miércoles, 31 de octubre de 2012

Un Gobierno p.p.m. 18 a.




Un Gobierno p.p.m.18 a.


“Cuántas noches en que mi alma melancólica y sombría
Recordaba tu pasado que era un canto de placer,
No podía conformarme de pensar que al otro día
No tendrías tan siquiera ni un bocao para comer,
Y con tal que no volvieras a vender tus dulces besos
Ni saberte manoseada por la inmunda bacanal …”
Juan Bautista Fulginiti

Desde hace mucho tiempo y, con distintas variantes, en todas las latitudes, se califica de ese modo a los espectáculos que, por la violencia que contienen, por lo obsceno de sus escenas sexuales o por lo inmoral de sus propuestas, no resultan aptos para ser presenciados por menores. El Gobierno reúne todas esas características, y algunas más, y resulta curioso que haya impuesto, mayorías parlamentarias mediante, el voto opcional a partir de los 16 años.

Desde hace mucho tiempo, también, vengo pregonando en el desierto acerca del daño que causa a la vida cotidiana de cada ciudadano la corrupción, pero la tranquilidad de los bolsillos y la fiesta del consumo impidieron que fuera percibida como un gran mal; hoy,  al ritmo del daño que causa al poder adquisitivo la inflación, del malhumor que produce el cepo cambiario, del miedo a perder el empleo, de la indignación por el embargo de la fragata “Libertad”, de la impunidad con que sonríe Guita-rrita Boudou o insulta y agravia Patotin Moreno, este terrible flagelo está adquiriendo la visibilidad que merece.

El crimen de Once, que puso en blanco y negro la asociación ilícita conformada por los concesionarios y los más altos escalones del Estado –aún no enjuiciados-, el programa de TV de Jorge Lanata que, semanalmente, compara el inexplicable y principesco modo de vida de los gobernantes con las muertes por desnutrición de los chicos y el permanente deterioro de la ya paupérrima vida de grandes sectores marginados, y todo ello después de una década de crecimiento económico casi inédito y con una recaudación impositiva que llegó a los ¡US$ 200.000 millones! constituyen algunas de las aristas que debiera confirmar que el período cristi-kirchnerista no resulta apto para todo público.

Hoy, cinco mil doscientos argentinos mueren cada año en las rutas y caminos porque, en los mismos diez años, nada se hizo en materia de infraestructura vial, digna de un país subsahariano, ni qué decir de la ferroviaria, y enormes focos de contaminación, como la cuenca Matanza-Riachuelo, tampoco han merecido atención alguna de parte del Gobierno. Los fondos que hubieran debido ser destinados a solucionar, después de décadas y décadas de daños repetidos, el tema de las inundaciones alrededor del Salado –que, además, hubieran permitido incrementar la superficie sembrada- se malversa en faraónicos proyectos como Tecnópolis o en subsidiar estupideces como Fútbol para Todos (que debiera financiarse con la prohibida publicidad privada) o Aerolíneas Argentinas, una compañía que pagan todos los pobres para que viajen los ricos. Que los temas enumerados, que obviamente no son los únicos ya que la lista es larguísima, explican la fuente de la que manaron hoteles patagónicos, aviones, motos, autos fantásticos, yates, pisos en Puerto Madero, compañías petroleras, casinos, palacios y estancias que engrosan el patrimonio de funcionarios y  empresarios cómplices.

Si bien el fenómeno no es nuevo ni, mucho menos, exclusivo de la Argentina, la reciente y masiva expansión de la droga en la sociedad y su peor derivado, la infiltración del narcotráfico en las fuerzas de seguridad, son el fruto natural de la complicidad del Gobierno con los mercaderes de la muerte. Anímal Fernández explicó, con su cara más dura, que la radarización y el control aéreo de nuestras fronteras, las mismas que fueron desguarnecidas por Nilda Garré trasladando a gendarmes y prefectos al Gran Buenos Aires, no revestía peso alguno a la hora de combatir en esta desigual lucha. Los episodios de Santa Fe, especialmente por el momento y la forma en que fueron dados a conocer, tienen un innegable componente de oportunismo político, pero es también irrefutable que Rosario ha vuelto, a fuerza de asesinatos por sicarios y episodios de violencia intimidatoria, a recuperar el triste mote de “la Chicago argentina”, en recuerdo de aquellos gangsters que dieran tanta fama a la actualmente fabulosa ciudad norteamericana en la década de los 20´s.

