viernes, 30 de abril de 2010

Argentina, siempre curiosa y, ahora, peligrosa

Argentina, siempre curiosa y, ahora, peligrosa


“La democracia no es la sucesión
en el usufructo de un Estado opresor”
Armando Ribas


Es notable que, más allá de la ya famosa frase que dice que, en el mundo, existen cuatro sistemas económicos –capitalismo, socialismo, Japón y Argentina-, nuestro país siga generando curiosidades, dignas de aparecer en el Guiness.

Producimos, por ejemplo, un fueloil de altísima calidad –tanta, que se exporta a Estados Unidos-, que respeta los más fuertes standards medioambientales respecto al contenido de azufre, un grave contaminante.

Sin embargo, a la par que lo exportamos al primer mundo, importamos desde Venezuela –en realidad, ni siquiera de allí- un fueloil de pésima calidad, que desgasta maquinarias y destruye motores.

Para que se entienda, importamos de Venezuela un fueloil que no necesitamos, que ese país no produce (su única relación con los bolivarianos radica en que en Caracas tiene su domicilio una trader de Marc Rich que opera el negocio), que es de peor calidad que el nuestro y, además, es mucho más caro.

Don Cameron, Secretario de Energía, había adecuado las normas argentinas a esos standards internacionales, es decir, poniéndonos a la altura de las naciones que más respetan el ambiente humano. Pero, para permitir la curiosidad que estas líneas describen, derogó esas normas, aumentando –por necesidad, según dijo- la cantidad de azufre permitido, lo cual habilitó la importación del fueloil pseudo venezolano. ¿No es original?

Esta rareza se produce desde 2008, a partir de los primeros acuerdos que firmaron un año antes el papagayo patagónico y el pingüino caribeño -¿o era al revés?- para comenzar a construir este andamiaje de corrupción.

También nos justifica nuestra aspiración al Guiness la “voluntaria” y unánime elección, por parte de todas las empresas que exportan a Venezuela, de una misma trader totalmente innecesaria en el comercio internacional normal, y a la cual le pagan 15% -un precio en cualquier caso carísimo- por unos servicios que prestaba.

Pero, además de esas excentricidades, que dan razón al primer adjetivo del título de esta nota, los Kirchner han comenzado a correr, cuesta abajo, en una pendiente espiralada de violencia cuyo final no conocemos, pero podemos prever.

Comenzaron cuando se produjo la crisis que fabricaron con el campo, contemporánea de la ruptura en la alianza que mantenían con el grupo Clarín hasta entonces.

A partir de allí, los ataques a la prensa en general, y a ese conglomerado en particular, fueron agravándose, tanto en su calidad cuanto en su frecuencia.

Si bien es cierto que se ha presentado como propósito excluyente de la sanción de la nueva Ley de Medios el disparar un misil contra el corazón del imperio de Noble-Magnetto, la realidad dice que el fin último es construir una prensa uniformada a los deseos del tirano de Olivos, tal como lo hizo en Santa Cruz, desde ya sus lejanos días de Gobernador.

Y quienes, desde la izquierda bien intencionada, levantaron dócilmente sus manos para votar ese adefesio, actuaron en realidad como idiotas útiles de esa verdadera conspiración oficial.

Lo que comenzó con bromas, chicanas y charrasquillos contra “movileros”, continuó con torpes acusaciones desde el famoso atril y, finalmente, llegó a la calle bajo la forma de afiches y pancartas. Si a ello sumamos la parodia de juicio que realizó la delincuente Hebe de Bonafini en Plaza de Mayo ayer, respaldada hoy por doña Cristina desde la ESMA, tenemos definida una situación de linchamiento concreto contra una serie de periodistas de carne y hueso.

Es más: la Presidente dijo esta tarde que, mientras ella se mantenga en el gobierno, no habrá una víctima, refiriéndose a aquélla que pudiera derivarse de una orden de represión. No sólo debemos leer en ese mensaje que no se pondrá límite alguno a los pseudo ambientalistas de Gualeguaychú, sino tampoco a quienes salgan a la calle a escrachar o lastimar a esos periodistas.

Quienes tuvimos la oportunidad de ver, por televisión, el desfile con el cual don Hugo conmemoró el Bicentenario de la independencia venezolana, en especial cuando pasaron los chicos que integran su nueva “guerrilla” contra la poca prensa libre que queda, no pudimos menos que recordar a los camisas pardas de las SA alemanas, esa cuasi policía privada de Hitler, que éste utilizaba para intimidar a los opositores.

Y las patotas de Moreno y de la Embajada de Cuba, impidiendo la realización de actos en la Feria del Libro, tienen fuertes efluvios caribeños.

Si bien no se puede decir, al menos hasta ahora, que el parangón entre Caracas y Buenos Aires sea total, el matrimonio está tensando la cuerda social a un extremo tal que, en cualquier momento, puede producirse la chispa que produzca un estallido de magnitud, mucho peor al que vivimos en los aciagos días de diciembre de 2001.

En esta alarma que grito a la Argentina desde los últimos meses del año pasado, ya me acompañan muchas voces, más calificadas y cualificadas que la mía, pero el Gobierno no sólo las desoye sino que, día tras días, sigue arrimando la paja al fuego.

La negativa a reconocer, siquiera, la derrota, plebiscitaria por propia voluntad, que sufriera el oficialismo, ratifica claramente que no serán los votos quienes expulsen a estos verdaderos personajes de sus cuevas oficiales. Como pregunto siempre, viéndolos actuar, ¿alguien puede imaginar a Cristina entregando, pacíficamente, los atributos del mando a un sucesor que no sea de su propia tropa?

El despertar de la Justicia después de un letargo de siete años, la corrupción sistémica, los escándalos que estallan a diario, la persistente pérdida de imagen de cada uno de los Kirchner, la inflación que corroe los ingresos de los más pobres, el desbocado gasto público, la negación de la magnitud de la pobreza y de la indigencia, los ataques contra los jueces y los periodistas, la paralización del Congreso, el desconocimiento o el veto de las leyes y el asalto a todas las arcas posibles, permiten augurar días nefastos para nuestra patria.

Tenemos, todos los demás, que encontrar una solución a este desmadre. Podemos organizar, por la vía de la iniciativa popular, un referéndum revocatorio de mandato, u obligar al Congreso a iniciar un juicio político contra la Presidencia y a destituir, de inmediato, al Jefe de Gabinete, ese malevo de pacotilla que no hesita en despotricar contra todo y contra todos quienes no sean de su “palo”.

Bs.As., 30 Abr 10

lunes, 26 de abril de 2010

Os problemas da UNASUL

Os problemas da UNASUL

O dia 4 de maio de 2010 vai se reunir, em Buenos Aires, a cúpula da UNASUL, sob a Presidência pro tempore do Equador, na pessoa de Rafael Correa, para eleger o seu Secretário-Geral.

O Governo argentino pretende impor, para esse cargo, o nome de Nestor Kirchner, ex-Presidente da República, agora Deputado federal e marido d Presidente da República, Cristina Fernández.

Até agora, acredita-se que ele têm o voto do próprio Equador, do Brasil, da Bolívia, do Peru, do Chile e da Venezuela, é claro. A ditos países haveria se juntado o Uruguay, com a tomada de posse, como Presidente da República, do José "Pepe" Mujica, que visa, assim, melhorar as relações com a Argentina, prejudicado pela crise causada pela construção de uma fábrica de celulose no binacional rio Uruguai.

Se a nomeação de Kirchner tivesse sucesso, a UNASUL iria a deslocar a sede da sua Secretaria de Quito para Buenos Aires, para amenizar a vida diária do eleito.

Ainda há dúvida sobre qual vai ser a posição da Guiana e do Suriname, e acredita-se que a Colômbia eo Paraguai seriam contra; isso impediria o sucesso da operação, uma vez que o Tratado da UNASUL exige a unanimidade.

Mas vamos ao analise dos problemas que a designação do Kirchner levaría para issa organização, ainda jovem, de países sul-americanos. Eles têm três origens: legal, moral e político.

