domingo, 29 de marzo de 2015

Bonzos recalcitrantes



Bonzos Recalcitrantes

"El gran negocio que generó el kirchnerismo fue el de su propia impunidad". Luis Gasulla

La semana que terminó, tan inexplicablemente corta en un país que se encuentra chapaleando en el barro de la estanflación, estuvo marcada por la pública conversión de Ballestero -Juez de la Sala I de la Cámara Federal en lo Criminal- en un bonzo autoincinerado en las escalinatas de los tribunales de Comodoro Py; creí que el precio que debería pagar por esta puñalada trapera lo harían reflexionar pero, evidentemente, el tamaño de los esfuerzos -¿carpeta o cheque?- realizados por el Gobierno resultaron suficientes para permitirle olvidar que la sociedad lo estaba mirando fijo, que el mundo occidental estaba pendiente de su fallo y convencerlo de sumar su voto al de su colega Freiler para desestimar, sin ninguna investigación, la denuncia del asesinado Nisman.

Parece que para este recalcitrante monje del kirchnerismo no bastó la confirmación lateral de esa denuncia que surge de la última edición de la revista Veja, de Brasil, sobre la base de las confesiones de jerarcas del chavismo acerca de los aviones con dinero, drogas y guerrilleros que volaron de Caracas a Teherán durante años, y del intercambio nuclear -Venezuela carece de tecnología en esa área- que también involucra a la Rusia, con la cual Argentina acaba de firmar un tratado para enriquecer uranio. Si los Estados Unidos ya ha decretado que el paraíso de Nicolás Maduro es un peligro para su seguridad, no hace falta ser demasiado lúcido para percibir que estamos al borde de caer en una situación similar, ya que Putín tiene, a su vez, un acuerdo de suministro con Irán.

Claro que el Fiscal Moldes apelará el fallo ante la Cámara Federal de Casación Penal pero, para que el tema continúe vigente, deberá recibir allí un nuevo impulso de la mano del Fiscal General al cual le toque sostener, o no, la denuncia; de los candidatos posibles, varios pertenecen -como también algunos de los jueces que la integran- a la agrupación Justicia Legítima, encabezada por la Procuradora General, ¡Giles! Carbó, dispuesta a hacer cuanto sea -sin límites morales ni legales- para despegar a la Cristina, sus hijos, sus testaferros y sus cómplices de los problemas a los que ya se están enfrentando en la Justicia y que, seguramente, se agravarán cuando el inquilino de la Casa Rosada sea otro.

De todas maneras, sea porque el superior no sostenga la apelación de Moldes, sea porque Casación confirme la resolución de la Cámara de Apelaciones, nada quedará definitivamente cerrado, ya que todos -Rafecas, Freiler y Ballestero- simplemente desestimaron la denuncia, por lo cual ésta podrá ser reformulada en cualquier momento.

Los jueces, en teoría, deben ser los mejores y más probos ciudadanos, ya que tendrán en sus manos la libertad o la fortuna de éstos; sin embargo, aquí no es así. En el Poder Judicial, no sólo los jueces federales -salvo escasas excepciones- son corruptos, sino que ese mal alcanza también a todos los fueros, inclusive los comunes; para comprobarlo, basta con observar las playas donde dejan sus autos los magistrados y verificar, con asombro, el patrimonio que exhiben algunos de ellos.

Con cuarenta y ocho años de ejercicio profesional, puedo afirmar que no hay una justicia única. Si se trata de asuntos que rozan al poder, resulta suficiente saber quiénes serán los jueces intervinientes para conocer el resultado por anticipado, sea porque los magistrados federales se alquilan, sea porque temen a los "carpetazos". Hay otra, gracias a Dios conformada por la enorme mayoría de los magistrados, que ejercen su labor con independencia, con dedicación, con conocimiento y con eficiencia. Pero hay una tercera, ante la cual los ciudadanos de a pie estamos desamparados, que está corroída por la corrupción y por la ignorancia, y en la cual el fallo dependerá de un soborno, del desconocimiento del derecho o, simplemente, de las relaciones personales. 

