sábado, 31 de julio de 2010

Aprovechando para pensar

Aprovechando para pensar

“Se gastan más de lo que tienen en coleccionar
espías,listas negras y arsenales;
resulta bochornoso verlos fanfarronear
a ver quién es el que la tiene más grande”.
Joan Manuel Serrat


Más allá de las panzadas que debe estar dándose don Néstor en Olivos, contemplando el circo en el que ha vuelto a transformarse el universo opositor, con los distanciamientos entre De Narváez y Macri –que ponen en riesgo la jugada de éste en la Legislatura porteña- o entre Carrió y el resto del mundo, que están haciendo volar por el aire a la Coalición Cívica, debemos reconocer que la política nacional se ha tomado un merecido descanso durante las dos últimas semanas, en coincidencia con las vacaciones de invierno.

Ha contribuido a esa calma chicha la desaparición de las bambalinas mediáticas de algunas causas resonantes –como la de los jóvenes Noble Herrera, por ejemplo (¿será cierto que se ha firmado un armisticio entre Clarín y los K?)- y la pelea de Moyano por acceder al podio del PJ bonaerense tampoco ha conseguido mover el amperímetro de la gente.

Y los temas principales en la preocupación de la ciudadanía también han perdido algún brillo: la corrupción, por abrumadora y reiterada; la inflación, por su ninguneo como complicación; y la inseguridad, por su incorporación a la realidad cotidiana. Sólo el terrible caso de la embarazada baleada ha hecho temblar, en estos días, las pantallas informativas.

Para ratificar la chatura, ni siquiera el ¿error? de Manzur en el manual del aborto, preludio de la próxima batalla de los “progres”, ha encendido las alarmas que debiera. Tampoco ha sido demasiado registrada la maniobra del Ejecutivo de aumentar, con anuncios predatados, las jubilaciones, y así tratar de desinflar el ataque sobre el 82% móvil.

El “matrimonio” gay, que tanta tinta e imagen consumiera, se ha mostrado como lo que en verdad era, esto es, una cortina de humo para ocultar negocios turbios con trenes chinos. Es cierto, sin embargo, que ese affaire tuvo una frutilla: permitió a don Néstor reincorporar (alquilar) a otro verdadero Don, un verdadero ícono de la “patria contratista”, capaz de entregar a su hijo por unas monedas (cierto que muchas, pese a la necesidad de compartirlas) para su sacrificio en el altar de los K.

Esta calma, y la compulsión de escribir, me permiten este frío sábado reflexionar sobre un tema que, pese ser notablemente trascendente para el futuro de nuestro país, resulta siempre postergado por las urgencias de un escenario local que no para de modificarse y de asombrarnos.

Me refiero al universo sudamericano, que está sufriendo importantes modificaciones, todas ellas decisivas para nuestro futuro, sobre todo económico.

El hecho regional que más afectará a nuestro país se producirá en octubre, cuando los doscientos millones de brasileños sean llamados a votar para elegir a su próximo Presidente, gobernadores, senadores, diputados, etc..

En el horizonte de esa contienda electoral sólo se perfilan dos candidatos, hoy en un virtual empate técnico. Son ellos Dilma Rousseff y José Serra, ambos carentes por completo de carisma. Nada parece modificar un escenario de ballotage entre ambos, y en él tendrá esencial importancia el 10% del electorado, que votará, en el primer turno, a Marina Silva, la candidata “verde”, y que se inclinará por la candidata del PT.

Dilma es la actual Ministro-Jefe de la Casa Civil, después de haber sido, sucesivamente, Secretaria de Energía de Rio Grande do Sul y Ministro de Minas y Energía del actual gobierno. Tiene un pasado de guerrillera;, como tal, fue presa dos o tres veces y, según se dice, torturada; su carácter guarda un enorme parecido a nuestra Diana Conti. De ganar las elecciones, probablemente se acercará más a Chávez y a posiciones de “socialismo siglo XXI”.

Por su parte, Serra fue Ministro de Salud de Fernando Henrique Cardoso, cargo en el que hizo tan buen papel como el que, hasta hace poco, ratificó como Gobernador de São Paulo; es un eficaz y correcto administrador, y lo ha demostrado. Pero, de ganar, tendrá hacia Argentina y el resto de los países del MERCOSUR una política mucho más dura; considera que ese tratado ha sido un fracaso y que ha perjudicado a Brasil, que hoy debe sostener a sus socios con dinero que, a su criterio, debe destinarse a desarrollar la región Nordeste del país, la más atrasada.