O primeiro é que, curiosamente, o Congresso da Argentina ainda não ratificou o Tratado da Unasul, e este processo encontra-se tambem pendente em quase todos os países da região; apenas a Bolívia, a Guiana, a Venezuela e o Equador aprovaram-lhe. Esta lista deve dar uma idéia sobre a "cor" que o interesse do Chávez visa dar à organização com a indicação do Kirchner. Isso leva à segunda fonte de problemas.

Na Argentina, um escândalo estourou recentemente, porque veio à luz a rede de negocios mafiosos que tem a ligação dos Kirchner com o Chávez, montado sobre o tráfico de dinheiro, influência, bens e petróleo, todos eles geradores duma imensa riqueza para os envolvidos. Lembre-se, por exemplo, o caso da mala com 800,000 dólares que, transportados em um avião oficial argentino, chegou a Buenos Aires e foi apreendido pela Alfândega; segundo todas as fontes, o dinheiro iria ser destinado por Chávez à campanha eleitoral de Cristina Fernandez de Kirchner.

Além disso, Kirchner quer o trabalho para obter protecção jurídica internacional, pois ele poderia ser condenado pela Justiça argentina em um futuro não muito distante. Ao mesmo tempo, pretende manter gravitando a sua influência política gravitando na Argentina, pois ele serve, de fato, o Ministério da Economia de seu país, bem como visa obter a candidatura para as eleições presidenciais de outubro próximo.

E a terceira fonte de problemas da UNASUL, o político, é devido à forte influência de Chávez na organização, com o apoio do arco composto por o Equador, a Bolívia e a Argentina.

Em uma recente materia, eu descrevi os riscos que a entrada da Venezuela no MERCOSUL, já autorizada pelo Brasil, vai trazer para a aliança dos quatro países da bacia do rio Paraná.

Por tudo isso, o Brasil debe-se contra à nomeação de Kirchner como secretário-geral da UNASUL, uma vez que nega os seus interesses nacionais, tanto jurídica como moral e politicamente.

Bs.As., 26 Abr 10
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Aníbal, Pichetto y Rossi tienen razón

Aníbal, Pichetto y Rossi tienen razón

“No te hagás la rastacuer
desparramando la guita;
bajá el copete, m´hijita,
con tu pinta abacanada …
¡Pero si sos más manyada
que el tango “La Cumparsita”!
Enrique Moroni


Estos días, me he puesto a pensar en las ráfagas de balas verbales que lanzan, diariamente, nuestro distinguidísimo Jefe de Gabinete y los no menos conspicuos presidentes de las bancadas oficialistas en ambas cámaras, don Pichetto y don Rossi.

Porque, reconózcanme, todos ellos llevan la defensa de lo indefendible hasta sus últimos extremos, aún cuando éstos les demanden enfrentar a vedettes, modelos, espías, periodistas o legisladores en las circunstancias más desopilantes y, si no fuera por el marco general del Gobierno, hasta degradantes.

Pero lo cierto es que, al menos en lo formal, tienen toda la razón del mundo: doña Cristina fue votada por la mayor minoría del país, y a una distancia sideral de su competidor más cercano. Y eso, en tiempos históricos, fue ayer, es decir, en octubre de 2007.

Y por esa razón debe concluir, democráticamente, su mandato en diciembre de 2011.

Y por eso puede dictar decretos de necesidad y urgencia, aún cuando carezcan de ambos requisitos, Y pese a que cada una de sus decisiones le cueste al país un disparate de dinero, o lanzarse a un limbo internacional que sólo compartimos con los países más alejados del mundo, o impedir que los sectores más pobres y más excluidos de la población puedan gozar de salud, de educación, de alimentos adecuados y hasta de seguridad.

Todo eso, como bien dicen los egregios funcionarios mencionados en el título, lo puede hacer doña Cristina porque fue votada por el 43% de los electores. Y criticarla, como todos sabemos, no sólo está mal, sino que es un signo claro de posturas destituyentes y golpistas.

Pero, amigos, convengamos en una cosa: la Cristina que votamos –a ella o a los demás candidatos, que eso es democracia- no es la que dice ejercer el poder.

Si fuera posible realizar un examen de ADN a la Cristina que fue estudiante en La Plata, a la Cristina que fue empleada del estudio jurídico de su marido en Santa Cruz, a la que fue mujer del Intendente de Río Gallegos, a la que fue mujer del Gobernador de su Provincia, a la Cristina que Diputado nacional, a la Cristina que fue Senadora, a la Cristina que fue candidato a Presidente en octubre de 2007, y a la Cristina que es Presidente de la Nación, seguramente encontraríamos que se trata de, al menos, cuatro mujeres diferentes.

Hoy resulta relativamente fácil volver a ver los spots de campaña del Frente para la Victoria -¿se acuerdan: Cristina, Cobos y vos?- y comprobar, entonces, cuáles son las diferencias más notorias entre las cristinas mencionadas en los dos últimos lugares de la lista del párrafo anterior.

Porque la realidad, como demostraron las elecciones de junio de 2009 y las encuestas que se realizan, a diario, en el país, los argentinos que le dieron su voto en 2007, lo hicieron por mayor institucionalización, por más democracia, por menos DNU’s, por más organismos de control, por menos arbitrariedad y falsificación de cifras y estadísticas y, básicamente, por menos Néstor.

Y la otra Cristina, no la que ganó sino la que asumió, no tiene nada que ver con su antecesora.

Ha abdicado del poder que la ciudadanía le otorgó a favor del tirano de Olivos y, con ello, se ha bajado de cualquier pretensión y de toda promesa republicana.

Los negociados con Venezuela –de los cuales la valija de Antonini Wilson fue sólo un mínimo botón de muestra, como lo demostró el valiente Embajador Sadous-, los sobreprecios en las obras públicas –que de Vido tendrá que explicar más temprano que tarde, a partir del escándalo de Skanska-, los medicamentos truchos –donde acompañarán, en un futuro próximo, muchos funcionarios (Capaccioli, Zin, etc.) y sindicalistas acompañarán a Zanola- el “capitalismo de amigos” –léase Ezkenazi, Brito, Eurnekian, Eduardo Gutiérrez, los Whertein, Cristóbal López, Lázaro Báez, ElectroIngeniería, Rudy Ulloa Igor, etc.-, el festival de subsidios sin control de ningún tipo –que Jaime ha comenzado a purgar-, y muchos otros “problemitas” comenzaron antes de diciembre de 2007.

Pero quienes votaron a doña Cristina creyendo que encarnaría, además de la bonanza económica, una cara del kirchnerismo más democrática y más republicana, obviamente compraron una careta.

Porque lo cierto es que, antes de asumir, doña Cristina dejó la banda y el bastón en manos de su marido que, desde entonces, continúa ejerciendo el poder total, como lo hace desde los lejanos días de mayo del 2003.

Y, con esa reasunción, llegaron la crisis del campo, la pelea con los medios, el abuso de las mayorías legislativas para aprobar disparates dictatoriales, el “fútbol para todos” gratis, la Ley de Medios, además de continuar la pseudo expropiación de Aerolíneas, el manifiesto uso en beneficio propio de los bienes del Estado, el manejo clientelista de los fondos de la ANSES, la apropiación de los dineros del Banco Central y del Banco Nación y hasta de los ahorristas de las AFJP’s, el falso subsidos “universal” por hijo y hoy, para poner la frutilla del postre, la campaña fascista contra medios de prensa, periodistas y jueces.

Tal vez haya llegado el momento de reflexionar acerca de la obligación de los candidatos –de todos- de cumplir con sus promesas electorales o, al menos, de explicar claramente por qué no pueden hacerlo.

Porque la razón a Aníbal, Pichetto y Rossi se la dan las normas teóricas de la democracia, pero no la democracia real, esa en la que se respeta a las minorías ni se descalifica al adversario, en la que juegan sus respectivos roles los tres poderes del Estado, donde la información oficial es pública (no falsa o secreta) y en la cual el Poder Ejecutivo tiene todo tipo de controles genuinos.

Tal vez, como digo, haya llegado también el momento de preguntarnos si doña Cristina –y, sobre todo, don Néstor- no son meros usurpadores del poder. Bastaría, lo repito, con hacer el ADN de la Presidente para saber si se trata de la misma persona o de una totalmente diferente, a la cual nadie votó, y actuar en consecuencia.