En los Estados Unidos los pueblos y ciudades chicas eligen por voto popular y periódicamente a sus jueces de menor cuantía, a sus fiscales y a su jefe de policía locales; como se trata de pequeñas comunidades y en ellas todo el mundo se conoce, resulta fácil hacer un seguimiento permanente de la capacidad para ejercer el cargo y, sobre todo, de la evolución patrimonial del funcionario. Tal vez, sería bueno que comenzáramos a aplicar algo así en la Argentina y, luego, delegar en los propios jueces inferiores la elección de quienes deberán integrar los órganos superiores; se conocen entre ellos lo suficiente y sabrán optar por los mejores.

El otro aspecto, más grave aún, es la incidencia que el reciente y cuestionado fallo podría tener sobre nuestras relaciones internacionales. Con Irán y Rusia involucradas, y con China con una base científico-militar en Neuquén, comienza a tomar singular importancia el tema Malvinas. Tal como dijera Andrés Cisneros en una imperdible nota (http://tinyurl.com/oad2yr9) en La Nación, nuestra torpeza en la materia dio una excusa ideal al Gobierno británico para decidir una repotenciación de su asentamiento militar en las islas, amén de alejar cualquier posibilidad de negociación sobre su soberanía.

Y es lógico que así sea, tanto por el control occidental del Atlántico Sur, puesto en peligro por estas raras alianzas que la noble viuda ha concertado, cuanto por las consecuencias que acarrearán cuando sea discutida la propiedad -o, al menos, el derecho a explotar sus recursos- sobre la Antártida; nuestras pretensiones territoriales allí se solapan con las de Gran Bretaña y de Chile. Mientras nuestro país siga dando bandazos y no asuma una postura -cualquiera- seria en la geopolítica internacional, no tendremos el peso necesario para reclamar un asiento en la mesa de negociaciones.

Para terminar, dos comentarios breves. El primero, relacionado con el papelón de nuestro egregio Ministro de Economía, el groucho-marxista Axel Kiciloff cuando, acorralado por una periodista, debió reconocer que ignora -o, peor, oculta- cuántos son los pobres e indigentes en la Argentina doce años después de la llegada de los Kirchner y su "modelo" al poder; su papel en ese sketch recuerda a su antecesor en el cargo, Hernán Lorenzino, cuando una reportera extranjera le preguntó por la inflación y, ante la imposibilidad de ofrecer una respuesta que no hiriera el "relato", entonó ante un micrófono que suponía apagado la frase que lo inmortalizará: "me quiero ir".

Y el último con un balde de agua fría para los candidatos a suceder, cuando quiera que eso suceda, a la Presidente que hoy nos gobierna tan exitosamente. Para invertir el rumbo de colisión en el que encontrarán al país cuando les toque ocupar el sillón de Rivadavia, se necesitarán inversiones de enorme magnitud, que dicen creer que llegarán rápidamente. Sin embargo, me pregunto cómo se concretarán esas inversiones si cualquier proyecto, sea industrial o comercial, carecerá de la energía necesaria para funcionar, gracias al fabuloso plan de destrucción masiva que pusieron en marcha don Néstor y el inefable Ministro de Falta de Planificación, Julio de Vido.

Deben recordar que las obras de generación eléctrica requieren de un plazo, en general prolongado, para madurar. Si se trata de generación térmica, se podría construir con cierta rapidez las plantas necesarias, pero será necesario proveerlas de gas, un insumo claramente faltante; si fuera generación hidráulica, los plazos -y los costos de construcción-, crecen exponencialmente, pudiendo llegar a los seis o siete años.

No será el único problema que deberá afrontar la futura administración, ya que encontrará al Banco Central quebrado, una inflación sólo domada por la recesión, subsidios que ya resultan imposibles de afrontar, 30% de la población bajo la línea de pobreza, un alineamiento geopolítico injustificable,  infraestructura -comunicaciones, rutas, puertos, ferrocarriles, energía- colapsada, parque industrial obsoleto, déficit fiscal desmesurado, caída en los precios internacionales de las commodities, incremento en las tasas de interés internacionales que restarán recursos, un default del que nunca salimos, insensata apreciación de nuestra moneda, miles de empleados públicos incapaces e innecesarios, narcotráfico creciente, la inseguridad cotidiana, un sistema impositivo asfixiante y regresivo, la dramática proliferación del juego, una fractura social de dimensiones inéditas, centenares de causas por corrupción de funcionarios, las cárceles abarrotadas de presos políticos y miles de etcéteras que, al menos hasta ahora, nadie dijo cómo piensa encarar.

