lunes, 27 de abril de 2015

Muros Trasnochados



Muros Trasnochados

"Los expertos en kirchnerismo insisten en que la matriz de negocios es inescindible del proyecto. Yo sólo diré que la extensión del mal exhibe la enfermedad del tejido social. ... La Argentina no deja de votar a los que sabe corruptos". Oscar Muiño

Esta semana, la Argentina sumó sus fuerzas a la tarea de reconstruir el "muro de Berlín" con el que el "neo-zar" de una Rusia castigada por la crisis económica y carcomida por la corrupción pretende enfrentar al Occidente democrático, conformado por la Comunidad Europea y los Estados Unidos. Que ese proyecto de nueva "guerra fría" atrase cuarenta años no parece importar a quien, en el escenario interno, utiliza lentes confeccionados en aquella época.

En el curioso (por ser respetuoso) discurso que pronunció en Moscú, llegó a pretender -contra toda evidencia, tal como hicieron las organizaciones terroristas de los 70's- que Evita, de haber vivido lo suficiente, hubiera sido una revolucionaria, o una montonera, como entonces se cantaba.

Pero lo más notable de esta gira turístico-política de Cristina fue el enorme parecido que, según ha trascendido, guardan los acuerdos suscriptos con Vladimir Putin con los que firmara, hace escasos meses, con Xi Jimping en China. En ambos casos, se trata de contratos estratégicos de enorme importancia que, por los tiempos de maduración que requieren (centrales atómicas, plantas de enriquecimiento de uranio, represas hidroeléctricas, etc.), sólo podrán a comenzar a ver la luz a partir del año próximo; además, se obtuvo de las potencias signatarias promesas de financiamiento e inversión que, en los hechos, sólo se han concretado en pequeños adelantos, casi pocas monedas.

Y ello a cambio de concesiones soberanas de la Argentina de tal gravedad que han obligado al Gobierno a mantener confidenciales sus cláusulas -como ya ocurrió con los acuerdos con el Club de París y con Repsol y con los contratos de importación de gas, por ejemplo- por temor a la natural reacción de la sociedad; si no fuera así, ¿qué sentido tendría tanto secreto?

Porque Putin no es un ignorante ni un estúpido, como tampoco lo es Xi Jimping. Ambos saben que, al menos según las leyes vigentes, Cristina deberá abandonar su sillón el 10 de diciembre; entonces, ¿para qué arriesgar más si quienes la reemplacen, seguramente, corregirán el rumbo en materia de relaciones exteriores? ¿O habrá habido alguna promesa o, al menos, una manifestación de la noble viuda referida a su permanencia en el poder?

Los grandes empresarios rusos, la mayoría de ellos ex oficiales de la KGB que, en la debacle de la URSS se quedaron con todas las empresas públicas y, por ende, tienen la piel muy curtida y saben mucho de corrupción, deben haberse sentido gratamente sorprendidos cuando oyeron a la Presidente responder que las limitaciones que impone el cepo cambiario argentino a la remesa de utilidades sería solucionado "caso por caso", es decir, quedarán sujetos al arbitrio de los funcionarios. ¡Qué buen ejemplo de seguridad jurídica para ofrecer a los inversores!

La noble viuda parece desconocer -o no le importa- que está jugando, y con ella el país, en tableros geopolíticos que no tiene posibilidad alguna de controlar y que son, como se ve en los casos de Ucrania o del "Ejército Islámico", potencialmente peligrosos. ¿Sueña, acaso, con convertirse en una reencarnación de un Fidel Castro del siglo XXI en un mundo con el que alucina y no entiende?

Resulta claro ya que tanto China como Rusia pretenden tener injerencia en los asuntos relacionados con el Atlántico Sur y con la Antártida, y competir en la zona, como lo demuestran tanto la base científico-militar de la primera en Neuquén como los contratos de suministro de material bélico y los comprometidos ejercicios militares conjuntos con la segunda, pero ¿por qué la Argentina debe encolumnarse detrás de uno de los polos de poder mundiales, tan lejano a nuestra historia y a nuestra geografía, en lugar de mantener buenas relaciones con todos? ¿Es tan angustiosa la necesidad de divisas como para condenar el futuro de generaciones enteras? Tal vez sí, porque el Gobierno no sólo sigue renovando el blanqueo sino que lo acentuará esta misma semana, con un nuevo bono más favorable aún para los narcotraficantes y lavadores de toda laya.