Bs.As., 26 Abr 10

viernes, 23 de abril de 2010

Extraña actualidad

Extraña Actualidad

“Amainaron guapos junto a tus ochavas
cuando un cajetilla los calzó de cross …”
Celedonio Flores

En esta semana han ocurrido algunos hechos curiosos, casi sorprendentes, si no fuera porque vivimos en Argentina, un país que ha hecho del realismo mágico la quinta esencia de su personalidad.

El martes se llevaron a cabo las elecciones para elegir nuevas autoridades en el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, una entidad a la cual los profesionales del derecho debemos integrarnos, ya que regula y administra nuestra matrícula, es decir, como si fuera la Orden de Brasil o la Barra de cada uno de los Estados Unidos.

Se presentaron cinco listas, y la ganadora, que representaba al oficialismo, obtuvo el 40% de los votos emitidos; la asistencia superó en mucho los cálculos más optimistas.

Hasta allí, simplemente datos. Lo extraño es que esa lista representaba, en la práctica, al kirchnerismo. Y digo que resultó sorprendente pues, como todos sabemos, los abogados integran la clase media y alta de la sociedad. El otro detalle fue que la oposición se presentó dividida, en las listas encabezadas por los Dres. Lipera y Alterini, respectivamente; si hubieran ido unidas, hubieran obtenido mucho más que su contendiente.

Resulta fácil entender que, si se extrapolan estos resultados al país entero, don Néstor y sus cuarenta cómplices pueden sentirse tranquilos ya que, si la situación económica tiende a mejorar y pueden evitar el impacto de la inflación sobre las clases más humildes a través de nuevos y mayores subsidios, podrían alcanzar el soñado 40% que les permitiría, frente a una oposición atomizada, obtener más de 10% de ventaja sobre el segundo, y ganar así en primera vuelta.

En democracia, aún en una renga como la argentina, se deben respetar los resultados electorales. Sin embargo, el enrarecimiento del clima político y social que se está produciendo en estos días, a tantos meses de las elecciones, resulta por demás preocupante.

Don Néstor, en franca imitación del papagayo caribeño, ha hecho de las formas democráticas un disfraz, que le permite imponer su tiranía y su modelo autoritario de exclusión y corrupción, para beneficiarse con la conducta de una oposición –en realidad, un rejunte de opositores- que no consigue encontrar el rumbo para ponerle límites.

Observar, por televisión, la parada cívico-militar con que don Hugo conmemoró el Bicentenario de Venezuela me produjo escalofríos y una feísima sensación, que no amenguó –precisamente- con el discurso de doña Cristina ante la Asamblea Legislativa bolivariana.

Ver a los paracaidistas, al trote, gritando consignas proclamándose milicias antiimperialistas o a los nuevos “jóvenes milicianos de la Revolución”, enfundados en rojo y cuyo destino es imponer la tiranía en las calles de Caracas, resultó un espectáculo por demás preocupante.

Hace unos días, dije que la enorme diferencia entre los caracteres de las sociedades venezolana y argentina, en desmedro de ésta por su abulia y su apatía, compensaría para don Néstor la desventaja que significa que don Hugo tenga casi el 50% por ciento de aprobación, frente al 25% que le asignan las encuestas a nuestro pingüino. No se habían producido aún las elecciones del Colegio de Abogados, con los nuevos y deprimentes análisis que éstas permiten.

Porque no puede negarse que el vandálico ataque del Gobierno, encabezado en este caso por ese compadrito a la violeta que ejerce el cargo de Jefe de Gabinete, contra los medios y los periodistas opositores, centrado en las personas que han visto sus fotos engalanando las paredes de Buenos Aires, o en la utilización de los jóvenes Noble Herrera como herramientas políticas contra Clarín, o en las salvajadas cometidas contra periodistas del interior, especialmente en Santa Cruz, están acercando el fósforo encendido a la pólvora, constituida por una sociedad muy crispada desde la crisis del campo.

La desmesura en las actitudes del oficialismo, encarnadas también en el silencio cómplice de sus máximas autoridades ante los desmanes de sus esbirros, puede producir hechos de una gravedad desconocida. Siempre hay loquitos que, para hacer méritos con un poder concentrado y que todo lo consiente, serán capaces de cualquier barrabasada. Y cuando ésta se produzca, será muy tarde para lamentaciones.

El jueves próximo, la criminal Hebe Bonafini, embanderada en cuanta causa de terror exista en el mundo, pretende realizar una parodia de “juicio popular” a los periodistas no oficialistas en Plaza de Mayo. Si se concretara, y no huubiera reacción del Gobierno para impedirlo, el fósforo estará entonces mucho más cerca.

Para concluir esta reseña de extrañezas, rindo un caluroso homenaje al señor Embajador Eduardo Sadús, un hombre que tiene todos los atributos que se le atribuyen al género, y que ha expuesto, con pelos y señales, ante la Justicia argentina algo que todos sospechábamos: que la relación entre don Hugo y don Néstor y doña Cristina es una asociación ilícita, destinada a hacer negocios para enriquecerse, a costa del hambre y la miseria de venezolanos y argentinos.

Actitudes como la de Sadús son las que la Patria exige hoy de sus hijos. Necesitamos, del modo más urgente, de gente capaz de ponerse de pie y decir la verdad, asumiendo todos los riesgos que tal conducta pudiera implicar. Si, en cambio, el miedo o la complicidad predominan, como lo hacen en la UIA y en los empresarios argentinos (salvo honrosas excepciones), si triunfan los personalismos y el ansia de figurar, como sucede entre los opositores, la República estará definitivamente perdida.

Bs.As., 23 Abr 10

domingo, 18 de abril de 2010

Me equivoqué ...

Me equivoqué …


“… que ser valiente no salga tan caro,
“que ser cobarde no valga la pena.”
Joaquín Sabina


Hace ya tiempo, en una nota en la que realicé una comparación entre la Venezuela de Chávez y la Argentina de Kirchner –por cierto, nada original- me equivoqué, y feo.

Dije, entonces, que lo que hacía imposible que en nuestro país pudiera replicarse la situación a la que había llevado al suyo el papagayo caribeño eran tres factores: don Néstor no tenía la plata de don Hugo, ni el apoyo del cincuenta por ciento de su población, ni el apoyo del Ejército.

Creí que la ausencia de esos tres pilares impediría que cayéramos en los disparates verdaderamente suicidas del “rojillo, rojillo” pero, al hacerlo, olvidé que el escenario puede ser distinto, pero no por ello menos amenazador para la libertad y para la República.

En efecto: si bien el tirano de Olivos no dispone del lago de petróleo sobre el cual duerme su homólogo del norte, todavía conserva una caja que, pese a ser mucho más magra, no deja de ser decisiva; aunque no cuente con una base de sustentación de la magnitud de la del venezolano, en Argentina está compensada por la abulia que afecta a la gran mayoría de la población, y por la dispersión de la oposición; y finalmente, aunque no cuente con el apoyo militar, aquí las Fuerzas Armadas han sido diezmadas y sumidas en la inoperancia.

Estas semanas hemos visto, en acción, al verdadero proyecto K: conservar el poder al precio que sea, y en cualquier circunstancia.

Hasta el 1° de marzo, y durante todo el verano pasado, estuve machacando a mis lectores con la posibilidad de un autogolpe, y también me equivoqué. Suponía que un Ejecutivo que se había negado, con uñas y dientes, a convocar al Congreso a sesiones extraordinarias –en las cuales sólo hubiera podido tratar los temas que la Casa Rosada le enviara- no aceptaría, al menos resignadamente, que se reuniera en ordinarias. Para evitarlo, presumí, generaría una situación de caos en la calle, que le permitiría decretar el estado de sitio y, con ello, suprimir la vigencia de todas las instituciones.

Hoy es obvio que me equivoqué en el método que, suponía, los Kirchner elegirían para lograr su objetivo, pero no en éste, dada la parálisis en la que han conseguido que caiga nuestro parlamento desde entonces. Por un camino, o por otro, la realidad es que el Congreso todavía no funciona; si para mantener la situación en esta precaria estabilidad se requiere que el oficialismo “judicialice” todo, nadie duda que lo hará.