Por todo eso, y aún cuando la transición fuera pacífica -en lo que descreo- los tiempos por venir no dejan demasiado margen para el optimismo en materia social y económica; en cambio, sí estoy convencido que el próximo gobierno traerá, necesariamente, nuevas y renovadas formas de democracia, ya que el Congreso que emergerá de las elecciones estará sumamente fragmentado, y ello obligará a permanentes negociaciones, además de imposibilitar cualquier forma de autoritarismo despótico.

Aprovechemos la Semana Santa que comienza hoy para rezar, cualquiera sea nuestro credo, por la Argentina del futuro, porque sea un país digno de ser entregado como legado a nuestros hijos y a nuestros nietos.


domingo, 22 de marzo de 2015

¿Un País o una Tragedia Bufa?



¿Un País o una Tragedia Bufa?

"Un bel morir tutta una vita onora". Petrarca


La Argentina continúa descendiendo -o ascendiendo, depende de cómo se mire- en la escala mundial de la trágica ridiculez, acercándose cada día a la Venezuela de Nicolás Maduro también en este rubro; los otros, obviamente, son la corrupción, la inflación, la violencia y el tráfico de drogas.

A los tres días de haber denunciado a la Presidente y su entorno por los delitos de encubrimiento y traición a la patria, el Fiscal Nisman fue asesinado. Hoy, cuando han pasado más de dos meses desde ese siniestro suceso, aún no contamos con una resolución judicial que despeje las dudas sobre las circunstancias en que se produjo.

La imagen del Estado que, como mínimo, es responsable de esa muerte por no haber brindado la adecuada seguridad al Fiscal, recibió un nuevo baldazo de descrédito cuando la Juez Palmaghini, a cargo de la causa, ordenó a la Policía Metropolitana de ¡allanar dependencias de la Policía Federal! por haber ésta filtrado a la prensa las fotos archivadas en el celular de la víctima. 

Desde ese 18 de enero, el muerto ha sido sucesivamente acusado por el aparato oficial de propaganda de homosexual, de heterosexual promiscuo, de suicida, de borracho y de depresivo; desde el miércoles, la defensa de Lagomarsino (un raro especímen al que una pericia sitúa en la escena a la hora del crimen) ha incorporado otras "virtudes", como corrupto y malversador de caudales públicos; pero el tema llegó al colmo el jueves, cuando el centro de la ciudad de Buenos Aires amaneció empapelada con una foto del fallecido, rodeado de señoritas, con una pregunta que señala, sin dudas, a sus anónimos autores: "¿Somos todos Nisman?"; la Iglesia, a través de Monseñor Lozano, después de ese hecho y de las espantosas calificaciones del Jefe de Gabinete, Anímal Fernández, pidió "no embarrar la cancha" y mantener completamente separadas las investigaciones sobre la denuncia de Nisman y sobre su muerte.

No conocí al Fiscal, pero me resulta de todo punto de vista increíble que quien, según una rarísima declaración sin prueba alguna, se quedaba con la mitad del sueldo de un empleado otorgara a éste, simultáneamente, la firma en una cuenta familiar en el exterior. El Gobierno, que sigue disparándose a los pies al boxear contra un cadáver, no debiera olvidar qué sensible es nuestra sociedad frente a la muerte, cuando la desaparición de don Néstor tanto ayudó a juntar el 54% que obtuvo su noble viuda en las elecciones de 2011.

Esas patéticas y repugnantes maniobras son "señuelos desesperados" (ver http://tinyurl.com/mbkz2dw) lanzados por la Presidente para ocultar la gravedad del tema principal: el inexplicado e injustificable memorandum con Irán y la consecuente exculpación de los funcionarios acusados de perpetrar los mayores atentados de la historia argentina. Ese acuerdo, cuya sentencia de inconstitucionalidad ha sido apelada y se encuentra a estudio de la Cámara Federal de Casación, curiosamente podría traer peores noticias a la Casa Rosada ya que, si el fallo fuera revocado, caería el principal argumento del Juez Rafecas para desestimar la denuncia de Nisman, es decir, que no se había consumado.