El memorandum firmado con Irán, causa de la denuncia de Nisman y de su asesinato, también nos colocó en medio del peor conflicto bélico actual, cual es el que mantienen los chiítas y los sunnitas en Oriente Medio, sin que se haya explicado nunca la verdadera razón de su concreción; ello no fue óbice para que las adocenadas y rastreras bancadas oficialistas en el Congreso lo aprobaran inmediatamente, como también hicieron con el contrato firmado entre YPF y Chevron cuyas cláusulas, como dije, se mantienen en absoluto secreto.

El kirchenerismo, sumamente hábil, levantó falsas banderas desde su llegada al poder -la renovación de la Corte Suprema, la protección de los derechos humanos, el desendeudamiento, etc.- pero, con el tiempo, ha ido derrumbando todos los pilares que el fundador y jefe de esa asociación ilícita había ido construyendo en la imaginación de una sociedad distraída por efecto del consumo y de los sedantes que los precios de la soja astronómicos le suministraron durante varios años.

Para lograr el cambio en la composición del alto Tribunal, no dudó en echar a escobazos a los ministros que la formaban, un proceso convalidado rápidamente por los que ingresaron en su reemplazo; y el Dr. Lorenzetti, tan veloz algunas veces, respaldó inicuas y tuertas persecuciones políticas, para lo cual dio por tierra con todos los principios fundamentales del derecho. Pero ahora la Corte, otrora tan sumisa, viéndose en peligro ha tomado el toro por las astas y ha comenzado a poner límites a las desmesuras de Cristina y su alter ego para la búsqueda de una ciertamente improbable impunidad, la inefable Dra. ¡Giles! Carbó.

Para vestirse con el ropaje de protector de los antiguos derechos humanos entregó a los terroristas de los 70's los elementos necesarios para que pudieran ejercer una despiadada venganza contra quienes impidieron que aquí triunfaran las políticas asesinas que exportaba entonces Cuba, acompañada por Rusia, Libia, Líbano y Vietnam. Nada hace, en cambio, con los pobres e indigentes que reclaman, en el presente y desde toda la geografía nacional, los derechos humanos que garantiza nuestra Constitución, ese denostado librito que el Gobierno estupra todos los días.

En este giro copernicano que la Presidente ha realizado en materia de política exterior también hizo trizas ese ropaje, ya que no ha dudado en asociarnos con los países que, en el mundo de hoy, menos respetan los derechos humanos; los ciudadanos rusos, chinos, iraníes y venezolanos pueden dar cuenta acabada de eso. Pero, claro, no es posible exigir una mínima coherencia a quien, con tal de cumplir sus fines personales inmediatos, ha demostrado que nunca le importa caer en las más burdas contradicciones.

Y para disfrazarse de "pagador serial", no dudó en endeudarse con el finado papagayo caribeño que, mediante comisiones enormes -compartidas con sus socios pingüinos- y con tasas de interés siderales, suministró al menos parte de los fondos necesarios para cancelar nuestra deuda con el FMI, que nos cobraba muchísimo menos; y tampoco titubeó a la hora de saquear todas las cajas públicas a las que tuvo acceso, como los fondos jubilatorios. Parte de esa careta se le cayó, otra vez, a Kiciloff esta semana, cuando debió dar marcha atrás con el cacareado "desendeudamiento" para pedir dinero en el exterior, pagando el doble de lo que ofrecen todos nuestros vecinos; ya lo había hecho para pagar la indemnización a Repsol -ese pago ignorado por el patrioterismo fácil de los argentinos- y a una tasa aún mayor.