Estas semanas han traído nuevos enfrentamientos, y más graves, por cierto, a un escenario ya recargado desde la irresuelta crisis del campo:
· la pelea del Gobierno con Clarín, antes reservada a sus mayores mariscales, ha descendido con el escrache a periodistas individuales, mediante una de las más arteras y cobardes metodologías, el anonimato;
· la pelea del Gobierno con la Iglesia, antes circunscripta a desplantes en tradicionales ceremonias religiosas, se ha trasladado a toda la sociedad mediante los proyectos para legalizar los matrimonios homosexuales, el permiso a éstos para adoptar y, en breve, la legalización del aborto;
· la pelea del Gobierno con la Justicia, antes conducida por los esbirros oficiales contra jueces de primera instancia, hoy tiene a la propia Presidente como comandante, y embiste contra la Corte Suprema, curiosamente el único logro que permitía a los K, en verdad, vanagloriarse;
· la pelea del Gobierno con el campo, conformado por los “piquetes de la abundancia” de doña Cristina, hoy la llevan a la calle los gremios de los obreros de la carne, que están perdiendo sus puestos de trabajo por la prohibición de las exportaciones dispuesta por Moreno por orden de don Néstor;
· la pelea de los bloques oficialistas en el Congreso para evitar la diáspora y tratar de atraer nuevos aliados mediante la seducción o la “banelko”, se ha desplazado a un terreno que ha obligado a una senadora a decir que “estoy sola y tengo miedo” , recordando las peores prácticas del pasado;
· la pelea por la calle, antes circunscripta a los vandalismos patoteriles de D’Elía, hoy está en manos tanto de Hebe de Bonafini y su banda cuanto de la muchachada de la Cámpora, financiada directamente por el Gobierno;
· la pelea del “capitalismo de amigos”, realizada antes en las sombras y sólo conocida por entendidos, hoy se juega desembozadamente, con los Eskenazi, los Cristóbal López, los Rudy Ulloa, los Lázaro Báez y ElectroIngeniería a la luz pública.

Sin embargo, no me equivoqué –o, al menos, eso creo- cuando expuse, en una nota escrita en 2006, que a don Néstor no conseguiríamos echarlo con carritos de supermercado, con cacerolas y, ni siquiera, con votos.

El 28 de junio de 2009, el setenta por ciento de los votos hubiera debido dejar muy claro para los Kirchner que su famoso “modelo” ya era repudiado por la mayoría de la población. En lugar de entender ese mensaje, el tirano de Olivos salió a gritar, desde el atril oficial, que las urnas le habían ordenado profundizarlo.

Con el adelantamiento de las elecciones y la paralización del Congreso, ha logrado gobernar casi diez meses sin oposición y sin control, y va por más.

En su ánimo no hacen mella las permanentes denuncias de corrupción, ni las imputaciones judiciales a sus funcionarios más cercanos, ni la inflación galopante ni el hartazgo de la gente. Simplemente, los ignora.

Los votos que llenaron las urnas de junio con “no” gritados silenciosamente, simplemente no existieron, no fueron registrados ni aceptados. En ese contexto, sigo preguntando: ¿alguien se imagina a doña Cristina, en nombre de la democracia y su juego, entregando mansamente a su sucesor la banda y el bastón?

Ahora, don Néstor ha decidido combatir con métodos nazis: tratar de convencer a la población en general que los nuevos judíos, culpables de todos los males que afectan a la República, son los periodistas, los jueces, los medios de comunicación no oficialistas y los opositores de cualquier rango. Y aplican el miedo.

Porque, en medio de manifestaciones ciertamente masivas (¿cuán auténticas?), aparecen carteles con las fotos de los analistas más críticos al matrimonio presidencial y sus cómplices. Y, lógicamente, esos periodistas, ampliamente conocidos, deben sentir tanto miedo como quienes sufrieron la “noche de los cristales rotos” impulsada por las milicias de Hitler.

No basta, entonces, con simples cartas y solicitadas de repudio a las actitudes patoteriles del Gobierno. Tenemos que ponernos todos de pie, tenemos que decirle a don Néstor que no estamos dispuestos a dejarnos pisotear más y, mucho menos, a que se instrumenten campañas como las que estamos viendo en las paredes de Buenos Aires, contra la Corte y algunos periodistas.

Porque nos está llegando la hora de reflexionar sobre el famoso poema de Martin Niemoller, atribuido erróneamente a Bertold Brecht. Dentro de muy poco, vendrán por nosotros, y ya será demasiado tarde.

Bs.As., 18 Abr 10

miércoles, 7 de abril de 2010

Cómo veían, en 2006, la Argentina del 2010

Una Publicación del Estudio Adolfo Ruiz & Asociados
Perspectivas Microeconómicas


Informe sobre economía, management y negocios - N° 131 – Mayo de 2010
M. T. de Alvear 1261, 2° Of. 58 [1010] Buenos Aires, Argentina
Te/Fx: [054-1] 4812-1261 - e-mail:
perspectivasmicroeconomicas@fibertel.com.ar


Cómo veían la Argentina del 2010


Llegados al bicentenerario de la Revolución de Mayo, transcribimos las respuestas que en, mayo de 2006, nos brindaron algunos especialistas en diversas áreas, acerca de cómo vislumbraban los escenarios que enfrentarían sus disciplinas en el año 2010.
Obsérvese que, prácticamente, todas las respuestas mantienen rigurosa actualidad.


1. Panorama económico


Respondieron: Enrique Blasco Garma (ex-Subgerente del Banco Central y Consultor); Agustín Monteverde (Economista y socio de Massot, Monteverde y Asociados); y Ludovico Videla (Consultor e investigador en temas económicos).


1. ¿Cómo visualiza a nuestro país desde el punto de vista de la Economía –suponiendo la actual tendencia-, en el año 2010?

Enrique Blasco Garma: La actual tendencia de largo plazo, es hacia una progresiva desorganización de la sociedad, con una concentración creciente del poder político y sin una oposición custodiando el cumplimiento de los deberes de los funcionarios. En esas condiciones, la propiedad privada y los derechos individuales se debilitan, las reglas de juego se vuelven menos estables y predecibles. En ese ambiente, la economía debería languidecer, pues los agentes económicos no pueden elaborar proyectos de largo plazo. Sin embargo, esta visión no se ha materializado debido a las extraordinariamente favorables condiciones internacionales que agregan demanda a nuestros productos y a los activos en el país.

De mantener esa tendencia, Argentina continuará perdiendo relevancia económica en la región y, ese retraso relativo, lo tornará en un país más conflictivo. Cabe también recordar que, desde 2002, en nuestro país, todas las mediciones económicas están influidas por los tremendos cambios de precios relativos. A modo de ejemplo, mientras el PBI a precios constantes, que son de 1993, muestra niveles ligeramente superiores a los de 1998, señalando la total recuperación desde la crisis, el PBI en dólares muestra valores por habitante de la mitad del ingreso alcanzado en 1998. Es decir, una recuperación parcial.

Agustín Monteverde: Un país con franca debilidad en sus instituciones fundamentales (división e independencia de poderes, garantías civiles, derecho de propiedad y libertad de empresa). Aislado del mundo, estancado en su crecimiento y desarrollo, y con niveles de ingresos per cápita similares a los actuales.

Con pobrísimos niveles de capitalización, marcado déficit energético y recursos humanos absorbidos en empleos de tareas de bajo grado de especialización y calificación. Un régimen tributario desquiciado, hiper complejo e ineficaz, pero que concede enorme discrecionalidad y poder al gobierno sobre un ciudadano relegado a la condición de súbdito.

Ludovico Videla: Veo una situación muy semejante a la actual. Es decir un país empobrecido, con marcadas diferencias de ingreso, alto desempleo y produciendo materias primas y productos de bajo valor agregado. Es posible que, en los años que restan, se acentúe la semejanza con latino América, en los aspectos más negativos: debilidad institucional, clientelismo, corrupción, persecución a los opositores, estatismo ineficiente, avance del sindicalismo irrazonable, rigidez laboral, inseguridad jurídica para la inversión, y otras semejantes.