Desde esta misma columna dije muchas veces que, cuando Lancha Scioli se enorgullecía de la mayor cantidad de droga secuestrada cada año, estaba ignorando que ello se debía al gigantesco crecimiento del tráfico en la Provincia de Buenos Aires, y no dejé de llamar la atención sobre las avionetas cargadas de estupefacientes que, espontáneamente, caían en campos y caminos argentinos, después de recorrer ¡más de mil kilómetros! de cielo nacional sin ser detectadas.

Todo esto nos está llevando, inexorablemente, a recorrer el camino que inauguraron Colombia -¡después de cincuenta años de incontrolable guerrilla hoy su PBI supera al nuestro!- y México, que aún no encuentra solución a la catástrofe que las guerras entre los carteles han producido. He aquí otro de las características que convierten a este período en no apto para menores.

Pero hoy el escenario en que mejor se distingue lo pornográfico de las actitudes del Gobierno a nuestra coyuntura política es, obviamente, la Justicia. Con un impúdico exhibicionismo digno de esos mismos gangsters de película, doña Cristina ha ordenado a su tropa de incondicionales destruir a quienes puedan transformarse en un obstáculo para sus pretensiones hegemónicas, y éstos no trepidan en utilizar métodos extorsivos o llanas calumnias para obtener sus objetivos, sin que fiscal alguno lleve estos temas ante los estrados, tal vez porque saben que no cosecharán fruto alguno. Si su jefa natural, Gils Carbó, fue votada hasta por la oposición y hoy se atreve a denunciar penalmente a los miembros de la oposición del Consejo de la Magistratura, ¿qué les cabría esperar para su futuro?; precisamente, y una vez más, los partidos políticos pecaron de ingenuos cuando aceptaron, como un mal menor después de Reposo, la propuesta oficial, ya que el Gobierno volvió a ¿engañarlos?. Sólo cabe preguntarse si son estúpidos o cómplices.

Si el Gobierno obtiene la ley del per saltum, será la Corte –aún negándose a admitir ese procedimiento en el caso Clarín- la que se verá enfrentada a asumir la responsabilidad institucional de poner orden en este desmadre. Veremos entonces en qué categoría moral revistan sus ministros.

El 8-N la ciudadanía volverá, fuertemente incrementada en su número, a salir a la calle para protestar contra esta inmunda bacanal pero, si los opositores no entienden que, también, serán el objetivo de la queja, Argentina entrará, más profundamente aún, en el cono de sombra en que se encuentra, y el pronóstico pasará del anaranjado al rojo, un color que conlleva tragedias.



domingo, 28 de octubre de 2012

Hirviendo la leche




Hirviendo la Leche


“La felicidad consiste en saber unir el final con el principio” 
Pitágoras

A la luz de los hechos generados por el Gobierno –que se ha quedado tan solo- en los últimos tiempos, hay una pregunta para la cual no encuentro respuesta: ¿puede todo esto ser mera torpeza o responde a un plan maestro para que doña Cristina pueda huir del poder envuelta en el halo de una inventada conspiración mediática?

¿A qué atribuir la afirmación de que se puede comer por seis pesos diarios unos días antes de la manifestación del 13-S? ¿Qué quiso  decir la Presidente al afirmar que, si la inflación fuera del 25%, el país estallaría? ¿Por qué dijo Patotín Moreno que la carne tiene los mismos precios que en 2010? ¿Qué motivó el  desgraciado discurso que incluyó el “Podrán quedarse con la fragata …”? ¿Cuál fue la razón del giro en la relación con Irán que, además de agraviar la memoria de 85 muertos argentinos, la enemistó con la colectividad judía mundial? ¿El Gobierno no percibe cuánto le está costando su inmunda presión sobre la Justicia en una pelea que a nadie interesa? ¿Por qué conservan sus cargos Twitterman y Guita-rrita? ¿Cómo se atreve la verborrágica doña Cristina a ignorar la inflación, la inseguridad, el crimen de Once, el affaire Ciccone?