Es decir que, en ambos casos y por diferentes razones, el próximo Presidente de Brasil no será, para el nuestro, lo mismo que fue Lula para Kirchner, un padre tolerante con un hijo descarriado. Y, si pensamos cuánto depende la economía argentina de las importaciones brasileñas, deberíamos comenzar a poner las barbas en remojo.

El otro hecho importante serán las elecciones legislativas de septiembre en Venezuela, donde la torpeza y la corrupción de Chávez sufrirán un grave golpe de manos de una oposición desmembrada, personalista y heredera de algunos de los muchos también malos gobiernos anteriores (¿Les suena esa historia?). El oficialismo no perderá, casi con seguridad, su mayoría en la Asamblea Nacional, pero la resistencia al papagayo caribeño podrá comenzar a hacerse oír y, tal vez, a organizarse.

Finalmente, cabe una breve reflexión ante la recientemente descubierta vocación de don Néstor por ejercer roles internacionales, después de haber cometido, en ese aspecto, todos los desaguisados posibles durante su mandato presidencial.

Es posible que, para ejercer tanta presión para la obtención del cargo de Secretario General de la UNASUR, lo haya movido la envidia respecto a un Duhalde, a quien su rol en la cúpula del MERCOSUR le permitió –me consta- aprender mucho sobre cómo funciona el mundo en realidad y establecer lazos de verdadera amistad con todos los líderes españoles e íbero-americanos.

Ahora, don Néstor pretende ganar protagonismo mundial con su oferta como mediador (como Secretario General de UNASUR) entre una nación que ha sufrido enormemente y que ha conseguido superarse y triunfar en el concierto mundial y otra que, pese a sus enormes reservas de petróleo y gas, sólo ha conseguido retroceder en el tiempo, tratando de asemejarse a una Cuba que ya es, únicamente, una triste remembranza de un pasado horroroso.

Pero esto, en verdad, es una verdadera minucia frente a lo trágico de la situación actual, en la que un socio –en la política y en el delito- de Chávez, una de las partes en litigio, pretende mediar con la otra –Uribe, su declarado enemigo- en un grave conflicto.

La guerra formal no parece ser probable, porque Chávez “no come vidrio” y sabe que, si se le ocurriera hacer “la gran Galtieri”, sería derrotado por una Colombia mejor equipada y entrenada, con gran apoyo tecnológico de Estados Unidos. Por ello, el energúmeno sólo podrá continuar con sus gritos y movilizar tropas a la frontera para intentar contener la crisis económica interna que, con seguridad, le pasará una dura factura en las elecciones legislativas del próximo septiembre. Y esperar que Santos, que asumirá como Presidente de Colombia el 7 de agosto, tenga una actitud más flexible y tolerante que su antecesor frente a sus disparates.

Hasta aquí, entonces, esta breve aproximación al escenario regional inmediato en el que deberá desenvolverse la Argentina en el segundo semestre.

A partir de ahora, comienza un caliente agosto que, seguramente, traerá mucha tela para cortar, tanto en el Congreso cuanto en el PJ de la Provincia de Buenos Aires, con la sorda lucha entre don Hugo y don Néstor, este par de verdaderos artífices de nuestra triste realidad.

Bs.As., 31 Jul 10

viernes, 23 de julio de 2010

¡Otra vez sopa!

¡Otra vez sopa!



“Me falta una verdad,
me sobran cien excusas”
Joaquín Sabina


Este peculiar gobierno, que tanto se nos parece y que soportamos desde hace ya demasiados años, ha vuelto, en estos días, a su inveterada costumbre de desplegar enormes cortinas de humo para impedir que la población vea qué sucede, realmente, en la cúspide del poder y en los pestilentes espacios en que ésta se mueve.

La obviedad de la operación contra Macri –dispongo del texto completo de la sentencia de Cámara que ratificó su procesamiento, y lo pongo a disposición de quien lo solicite- no hace más que recordar como Kirchner armó otrora la embestida contra Enrique Olivera, uno de los políticos más prístinos y señoriales que han pisado el ruedo local. Pese a lo grosero de su armado, la denuncia de la existencia de cuentas en el exterior, luego probadamente falsa, lo ejectó de la contienda electoral.

Fracasó luego el kirchnerismo, apoyándose en el entonces Juez Faggionatto Márquez (a quien su desempeño en esta causa le costó la indigna carrera judicial que había recorrido hasta entonces), en otra burda operación contra Francisco de Narváez, intentando involucrarlo en la olvidada “causa de la efedrina”.