Creo que será muy difícil mantener un crecimiento significativo, como el logrado en los últimos años porque no se alcanzarán los niveles de inversión requeridos. Además, el cuadro fiscal es muy endeble, técnicamente tenemos déficit final si contabilizamos todo y, por otro lado, la deuda sigue creciendo. Los ingresos están basados en impuestos buenos y en otros malos que deben desaparecer, mientras el gasto sigue siendo muy ineficiente. Es posible que la alta inflación se quede entre nosotros, con los cortes de energía, gas, combustibles, y escasez de carne, telefonía, transporte, rutas y otras semejantes.


2. ¿Cómo desearía que resultara el escenario real de la Economía argentina, en el año 2010?

Enrique Blasco Garma: Es fácil darse cuenta que desearía lo contrario a lo expuesto más arriba. Una nación previsible, con lazos de amistad en toda la comunidad internacional, respetada por el cumplimiento de todos sus compromisos. Por ello, en pleno proceso de desarrollo económico, social y político.

Agustín Monteverde: Un país con sólidas instituciones jurídicas y notable estabilidad normativa, que resguarden a ultranza el derecho a la propiedad, a comerciar y emprender y a la privacidad. Con reglas de juego claras, estables, extremadamente simples e idénticas para todos. Que impidan la formación de oligopolios o monopolios de hecho o de derecho, y que resguarden la libertad de elegir. Un Estado gendarme de la libre competencia y de los derechos individuales.

Una sociedad convencida de que la riqueza sólo surge del trabajo y del emprendimiento a riesgo. Que enarbola la más amplia y profunda competencia como necesidad de todos los mercados o negocios. Un país comprometido en desarrollar ventajas competitivas en torno a industrias agroalimentarias, a partir de una notable productividad en los sectores agropecuarios y energéticos. Y orgulloso de serlo.

Una Argentina integrada al mundo a través de mínimos y únicos aranceles y con fructíferos acuerdos de libre comercio con la UE y/o el NAFTA, que aseguren a su vez, la solidez de sus instituciones de mercado.

Un sistema tributario ultra sencillo, universal, transaccional y con alícuotas módicas.. Simple, sin ambigüedades, ni contradicciones, ni superposiciones, ni vacíos. Sometido a los principios universales del derecho que aseguran la presunción de inocencia y el derecho a la defensa ante jueces independientes.

Ludovico Videla: Una economía abierta al mundo e integrada a grandes mercados como el ALCA y la UE, además del MERCOSUR. Como país líder en agro alimentos y productos de elevada tecnología. Con fuerte inversión en capital humano e investigación científica. Con un Estado reorganizado con cuadros reducidos pero de elevada jerarquía, donde los mejores graduados puedan incorporarse como diplomáticos, militares, jueces, o administradores gubernamentales. Con una protección total a la propiedad privada, que estimule inversiones de argentinos y extranjeros. Con impuestos bajos y una aplicación estricta del principio de subsidiariedad para el Estado y toda la sociedad en general.

Un país de oportunidades para el que quiera trabajar y progresar. Con mercados competitivos, transparentes y con libre acceso. Con la aplicación de la desregulación a fondo. Con un control riguroso de la aplicación de la ley para todos. Tolerancia cero para el delito, fraude, evasión o cosas semejantes. Con una conciencia ecológica y de mayor calidad de vida creciente, y una reforma educativa que saque la ideología de la universidad y la escuela y brinde igualdad de oportunidades reales a los jóvenes.


3. ¿Qué tres medidas concretas resultaría imprescindibles a su juicio para alcanzar ese futuro deseable?


Enrique Blasco Garma: Lo principal y prioritario es comprender que para aumentar la riqueza se necesita un orden político previsible, donde los poderes y las facultades estén claramente especificados y sean respetados. Si logramos comprender que el gobierno de la sociedad nos incumbe a todos, que para eso debemos asegurar el cumplimiento de las funciones de los agentes estatales, incluyendo jueces, legisladores y miembros de ejecutivo, habremos dado un paso adelante. Desentendiéndose del estado, las sociedades se debilitan. Aunque no figura en muchas plataformas electorales, asegurar el funcionamiento de la justicia, independiente del poder político, y que los legisladores deban responder a las necesidades de los ciudadanos, son bases fundamentales para nuestro despegue. En ese cado, los empresarios podrían dedicarse a crear riqueza y trabajo, en paz, pues el entorno político aseguraría la estabilidad de las expectativas y los planes de negocios.

En concreto, lograr el funcionamiento de los poderes del estado, en la forma prevista por nuestra constitución. Pero ello exige un seguimiento, una tarea de control de parte de los ciudadanos, a través de los partidos políticos interesados en la suerte del país más que en el patrimonio de sus dirigentes.

Agustín Monteverde: Además de volver al texto constitucional de 1853-1860, se requiere:

1- Ultra simplificación y desregulación normativa tendientes a proteger las garantías civiles esenciales, y elevando a la condición de sagrados los derechos relacionados con la vida y la propiedad de las personas. Apertura irrestricta de mercados y sectores cerrados, y persecución civil y penal a funcionarios que concedan reservas de mercado.

2- Sistema tributario de impuesto único, simple, universal y módico sobre las ventas y locaciones. Otorgamiento de subsidios exclusivamente a través de partidas presupuestarias específicas; nunca vía exenciones o eximiciones.

3- Rebaja unilateral de aranceles seguida de ambiciosos acuerdos bilaterales

Ludovico Videla: La reforma central es la política y constitucional. En segundo lugar la reforma del Estado, incluyendo sus fuentes de financiación y gasto. En tercer lugar, la reforma de las regulaciones y controles vigentes, para modernizarlos y adecuarlos a los principios descriptos[1].



2. Panorama educativo


Respondieron: Enrique Costa Lieste (Decano de la Facultad de Ciencias Empresariales – U.C.E.S,), Horacio O´Donnell (Rector de la U.C.E.S.), y Aldo J. Pérez (Vicepresidente de la Gestión Institucional – UB).


1. ¿Cómo visualiza a nuestro país desde el punto de vista de la Educación –suponiendo la actual tendencia-, en el año 2010?

Enrique Costa Lieste: Creo que elevar el nivel de la escuela secundaria es crítico. Según nuestros análisis de los resultados de los primeros exámenes parciales de los alumnos ingresados en nuestra Universidad en el 2006, la tendencia sigue siendo a que el nivel de la educación secundaria siga en descenso, tanto en el área pública como en la privada.

Horacio O´Donnell: Habiendo mejorado en el tramo de la educación primario por la presión de los padres de las familias pobres -que son muchas y formarán en estos cinco años, conciencia del desbarranco de sus hijos-, mal igual que ahora en el campo de la secundaria. Algo mejor en algunas pocas Universidades Públicas. Mejor que ahora en el 50% de las Universidades Privadas.-

Aldo J. Pérez: Según repetidos anuncios del Ministerio de Educación, en el año 2006, se pondrán en revisión la Ley Federal de Educación y la Ley de Educación Superior por lo tanto, anticipar cualquier opinión al estar sujeta al resultado de un debate que no se inició, sería absolutamente aventurada.


2. ¿Cómo desearía que resultara el escenario real de la Educación argentina, en el año 2010?

Enrique Costa Lieste: Que en las escuelas primarias y secundarias -como prioridad- se eduque para la práctica de la Educación Cívica, sin recurrir a los ineficientes métodos memorísticos-enciclopédicos que anularon el potencial de educación de la antigua “Instrucción Cívica” y de las similares que la siguieron.

Horacio O´Donnell: Francamente más claro en los conceptos. Con un acortamiento del poder gremial al sentido común y a las cuestiones económicas. Quitándoles el poder extorsivo que algunos (pocos por suerte) dirigentes premiados ejercen. Con un estado que haya fijado políticas publicas claras al respecto, y con un Gobierno bastante mejor que el que hoy tenemos.

Aldo J. Pérez

1) En un proceso de mejora continua de la calidad educativa supervisada y constatada, mediante una evaluación permanente, seria y consistente.

2) Con una caída rotunda en la deserción escolar en todos sus niveles.