Tal como planteara –esbozando mis sospechas- en ocasión del pago del Boden 2012 –si estamos en default con el Club de Paris, con los holdouts, con las sentencias del CIADI y hasta con los dueños de las empresas “estatizadas”, ¿por qué la compulsión para efectuar ese pago, sacrificando tanto caudal político y tantas otras prioridades?- ha quedado demostrado que ese esfuerzo fue inútil, ya que la Argentina ha vuelto a encabezar la trágica lista de países en los cuales resulta riesgoso invertir, y la Justicia norteamericana le ha dado la razón a los holdouts. La noticia de que Bolivia –sí, ¡la Bolivia de Evo Morales!- recibiera ofertas de US$ 5.000 millones cuando sólo necesitaba US$ 500 millones, y todo ello al 5% anual, debiera llamar a la reflexión a los tan enconados defensores del “modelo”, que ya no encuentra latas en los que “rascar” fondos, para desesperación del pobre Gallucchio.

La viuda de Kirchner ha aumentado la llama sobre la cual hierve la leche del humor ciudadano, de la mano de hechos entre los cuales, obviamente, sobresale la negativa a depositar –a embargo, no en pago- la fianza requerida por la Justicia de Ghana para reemplazar el que pesa sobre la fragata “Libertad” y la mantiene inmovilizada en el puerto de Tema. El humillante regreso de la tripulación a bordo de un avión “charteado” a Air France permitió la más gruesa comparación: la suma que, con soberbia, la señora Presidente ha rechazado dar en garantía equivale a ¡siete días! del monumental subsidio a Aerolíneas Argentinas que, en derecho, aún es española. La escasa tripulación dejada en África impediría la navegación de la nave de regreso a la Argentina, por lo cual debe suponerse que, como mínimo, doña Cristina sabe que seguirá allí mucho tiempo o, en última instancia, que será rematada para servir como yate privado a algún millonario.

El agravio que, con tanto desparpajo, se ha propinado al pabellón nacional no hace más que confirmar cuál es la posición oficial respecto a las fuerzas armadas de la Nación. La reciente y masiva detención de los oficiales y suboficiales que participaron del Operativo Independencia, en la Provincia de Tucumán y en plena democracia, en nombre de una falaz política de derechos humanos, es una tergiversación más de la historia, de las muchas que ha practicado el kirchnerismo; ahora, olvida que un gobierno constitucional envió a las tropas al monte para desbaratar a una organización guerrillera que, declarando la independencia de la zona que ocupaba, pretendía el reconocimiento internacional como parte beligerante en una guerra que ella misma había desatado.

Pero no le ha bastado a la viuda de Kirchner con perder la fragata. Muy por el contrario, sigue agraviando a la ciudadanía, aún sabiendo que ese calor se expandirá por calles y plazas de todo el país y del extranjero el 8 de noviembre.

La sanción de la ley que impide el reclamo en la Justicia laboral de quienes sufrieran accidentes de trabajo y se vieran obligados a aceptar, por urgencia, la indemnización que las ART´s les ofrezcan, ha enfurecido a la CGT (Moyano) y a la CTA (Micheli) que, antes del ominoso 7-D, pretenden realizar un paro nacional conjunto, y ha dejado colgadas de un pincel a la CGT (Caló) y a la CTA (Yasky) que, tascando un complicado freno, siguen apostando a su relación con la Casa Rosada. Si el Gobierno tenía tanto interés en esa ley, ¿por qué no esperó un mes y la incluyó en la agenda de eventuales sesiones extraordinarias del Congreso? ¿Para qué dar una nueva bandera a quienes protestarán el 8-N en todo el país?

Los empujones de todo tipo, y los agravios proferidos por los legisladores cómplices de este gobierno desmadrado, realizado todo ello a la luz pública y en contra de otro poder del Estado, con el único propósito de intentar evitar una irremisible derrota –en términos temporales- en Tribunales por la mera aplicación del Código Procesal, pondrá al Ejecutivo frente a una única opción para cumplir sus objetivos mediáticos: las vías de hecho, de imposible pronóstico. La indignación generalizada ha alcanzado tal magnitud que, me temo, recorrer ese camino lleve a una confrontación que los argentinos no queremos, pero que deberemos aceptar como inevitable si el Gobierno no reacciona, deja de pensar en su jefa como una emperatriz y pretende recortar, aún más, nuestros más elementales derechos constitucionales.

   

  

domingo, 21 de octubre de 2012

¿Se atreverá?




¿Se atreverá?


“Cada guerra es una destrucción del espíritu humano”. Henry Miller

Después de haber girado copernicana e injustificadamente en la relación con Irán, y con ello incluido a la Argentina en la lista de países a los que el mundo occidental consideran parias por su apoyo al tiránico régimen de los ayatollahs, y de haber entregado la rendición de la nación –Aguinis dixit- con el invento de proponer que se juzgue a los terroristas reclamados en un tercer país y con jueces locales, es obvio que doña Cristina ha decidido no respetar límite alguno a su voluntad.

