lunes, 8 de agosto de 2011

Señales de incertidumbre

Señales de Incertidumbre







“-Sí, lo sé, pero no hace falta que sigas con eso. Además,

"aún no estamos tan mal como dijiste aquella vez.
“- Aún no, pero lo estaremos; confía en los mentecatos.”
Gisbert Haefs







A una semana escasa de las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias el Gobierno, pese a intentarlo, no pudo exhibir una victoria en Córdoba, pues De la Sota hizo todo lo posible, sin romper lanzas, para diferenciarse del poder central encarnado en nuestra emperatriz. Las enseñanzas que recibió de las fuertes derrotas de Rossi, en Santa Fe, y de Filmus, en la ciudad de Buenos Aires, le impusieron una conducta distinta.

Los números dados a conocer hasta ahora –el lento escrutinio preanuncia las largas horas de incertidumbre que seguirán a las P.A.S.O.-, realmente me sorprendieron. Como puede verse en mi nota de la semana pasada, sinceramente creí que la Provincia estaría dividida en tercios. También lo creyeron Alfonsín y Binner, cuyos candidatos cayeron irremediablemente ante un PJ que confirmó su hegemonía.

Sin embargo, considero aún más importantes para el futuro inmediato de quienes habitamos la Argentina los hechos registrados en Jujuy y en Tucumán, porque desnudan dos aspectos gravísimos de la realidad, disímiles por completo del “relato” oficial.

Después de ocho años de kirchnerismo, con el país creciendo a tasas muy importantes durante ese período debido a la alta cotización de nuestras exportaciones, el cuarenta por ciento de los ciudadanos sigue estando bajo el nivel de pobreza, y un ocho por ciento bajo el de indigencia. El famoso y rimbombante nombre de “modelo de acumulación y distribución con matriz productiva diversificada” ha demostrado que sólo ha servido para que la acumulación se concentre en los bolsillos de los funcionarios más venales y corruptos de cuantos nos ha tocado soportar, y en los de un grupo de empresarios amigos, que han visto multiplicarse sus campos de acción y sus rentas hasta el infinito, mientras que la distribución siga brillando por su ausencia.

La cesión del poder del Estado -ése al que se ha impuesto una participación activa y dirigista en la economía como cuna de todas las virtudes- a doña Milagro Sala representa no solamente una abdicación impensable de los gobiernos nacional y provincial jujeño, sino que demuestra cómo los resortes y resortes estatales han sido puestos al servicio exclusivo de los intereses de la familia Kirchner. Basta recordar la “privatización” de la construcción de viviendas a favor de doña Hebe Bonafini, don Sergio Shocklender y la propia doña Milagro.

En efecto; los sucesos de Jujuy, sobre todo, se han transformado en un verdadero baño de realidad sobre la imagen que el Gobierno ha construido para consumo de las clases más desamparadas de nuestra sociedad. Ese “cristinismo”, que se enorgullece de los triunfos de sus aliados locales en las provincias más pauperizadas de la Argentina, ha tenido que soportar la violenta toma de conciencia de sus poblaciones, a las cuales no alcanza ni puede satisfacer un mero clientelismo electoral; cuál será el impacto de lo que ocurra hasta octubre en el noroeste argentino es, todavía, un dato difícil de imaginar.

Es en esas provincias del noreste argentino donde “todos hacen como que trabajan para el Estado, y éste hace como que les paga” son, precisamente, aquellas en las cuales hubieran debido notarse más los presuntos beneficios del “modelo”. Sin embargo, siguen siendo las más sumergidas, las más carecientes, las más hambreadas.

Carezco, como todo el mundo, de estadísticas serias en materia de inmigración ilegal, pero ello no obsta a que, con la ausencia de la Gendarmería en las fronteras (ha sido masivamente trasladada al Conurbano y a los barrios del sur de la ciudad de Buenos Aires para combatir la “sensación” de inseguridad), éstas deben haber aumentado notablemente su porosidad, más cuando la representante del Estado, doña Salas, está haciendo el milagro de regalar tierra a quien lo solicite, sin preguntarle siquiera de dónde viene.

Más temprano que tarde, esas poblaciones migrantes continuarán su camino hacia el sur, y recalarán –también ellas- en las villas de emergencia del Gran Buenos Aires y del Gran Rosario, ejerciendo una presión insoportable sobre los ya escasos recursos destinados a la salud y a la educación públicas, sobre el consumo de drogas y sobre la inseguridad.