Para concluir, y dado que hoy se realizarán elecciones en la Ciudad Autónoma y en Neuquén, resultará interesante descubrir cuánto hubo de pronósticos amañados en las encuestas suministradas por las empresas del rubro hasta ahora, y pensar cuál será el porcentaje que el kirchnerismo necesitará en la Provincia de Buenos Aires para compensar tantas y tan graves caídas en otras. Con ello, se le terminarán los delirios de la permanencia por interpósita persona, y a Cristina le quedarán pocos caminos para conservar el poder; recemos para que no los escoja. 


domingo, 19 de abril de 2015

La renovada "Maldición de Malinche"



La renovada "Maldición de Malinche"

"... hoy les seguimos cambiando 
oro por cuentas de vidrios 
y damos nuestra riquezas 
por sus espejos con brillos" Amparo Ochoa

Los daños que el kirchnerismo ha infligido a la Argentina son innumerables, pero esa vocación destructora parece no tener fin. Después de haber desperdiciado, miserablemente, la mejor década que deparara el escenario internacional en los últimos setenta años, dejarán al país, al igual que sus mentores venezolanos y cubanos, con un cuarto de la población sumida en la pobreza, con la corrupción rampante, con la educación en decadencia, con la salud deteriorada, inmerso en el narcotráfico y la violencia, con un nivel de inflación desconocido en el planeta, con una sociedad agrietada y fracturada al extremo, con empresas y capitales que huyen aterrados, sin instituciones y sin Justicia, sin agua corriente y sin cloacas, sin caminos, sin energía, sin reservas monetarias, sin fuerzas armadas y con su administración pública con cientos  de miles de empleados superfluos e impagables.

Pero, tal vez, lo peor de la herencia serán los monstruosos pactos que la Presidente, sin dar ninguna cuenta de ellos y manteniéndolos en secreto, continúa suscribiendo con China y con Rusia, porque ellos significarán -si no son revisados de inmediato- el sojuzgamiento de la Argentina y su transformación en una colonia, una factoría meramente extractiva.

El Gobierno, siempre movido por su afán de latrocinio y saqueo, ha decidido seguir adelante con la construcción de centrales nucleares e hídricas de generación eléctrica, sobre las cuales no se ha hecho estudio de factibilidad ni ambiental alguno. El mejor ejemplo de ello son las represas rebautizadas como "Kirchner" (¡cuándo no!) y "Cepernic", ambas sobre el río Santa Cruz, que figuraban atrás de treinta proyectos prioritarios, y a cuya dudosa capacidad efectiva de producción habrá que sumarle el enorme costo de su conexión a la red troncal de distribución.

Los tiempos de construcción y puesta en marcha de esos proyectos excederán en lustros, como mínimo, al mandato del actual gobierno, y dejarán al país con monstruosas deudas con ambos países, siempre dispuestos a financiar locuras a cambio del suministro de las materias primas indispensables para sus propias economías, o para concesiones soberanas que rozan el vasallaje. Venezuela y Ecuador han entregado a los chinos, por décadas futuras, su petróleo, y muchos países del África sub-sahariana están haciendo exactamente lo mismo con alimentos, energía y minerales.

La matriz es muy similar a la que Cristina y sus cuarenta ladrones están implementando para nuestro futuro inmediato. A Rusia le interesa enormemente el abastecimiento de alimentos para sortear el embargo internacional por su invasión a Ucrania y la posibilidad de enriquecer uranio en la Argentina para triangularlo a Irán -¿recuerda el memorandum y el asesinato de Nisman?- amén de los acuerdos políticos, que le permitan participar en la mesa donde se juega el control del Atlántico Sur y de la Antártida, y militares, para el suministro de material.

China, también con apetitos en esos escenarios geopolíticos -como lo prueba la instalación de la base científico-militar en Neuquén-, requiere alimentos para su creciente clase media, cada vez más demandante por mejor comida, energía para su enorme industria, y mercado para sus empresas de infraestructura de todo tipo.