3) Sin conflictos gremiales en la relación con el personal docente y no docente.


3. ¿Qué tres medidas concretas resultaría imprescindibles a su juicio para alcanzar ese futuro deseable?

Enrique Costa Lieste:

1. Capacitación de los maestros y profesores en cómo educar para la práctica de la educación cívica.

2. Comenzar una convergencia hacia maestros y profesores que cuenten con títulos universitarios en docencia.

3. Modificar (anularlos es una utopía) los Estatutos del Docente en todo lo que hace al régimen de suplencias y, en general, las cláusulas que privilegian los derechos sobre las obligaciones de los docentes.

Horacio O´Donnell: Una ley de educación alejada de las concesiones y del aporte político que hacen hoy de la educación, por un lado, un lugar de estrecheces y, por el otro, un barril sin fondo. Otra ley que sancione a los padres que se desentiendan de las obligaciones de estudio de sus hijos. Y una campaña publicitaria comparativa de los resultados “en calidad de vida” que hoy presenta Argentina versus Corea del Sur, Irlanda y Finlandia. Y ver, también, como nos va a ir con Chile y en el MERCOSUR con Brasil.

Aldo J. Pérez:

· Promover efectivamente la articulación entre la Enseñanza Media y la Enseñanza Superior, para evitar el “trauma” del paso de un nivel a otro.

· Otorgar facilidades o ventajas impositivas a las empresas privadas que sostengan o apoyen proyectos educativos o de investigación, en las Universidades de gestión privada o pública.

· Apoyo crediticio –créditos blandos- para la adquisición de materiales tecnológicos o de laboratorios, a la institución que se dedique a la enseñanza o las investigaciones[1].



3. Panorama energético


Respondieron: Enrique G. Avogadro (abogado, especialista en temas energéticos); y Nicolás V. Gallo (ingeniero, ex–Ministro de Planificación).


1. ¿Cómo visualiza a nuestro país desde el punto de vista de la Energía en nuestro país –suponiendo la actual tendencia-, en el año 2010?

Enrique G. Avogadro: Imagino que tendremos un país netamente importador de petróleo, casi sin reservas –tampoco de gas- y con incrementos muy serios en las tarifas. No creo que, con la actual tendencia en la materia -agravada por la insistencia del Gobierno central en intervenir en los mercados y alterar o rescindir contratos-, se produzca una fuerte corriente inversora que pueda modificar, en el corto plazo, la gravísima situación energética argentina. La demanda de electricidad, tradicionalmente, supera al crecimiento del PBI y, en Argentina, ese cuadro no tiene por qué modificarse. Consecuentemente, si la economía continúa creciendo, aún cuando no sea a este ritmo, la oferta nacional será incapaz de atender al consumo. Por lo demás, las importaciones de gas provenientes de Bolivia resultarán más caras y, si el Gobierno insiste en importar desde lugares lejanos fuel oil, el traslado de esos mayores costos a las tarifas, resultará inevitable. Respecto al súper gasoducto Venezuela-Brasil-Argentina, creo que no será realizado por varias razones: a) resultará económicamente inviable puesto que, por su extensión, no resistirá la comparación con un gasoducto virtual de GNL; b) el IBAMA brasileño no permitirá su paso por la Amazonia, por su impacto ambiental; c) Venezuela sólo produce gas asociado, y en cantidades insuficientes para atender a la demanda del gasoducto previsto; aún así, de concretarse, el precio final del gas transportado resultaría altísimo, por la incidencia de los costos de transporte.

Nicolás V. Gallo: De mantenerse las actuales tasas de crecimiento y los ajustes tarifarios permanezcan violentamente atrás de los costos de producción (desde 2001 los costos aumentaron 140% y las tarifas promedio 20%), la conclusión es que habrá una crisis de demanda insatisfecha creciente, por falta de inversiones. La reciente ley de “cargos de infraestructura” -de muy dudosa constitucionalidad– permitirá incentivar inversiones en el sector, pero al no haber planificación, seguramente el Estado actuará en base a reclamos puntuales, necesidades políticas circunstanciales y suposiciones de desarrollo que –inexorablemente- conducirán a una ineficiencia en la asignación de estos nuevos recursos para la inversión. La crisis será más significativa en términos de calidad de la prestación.


2. ¿Cómo desearía que resultara el escenario real de energético, en el año 2010?

Enrique G. Avogadro: Se me formula una pregunta complicada. Obviamente, desearía un país auto-suficiente en la materia, tanto hablando de gas como de petróleo. Pero, para que ello ocurra, primero Argentina tendría que ofrecer un escenario de gran seguridad jurídica a los inversores, para diferenciarse de un marco latinoamericano (Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela) muy complicado. Y los plazos en los que la pregunta está presentada, no permiten imaginar algún camino breve que pueda producir un cambio sustancial respecto a la situación actual. Mis deseos tienen que ver con un crecimiento geométrico de las reservas, y con una expansión fuerte en materia de transporte. Desearía un desarrollo sostenido de las fuentes alternativas de energía y, por supuesto, también el descubrimiento de reservas en la plataforma continental. Lamentablemente, he dejado, hace mucho, de creer en los Reyes Magos.

Nicolás V. Gallo: Compatible con una proyección de demanda del orden del 5% anual de crecimiento, una mayor certeza en la calidad, una mayor influencia de energía de base hidráulica y nuclear, y una modernización general del parque térmico.


3. ¿Qué tres medidas concretas resultaría imprescindibles a su juicio para alcanzar ese futuro deseable?

Enrique G. Avogadro: Como dije, la primera medida debería ser una fuerte señal en materia de seguridad jurídica. La segunda, el otorgamiento de garantías reales a los eventuales inversores, vía algún fideicomiso a constituir en un país central. Y la tercera, razonables políticas tarifaria e impositiva, debidamente garantizadas, que permitan la protección a los sectores de menores recursos –vía subsidios o exenciones- y, a la vez, una adecuada retribución a la inversión. El resto, si todos esos puntos se dan, correrá por cuenta del mercado que, tradicionalmente, ha sido capaz de dotarse de los instrumentos adecuados.

Nicolás V. Gallo: Transparentar la relación costo sobre tarifas. Otorgar garantías firmes para la inversión privada en la ampliación y renovación del parque térmico. Planificar la intervención del Estado en las grandes inversiones para la producción de energía de base y la transmisión en alta tensión, acordando al mismo tiempo la integración operativa energética con los países vecinos[1].



4. Panorama Político


Respondieron: Rosendo Fraga (Director del Centro de Estudios para la Nueva Mayoría); y Gonzalo V. Massot (Director del diario La Nueva Provincia).


1. ¿Cómo visualiza a nuestro país desde el punto de vista de la Política –suponiendo la actual tendencia-, en el año 2010?

Rosendo Fraga: Para el 2010, pueden haber grandes cambios en la política argentina. Todavía en la presidencial de 2007, predominarán variantes del peronismo, pero para la presidencial de 2011, hay margen para la articulación de un nuevo sistema de partidos, en base a una coalición de centro-derecha y a otra de entro-izquierda.

Vicente G. Massot: Sin demasiados cambios. El problema de fondo es el arraigo de una cultura nociva que ha devaluado hasta extremos inconcebibles el valor de las instituciones. Esa cultura llevará años desarraigarla, en el supuesto caso de que alguien con el suficiente poder quiera y pueda intentarlo.


2. ¿Cómo desearía que resultara el escenario real de la Política, en el año 2010?

Rosendo Fraga: Desearía el surgimiento de un nuevo sistema de partidos, sin el cual difícilmente mejore la calidad institucional de la Argentina. Es que a mayor calidad del sistema de partidos, mayor calidad institucional.

Vicente G. Massot: Como lo mejor es enemigo de lo bueno –conforme reza el viejo adagio español – desearía que para el Bicentenario hubiese conciencia y voluntad para empezar a desmontar la cultura nociva a la cual hice referencia antes. Eso sería suficiente.


3. ¿Qué tres medidas concretas resultaría imprescindibles a su juicio para alcanzar ese futuro deseable?

Rosendo Fraga:

1) Dar mayor prioridad a la educación y la salud pública.