Son minúsculos y, por supuesto, reprobables los grupúsculos xenófobos, pero ningún país del mundo –tampoco nuestros vecinos- carece por completo de políticas migratorias como la Argentina. No se trata de impedir que personas de otras nacionalidades vengan a habitar nuestro suelo sino de decidir, en un verdadero ejercicio de la soberanía, cuáles son los requisitos que deben cumplir para hacerlo.

Nuestro país –y lo considero positivo- se ha “latinoamericanizado”; pero lo ha hecho del peor modo. La Argentina de la igualdad y de la permeabilidad social, que hizo que tantos inmigrantes se integraran y, con trabajo y esfuerzo, treparan la pirámide social hasta llegar a lo más alto de ella, se ha pauperizado y, una vez más, hemos nivelado para abajo. Hoy, el índice Gini debe estar marcando –habría que confirmarlo con Ernesto Kritz- uno de los valores más altos desde que existe y, si el oficialismo consigue perpetuarse –como se sabe, lo dudo- la desigualdad y la exclusión sociales seguirán en ascenso.

El mundo entero nos está enviando señales de alarma, y los argentinos seguimos sin percibirlas. Hace mucho tiempo sostuve que, cuando la crisis internacional terminara, el hambre global sería mayor que antes de que el cataclismo financiero se produjera. Forzando la hipótesis, predije que, entonces, algún grupo de científicos y políticos –reunidos en Naciones Unidas, en FAO o bajo cualquier otra sigla internacional- se pondrían a buscar, con un mapamundi en las manos, dónde obtener más alimentos para impedir una revolución de desarrapados.

En algún momento, alguno de ellos señalaría nuestro territorio y preguntaría en voz alta de qué se trataba. La obvia respuesta hablaría de nuestra capacidad para dar de comer a quinientos millones de personas, y de la actual producción, que sólo puede alimentar a cien millones. La siguiente requisitoria se dirigiría a averiguar quiénes manejan nuestro país y la triste, pero segura contestación sería ¡cuarenta millones de idiotas! Así, el final estaría cantado: el mundo vendría a ocuparse de nosotros, y nos expulsaría o nos pagaría para que nos fuéramos, siempre y cuando nos distribuyéramos por todo el planeta, pues una gran concentración de idiotas sería capaz de destruir a cualquier otro país.

Como ha sucedido con muchos otros a lo largo de la historia, estamos al borde de transformarnos en un estado fallido.

Para corroborar estos negativos asertos, basta con pensar qué hacemos los argentinos con la educación, con la salud, con el agua, con el petróleo, con el gas, con los minerales, con nuestras industrias y con nuestro suelo. Disponemos de todo lo necesario –al menos, en esta coyuntura internacional- para reconvertirnos en una nación próspera, capaz de alimentar, educar y curar a todos sus habitantes, permitiendo que éstos accedan, por la vía del ingreso, a una mucha mejor existencia.

Sin embargo, somos casi el único país de la Tierra que se ha desbarrancado, que se ha hundido en la más profunda depresión; que, de ser el luminoso faro que guiaba a toda Latinoamérica, se ha transformado en el hazmerreír general. La culpa es, exclusivamente, nuestra; no hubo, en esa caída, ni intereses sinárquicos ni malas intenciones extranjeras, tal vez porque no fueron necesarios.

En otro orden de cosas, y con anticipadas disculpas por la digresión, me merece una reflexión aparte el marcado incremento en la fuga de divisas que nuestra economía sufre actualmente. Es cierto que toda época pre-electoral produce ese fenómeno, pero los números que trascienden llaman la atención, sobre todo porque, en general, las encuestas pronostican el triunfo de doña Cristina.

Los industriales locales, entonces, deberían estar más que satisfechos, porque seguirán contando con las imbéciles políticas oficiales de “vivir con lo nuestro” y, así, seguirán gozando del solcito gubernamental, ése que tanto calienta, salvo –ahora- al grupo Clarín, por supuesto. Todos ellos, aún quienes aparecieron en su momento como más resistentes a las presiones de la Anses y sus directores a dedo, hoy parecen estar encantados con la viuda de Kirchner.

Pese a ello, las divisas se van y, naturalmente, no se reinvierten. Es que son industriales argentinos y, como tales, privilegian el corto plazo, pero no “comen vidrio”.

Pero me hago otra pregunta, con respuesta aún más incierta: ¿no será que quienes están trasladando sus ahorros al exterior, para resguardarlos de futuros “juicios de residencia”, son los propios miembros del entorno presidencial? Porque, si es así, estarían compartiendo mi seguridad del inminente fin del “cristinismo”.