Ante ambos gigantes, la Argentina debe negociar inteligentemente, para agregar cada vez más valor -y más trabajo- a sus productos exportables, pero sin por ello ceder soberanía ni posición geoestratégica. Ello nos permitirá dejar de ser intrascendentes espectadores para comenzar a ser actores en el escenario global.

En el caso chino es peor aún, porque se encomendará la construcción de los proyectos a empresas de esa nacionalidad, sin licitación alguna ni control de precios, y traerán para ello trabajadores asiáticos que laborarán bajo legislación extranjera y hasta con las normas ambientales de ese país, uno de los más contaminantes del planeta; sus productos -trenes, etc.- nos serán vendidos sin transferencia de tecnología y llave en mano.

El Gobierno, en cambio, motorizado por su angustiosa necesidad de divisas para mantener la ficción encarnada en el "relato" y por su sempiterna apetencia por dineros mal habidos, está entregando en ambos casos las joyas de la tatarabuela; la "maldición de Malinche" se reitera siglos después, pero los espejitos de colores son, en el fondo, los mismos.

Por nuestra parte, luego de haber cedido la soberanía sobre los terrenos patagónicos donde se está construyendo la base militar china, abriremos indiscriminadamente las puertas a productos originados en ese país, que terminarán de destruir la golpeada industria nacional. El colmo, y como simple botón de muestra, ha sido la importación de ¡durmientes de cemento! para el ferrocarril Belgrano Norte. Y todo ello por un miserable intercambio de monedas para respaldar, artificialmente, a nuestro quebrado Banco Central.

Cuando digo que existe otra manera de negociar con esos países, me refiero, claro está, a una concepción del mundo totalmente reñida con el imaginario kirchnerista, que lo observa con anteojos que atrasan más de medio siglo. El Gobierno, después de romper todas las alianzas regionales que hubieran sido ideales para negociar con el mundo, cree que la guerra fría sigue vigente, y ha decidido embanderarnos con uno de los imaginados polos contendientes. Pero la realidad es otra.

China y Estados Unidos son competidores políticos y, a la vez, los mayores socios comerciales; el mayor proveedor de patentes para el gigante asiático es Israel, amenazado por las monarquías sunitas respaldadas por los norteamericanos que, a su vez, están amenazados por los chiítas iraníes, a los cuales Rusia suministra material nuclear para incomodar a Europa y a Estados Unidos. El subsidio al shale petróleo y al shale gas producido en su propio territorio, apoyado en avances tecnológicos enormes, ha permitido a los Estados Unidos golpear a sus competidores violentos, como Venezuela, Rusia e Irán, y hasta a sus propios aliados, como Arabia Saudita o Brasil, o excesivamente optimistas, como Argentina con Vaca Muerta.

Todo ese complejo panorama, y el crecimiento enorme que ha registrado China en las últimas décadas, que le permite soñar con llegar a ser la primera economía del mundo, han diseñado un sistema multipolar determinado por alianzas y competencias económicas y políticas, todas ellas tendientes a mejorar la situación de la población de cada uno de los jugadores. Argentina, en cambio, bajo el mando de esta pandilla de incompetentes e ignorantes, con una mentalidad cortoplacista determinada por las urgencias de caja y de saqueo y con una secreta vocación de su jefa por suceder a Fidel Castro como líder de la izquierda latinoamericana, ha renunciado a cualquier actitud inteligente y patriótica -no patriotera-, nos ha dejado sin carne y sin trigo, y está condenando a las generaciones futuras a ser émulos de los tan falsamente exaltados pueblos originarios.

En estas condiciones, y como ha sucedido con éstos en todas las latitudes, terminaremos siendo expulsados de nuestra propia tierra, probando ante el mundo que no merecíamos tantos dones.



domingo, 12 de abril de 2015

¿In-Justicia o In-Mundicia?



¿In-Justicia o In-Mundicia?