La revista Veja, de Brasil, ha publicado que la verdadera razón para la firma obedecía al suministro nuclear de Argentina al país asiático, impulsado por el extinto Chávez y triangulado en Venezuela, y al levantamiento de las ya famosas alertas rojas; pese a que las valijas de Antonini Wilson para financiar la campaña presidencial de Cristina fueron parte de ese enredo, nadie se ha dignado emitir alguna declaración oficial al respecto.

Pero recordemos que tampoco se ha informado a la ciudadanía acerca de las razones y cláusulas secretas de los contratos con Chevron, con el Club de Paris, con las empresas que demandaron en el CIADI, o la nueva relación con Rusia y con China, que ha recibido una parte de nuestro territorio para instalar una base científico-militar, y el profundo giro copernicano impuesto a nuestra situación geopolítica que todo ello implica.

Hoy, la denuncia de Nisman contra Cristina Kirchner y su entorno más íntimo, como Timerman, D'Elía y Esteche, líder de las hordas de Quebracho, se encuentra a estudio de la Sala I de la Cámara Federal de Apelaciones en lo Criminal, integrada por los jueces Farah, Freiler y Ballestero, antes permeables a los deseos de la Casa Rosada pero, últimamente, con gestos de independencia. A pesar de los intensos rumores que corren todos los días, me sorprendería que, tan cerca del final, pacífico o no, del período kirchnerista, decidieran convertirse en bonzos ante la sociedad que los está mirando con fijeza; y digo esto porque lo que deben decidir ahora no es si hubo o no delitos punibles o si alguno de los acusados es culpable de ellos, sino sólo si se debe abrir, o no, la investigación sobre los hechos denunciados.

En una penosa comparación, los jueces de otros países actúan con una celeridad desconocida, al menos hasta ahora, en la Argentina. Un magistrado de Nevada acuñó esta semana una sentencia complicada para los Kirchner, Lázaro Bóvedas Báez y Cristóbal Timba López -"los ladrones no son dueños de lo robado"- y anunció que ya en abril dará a publicidad todo lo investigado en la causa. Un colega suyo de Uruguay ha pedido la extradición de Vanderbrole -el testaferro de Boudou en el affaire Ciccone- por lavado de dinero y la Justicia suiza ha comenzado a moverse en igual sentido. Dicen, en los pasillos de Comodoro Py, que el Juez Bonadío habría sido convencido de demorar el llamado a indagatoria de Máximo Kirchner, en la causa Hotesur, hasta después de las elecciones primarias (las PASO) pero me parece poco probable.

El pasado reciente también contribuye al ridículo -y luctuoso- panorama general: militares roban armas y municiones para venderlos a las bandas de narcotraficantes o entregarlas a las milicias oficialistas; a un año del incendio de archivos en Iron Mountain, en el que murieron diez bomberos, se sabe que fue intencional pero no quién lo hizo; mientras el Ministro de Interior y Transporte utiliza fotografías de trenes chilenos -maquilladas por Photoshop para que parezcan argentinos- para su campaña política, el ferrocarril a Córdoba (700 Km) demora veinte horas en efectuar el trayecto, años después de anunciar la construcción del tren-bala o el soterramiento del Sarmiento; denuncian a la Presidente, líder de este exitoso "modelo" que tantos pobres esconde debajo de la alfombra, por no declarar en su patrimonio las multimillonarias joyas que exhibiera, impúdicamente, durante doce años.

En otro orden de cosas, la oposición, que ha logrado conformar interesantes propuestas electorales -la frutilla del postre sería la incorporación de Reutemann a la fórmula presidencial de Macri, ya que arrastraría tras de sí a lo mejor del peronismo-, exhibe una increíble pobreza a la hora de exponer sus planes de gobierno; los pre-candidatos están lanzando al aire frases y propuestas aisladas, pero ninguno de ellos ha mostrado algo integral y articulado para explicar claramente a la ciudadanía qué piensa hacer con las bombas que el kirchnerismo continúa sembrando, a paso redoblado, en la economía y en la sociedad.