Al voluble Luis Juez le costó dos meses de vida desentrañar la similar madeja construida a su alrededor para desgastarlo, también sobre la base de inexistentes cuentas externas.

Los argentinos estuvimos un largo tiempo discutiendo un tema como el del matrimonio gay, que no figuraba en la agenda de ninguno de nosotros, salvo aquéllos poquísimos a los que su situación personal impulsaba a tomar esa bandera, mientras Gobierno y opositores dejaban de tratar temas prioritarios y urgentes, como la inseguridad, la corrupción y la inflación.

Terminado ese tema, comenzó el enorme circo del affaire Macri, indexado por la actitud canallesca de su padre -¡qué bien estuvo Federico Pinedo cuando, remedando al oficialismo en época electoral, acuñó su frase: “Mauricio es Macri, y Franco es Kirchner”!- que continúa ocupando primeras planas y pantallas.

Y ayer, como frutilla del postre, por cierto absolutamente previsible, ya que será la próxima “epopeya” del pingüino, el tucumano Manzur, proveniente de las huestes de Alperovich, cometió el sonado error -¿o mala intención para medir la reacción?- de despenalizar, por resolución ministerial, muchas hipótesis de aborto.

Mientras tanto, por detrás de esas humaredas –¡cómo recuerdan a la quema de pastizales en la crisis del campo!- mediáticas, doña Cristinita y don Franco hacen pasar, bajo nuestras narices, el fabuloso negociado de los trenes comprados a China, sin precios conocidos y sin licitación, por la bonita suma de diez mil millones de dólares, una cifra parecida a la que, según el Gobierno, haría falta para dar una mínima justicia a los jubilados.

Rápidamente recordé el episodio, ocurrido años atrás, cuando el hoy expulsado del paraíso Ricardito Jaime fue a Portugual y a España de visita. Recorriendo los depósitos ferroviarios, encontró locomotoras y vagones de pasajeros que, por su antigüedad y por los materiales contaminantes empleados en su construcción, estaban a la espera de que algún país, a cambio de una importante indemnización comunitaria, aceptara cargar con esa chatarra.

Pero don Jaimito, muy suelto de cuerpo, se encargó de comprar ese material, importándolo al país. De más está decir, dadas las recientes revelaciones acerca del personaje, que nunca funcionaron, salvo contadas excepciones que, además, hubo que reacondicionar y adaptar previamente.

El matrimonio gay, el affaire Macri y, ahora, la momentáneamente frustrada legalización del aborto, siguen ocupando los titulares escritos y televisados y, además de ese episodio ferroviario, continúan tapando la realidad.

Esa realidad que, por ejemplo y para confirmar las peores profecías apocalípticas, se está llenando de violencia política. Las hordas kirchneristas, que se habían ensañado con Das Neves, con Solá y con Duhalde, perfeccionaron su accionar el fin de semana pasado, al establecer verdaderas vallas humanas de energúmenos para evitar que Chiche recorriera los barrios carenciados de Derqui y Pilar.

Tampoco ha tenido condigna difusión la denuncia formulada por ocho ex secretarios de Energía, que han desnudado los procederes mafiosos de Kirchner y su banda, que no trepidaron en importar fueloil, innecesario y carísimo y, además, altamente contaminante; el aire de Buenos Aires se llena todos los días de azufre por obra y gracia de la utilización de ese malsano combustible en las centrales Costanera y Puerto, pero nadie reacciona.

Para armar el escenario en el cual desarrollar los negociados con Venezuela, la primera espada de Kirchner –me refiero a De Vido- inventó la importación del fueloil, disfrazado de chavista.

El insumo sólo tiene de caribeño el domicilio de la compañía que lo intermedió, perteneciente a Marc Rich, un famoso delincuente indultado por Clinton.

Ese fueloil, como dije, era innecesario, puesto que Argentina exportó más de lo que importó; era carísimo, no sólo en términos absolutos sino, básicamente, en la relación precio-calidad. Y para permitir su importación, se obligó a Daniel Cameron, actual Secretario del área, a reducir sensiblemente las exigencias medio-ambientales vigentes.

Pero, claro, resultaba indispensable hacerlo para crear el fideicomiso, ése que permitió las maniobras en el mercado negro bolivariano denunciadas por el corajudo Sadous y el cobro de las coimas de Uberti y de Olazagasti, de De Vido y, en definitiva, del propio Kirchner. Allí está la verdadera razón de las muchas valijas voladoras y de los muchos vuelos privados a Caracas.

