas, con sus ataques contra el Poder Judicial (la persecución policial a una juez, el ataque verbal reiterado a los jueces independientes, el agravio gratuito a todos los magistrados sin denunciar hecho concreto alguno, la publicidad de nombres de camaristas en la publicidad oficial de las canchas de fútbol, y el permanente ninguneo a los fallos de la Corte) y el manifiesto desprecio al Poder Legislativo, dictando un maquillado DNU cuando el Congreso está reunido y hurtando las reservas en el ínterin, es –sin eufemismos de ningún tipo- un verdadero golpe de estado.
Las próximas horas, y los días y semanas que seguirán serán, sin lugar a dudas, muy agitados, y la situación tiene un final totalmente abierto. En las condiciones que don Néstor y su banda han puesto al país y a sus instituciones, cualquier cosa puede pasar.

Puede suceder, aunque lo dudo, que la Corte Suprema decida ponerse los pantalones y comenzar a dar órdenes a los funcionarios del Ejecutivo bajo apercibimiento de prisión; puede pasar, aunque también lo dudo, que el Congreso imponga a esos mismos funcionarios la obligación de comparecer, bajo igual apercibimiento; puede ocurrir que la Policía desconozca las órdenes que no provengan del Jefe de Gabinete; puede suceder, inclusive, que se genere un conflicto en la calle, ante la presión de los piqueteros anti-K para obtener los planes sociales que les son negados; puede pasar que comiencen a llover sobre nuestro autóctono Alí Babá y sus 40 ladrones pedidos de indagatorias; puede suceder que algunos de ellos sean condenados a prisión; y pueden producirse innumerables cosas que no cualquiera pueda imaginar.

Sin embargo, debemos todos saber que, como dijo José Benegas en su programa “Esta lengua es mía”, en las mañanas de FM Identidad, “cada “salvajada de don Néstor es sólo el piso para la siguiente, nunca el techo”.

El nuevo Diputado es un hombre imaginativo, sobre todo cuando se trata de defender su imperio económico, ya que el político se le ha ido desgranando entre los dedos. Y, antes que nada, carece de principios y de límites morales de ningún tipo, y está dispuesto hasta a incendiar el país para conseguir sus fines.

El martes, en un almuerzo, discutí con el disertante porque éste comparó a la Argentina como un barco al garete, sin timón, en medio de la tormenta. Dije entonces, y lo sostengo ahora, que sucede todo lo contrario: don Néstor tiene firmemente aferrado el timón, y sabe a dónde debe llevar la nave, aún cuando ésta deba chocar contra un iceberg y hundirse en la travesía.

Entonces, compatriotas, preparémonos para lo peor, porque Kirchner lo hará. No hablo de tener miedo, sino de mantenernos unidos para evitar el desastre final y, usando la misma metáfora del párrafo anterior, organizar con firmeza el salvataje, mientras mandamos a la cárcel a estos delincuentes que han tomado por asalto a la República, a sus testaferros y sus cómplices.
De nosotros –especialmente, de nuestras autoridades de los otros dos poderes del Estado- depende evitar la catástrofe final al que este demente nos está conduciendo para salvarse. Ya vimos el insoportable daño que ha inferido al país y a su población, y sabemos que está dispuesto a llegar hasta el final.

Bs.As., 4 Mar 10

lunes, 1 de marzo de 2010

Virtualidades y penosos contrastes

Virtualidades y Penosos Contrastes


Esta nota, gracias a la inestimable ineficiencia de Arnet que me ha dejado sin correo electrónico desde ayer, no podrá ser divulgada directamente por mis caminos habituales, que incluyen a casi 20.000 integrantes de la lista de distribución. Entonces, será sólo posteada en mi blog (
http://egavogadro.blogspot.com) y enviada a los distintos portales y colegas que, tan amablemente, la reproducen.

Nuestra Presidente acaba de terminar su discurso inaugural del año legislativo y, en este preciso momento, el “Pepe” Mujica está asumiendo en Montevideo.

Doña Cristina hoy, realmente, se superó a sí misma en todo. No solamente hizo una demostración de su enorme capacidad de memoria para las cifras, sino que produjo un mensaje esquizofrénico.

Durante toda su alocución se esmeró en definir dos países, uno virtual y otro real, ubicando al que describió con sus propios e inventados datos en la realidad, y llamando al otro mediático.

No viene al caso –ya lo están haciendo los políticos y lo harán mañana los analistas- contestar una por una a las cifras enunciadas, pero sí preguntarse, entonces, a qué se debe la pertinaz falsificación de estadísticas que realiza el Indec desde enero de 2007. Esas mismas informaciones mentirosas son las que permiten a nuestra inefable Presidente sostener que la pobreza y la indigencia se han reducido tan notablemente.