Mientras ello no suceda, la Presidente podrá seguir implantando entre los más humildes ideas acerca de la pérdida de derechos que un triunfo de la oposición acarreará; los partidos políticos, elementos esenciales de la democracia, no podrán ser reconstruidos y volveremos a caer en el caudillismo unipersonal que tantas veces ha derivado en populismo y demagogia.

Los tiempos, sin embargo, no parecen estar jugando a favor de quienes planearon esta estrategia de tierra arrasada como plataforma para intentar conservar retazos de poder kirchnerista o regresar a la Casa Rosada más adelante: las mechas encendidas -sobre todo, en materia de reservas internacionales- pueden resultar demasiado cortas para aguantar los meses que restan hasta las elecciones.

Los dados están en el aire -en especial, por el desdoblamiento de las elecciones provinciales, que señalarán un camino- y cualquiera puede ser el resultado que muestren cuando caigan incluyendo, por supuesto, una maniobra desesperada de doña Cristina si la explosión se produjera antes de lo que ha previsto o las encuestas invalidan sus sueños antes de las primarias nacionales. Entonces, y sólo entonces, sabremos si seremos un país o continuaremos siendo una tragedia.


domingo, 15 de marzo de 2015

Las Olas y la Hipocresía




Las Olas y la Hipocresía

"Los malos ejemplos son más dañinos que los crímenes".               Montesquieu

Los argentinos, en general, creemos que somos el ombligo de América Latina, como antes pensábamos que lo éramos del mundo occidental. Sin embargo, a poco de revisar la historia, es fácil comprobar que nunca fue así y que, por el contrario, lo que nos sucedió siempre formó parte de verdaderas olas que atravesaron a toda la región.

En los años de la segunda posguerra, todo el subcontinente convivió con dictaduras populistas, más o menos terribles en cada país, que se extendieron por décadas. En los 60's, esa situación comenzó a cambiar y ráfagas fuertes de hartazgo y democracia soplaron, y llevaron al derrocamiento, violento o no, de esos tiranos en toda la región.

Luego, en los 70's, y de la mano de los efluvios dañinos que emanaban de La Habana, llegó la hora de los movimientos subversivos violentos que ensangrentaron a las naciones desde el Río Grande hasta Ushuaia; sería importante recordar que, precisamente por la participación de estados extranjeros (Cuba, Rusia, Líbano, Libia, Vietnam, etc.) en esas luchas intestinas, los crímenes de las organizaciones armadas deberían ser considerados como de lesa humanidad, según la definición del Pacto de Roma. Con la defensa ante tamaña agresión, llegó el momento de los regímenes militares en -prácticamente- todo el subcontinente.

Con la partida de defunción del régimen de Pinochet, en Chile, los 80's trajeron nuevos vientos pacíficos que, en mayor o menor grado, todavía rigen en nuestros países. En los 90's, aupada en el Consenso de Washington y enmascarada en un pseudo liberalismo, llegó a la región la ola de privatizaciones -en muchos casos, como la Argentina, con corrupción incluida- y la modernización, con gran costo humano, medido en desocupación y marginación.

A finales del siglo XX aparecieron los movimientos populistas que, según la genial definición de Guillermo O'Donnell, transformaron a la democracia "representativa" en "delegativa", es decir, en un sistema que finge creer que la vida cívica se limita a la emisión del voto y que, durante el ejercicio del poder del elegido, éste tiene una total delegación de la autoridad soberana del pueblo y no solamente su representación.

Como es obvio, Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro (en Venezuela), Rafael Correa (en Ecuador), Evo Morales (en Bolivia), Daniel Ortega (en Nicaragua), Fernando Lugo (en Paraguay) y ambos Kirchner (en Argentina) encarnan los peores y más claros ejemplos de esta forma de entender la democracia, pero muchos rasgos populistas también son detectables en Lula y Dilma Rousseff (en Brasil), en Pepe Mujica (en Uruguay) y en Michelle Bachelet (en Chile), con las particularidades de cada uno de ellos.