Detrás de las cortinas de humo, pasaron sin pena ni gloria el enriquecimiento ilícito de la parejita imperial, el financiamiento de la campaña por la mafia de los medicamentos, las valijas oficiales con cocaína en Barajas, las coimas de Skanska, la bolsa de Felisa Micheli, los desaparecidos fondos de Santa Cruz, la curiosísima “argentinización” de YPF, los negociados del juego, la expansión del “mercado” del paco y miles de otras lindezas que nos habrán legado los Kirchner con su “modelo”.

Con el éxito mediático de don Néstor que, desde Olivos, continúa manejando e imponiendo la agenda, una sociedad totalmente apática y desmotivada a fuerza de televisores y autos en cincuenta cuotas, aparece como inerme e inane, incapaz de reacción alguna.

Todos los días presencia el circo montado para juzgar a los militares, olvidando que nuestros peculiares campeones de los derechos humanos guardan pavoroso silencio ante las atrocidades de Fidel y de Huguito. ¿Alguien recuerda alguna manifestación de los Kirchner en defensa de la libertad de los disidentes cubanos o de los opositores venezolanos?

La ciudadanía tiene que convivir, cotidianamente, con atroces episodios de inseguridad, que llena de muerte y de sangre el ánimo de los argentinos, mientras don Anibalito sigue hablando de “sensaciones”. Y con aumentos de precios en los productos de primera necesidad, que licúan sueldos y jubilaciones y subsidios “universales” a un ritmo de 30% anual, mientras don Amadito sigue hablando de “reacomodamiento”. Y con escasez de garrafas “sociales”, con las cuales los más pobres pagan el gas muchas veces más caro que los ricos. Y con escándalos de corrupción que superan cuanto ha visto la historia argentina.

Sin embargo, como un David Copperfield nativo, don Néstor sigue desplegando sus trucos, y los argentinos de toda laya consumiéndolos, en lugar de discutir los temas verdaderamente importantes para la República. Esperemos, contra toda esperanza, que los senadores acepten convertir en ley la reforma al Consejo de la Magistratura, ya que ese debiera ser el principio del fin de este criminal reinado.

Bs.As., 23 Jul 10.
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miércoles, 14 de julio de 2010

Un escorpión inexplicable

Un escorpión inexplicable
(o demasiado obvio)


“Arriba se reconocen tumefacciones, signos de impureza,
erráticos monstruos de vapor alimentados por el clime.
Y se solaza el tiempo ahíto sobre esas ruinas
sabiendo que ya nada, nunca, puede ocurrir allí”
Horacio Armani



Desde hace un tiempo, la Argentina entera está asistiendo y tomando partido en una pelea que ha adquirido ribetes ciclópeos por exclusiva decisión de don Néstor, recientemente acompañado por doña Cristina, que se había mantenido en una razonable prescindencia.

Que, a esta altura de los acontecimientos que comenzaron el 25 de mayo de 2003 y con el deterioro de imagen que ambos integrantes de la parejita imperial han sufrido, resulta de todo punto de vista inexplicable que Kirchner haya decidido enfrentar, tan violentamente por cierto, a todos los cultos religiosos.

Y resulta aún más curioso que se haya elegido, para ello, un tema que, hasta que Kirchner lo decidió, no figuraba en la agenda de los temas más importantes de los argentinos, inmensamente preocupados por la inseguridad, la corrupción y la inflación.

Morales Solá hoy, con la excelente pluma que lo caracteriza, adjudica la razón a una tentativa del tirano de Olivos de reconciliarse con los rebeldes “progres” que, básicamente por la corrupción, han perdido toda esperanza respecto al “modelo”.

No creo que sea así. Está visto que ya nadie –ni siquiera Maradona o los integrantes de la Selección- tiene demasiada vocación por aparecer en la foto con don Néstor o doña Cristina. Ésta, después de su lloriqueo post Mundial, sufrió uno de esos desplantes y plantones que estos genios de la diplomacia están acostumbrados a propinar al resto del orbe civilizado.

Y no pienso que esta ley consiga dar vuelta la opinión de quienes creen (creemos) que el famoso “modelo” no es otra cosa que el robo liso y llano del país, incluyendo, muy especialmente, tanto la obra pública cuanto las empresas privadas. Debo confesar que han tenido muchísimo éxito hasta ahora, ya que los Kirchner se han quedado con el petróleo, el gas, la electricidad, el transporte, los bancos, el juego, enormes extensiones de tierras, la Hidrovía, las comunicaciones, y pretenden hacer lo propio con los medios de prensa.