Pero, desde el divorcio con Clarín, el escenario político nacional ha cambiado en forma dramática. El cristi-kirchnerismo ha perdido el apoyo de los aliados esenciales con los que contó hasta las elecciones de octubre de 2011 y, de su mano, también el control de la calle; hoy se puede decir que una de las profesiones más peligrosas de la Argentina es ser amigo de este gobierno, que tan mal paga los servicios prestados.

Han emigrado del oficialismo la CGT de Moyano –recordemos el acto en la Avda. 9 de Julio, cuando llamó a la multitud a votar por Cristina-, organizaciones sociales como Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa, e integrantes de la izquierda como el Partido Obrero o la Federación Agraria. Tampoco pudo conquistar a la UATRE, del Momo Venegas, a los estudiantes universitarios –los jóvenes tan buscados- que optaron, en un 93%, por votar contra el “modelo”, o a la CTA de Micheli. En el peor escenario posible, todos ellos han aceptado actuar conjuntamente en la protesta contra el Gobierno, y han convocado al primer paro nacional que abofeteará a un Kirchner en todo su reinado.

Por su parte, la clase media –como sucede en el mundo entero- ha perdido el miedo al ritmo del enflaquecimiento de la economía, y los problemas de ésta han dado una inhabitual presencia a la corrupción, a la inseguridad y a la inflación entre sus grandes preocupaciones, y estoy convencido que el 8 de noviembre multiplicará varias veces al 13 de septiembre.

El Gobierno, para mantener controladas a las fuerzas armadas y de seguridad en actividad, pagaba sueldos razonables pero, con el retiro y dado que gran parte del salario era “en negro”, llegaba el hambre; así, con ese duro látigo, consiguió abortar, en su origen, cualquier signo de rebeldía. La huelga de los prefectos y de los gendarmes se produjo cuanto éstos descubrieron que, aún portándose como se les exigía, el simple transcurso del tiempo los llevaba al infierno jubilatorio, y pusieron al “modelo” en un brete de hierro porque, si concede cuanto se le pide, el descontento se extenderá por toda la administración pública y en los tres niveles –nación, provincia y municipio-, con un impacto fiscal imposible de soportar en estas horas de vacas flacas.

Los jubilados, presentes y futuros, contemplan con horror cómo se sangra a la Anses, tanto en préstamos directos al Gobierno cuanto en la financiación de los más disparatados proyectos. Con la rebelión de los gendarmes, además, descubrieron que, como gran parte de los salarios del Estado son “no remunerativos”, el Gobierno deja de aportar al Fondo de Sustentabilidad más de la mitad de lo que debería.

Este breve diagnóstico permite concluir que, con certeza, el oficialismo no dispondrá de los votos parlamentarios necesarios para encarar una reforma constitucional que, como adicional, permita la re-reelección de doña Cristina. Tiene ya fecha de vencimiento cierta, y no podrá renovar el paraguas que, en Comodoro Py, permite a sus funcionarios actuales y pasados conservar su libertad y su patrimonio. ¿Qué cabe esperar de los jueces que nunca se venden, sino que se alquilan, al ocupante de la Casa Rosada?; tal vez, el procesamiento de algunos de los responsables del crimen de Once pueda servir como una muestra de ello.

Así llegamos a la pregunta que da título a esta nota. En este escenario, tan complicado para sus aspiraciones y donde la ciudadanía, aún aquélla que no piensa bien de Clarín, ha descubierto que está en juego la libertad –en general y, de prensa, en particular-, doña Cristina y sus lenguaraces han transformado al 7D en una réplica local del desembarco en Normandía.

En realidad, y hablo como abogado, ese día no pasará nada relevante en Tribunales. Si el nuevo Juez designado para ocuparse de este pleito decidiera algo, la parte –el Gobierno o Clarín- que se sienta perjudicada por el fallo lo apelará y, más tarde, será la Cámara de Apelaciones, o la Corte si prospera la ley del per saltum, quien decida finalmente. Ni las patoteadas de Alak ni las bravuconas de los senadores Fernández y Funes o de la diputada Conti pueden modificar esa realidad procesal, por lo cual no merece, desde ese ángulo, mayores comentarios.