2) Una drástica reforma del mercado laboral para reducir el trabajo informal.

3) Generar una verdadera independencia del poder judicial.

Vicente G. Massot:

a) independizar el nombramiento de los jueces de la clase política.

b) reinstalar el juicio de residencia, con la legitimación de la inversión de la carga de la prueba para los funcionarios públicos[1].



5. Panorama de las Relaciones Exteriores


Respondió: Roberto Starke (Analista Político)

1. ¿Cómo visualiza a nuestro país desde el punto de vista de las Relaciones Internacionales –suponiendo la actual tendencia-, en el año 2010?

Roberto Starke: El posicionamiento internacional de la Argentina no variará significativamente. La crisis del 2001, el default y la actual política exterior sólo han profundizado la escasa significación de la Argentina en el mundo, cuya inercia no podrá torcerse fácilmente. Además la posición geográfica y geopolítica de la Argentina nunca despertó grandes pasiones o intereses, razón por la cual nuestro interés nacional debería ser lograr posicionar a nuestro país en un rango lo más atractivo posible, tarea que no es “de por si” que sencilla. En síntesis: creo que desde el punto de vista internacional, nuestro país tendrá escasa trascendencia.


2. ¿Cómo desearía que resultara el escenario real de las Relaciones Internacionales de argentina, en el año 2010?

RS: Me interesaría que la política exterior de la Argentina asumiera esta escasez de recursos internacionales que tenemos, y definamos en consecuencia algunos puntos de estrategia externa que nos permita mejorar nuestra. posición relativa en la región y el mundo.


3. ¿Qué tres medidas concretas resultaría imprescindibles a su juicio para alcanzar ese futuro deseable?

RS: La primera: lograr de una vez por todas, una zona de libre comercio en el Mercosur, dejando de lado los grandes sueños de lograr un Mercosur que compita con otros proyectos de integración, con los cuales no podemos siquiera compararnos o competir. Segundo: mirar con otros ojos al Pacífico y a Chile como socio en algunos emprendimientos comerciales, económicos y políticos. Tercero: reacomodar nuestra relación con Estados Unidos, después del daño producido en la Cumbre de las Américas en el pasado mes de octubre. Esto significa ajustar con realismo las relaciones, con una nación que nos guste o no, es de enorme importancia para nuestro posicionamiento internacional y que implica, entre otras cosas, ir ajustando el mensaje que en este sentido se le da a la opinión pública interna, que es un factor político decisivo de esta relación, en algunos casos entorpeciendo la definición de dicha política[1].


Mayo de 2010

¿A ésto llamamos "dirigencia"?

¿A esto llamamos “dirigencia”?


“Si nos hacemos cargo,
con ganas asumirlo
saliendo del letargo,
podemos revertirlo.
Porque son muchas almas
y cuentan más los otros,
los que viven y piensan
así como nosotros”
Eladia Blázquez


Hace escasos días, la Pastoral Social de la Iglesia, encabezada por el Obispo de San Isidro y Presidente de Caritas Argentina, Monseñor Jorge Casaretto, impulsado a su vez por el Consejo Episcopal Argentino, diseñó un documento para llamar la atención sobre el tema de la pobreza.

No deja de resultar extraño que, comandado por un gobierno que se dice de izquierdas y que ha propuesto, desde los lejanos días de mayo de 2003, un modelo de “crecimiento con inclusión”, el país haya crecido a “tasas chinas” –en realidad, una exageración, ya que China ha crecido a un promedio del 8% anual por diez años consecutivos y, además, casi todos los países de América del Sur se han enriquecido más que la Argentina- y la cantidad de pobres e indigentes se haya incrementado –superando inclusive a los índices de 1998, cuando el denostado modelo de los 90’s tuvo su peor momento- hasta alcanzar al 33% de su población.

Sobre ese tema, y sobre la siempre creciente brecha entre los más pobres y los más ricos, se trata el documento que la Iglesia sometió a consideración de nuestra “dirigencia” empresarial y sindical.

Hasta ayer mismo, sorprendía positivamente la inclusión de la sigla de CAME, en cuyo timón se encuentra Cornide, y la aprobación que prestaban todas las agrupaciones de nuestros industriales, comerciantes y banqueros, llámense UIA, AEA, ADEBA, ABA, a las cuales se sumaban, sin exponer sus reyertas internas, la CGT, la Azul y Blanca y la CTA.

El propio Consejo Directivo de la CGT, en su plenario del miércoles pasado, había discutido el documento y, al menos en principio, estaba de acuerdo en firmarlo.

El texto, antes que culpar al Gobierno por estos recurrentes problemas que afectan tanto al tejido social argentino, en realidad pedía efectuar los cambios necesarios para comenzar a remediarlos, especialmente cuando se esperan, al menos, un par de años de buenas noticias económicas. Pero, claro, dejaba traslucir graves críticas al manejo espurio de las cifras del INDEC, que niegan, tratando de tapar el sol con las manos, el desolador panorama que afecta nuestra realidad cotidiana y que ya resulta inocultable.

Es decir, no atacaba al Gobierno –la Iglesia nunca lo hace- pero lo desmentía.

Y, entonces, y como tantas veces ha sucedido desde que don Néstor puso su humanidad en el sillón de Rivadavia, el Diablo metió la cola.

En la estampida de fugitivos aterrorizados por la presencia de una lapicera, primero fueron los gremios que, bajo la dirección de un Moyano que está dispuesto a entregar a todos los trabajadores informales a cambio de conservar sus privilegios, especialmente aquéllos vinculados con los fondos de las obras sociales, e impedir el desarrollo de medios de transporte alternativos –más baratos y menos contaminantes- al camión.

Pero ayer se sumaron las entidades empresariales. La UIA volvió a mostrar su peor rostro y, como no podía ser menos, los bancos argentinos, con Heller y Brito a la cabeza, se sumaron a la desordenada fuga hacia el calor oficial.

Bastaron sendos llamados del tirano de Olivos y sus secuaces para que no quedara ni una sola voz discordante para denunciar las presiones y la obsecuencia.

Con ello, sumieron a todo el proceso iniciado por Caritas –que, por su enorme dispersión territorial es quien mejor percibe la realidad, medida no en cifras sino en seres humanos concretos- en el aislamiento y la derrota.

Y, la verdad, es que se trata de una nueva batalla perdida por la Argentina entera, no sólo por la Iglesia Católica.

Más allá de la concentración económica, y de la “sojización” de nuestro territorio, los factores que más inciden en el crecimiento de la pobreza son la falta de inversión, el desmedido e incontrolado gasto público, la inflación y la corrupción.

Pero, con los leños del hogar de los Kirchner prendidos, sea en Olivos o en Calafate, nadie quiere arriesgarse a ser enviados por los patagónicos a la estepa a la que condenan a los díscolos. Sobre todo, los industriales y los banqueros, que tanto han medrado con este “capitalismo de amigos”.

Para demostrarlo, bastan dos botones: el “impuestazo tecnológico”, que condena a la sociedad entera a pagar precios más caros para acceder a productos informáticos que, en el mundo entero, cada vez resultan más baratos; y a los fabricantes de calzado, a los cuales se los beneficia con barreras comerciales para impedir que lleguen las zapatillas chinas (ver “Los argentinos y los zapatos”, en http://tinyurl.com/yc3625q), mientras se pone en riesgo la exportación de aceite de soja a un país que debiera ser nuestro principal socio comercial.

La realidad, amigos, es que, en la Argentina K, nada importan los pobres y, mucho menos, su salud, su educación, su seguridad y su Justicia.

Cuando uno piensa en que sólo la corrupción descubierta en la compra de los aviones de Embraer para Aerolíneas Argentinas ha significado que los funcionarios se han robado el equivalente a ¡tres hospitales para el Conurbano!, anunciados y nunca construidos, entiende de qué se habla cuando se califica a este nivel de inmundicia como genocidio.

Según Wikipedia, el genocidio es un delito internacional clasificado dentro del género crímenes contra la humanidad. Se entiende por genocidio cualquiera de los actos perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal. Y eso, precisamente, es lo que está haciendo el Gobierno con los más sumergidos de nuestro país; se pretende que mueran por falta de atención médica adecuada, mientras se los priva de educación y de una alimentación indispensable.