Es cierto que la prolijidad en el saqueo y sus registros contables no ha sido la característica de la conducta de esta asociación ilícita comandada por don Néstor pero, merced al favor de jueces con pasado prostibulario y presente comprometido, las causas que se abrieron han ido cerrándose, sea por sobreseimientos o por prescripciones, una a una. El tiempo que falta, teóricamente, para las elecciones dará para nuevas creaciones jurídicas de estos jueces tan inclinados a servir a tan malos señores.

Queda en pie, sí, la que tal vez resulte la mayor complicación para el futuro de estos bandidos. Me refiero a la causa que, por asociación ilícita, han iniciado un grupo de corajudos diputados de la Coalición Cívica contra don Néstor, doña Cristina y sus cómplices y testaferros más notorios, incrementada ahora por el agregado del lavado de dinero; ofrezco, a quien lo solicite, el texto completo de esta nueva pieza.

Pero, volviendo al tema inicial, esto es, a qué ha llevado a Kirchner a desatar esta pelea terrible con el catolicismo, el protestantismo, el judaísmo y el islamismo a la vez, y descartando la ofrecida por Joaquín Morales Solá, caben dos respuestas.

La primera se vincula, y de ahí la primera parte del título de esta nota, al instinto esencial del escorpión que inunda a la personalidad del tirano, que lo lleva a dañar a cualquier costo, inclusive la propia vida. Recuérdese el cuento que refiere que un espécimen necesitaba cruzar un río y, para ello, requería que otro animal lo llevara en su lomo; éste se resistía a hacerlo, alegando que el escorpión lo picaría y lo mataría con su veneno. Ante el argumento del bicho, que explicaba que, de proceder así, ambos se ahogarían, finalmente se prestó a llevarlo y, en la mitad de la corriente, se produjo el ataque; interrogado por el moribundo, el escorpión sólo pudo decir que ese instinto se encontraba en su naturaleza.

Tampoco me satisface esa explicación. Creerla sería desconocer cuánto ha logrado don Néstor en estos años en su carrera por quedarse con todo el poder del país. Con sólo recordar, como hice párrafos atrás, en qué sectores ha conseguido clavar sus colmillos, se puede confeccionar el identikit de una mente incapaz de manejarse solamente por instinto.

Queda, entonces, otra, pero demasiado obvia. En medio de los aciagos días que le toca vivir al kirchnerismo en el Congreso, donde avanzan la Ley de Protección a los Glaciares (que puede dar por tierra con la urdimbre montada por doña Cristina, en Canadá, con la Barrick Gold), la reforma del Consejo de la Magistratura, la implantación de un ilusorio 82% móvil (que obligará al Poder Ejecutivo a vetarla, como ya ha anunciado) y la no renovación de las facultades legislativas delegadas, una cortina de humo tan denso como la que ha desplegado don Néstor con la Ley del Matrimonio Homosexual y la autorización a parejas de ese tipo a adoptar niños puede resultar útil para enmascarar la retirada y, sobre todo, la diáspora de los legisladores del Frente para la Victoria y sus aliados.

La misma cortina lograría, en ese escenario, cubrir con un manto de neblina los pavorosos escándalos de corrupción que se suceden, mandando a las páginas interiores de los diarios los de ayer porque, sin solución de continuidad, aparecen nuevos todos los días, desnudando una matriz de negociados y de trapisondas sin fin.

Sin embargo, la magnitud de la conflagración que Kirchner ha desatado ahora –pese a haber “dormido” por mucho tiempo el proyecto de Vilma Ibarra, que se ha comenzado a debatir en Senadores y que se votará esta tarde, con flagrantes violaciones a los reglamentos del cuerpo- también me hace dudar de esa posible explicación. Una foto con Maradona, o los festejos del Bicentenario, hubieran podido servir para eso, pero esta guerra con las todas las iglesias me parece demasiado barullo.

Este nuevo conflicto, de enorme magnitud, evidentemente no ha sido inventado por respetar profundas convicciones personales de los miembros de la pareja, pues dispusieron de siete años, cinco de los cuales con enorme imagen positiva, para tratar el tema y no lo hicieron.

Entonces, en mi afán de encontrar una respuesta, me inclino a pensar que esto puede ser un banco de pruebas. Tal vez, sólo tal vez, don Néstor está probando para ver cuál es el poder de fuego real de los credos, en especial de la Iglesia Católica, transformados, por su exclusiva voluntad, en opositores.

Tal vez, sólo tal vez, estemos contemplando los primeros escarceos del gran conflicto social que, sin duda, desencadenará Kirchner si se siente acorralado por unas elecciones que imagine negativas para su continuidad.