Las empresas de medición de opinión pública, las encuestadoras, están sufriendo –y pagando con su prestigio por ello- un nuevo mal de nuestra sociedad: nadie contesta la verdad. Ignoro la razón por la que lo hacen, pero muchos, casi todos, a la hora de responder las preguntas, mienten.

Basta pensar en la imperiosa necesidad que tiene el oficialismo de contar con un muy fuerte caudal de votos en el Conurbano para sobrevivir a la lista de catástrofes sufridas en la ciudad de Buenos Aires, en Santa Fe y en Córdoba, y las que seguramente soportará en La Pampa y en Mendoza.

Es decir, necesita que los famosos “barones”, verdaderos jefes territoriales, manden a sus votantes a expresarse por doña Cristina, a sabiendas que así pondrán en riesgo su poder en los concejos deliberantes municipales. Ya pasaron por esa experiencia en 2007 cuando, por la vía de las listas “colectoras”, perdieron escaños y, con ello, vieron peligrar -a alguno le llegó a costar el puesto- su cargo, su libertad y su fortuna. ¿Por qué lo harán, entonces? ¿Alguien puede creer en que padezcan de vocación suicida?

Por lo demás, ¿bastará con el anuncio de un aumento automático y previsto por la ley para convencer a los jubilados de aportar su voto al FpV? ¿Les resultará fácil a éstos olvidar el veto al 82% móvil, mientras contemplan el despilfarro de los fondos de la Anses?

En fin, faltan sólo seis días para las P.A.S.O., y el lunes 15 los argentinos nos enteraremos, esta vez de verdad, dónde estamos parados de cara a las elecciones del 23 de octubre. Será entonces que sabremos si tenemos futuro como país o estamos condenados a la desaparición como tal.

Espero que Tato Bores no haya tenido una premonición cuando se disfrazó de explorador alemán del año 2049 y, ante un mapa de América del Sur en el cual nuestro país estaba pintado del color del mar, se preguntó si la Argentina alguna vez había existido.







Bs.As., 8 Ago 11





15 comentarios:

Anónimo dijo...

EXCELENTE !!!!!
Pancho Villagra

Anónimo dijo...

No te tenès que ir al norte: Bs. As. Ministerio de Defensa, datos de Clarìn: 28.000 ñoquis para un ejèrcito minusculizado; otro Barrio Norte, las tierras màs caras de baires: Villa 31, fabela nacional junto con la villa 31 bis, 80% de extranjeros , ahora con DNI y planes de todo tipo...¡Tato Bores? Ni yo lo recuerdo!!!!!
Alejandra de Baldrich

Anónimo dijo...

Excelente artículo, gracias Enrique por compartirlo
Susana Luchesi

Anónimo dijo...

MUY CIERTO,Gracias!!!!!
Julia Urbani

Anónimo dijo...

Me atrapo tu comentario.que gran verdad,espero que en vez de un voto pongamos cerebro para despues no lamentarnos otra vez
Berta Carolina Lopez Barg

Anónimo dijo...

Excepcional nota, la compartirè con mis seres queridos y amigos. Muchas gracias!!
Luis Piccirilli

Anónimo dijo...

Querido Enrique,

Quiero felicitarte por tu artículo del "asunto", siempre leo tus escritos y en uno de ellos me enteré de la muerte de Luis "padre" y gracias a eso pude acompañar a Luis y Marta, pero este me pareció algo especial....! Muy profundo...!!

Si bien no espero que leas mis publicaciones de La Nación sobre la Regata del Bicentenario, ya que son 13 y muy específicas, quiero decirte que coincidimos en la visión de la actualidad y sobre todo en la incertidumbre del futuro de nuestro país.

He estado en contacto con la gente de "VOTARUN" y como esa lucecita de esperanza hay algunas más.

Te mando tres fotos para fondo de pantalla del día que con la Fragata Libertad y cumpliendo la órden de regresar, nos separamos de la Flota al salir de La Guaira y emprendimos el regreso con la templanza y el orgullo intactos. Te mando también el relato de ese día para que compartas lo que sentimos.

Un abrazo

Eduardo Olmos

Anónimo dijo...

Colega.