Lo preocupante, entonces, no es que sólo la Iglesia clame en el desierto, sino que nuestra pseudo “dirigencia” carezca de reparos morales frente a un escenario de desolación como el que, todos los días, Caritas y el Observatorio Social de la UCA describen, a contrapelo de las estadísticas oficiales.

Que el miedo, el afán de lucro, la complacencia y la concuspicencia hagan que los empresarios se nieguen a firmar un documento de este tipo nos dice, muy a las claras, en qué estado de postración moral se encuentra la sociedad argentina. Esa decadencia la hace merecedora, sin duda, del actual presente de mafias, de pérdida de libertades, de inopia, de destrucción.

Es absolutamente indispensable, por eso, que los jóvenes se encaramen a las cimas de las organizaciones de todo tipo, sean partidos políticos, ONG’s, medios de comunicación, universidades, etc., que se comprometan con el futuro, ya que éste es exclusivamente de ellos mismos. No nuestro, puesto que mi generación es la responsable de cuanto nos ocurre y, por lo demás, lo hemos dejado atrás.

Bs.As., 7 Abr 10

viernes, 2 de abril de 2010

Inflación, ¿problema o solución?

Inflación, ¿problema o solución?


La constante y persistente discusión acerca de si estamos en medio de un proceso inflacionario que tiende a acelerarse o si se trata sólo de un “acomodamiento” de precios debido a las tensiones del crecimiento de la economía me parecen ya bastante abstractas.

Se la defina de un modo u otro, la realidad pura y dura, la que miden las amas de casa cuando van a hacer sus compras, o los ejecutivos cuando salen a almorzar con sus clientes habla bien a las claras de la presencia, una vez más, del temido fantasma (al menos, lo es para quienes tienen más de treinta años, es decir, todos aquellos argentinos que tenían más de diez en la etapa final del gobierno de Alfonsín).

Las causas de esta reaparición son explicadas, diariamente, por los economistas que, dependiendo de su signo político o de la escuela a la que adhieren, la atribuyen al congelamiento de la oferta frente a una demanda crecientemente incentivada, o a la expansión geométrica del gasto público, o al desmedido crecimiento de la base monetaria, o a la imposibilidad del Gobierno de continuar con el festival irresponsable de subsidios cruzados.

Seguramente, todos esos factores están incidiendo, en mayor o menor medida. De todos modos, y lo llamemos como lo llamemos, la inflación ha llegado, y para quedarse.

Eduardo Fidanza, en un fantástico artículo de opinión que publica hoy La Nación en su tapa (http://tinyurl.com/ydseln3), se pregunta si el destino de Argentina volverá a ser un stop and go o, por el contrario, será un go and fail.

Muchos de nosotros, entre los que me incluyo, creemos que la inflación será el problema final que hará detonar el “modelo” kirchnerista, ya que terminará minando la base de sustentación en la que se apoya la escasa opinión positiva que la pareja imperial aún conserva. Los “barones” del Conurbano y los gobernadores adictos se verán obligados, si este proceso continúa, a marcar abiertamente sus diferencia con Olivos, a riesgo de incinerar su propio futuro político en el incendio que producirán los carritos de supermercado vacíos.

Sin embargo, estoy convencido que hoy la inflación –si bien no llamada de ese modo y, además, negada por los lenguaraces oficiales- es la forma elegida por los Kirchner para realizar el inevitable ajuste, frente a un sistema no puede continuar dependiendo, ad infinitum, de las distintas cajas del Estado, que ya comienzan a estar exhaustas.

Es cierto que, tal como se asegura desde todas las trincheras, el 2010 y, probablemente, el 2011 vuelvan a llenar las arcas oficiales de dólares, producto tanto del crecimiento del volumen de las exportaciones cuanto del aumento de sus precios.

Pero esos dólares, para ser introducidos al mercado argentino deben ser “pesificados” y ello, con seguridad, producirá un recalentamiento de la demanda, que seguirá presionando para arriba a los precios, dado que la falta de inversión –externa o local- no permite preanunciar, más allá de los grandilocuentes anuncios de la señora Presidente, un incremento sustancial de la oferta.

El Gobierno, vía la inflación, ha comenzado a licuar el gasto público, sin tener que recurrir a hacerlo por el camino del ajuste, una palabra que aterra a doña Cristina. (a gritos, dijo hace poco: “¡No voy a ajustar! ¡Esta “Presidenta no va a ajustar! ¡Si quieren ajustar, que vengan ellos!).

Como no está dispuesto a reducir el gasto, y menos en períodos electorales, y tampoco tiene ya el dinero suficiente para seguir dilapidando, ha recurrido, intencionalmente, a la inflación para reducirlo sin decirlo.

Entonces, si el efecto final es el mismo, ¿por qué preocuparse por su nombre?

Por una razón bastante elemental: como todos sabemos, la inflación es el peor de los impuestos, ya que lo pagan, siempre, los más pobres.

De allí que, si el camino elegido es ése, el genocidio que este “modelo” ha implementado en la Argentina, a través de su corrupción incomparable e ilimitada, y que está destruyendo a los pobres, tendrá su estadio más elevado. ¿Alguien puede ignorar, en contraposición, qué han hecho gobiernos seriamente progresistas, como el de Lula, el de Bachelet o el de Tabaré Vázquez por sus respectivos pueblos?

Hoy, señores, en Argentina hay hambre. Y no me refiero a las pobres provincias del noreste o del noroeste; hablo del Conurbano, en el cual, a diez minutos del Obelisco, los chicos sólo comen en la escuela, con toda la secuela de destrucción de las más acendradas costumbres familiares.

Los pobres, que llevan ya generaciones sometidos al subsidio clientelista y a la falta de trabajo formal, no se pueden ya sentar a la mesa en sus casas –cuando las tienen- porque no hay qué poner en ella.

En la Provincia de Buenos Aires, la inversión que realiza el Estado para alimentar a sus niños alcanza sólo a dos pesos por día. Sí, a dos pesos. Obviamente, eso tiene una siniestra contracara: no sólo no llena las panzas sino que, cuando lo hace, no reúne los mínimos nutrientes necesarios para que el cerebro de esos chicos se desarrolle adecuadamente.

Según el Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina, se encuentran en esa situación nada menos que un millón doscientos mil niños.

Lo grave, lo que no tiene perdón de Dios (¡pensar que hoy, Viernes Santo, Cristo murió en la Cruz para redimirnos!) es que, mientras tanto, el Gobierno gasta un millón de dólares diarios en sostener –y robar a manos llenas- una ilusoria línea aérea de bandera, u ochocientos millones de pesos en el “fútbol gratis”, o incrementa –a niveles nunca vistos- el presupuesto de publicidad (sin por ello trasparentarlo).

No quiero repetirme enumerando los increíbles casos de corrupción que han manchado este “modelo” desde antes de su transferencia al ámbito nacional desde Santa Cruz, ya que todos, por lo demás, los recuerdan. Pero sí insistir en que, en la medida en que los sobreprecios, los injustificados gastos y la desaparición de fondos están destruyendo a un sector concreto de la población, la definición que el derecho internacional ha dado a la palabra ‘genocidio’ se ajusta, con precisión, a la situación descripta.

Y esta forma de ajustar sin decirlo, que está minando el ingreso de los sectores más humildes, es nada más ni nada menos que una nueva vuelta de tuerca sobre este proceso, al cual tanto han contribuido la precariedad del trabajo, la inexistencia de posibilidades de progreso, la terrible difusión de la droga (en especial, del paco), y tantos otros flagelos que nuestra clase política se muestra incapaz de –o desinteresada en- corregir.

En esta Semana Santa y en este Pésaj, y en un día en que se “festeja” la ocupación de las Malvinas, momentos tan propicios para la introversión y la reflexión, pongámonos a pensar qué país queremos y, sobre todo, qué ilusiones queremos dejar a nuestros hijos y nuestros nietos.

Porque, si seguimos en el camino que vamos, Argentina dejará de ser un país viable y, como dicen los Kirchner, para muy pocos.

Bs.As., 2 Abr 10