Gracias a Dios, doña Cristina no dio datos concretos acerca de las inversiones que, dijo, están sosteniendo nuestra economía, pero en cambio recurrió, otra vez, al subalterno recurso de burlarse de Irlanda. ¡Qué pena que no se le haya ocurrido hacer comparaciones con Brasil, con Chile y, hoy especialmente, con Uruguay!

Ignoró por completo los dos problemas que más afectan a la población hoy, es decir, la inflación y la inseguridad. En el segundo caso, se limitó a echar la culpa a los jueces, a los que llegó a acusar de corrupción a través de la venta de sentencias absolutorias.

Pero donde realmente batió sus propios y desmesurados records fue cuando, después de hacer una minuciosa apología de sus actuaciones como legisladora y destacar el papel del Congreso, denostando a la Justicia por interferir en el camino del saqueo a las reservas que el famoso DNU intentara, justificó su dictado en las facultades constitucionales que la reforma de 1994 otorgara al Ejecutivo. Y digo que este nuevo nivel de grave inconsistencia fue alcanzado porque olvidó no sólo los requisitos de necesidad y urgencia –nunca demostrados- sino su falta de voluntad para convocar al Poder Legislativo a sesiones extraordinarias, en las cuales hubiera debido tratarse el tema.

Y la apoteosis llegó al final, cuando anunció la derogación del DNU en cuestión, reconociendo así la torpeza con la que había manejado el tema desde diciembre, pero –acto seguido- otra vez ignoró al Congreso informándole que había dictado un nuevo decreto para hacer, prácticamente, lo mismo. Además, dijo haber creado una comisión bicameral para el supuesto control de la forma en que se realizarían los pagos.

Con Mercedes Marcó del Pont al timón del Banco Central, es muy probable que, para cuando esa comisión se constituya –hasta su creación, en realidad, corresponde al propio Congreso- los fondos en cuestión ya estén transferidos a las cuentas que maneja el amadito Boudou y los pagos se hayan efectuado.

En una palabra, una nueva burla a las instituciones de la República, a los legisladores, a los partidos políticos y a la ciudadanía en general.

En un marcado contraste, y casi cuando concluía la ceremonia en Buenos Aires, el “Pepe” hablaba a los parlamentarios uruguayos en su primer discurso como Presidente.

Fue tan fuerte la sensación que me produjo ver, sin solución de continuidad, las realidades tan diferentes de dos países tan semejantes, que –durante algunos minutos- prácticamente no pude pronunciar palabra.

Del otro lado del río, un verdadero estadista –así como, en el pasado, fue un verdadero guerrillero y un verdadero preso y torturado- dio una lección de grandeza y una visión de futuro pocas veces vistas en América Latina.

Habló de educación, explicando que su necesidad es tan imperiosa que Uruguay debería postergar obras de infraestructura si fuera necesario para atenderla, y dijo que saldría a extender los planes sociales y el apoyo a los más desprotegidos, pero mirando “como un perro” la evolución del gasto.

El discurso del “Pepe” fue el de un señor con mayúsculas, y su convocatoria general a todos los partidos para construir juntos las políticas de Estado imprescindibles para los cinco o seis temas más importantes sonó como absolutamente sincera.

Hoy, pese a los alarmados presagios de mis muchísimos amigos uruguayos, el señor Mujica dio una lección de civismo y, sobre todo, garantizó al mundo –a cuyos representantes, incluidos Hillary Clinton, Chávez y Lula, agradeció con afecto y respeto- que Uruguay seguirá siendo el país confiable, aferrado al respeto a sus instituciones, con una transparencia que lo transforma en uno de los países más serios de América, y con un profundo respeto por los contratos que ha sido desde siempre.

Me equivoqué, obviamente, cuando supuse –apoyado en la cerril resistencia a convocar a sesiones extraordinarias- que don Néstor ensayaría un autogolpe para, con un conflicto social grave en la calle, dictar el estado de sitio e impedir que el Congreso se reuniera en ordinarias. Erré, y lo confieso abiertamente.

Pido disculpas a mis lectores por ese pronóstico, que terminó siendo nada más que un falso –y preocupado- alarmismo. De todas maneras, la actitud de los senadores kirchneristas del miércoles pasado, cuando dejaron a la Cámara alta sin quórum, preanuncia una muy difícil vida legislativa para este año, en el cual el Gobierno buscará, por todos los medios, impedir que se dicten las leyes que más le molestan, paralizando su actividad o vetando sus proyectos sancionados.

¡Qué tristeza tengo hoy! ¡Cómo me hubiera gustado que el “Pepe” asumiera en Argentina!

Bs.As., 1 Mar 10