El tema son las vías de hecho a las que puede recurrir el Gobierno para imponer, ese día, su voluntad. Y es aquí donde ese escenario que describí antes adquiere una relevancia particular. ¿Se atreverá doña Cristina a tomar, manu militari, las empresas del grupo Clarín? Por la información con que cuento, muchos gendarmes y prefectos han hecho consultas con abogados acerca de la legalidad de una orden de ese tipo, y sobre las posibilidades de responsabilidades penales para quienes las ejecuten; el descontento salarial y el corte horizontal en la cadena de mando son otros componentes a tener en cuenta si se piensa en una acción de este tipo.

Entonces, ¿qué hará? Porque, como todos sabemos, los Kirchner son reacios a retroceder y, mucho menos aún, después de haberse revestido tan bélicamente para un hecho concreto. Desde el punto de vista de la señora Presidente, que no pasara nada el 7D sería visto como una derrota del oficialismo en toda la regla y eso es algo que, en su mentalidad, no es siquiera admisible. Si la concentración del 8 de noviembre tiene el éxito esperado –y eso preocupa mucho al Gobierno- es dable pensar que surjan, espontáneamente, muchos voluntarios para integrar una barrera humana que impida una invasión a las empresas del grupo Clarín. Si eso se produce, ¿aún así seguirá adelante la Casa Rosada? ¿Y con qué fuerzas?

Diciembre promete ser, en cualquiera de las hipótesis, un mes caliente en la Argentina, en especial porque la ciudadanía no parece estar dispuesta a tolerar ningún avance más sobre las libertades que la Constitución garantiza.

domingo, 14 de octubre de 2012

La Libertad y la Fragata, embargadas





La Libertad y la Fragata, embargadas


“En realidad, al igual que con el control de cambios, el Gobierno desaaría que los hechos se liquiden exclusivamente en el mercado oficial de la interpretación”. Enrique Valiente Noailles


Como una penosísima metáfora de lo que está ocurriendo en la Argentina, nuestro buque escuela ha sido embargada en Ghana, un hecho que, atribuible sólo a la impericia de la señora Presidente, producto de mantener en funciones a un perfecto incapaz como el Canciller ex Twitterman, ha puesto al Gobierno –y a la nación entera- en un dilema de hierro: o paga una importante suma a los holdouts, o se resigna a que la situación de la “Libertad” argentina continúe siendo el hazmerreír del mundo. Corresponde señalar que la Justicia de Ghana es independiente y prestigiosa, y se ha ganado el respeto universal.

En un gobierno en el cual los funcionarios ni contestan el saludo sin pedir permiso, también recae sobre la cabeza de la viuda de Kirchner el inédito cambio de rumbo en la relación con Irán, que tiene connotaciones gravísimas, que se agravarán en el futuro inmediato, y que ha constituido una absurda rendición nacional que no ha merecido ninguna explicación oficial. Este giro no solamente nos enajenará aún más el ya bajísimo respeto universal, sino que nos meterá de lleno en medio del más inminente y grave conflicto bélico que cabe esperar. Y ello más allá, obviamente, del agravio que constituye a los muertos en los atentados de la Embajada de Israel y de la AMIA.

El esquizoide discurso con el que, nuevamente, agrediera a la sociedad entera el miércoles pasado, por cadena nacional, ameritaría que doña Cristina fuera sometida, de inmediato, a una profunda evaluación psicológico-psiquiátrica, por razones meramente objetivas: a) después de informar que la Ley de Medios, sancionada hace tres años, había otorgado por fin voz a las universidades, explicó que la suya, la de La Plata, posee la radio más antigua del mundo; b) como si viviera en Marte, habló de jueces puestos a dedo por la corpo, y condenó el juzgamiento por jueces “especiales” –en contraposición con “naturales”- olvidando que fue precisamente eso lo que hicieron y hacen ella y don Néstor (q.e.p.d.) con los militares presos; y c) llegó al paroxismo cuando dijo que, para la democracia, era fundamental la existencia de tres poderes, independientes entre sí, olvidando su permanente pisoteo a la Constitución, a esa división y al federalismo.