Sí puede servir este episodio del “matrimonio” homosexual y de la adopción por ese tipo de parejas para medir a qué extremos está este verdadero fascineroso a llegar para conseguir sus fines.


Pero, tal vez, le resulte útil a Kirchener recordar qué ha sucedido, en un pasado no demasiado lejano, con cada uno de quienes quisieron violentar las creencias profundas de sus conciudadanos. Incluidos, por supuesto, los franceses, que hoy celebran la toma de la Bastilla.

Bs.As., 14 Jul 10

viernes, 9 de julio de 2010

Propósito de enmienda

Propósito de Enmienda


“Por eso mereces, rey,
una pena muy doblada,
que te pierdas tú y tu reino
y que se acabe Granada”
Jarcha árabe


Hace un rato, escuchando a doña Cristina usar el acto por el aniversario de la Independencia, en Tucumán, para instalar a don Néstor como candidato, y oyéndola decir las mentiras de siempre acerca de su “modelo”, de la concentración del poder (¿habrá querido referirse a la construcción del gigantesco imperio económico de su marido?), del respeto que siempre ha ejercitado el kirchnerismo respecto a las minorías, de su rechazo visceral a la política clientelística, a la maravilla en que se ha convertido la Argentina ante los países desarrollados en crisis, loando la confiscación de los ahorros privados de las AFJP’s y toda otra sarta de sandeces por el estilo, me dio por pensar en el destinatario de su discurso.

Me di cuenta que la Presidente ya no cree convencer a nadie; es decir, miente para su núcleo duro. Para quienes, en cualquier circunstancia, aún con buenas intenciones la votaría –o a su marido- en otras contiendas electorales.

Porque es obvio que, quienes estamos del otro lado, aún cuando ese otro lado tenga muchas formas diferentes, ya no le creemos absolutamente nada. Estamos perfectamente al tanto de la corrupción de este proceso iniciado en 2003, de las mordazas que intentan ponerse a la prensa libre, de los métodos que utiliza el matrimonio imperial para apropiarse de bienes públicos y privados, del aislamiento al que ambos han condenado a nuestro país, del cepo en el que mantienen a los jueces, de la impunidad con que se mueven y, en general, de la degradación que crece en la sociedad desde que asumieron el poder.

Es decir, no nos conmueven las falsedades y las diatribas que ambos lanzan sobre nosotros cada vez que acceden, con lamentable frecuencia, a un micrófono, se trate de un acto nacional, de un evento gremial o, inclusive, de una cumbre internacional.

Sin embargo, con machacona constancia y loable esfuerzo, don Néstor y doña Cristina insisten, intentando transformarse en la gota que, no por su fuerza sino por su constancia, horada la roca. Y lo hacen aún sabiendo que no tendrán éxito, que la mentira tiene un límite cierto, y que ese límite es la información, esa a la que accedemos a través de los medios libres y hoy, sobre todo, de Internet.

Pero, al pensar en por qué lo hacían, obviamente me empecé a preguntar exactamente lo mismo respecto a quienes, desde la vereda opositora, dedicamos un enorme esfuerzo en intentar salvar a la Patria del infierno a la que la está condenando esta lacra, que tanto se nos parece.

Porque, debo confesar, cada vez más tengo la sensación de escribir para pocos, aunque mi lista de distribución de estas notas sea enorme y aunque muchos medios electrónicos, con una asombrosa generosidad, las reproducen a diario.

Lo que les sucede a los Kirchner, en el fondo, también nos pasa a quienes pretendemos esclarecer a la población acerca de todos esos males que he enumerado. Cada día, cada semana, cada mes, damos detalles acerca de cada diferente capítulo de la corrupción genocida que este gobierno ha instaurado, de los desastres que la política de Kirchner está produciendo en nuestra imagen como país exportador e importador, del permanente deterioro de la educación y de la salud, de la nefasta utilización política de los medios públicos de difusión y hasta de la forma en que se pretende utilizar el deporte –me refiero a las barras bravas en el Mundial- para obtener réditos internos.

Pese a ello, no conseguimos entrar en ese núcleo duro de kirchneristas recalcitrantes. Brindamos datos, proponemos debates, informamos, reflexionamos y, lamentablemente, no conseguimos que quienes integran –según todas las encuestas- el veinticinco por ciento del electorado que acompaña al “modelo” se convenza y lo abandone.