Para marginar a los Estados Unidos y a Canadá e intentar balancear el poder norteamericano, las naciones de la región crearon la Unasur, imaginada como una suerte de pacto de defensa recíproca para los regímenes más izquierdistas y retrógrados de América. A partir de una huelga policial en Quito, que Correa falsificó disfrazándolo de intento de golpe de estado (ver http://tinyurl.com/p3c96bk), rápidamente se acordó  incluir una "cláusula democrática", que comenzó a funcionar ante la destitución, dispuesta constitucionalmente, de Manuel Zelaya -en Honduras- que buscaba perpetuarse indefinidamente.

Sin embargo, hasta ahora el caso más patético había sido la reacción continental contra la destitución, después de un juicio político en el Congreso y su ratificación por la Corte Suprema, de Fernando Lugo, acusado de una serie de violaciones a la carta magna. Como vieron las barbas de su vecino arder, rápidamente pusieron las suyas a remojar y, pese a que la constitución del Paraguay no había sido violada, la salida del ex-obispo de la Presidencia habilitó a una casi unánime condena en la región, y el país fue suspendido tanto como miembro del Mercosur cuanto de la propia Unasur.

El subproducto de esa suspensión fue la incorporación de Venezuela al Mercosur (ver http://tinyurl.com/nunrmcd) que, hasta el momento, no había sido habilitada por el Congreso paraguayo, una antigua aspiración de Hugo Chávez y de su socio en negocios oscuros, Néstor Kirchner. Una vez violada la fundacional Acta de Asunción, se dispuso la reincorporación del Paraguay a ese organismo comercial que, en los hechos, ha fracasado en todos sus objetivos.

Sin embargo, en estos días la Unasur ha conseguido romper sus propios records de incongruencia y de contradicción en el discurso. Pese a que Maduro viola, diaria y sistemáticamente, los derechos humanos de los ciudadanos, incluidos la vida de los más jóvenes y la libertad de los opositores (uno de ellos se suicidó en su celda esta misma semana), expulsando manu militari a éstos de los cargos y bancas para los que fueran elegidos, todos sus excesos han sido tolerados por los países de la región y nadie se dio por enterado hasta ahora ni formuló reclamo alguno al respecto, como tampoco acerca de la corrupción del régimen, que tantas penurias impone a su población. Pero bastó que Barack Obama declarara que el país caribeño pone en riesgo la seguridad de los Estados Unidos y retirara las visas de siete funcionarios de rango intermedio para que casi toda la región se rasgara las vestiduras, acusando al Presidente norteamericano de inmiscuirse en los asuntos internos de Venezuela.

¿En qué quedamos? Está bien, por lo que se ve, intervenir en la política interna de Honduras o Paraguay cuando las instituciones juegan en favor de la democracia y la constitución, o inmiscuirse en la campaña electoral de Cristina Kirchner con valijas venezolanas, pero está mal que un país simplemente califique de agresor a otro, sin por ello adoptar ninguna medida de fuerza. ¡Qué hipocresía y cinismo! Cristina Kirchner y su dizque Canciller salieron en defensa de su ridículo socio caribeño y, una vez más, pusieron a la Argentina del lado equivocado del tablero. Sólo Tabaré Vázquez se diferenció de esa maniobra, pese a la oposición de Mujica, que abogó por respaldar al repudiado y nefasto régimen venezolano.

Pero, como ya es notorio, han comenzado a soplar otros vientos, y parece que los pueblos se han hartado de todas las formas de corrupción. A lo que sucede, en este fin de ciclo, en la Justicia argentina, que día a día acerca el horizonte penal a Cristina Kirchner, su familia y sus cómplices, se sumó la gran catástrofe que golpea al Gobierno de Brasil.

No es para menos, ya que los funcionarios de Petrobras "arrepentidos" han delatado como beneficiarios a casi todos los que integran la cúpula del PT y de sus partidos aliados y el peligro de imputación se aproxima a Dilma Rousseff, durante cuyo mandato como Presidente del Consejo de Administración de la empresa petrolera se produjeron estos monumentales episodios de corrupción; el PT, además, tiene procesados y condenados a sus grandes popes por el affaire "Mensalão", de cuyos riesgos viene zafando Lula por poco. Paso gran parte de mi tiempo en Brasil, y estoy sorprendido porque, desde la época de Collor de Melo, no escuchaba hablar de impeachment en la calle.