"La indiferencia es la razón misma por la cual nunca podremos dormir tranquilos; un día perderemos todo, no porque seamos débiles y nos aplaste alguien más fuerte, sino porque hemos sido cobardes y no hemos hecho nada". Joël Dicker


La Argentina ha convertido, desde hace muchos, muchos años, su Justicia en una inmundicia pero, desde que Néstor Kirchner llegó a la Casa Rosada, nació la división, o la grieta, entre los jueces y fiscales "puros" o "militantes". Gracias al matrimonio imperial, hoy el Poder que debiera ser el más insospechado -ya que tiene en sus manos la defensa de los ciudadanos contra los abusos del Estado y, a la vez, dispone sobre los bienes y la libertad de éstos- se ha convertido en un partido de fútbol, con dos hinchadas enfrentadas hasta la exasperación. Los ciudadanos hemos dejado de ser, como manda la Constitución,  iguales ante la Ley y, dependiendo de qué fiscal y qué juez intervenga, en especial en el fuero federal, el fiel de la balanza se inclinará hacia un lado o hacia otro; ya esto ha quedado tan demostrado que se puede prever, con casi total certeza, la resolución que será adoptada.

¿Quién ha sido responsable de tamaña desmesura? Obviamente, los primeros han sido los presidentes Menem y ambos Kirchner, que han avanzado sobre los otros poderes del Estado sin pudor y sin medida, comprando voluntades -en el caso de los magistrados de Comodoro Py, alquilándolas- con sobres de la SIDE o conocidas "banelcos", sacrificando en el camino a la República. Pero también lo ha sido la mayoría de los ministros de la Corte Suprema de Justicia, que lo ha tolerado sin reaccionar, más allá de algunos discretos discursos y, en algunos casos, hasta se convirtió en cómplice.

Se puede argumentar que la Justicia no dispone de una policía judicial, a la cual encomendarle el estricto cumplimiento de los fallos de la Corte, pero eso no es -ni podría serlo- óbice para decir que el alto Tribunal dispone de remedios constitucionales. Por ejemplo, hubiera podido pedir el juicio político de Néstor y Cristina Kirchner por no reponer en su cargo al Procurador Sosa; esa solicitud no habría prosperado con la actual composición del Congreso, pero dado un testimonio importante para la independencia del Poder Judicial, del cual es titular. Tampoco reaccionó la Corte cuando una señora Juez, la Dra. Rodríguez Vidal, dictó una medida cautelar que impidió -por un rato- que el Ejecutivo asaltara el Banco Central y se hiciera de sus reservas internacionales y, por ello, fue perseguida hasta por la Policía Federal.

Esta semana, Felisa Miceli, a la que se encontró una bolsa con gran cantidad de inexplicable dinero en el baño de su despacho de Ministro de Economía, y destruyó el acta policial que lo reflejaba, vio reducida su condena de modo tal que, ahora, no deberá cumplirla. La Sala II de la Cámara de Casación Penal, integrada por dos jueces de Justicia (i)Legítima y sólo uno independiente, convirtió el escándalo en un nuevo mamarracho.

Las cárceles del país están llenas de delincuentes de poca monta, mientras los grandes criminales del país siguen en libertad y, en a veces, ejercen cargos públicos. Algunos casos claman al cielo: Ricardo Jaime, responsable directo de la masacre de Once, es un ejemplo paradigmático, pero esa lamentable lista también está integrada por quienes distrajeron los fondos para las obras que, en La Plata, hubiera evitado los muertos por la inundaciones o, en las provincias norteñas, los chicos desnutridos, Amado Boudou, Báez, Insfrán, Vanderbrole, Núñez Carmona, Cristóbal López y muchísimos otros cómplices, socios y testaferros de las más altas autoridades del país.

¿Qué pueden pensar tantos empresarios, contra los cuales han sido utilizada como arma letal la AFIP? Cuando el Juez Norberto Oyarbide sobreseyó de modo fulminante las denuncias por el monstruoso enriquecimiento ilícito de Néstor y Cristina, seguramente entendieron que aquí unos son más iguales que otros; baste recordar que los contadores de la propia agencia de recaudación fueron puestos a disposición de los imputados para corregir las incongruencias habidas en las declaraciones juradas presentadas, originadas en la seguridad estar por encima de la ley que los embarga.