El “Tata” Yofre, con su enorme y documentado “Escarmiento”, que lleva el impulso necesario para convertirse en el libro más vendido del año, y en el que, al recordar qué pensaba y cómo actuó Perón en su último gobierno, desenmascara a todo el andamiaje político de don Néstor para mantenerse rodeado de ex guerrilleros travestidos, tampoco llegará a ese núcleo duro, aún cuando éste provenga del electorado natural e históricamente peronista del Conurbano profundo.

Desde el Congreso, sobre todo desde la Cámara de Diputados, los opositores están tratando de corregir el error que cometió el electorado al votar tan heterogéneamente, mediante acuerdos, aún endebles, pero que permitan quitarle a los Kirchner los malignos instrumentos de su poder. Sin embargo, el grueso de la población no se entera de esos progresos y, consecuentemente, tampoco los legisladores obtienen el respaldo popular de la calle.

El miércoles pasado, sin ir más lejos, los opositores propinaron al Gobierno una derrota legislativa comparable, por su magnitud y por sus implicancias, a la que conllevó la Resolución Nº 125/08, de retenciones a las exportaciones agropecuarias.

En efecto: pese a la sideral presión de don Néstor sobre los senadores para que acompañaran, con la mayoría de la comisión, el dictamen sobre el matrimonio homosexual y la adopción por quienes utilizaran ese engendro, el oficialismo sufrió una homérica e inédita derrota, pero no llegó a conocimiento general.

La nueva pelea –que sigue a la que mantiene contra el grupo Clarín y por la Ley de Medios que, aparentemente, concluirá con una derrota- contra el Cardenal Jorge Bergoglio y la Iglesia Católica, a la que se han sumado, para mayor complicación del Gobierno, las distintas iglesias evangélicas y gran parte de la comunidad judía, tiene todas las características necesarias para convertirse, tal vez, en la piedra de toque final de este proceso.

Kirchner ha fracasado, se puede anticipar, en intentar convencer a los senadores del interior para que voten como él quiere. Y no ha tenido éxito porque éstos, principalmente, deben volver a caminar las calles de sus provincias y saben qué piensa el país real –no ese que pretenden vendernos desde las marchas del orgullo gay o de las pantallas de televisión quienes intentan terminar con uno de los últimos bastiones de la civilización, la familia, para avanzar después con la despenalización del aborto- y no están dispuestos a inmolarse en el altar de don Néstor que, además, paga mal las lealtades.

Sin embargo, una vez más, tampoco eso ha hecho mella en el electorado que se mantiene kirchnerista. Don Néstor y doña Cristina no suben en el aprecio popular, pero tampoco bajan.

Todas estas reflexiones me han insuflado un real propósito de enmienda, que espero contagiar a todos mis colegas, transformado en la búsqueda de los caminos que nos permitan llegar a ese núcleo duro. No podemos continuar cometiendo el pecado de escribir para pocos.

Tenemos que pensar en cuál debe ser la forma –otra, absolutamente distinta a la actual- de comunicar, de informar, de razonar, de debatir y, finalmente, de convencer.

Porque el oficialismo seguirá intentando mejorar sus números, de expandir su base cautiva. Dispone para ello de la aún gigantesca caja oficial, y está dispuesto a sacrificar el futuro para asegurarse el presente.

No tengo formación como comunicador, y esa es la razón por la cual esta nota es, en realidad, un pedido de ayuda. Porque solo no podré corregirme y comenzar a escribir para muchos. Porque necesito, y mis colegas también, asesoramiento para lograrlo. Y, cuanto antes lo obtengamos, mejores serán nuestras probabilidades de éxito.

Hoy tomémonos un descanso y, a pesar de la tristeza, gritemos: ¡Viva la Patria!.

Bs.As., 9 Jul 10

lunes, 5 de julio de 2010

La muerte como necesidad

La muerte como necesidad


“Huye, chiquilla,
que la muerte pequeña
va por Sevilla”
Manuel Benítez Carrasco


Hoy, que son públicas las encuestas que dicen que, contra cualquiera de los pre-candidatos opositores, los Kirchner perderían un ballotage, vuelve a surgir una pregunta que me he formulado –inclusive en estas notas- acerca de la posibilidad real de que la parejita imperial siquiera considere la entrega del poder, en forma pacífica, a un sucesor de otro palo.

Por lo demás, el cúmulo de malas noticias que estos días están lloviendo sobre Olivos amerita volver a considerar esa cuestión. Maradona no pudo traer a casa la copa y el espíritu festivo del Bicentenario ya pasó a la historia, con demasiada rapidez.