Y digo que merece esa evaluación porque, en las últimas semanas, el Poder Ejecutivo avanzó sobre el único organismo de control que aún mantiene cierta independencia –la Sindicatura General de Empresas Públicas- fracasando en su tentativa de expulsar al Dr. Leandro Despuy de su jefatura; avasalló al el Consejo de la Magistratura, a la Cámara Federal y hasta a la Corte Suprema de Justicia para evitar que un juez independiente fuera el encargado de juzgar la constitucionalidad de un artículo de la Ley de Medios; así, logró que el primero renunciara y recusó al segundo, tratando de hacer un “forum shopping” hasta conseguir alguien afín a sus intereses; la relación con Irán y Venezuela –con la palmaria indefensión en que quedaron Lanata y su equipo en Caracas- contradice flagrantemente toda la declamada política de derechos humanos del Gobierno por la cual, dice, ella es tan reconocida en el exterior.

Tal como explicara recientemente, el kirchner-cristinismo, que había introducido divisiones profundas, siempre en sentido vertical, en partidos políticos, gremios, entidades empresarias y hasta asociaciones estudiantiles, ahora se ha descolgado con un insanable tajo horizontal en las fuerzas de seguridad –y, quizás, hasta en las fuerzas armadas, donde un almirante fue abucheado por sus subordinados- destruyendo la cadena de mando que resulta esencial para el cumplimiento de sus funciones. El conflicto, pese al desgaste al que el Gobierno sometió a los huelguistas, dista de estar solucionado y promete explotar nuevamente más temprano que tarde.

La violencia generalizada se ha apoderado ya del escenario político, acompañando el derrumbe que las encuestas –resulta muy interesante, por haber sido hecha en el Conurbano, la que publicó el portal de Jorge Asís- describen cuando hablan de la imagen de doña Cristina y su corte. Hubo episodios graves en San Juan, en la puerta del Consejo de la Magistratura se estuvo al borde de una gresca de proporciones,  La Cámpora agredió a una concejal del Pro, los gremios disputan a balazos las cajas sindicales, la inseguridad cotidiana sigue creciendo y hasta los petroleros de Cerro Dragón siguen complicando la producción.

El intento de pesificar, manu militari, la economía –la razón oculta es la necesidad de acumular divisas para pagar la importación de energía que el descalabro en el manejo del sector ha convertido en indispensable- desconoce que el origen del ahorro en dólares no es otro que la inflación, tan negada. Por lo demás, la negativa a que Chaco pagase sus bonos en la moneda contratada no sólo derrumbó las cotizaciones sino, más grave aún, las casi nulas posibilidades del pobre don Gallucio de obtener fondos para la confiscada YPF.

Para concluir, una breve referencia a un escenario que preanuncié en una nota reciente: las maniobras para dividir a la CGT y restar poder a Moyano, concluyeron para el Gobierno en el peor escenario, en el cual cinco centrales pugnarán por obtener más beneficios que sus contendientes, vivan en Azopardo o en Belgrano, sean de izquierda o de derecha, oficialistas o no.

En fin, un panorama calamitoso por donde se lo mire, cuyos vientos no serán disipados por los efímeros efectos que, sólo en el ánimo presidencial, provocaron el triunfo de Chávez en Venezuela y que, tal como dice el dicho popular, traerán prontas tempestades.

martes, 9 de octubre de 2012

¡Qué desmadre!






¡Qué desmadre!

La gente cree que el destino es como un río que fluye en una sola dirección. Pero yo le he visto la cara al tiempo y es como un océano en la tormenta.

Los opositores siguen sorprendiéndome con su permanente ingenuidad. Hay un viejísimo adagio que afirma que hasta la segunda vez que me traicionas, la culpa es tuya; la tercera, ya es mía. Sin embargo, todos parecen desconocerlo y, cada vez, vuelven a confiar en las buenas intenciones de un Gobierno que ha demostrado que carece de cualquier prurito a la hora de quebrar reglas para satisfacer sus intereses, todos espurios.

Así, se atropellaron en el Congreso a la hora de votar la confiscación de las acciones de Repsol en YPF, la estatización de la administración de Aerolíneas Argentinas, el Fútbol para Todos, el saqueo de las reservas del Banco Central, la Ley de Comunicación Audiovisual, el quite de los depósitos judiciales al Banco Ciudad, la confiscación de las AFJP’s, la modificación en la composición del Consejo de la Magistratura y de la Auditoría General de la Nación y, por supuesto, la renovación anual de la Ley de Emergencia Económica.