En Chile, el hijo (funcionario público) y la nuera de Bachelet fueron encontrados culpables, políticamente hablando, de realizar negociaciones reñidas con la ética, y la Presidente se vio obligada a expulsarlo de la administración; en Perú, los negocios non sanctos de Nadine Heredia están complicando mucho la gestión de su marido, Ollanta Humala. En ambos casos, los mandatarios están en su piso histórico de popularidad.

Si estos vientos, estas olas de decencia trascienden y se transforman en una gran tendencia continental, es posible que América Latina consiga finalmente salir de su centenario atraso y sus habitantes comiencen a gozar de los privilegios que sólo administraciones serias, eficientes y, sobre todo, honestas pueden garantizar.


domingo, 8 de marzo de 2015

Absoluta e Imputada



Absoluta e Imputada

"Sin embargo, los moderados siempre parecían fiarse más de las esperanzas que de los hechos". Ken Follet

Desde que el Juez Rafecas hizo su lindo regalo de cumpleaños a la noble viuda y firmó la resolución rechazando el pedido del Fiscal Pollicita de investigar la denuncia de Nisman por encubrimiento de los iraníes, se instaló en la Argentina una curiosa discusión. Una parte de la opinión pública quiere que la Justicia avance rápidamente y castigue ya mismo a los corruptos y a los traidores a la Patria.

Otra aplaudió la decisión, ya que habría evitado que la Presidente cometiera una locura -¿una intervención al Poder Judicial?- en su discurso del 1° de marzo ante la Asamblea Legislativa; de todas maneras, esa previsible vocación demencial asomó cuando los carteles en las bancas de la oposición, referidos al atentado en la AMIA, hicieron que saltaran las llaves térmicas del cerebro de Cristina y ésta comenzó a lanzar sapos y culebras sobre todos lo que no forman parte de su micromundo de aplaudidores compulsivos.

Por supuesto, la apelación terminó con la alegría de Olivos y volvió a alterar esa pseudo calma, dando motivo a la vergonzosa y falaz solicitada, firmada por la Presidencia de la República Argentina, publicada el miércoles en todos los diarios locales -y, ahora, en algunos del exterior-, que nos informó que todavía es posible alguna maniobra del Poder Ejecutivo contra el Judicial. Pero lo que hizo volar por el aire todas las "verdades" que el Gobierno intentaba instalar fue la conferencia de prensa en la cual la Juez Arroyo Salgado, ex mujer de Nisman y madre de sus hijas, leyó parte de la pericia efectuada sobre el cadáver por sus peritos, sumamente prestigiosos por cierto; las enormes y escandalosas diferencias que surgen entre este documento y el que presentaron los expertos oficiales incrementan las sospechas de la sociedad, que atribuye el crimen a esferas ligadas al poder.

Ya la denuncia impulsada por Pollicita se encuentra a estudio de la Sala I de la Cámara Federal en lo Criminal, compuesta por los jueces Farah, Freiler y Ballestero. Los tres tienen antiguos antecedentes de ser harto receptivos a los deseos del Gobierno, pero recientemente -hay que recordar que los jueces federales nunca se venden, sólo se alquilan- han dictado fallos muy irritantes (la inconstitucionalidad del memorandum con Irán, por ejemplo) para la Casa Rosada. Tal vez, ahora opten, en aras de evitar nuevas locuras de Cristina, por demorar la resolución hasta que la suerte ya esté jugada.