Los opositores están consiguiendo sonoras victorias en Diputados y la escasa vocación de los senadores oficialistas por la autoinmolación convierte en altamente probable la sanción de leyes –el 82% móvil, la modificación del Consejo de la Magistratura, etc.- que los Kirchner necesitan para sostener “su modelo”, los ha llevado a asumir públicamente el inmenso costo político de anunciar que vetarán las mismas.
Desde otro ángulo, por cierto no menor, la no renovación de las facultades delegadas, con la consecuente imposibilidad de manejar los saldos “no calculados” del presupuesto y las retenciones agrícolas, golpearán también al estilo de conducción a partir de agosto de este año.

Finalmente, el cuadro se completa con el avance judicial sobre funcionarios cada vez más cercanos al núcleo duro del Gobierno. Ya no solamente son algunos jueces federales los que están profundizando las investigaciones, sino que hasta la Cámara le ha ordenado a Oyarbide que amplíe sus esfuerzos sobre –nada menos- el marido de Diana Conti, involucrado en la mafia de los medicamentos. Curioso resulto que a ésta no le pareciera razonable excusarse cuando el propio Oyarbide fue sometido, en pleno Mundial, a un sumario que hubiera conllevado un castigo para el juez de pasado prostibulario, del cual logró zafar, precisamente, por el voto del oficialismo.

Si a toda esa ensalada le sumamos el odio que sienten por los Kirchner hasta sus propios ministros –me consta, personalmente, en algún caso-, el futuro de éstos no parece, por cierto, demasiado rosa. Ello me ha llevado al convencimiento, que mis lectores conocen, en el sentido de que la Argentina deberá atravesar un siniestro Jordán antes de volver a renacer.

Quienes desechan estos negros presagios sostienen, con natural y justificado cinismo, que nada de esto sucederá, ya que los Kirchner han acumulado un poder tal que, aún perdiendo las elecciones, estarán en condiciones de negociar la impunidad con su sucesor.

Pues bien, esta vez no será así. Y no porque, en condiciones habituales, no fuera posible. En concreto, la historia de nuestro país no recuerda demasiados castigos reales a los presidentes y demás funcionarios corruptos; es más, salvo en materia de votos, ni siquiera ha habido una fuerte condena social a los mismos.

Pero ahora será distinto, y la razón fundamental para que sea diferente radica, precisamente, en el enorme poder económico que don Néstor ha construido.

Hoy, a través de distintos testaferros, posee una gran cantidad de empresas –usinas generadoras, extracción y transporte de gas, exploración y producción de petróleo, refinerías, estaciones de servicio, casinos, pesca, bancos, comunicaciones, diarios, televisión, radios, etc.-, algunas de las cuales, a su vez, se han transformado en los mayores concesionarios de la obra pública.-

Todo ello constituye un imperio, conformado en sólo siete años, que no tiene parangón en la historia de nuestro país. Y de ese imperio se desprende un poder real sobre la economía que, en manos de alguien como don Néstor se convertirá en un arma de enorme poder.

Algunos presidentes argentinos han sido acusados, tal vez con razón, de corrupción; en algún caso, ella fue desembozada. Pero todos ellos, si fueron culpables, se limitaron a robar algún dinero o a favorecer a algunos amigos; en cualquier caso, en cantidades infinitamente inferiores a éstas de las cuales hablamos.

Por esa razón, quienquiera que sea el sucesor de don Néstor, estará obligado a matarlo, en sentido económico y político, porque, si no lo hiciera, necesariamente se convertiría en un rehén de las decisiones que el actual tirano de Olivos quisiera adoptar.

No creo que eso resulte fácil para nadie, pero será, sin ninguna duda, la batalla más importante que deberá librar, desde el comienzo mismo de su gestión, el sucesor que elijamos los argentinos.

Lo malo es que Kirchner también comprende esta última razón. Él mismo aplicó este tipo de muerte a Felipe Solá, a quien hizo lo posible para destruir para evitar una imagen exitosa como gobernador, a Mauricio Macri, puesto que no hacerlo hubiera implicado un exitoso despegue del Jefe de Gobierno en su proyección nacional, y hasta con Daniel Scioli; en este último caso, el pobrecito está incapacitado de sacar los pies del plato porque, si lo hiciera, don Néstor haría estallar la Provincia en el acto.

Y, como lo sabe, actuará impulsado por su instinto de supervivencia. Hará cualquier cosa para impedir que destruyan su imperio, aún a costa de otras muertes, no precisamente metafóricas.

Bs.As., 5 Jul 10