Todas esas genialidades del Gobierno, avaladas en las cámaras por los idiotas útiles de turno, y muchas otras que, con seguridad, he olvidado, le han permitido ejercer, a lo largo de estos diez años, un poder omnímodo sobre la Argentina, sin que ninguno de los que lo hicieron posible con su voto haya realizado el menor mea culpa; muy por el contrario, esos pseudo opositores, que padecen de una concepción infantil de la política, recorren canales y radios rasgándose las vestiduras por los abusos diarios y los avances del cristinismo sobre la República y las libertades individuales.

Las muestras de hoy son la tentativa de impedir que el Dr. Recondo impida que una funcionaria asuma, como juez, el Juzgado en el que tramita la defensa del grupo Clarín contra la pretensión de violar su derecho adquirido (concedido por el propio Néstor, q.e.p.d.) y el desplazamiento del Dr. Leandro Despuy como titular de la Auditoría General de la Nación. En ambos casos se trata de los más aberrantes avances del Poder Ejecutivo sobre los organismos de control, para evitar que éstos cumplan sus obligaciones constitucionales y, en el último caso, que continúen escarbando, como fue el caso de los subsidios al Ferrocarril Sarmiento, en la monstruosa corrupción del Gobierno.

Desde hace una década, los opositores siguen permitiendo, por ejemplo, que la Casa Rosada redistribuya, con una mera resolución administrativa, los enormes fondos que le permiten disciplinar a gobernadores e intendentes o continuar su política clientelista que tanto rédito le ha rendido. Pero siguen poniendo cara de asombro cuando el Gobierno utiliza los partidos de fútbol para denostar a las voces críticas o exponer su “relato” o cuando impone jueces obsecuentes para investigar su propia corrupción, como ya hiciera en Santa Cruz, cuando entronizó a la sobrina de los Kirchner para evaluar si éstos habían cometido un delito cuando compraron, a precio vil, tierras en Calafate.

Pero, ni aún con todos esos resortes a su disposición, doña Cristina parece estar en condiciones de, simplemente, administrar el país. Esta semana, o quizás en los últimos veinte días, la realidad ha explotado en su cara, produciéndole ingentes heridas que sólo el recargado maquillaje consigue ocultar.

La clase media, esa que había sobornado con injustos subsidios y con el acceso a un consumo casi olvidado, desertó masivamente del “proyecto” y así enterró cualquier tentativa reeleccionista. Salió a demostrarlo el 13 de septiembre en todas las plazas del país y repetirá esa inédita acción el 8 de noviembre, con epicentro en el Obelisco.

Llegó luego el malhadado viaje a Estados Unidos, con la publicidad de las hasta entonces negadas negociaciones con Irán, agravadas por el apoyo del ex Twitterman a su programa nuclear, olvidando que todas las naciones de Occidente exigen que lo detenga y que ese país está imputado por la muerte de casi cien argentinos. ¿Qué habrá dado Ahmadineyad a cambio de ese inexplicado apoyo?

Obviamente, Harvard y Georgetown deben haber dejado también sus huellas en la compleja psiquis de nuestra Presidente, y el ruido de las cacerolas de Nueva York y Boston habrá contribuido a profundizarlas.

Remedando a su amigo Rafael Correa, cuando vendió a la UNASUR una teórica maniobra destituyente de sus policías rebelados por sus sueldos, como describí en la nota “Golpe de Estado en Macondo”, el Gobierno ha salido a imputar a los prefectos y gendarmes, que sólo pretenden un salario digno y, sobre todo, blanco, integrar una conspiración encabezada, cuando no, por el todopoderoso Magnetto. El kirchnerismo ha practicado, en las fuerzas de seguridad, la misma vocación que ha ejercitado con éxito entre los gremios, los estudiantes universitarios, las organizaciones sociales y de derechos humanos y en los partidos políticos; pero esta vez, el tajo fue horizontal y no vertical, y ha cortado la cadena de mando en fuerzas que, seguramente, necesitará en breve para intentar controlar la calle.

Esta breve descripción de algunos de los hechos más trascendentes de estos últimos días, amerita que le pregunte, como he hecho varias veces: ¿Se podrá vivir tres años más en este desmadre? No se trata, contra lo que puedan decir los fanáticos, de una pregunta retórica que convoque a una salida no democrática sino, por el contrario, instar a quienes disponen de las facultades constitucionales necesarias a activar los mecanismos que la ley prevé para estos casos, ya que “nada hay en la Nación superior a la Nación misma”, y es la misma supervivencia de ésta la que está en juego.