Desde el asesinato del Fiscal, cuatro días después de hacer pública su denuncia contra la señora de Kirchner, su Canciller y algunos corifeos de baja estofa, y sólo uno antes de su prevista presentación ante el Congreso, desde la Casa de Gobierno se ha montó una gigantesca operación que, además de calificar sucesivamente al muerto de loco, depresivo, homosexual, heterosexual promiscuo y alcohólico, lo incorporó, junto a todos los magistrados que ahora se atreven a investigar a quienes ejercen el poder -el imaginado "Partido Judicial", encabezado por el "General" Lorenzetti- al imaginado club de destituyentes y golpistas. Esa actitud deja claro que Cristina, obviamente, no se detendrá ante nada en defensa de su libertad, la de sus hijos y la fortuna familiar construida, con tanto esfuerzo, sobre la miseria y el hambre de tantos argentinos. Tal vez las más claras demostraciones de cuanto digo fue aportada por el mismo ¿Frente para la Qué? bajo el lema "La democracia no se imputa".

La pretensión no hace más que ratificar que, para la Presidente, existe una identificación total entre su persona y el Estado, que la pone por encima de la Constitución y de la ley que nos rige a los demás; olvida así que esa concepción absolutista del poder fue limitada en Inglaterra en 1215, guillotinada en París en 1793, asesinada en Ekaterimburgo en 1918, colgada en Milán y suicidada en Berlín en 1945 y fumigada en Moscú en 1956.

Con todo, el fondo de la cuestión sigue sin explicación alguna: ¿por qué negó el Gobierno, durante dos años, las negociaciones con Irán, develadas por el denostado Pepe Eliaschev?, ¿qué buscaba Cristina cuando envió a Timerman a firmar el memorandum y acordar la constitución de una "comisión de la verdad" para ceder la soberanía y revisar, conjuntamente con ese país, señalado como potencia agresora y responsable, la investigación del atentado en la AMIA?, ¿ignoraba que el Presidente de entonces, Ahmadineyad, perdería inmediatamente las elecciones y sería reemplazado por otro que no tendría ningún interés en firmar el adefesio?, ¿pretendía jugar en el gran tablero geopolítico y transformarse en valedora de Irán ante el mundo occidental?, ¿intentaba romper el bloqueo atómico que aún rige para ese país? Demasiadas preguntas, y ninguna respuesta.

El 28 de junio de 1914, el Archiduque Francisco Fernando de Austria, heredero del trono, fue asesinado en Sarajevo. El Imperio austro-húngaro envió un ultimátum a Serbia, uno de cuyos puntos exigía que la investigación del atentado se hiciera bajo la supervisión de Viena; el país balcánico se negó por considerarlo una violación de su soberanía y, a los pocos días, fue invadido y comenzó la Primera Guerra Mundial. En Argentina, en cambio, no solamente no parece importar demasiado acordar que el país acusado revise la investigación de la Justicia nacional, sino que estamos dispuestos a ceder territorio a una potencia extranjera y ponerlo bajo sus leyes -la base científico-militar china- sin que a nadie se le mueva un pelo. ¿Pensó usted qué hubiera pasado si se hubiera permitido un establecimiento similar a los Estados Unidos?  

Después del discurso de Lorenzetti el martes, y de la marcha del 18F, los jueces saben que tienen todo el respaldo, institucional y civil, para avanzar en las investigaciones; Bonadío y varios magistrados más seguirán cubriendo de negros nubarrones los cielos de Olivos y la psiquis de su actual ocupante sufrirá nuevos embates. Por lo demás, poco tiempo después del cambio de inquilino en la Casa Rosada, cuando quiera que esto suceda, algunas de las sentencias dictadas en esta época (por ejemplo, las de Oyarbide, en especial aquéllas en las que sobreseyó a los Kirchner por enriquecimiento ilícito sin investigación alguna) que están firmes pero son fraudulentas, serán revisadas por tratarse de "cosas juzgadas írritas", como nos enseñan Morgenstern y Orce en un libro de reciente aparición y ya agotado.

Estamos a pocos días del otoño y, con él, comenzará el calendario electoral que, sucesivamente, mostrará cuánto se ha reducido el caudal de votos del oficialismo, provincia por provincia. Si esos números son tan significativos como hoy resulta previsible, la cuenta regresiva hacia el abismo penal empezará a correr contra Cristina; sabremos entonces si nuestras esperanzas en favor de una transición en paz se concretaron o si, por el contrario, nos espera un infierno de violencia, derivado de los hechos de la Presidente y su entorno e iniciado con el magnicidio de Nisman.