Realmente me divierto mucho con sus escritos en los cuales describe una realidad con la cual obviamente no comparto en su totalidad.
Me resulta increíble que, en un mundo donde cada día hay más y más violencia por nuevos síntomas de xenofobía, sigamos culpando al inmigrante indocumentado de "los grandes problemas de nuestra nación". Más allá, que usted intenta tomar distancia de esta postura, no lo hace con suficiencia y se nota.
Seguramente, ni yo lo haré cambiar de opinión a usted en muchos puntos, ni usted a mi, no obstante, sus escritos que reflejan muchas veces (con ironías y sarcasmos) su postura anti k y conservadora, me sirven para ejercitar mi intelecto leyendo argumentos que ya han pasado de moda, lo digo con sumo respeto.
Hoy en día, estimado colega, hasta el mismo Candessus ha reconocido los "errores" (mejor dicho, atrocidades financieras) que cometió el FMI en décadas pasadas ver por ejemplo: http://ambito.com/noticia.asp?id=589072
O sea, desde la propia derecha conservadora internacional, reconocen que se han equivocado y se estan equivocando en como ¿ayudar? a los países de la gran aldea internacional. Otro ejemplo: Obama tuvo que meter presión a su Congreso para tomar medidas financieras que protejan su mercado por imposición de aquellos a quienes salvaron hace poco más de un año. Increíble.
La verdad no se quien ganará las presidenciales, solo sé que muchos, pero muchos compatriotas ven las cosas muy diferentes a como las ve usted.
La realidad que se puede observar en los diarios de la época, es que, desde el comienzo de la presidencia de la Dra. Cristina Fernández de Kirchner (también llamada por usted socarronamente Doña Cristina, o como muchos la llaman "la yegua") ha tenido que enfrentar una cantidad impresionante de presiones corporativas y de todas ha salido bien parada. Tal vez, eso es lo que cause bronca, odio y otros estímulos bajos más en lo que se dá en llamar ¿oposición?.
Recuerde usted que antes decian que no gobernaba Néstor, sino que lo hacía Cristina, luego decian que no era Cristina, sino Néstor, cuando murió éste, quien gobernaba era Alberto Fernández. Ahora, claro ya llegando al final, dicen que gobernó ella, Doña Cristina.
En fin, como decía, más allá de quien gane, este humilde abogado tendrá que seguir trabajando haciendo tribunales como cualquier hijo de vecino.
Por último, recuerdo que la ultima vez que me ha ido muy bien en lo laboral, digo con mucho trabajo y bien pago, fue con el corralito y el corralón financiero. Cuando un presidente que no fué electo por la gente sino por el Congreso Nacional, dijo "el que depositó pesos, recibirá pesos, el que depositó dólares, recibirá dólares", esta frase textual la puse en una apelación para una cautelar a efectos de retirarle los ahorros en dólares de un cliente, en el Juzgado se mataban de la risa.
Hoy después de algunos años y a pesar de haber dicho que se retiraba de la política, vuelve al ruedo forzado porque determinado sector observa que ni Carrió, ni Macri, ni Rodriguez Saá, ni Binner, ni De Narvaez, ni Alfonsín (pobre Don Raúl, digo Don en el buen sentido, de grandeza) en fin, nadie excepto él, puede representarlo con confianza.
Reitero, no me molestan sus mails, al contrario, los encuentro muy entretenidos aunque no comparto la mayoría de las cosas que dice, y a veces me sonrío de como ve usted las cosas.
Un afectuoso abrazo.

Julián Morínigo

Nota. mis padres en su momento, fueron indocumentados paraguayos expulsados por cuestiones políticas (Stroessner), nací acá. Me crié con estos argumentos como lo han hecho hijos de bolivianos, judíos, uruguayos y ahora lo hacen los peruanos y chinos. No vivo en el resentimiento sino, no viviría.

Anónimo dijo...

Esa es la parte grave y muy preocupante de nosotros.
Luis Piccirilli

Anónimo dijo...

Enrique, visto desde la distancia Argentina es aún un corralito ahora de engorde y reserva. Con el agravante que aún los Argentinos no se ponen de acuerdo en casi nada entre ellos. Lastima.
Jorge Richter

Anónimo dijo...

EXCELENTEEEE....!!!!!!!!!!​, EN COINCIDENCIA TOTAL..!!!!!!!
Radraga Peñalba

Anónimo dijo...

Estimado Sr. Avogadro:
¿ A quien debo votar para que las cosas cambien?. Muchas gracias.

Daniel

Anónimo dijo...

MUY BUENO ENRIQUE,PERO ESTA VEZ NO TE JUGASTE POR SU RENUNCIA ABRAZOS TOÑO

Anónimo dijo...

Excelente y " La única verdad es la realidad"

Jorge Ortiz

Patricia Caruncho dijo...

Excelente, Enrique mi nuevo amigo en facebook. Me parece muy objetivo y preciso.
Gracias por aceptarme como amiga!!!
Patricia Caruncho