Lo mismo ocurrió, por ejemplo, con los casos de IBM, Skanska -la propia empresa reconoció el pago de coimas-, y tantos otros, con la compra de material ferroviario a España y Portugal -los miles de mails probatorios del masivo robo fueron desechados-, y con cientos de causas resonantes por sobreprecios en la obra pública, donde nada fue investigado o las pruebas obtenidas fueron declaradas insuficientes.

Mañana se conocerá la resolución de Casación sobre la recusación del Juez Bonadío en la causa Hotesur, el negocio de la familia presidencial, que puede llevar a la cárcel nada menos que a Máximo Kirchner y su parentela; si fuera apartado, como se supone que ocurrirá por la presión o la seducción del Gobierno sobre los jueces llamados a resolverlo, seguramente la investigación terminará en nada y un nuevo baldón caerá sobre nuestro Poder Judicial.

La Presidente intentó, aconsejada por Hebe de Bonafini y a lo bestia, tomar el Palacio de Justicia con el fracasado proyecto de democratizarla; sin embargo, continúa intentándolo y, más allá de la cortina de humo que constituye la pretensión de designar a Carlés como miembro de la Corte, enviará al Congreso un proyecto para ampliar el número de integrantes del alto Tribunal. Cuando lo consiga, podrá designar conjueces, que pertenecerán a esa ignominiosa organización que se autocalifica de "legítima", para garantizar tranquilidad en el horizonte penal de los funcionarios. La modificación de los códigos Civil y Comercial y Procesal Penal y la actuación de ¡Giles! Carbó desde la Procuración en la designación de fiscales van en el mismo sentido.

Sólo la permanente movilización de la sociedad en las calles podrá evitar que Cristina logre sus fines y termine por destruir lo poco que aún queda de la Justicia argentina; ya lo demostró el 18F, cuando salió bajo la lluvia a reclamar contra la impunidad en el crimen de Nisman. La preocupación del Gobierno fue mayúscula, y derivó en la rastrera campaña que acusó al muerto de todos los males, pretendiendo confundir a la persona con la obra -la investigación criminal- para debilitarla y permitir su archivo.

Durante siglos, Occidente creó un sistema de derechos que protegiera a los ciudadanos de los avances del Estado. Algunas de las piedras basales de ese andamiaje son muy conocidas: principios de legalidad, de juez natural, de irretroactividad de la ley, de in dubio pro reo, de no ser juzgado dos veces por los mismos hechos, de pruebas indubitables, de ley más benigna, etc. Desde que los Kirchner, de la mano de Duhalde, se hicieron con el poder en la Argentina, todo ese sistema se vino abajo y, para quienes fueron considerados enemigos del relato, las garantías constitucionales dejaron de existir y los jueces corruptos convalidaron tamaña calamidad. ¡Casi como en Venezuela!

También en este caso hubo doble vara a la hora de medir. Las prisiones federales están llenas de ancianos, muchos enfermos (casi 300 han muerto ya en la cárcel), juzgados y algunos condenados por leyes dictadas décadas después de los hechos que se les imputan, en juicios en los que, a toda luz, los testigos presentados por los fiscales son manifiestamente mendaces y han sido adoctrinados; tampoco rige para ellos el derecho a la prisión domiciliaria en razón de la edad, pese a que la mayoría cuenta ya con más de 70 años. Obviamente, me refiero a los militares y policías acusados por reprimir a la subversión, muchos con menos pruebas que las que se invocan contra el Tte. Gral. Milani, que ha sido puesto a cubierto por el Gobierno, mientras que los asesinos de tantos civiles, jueces y funcionarios gozan de las mieles del poder desde bancas legislativas, sillas curules o embajadas.   

La sociedad ha olvidado que, "con una Justicia proba, rápida e independiente, todo será posible y, sin ella, nada lo será". Cuando digo todo, me refiero a que terminarían los peores males que afectan a nuestro país: la inseguridad, la corrupción, la malversación de caudales públicos, el narcotráfico, la transparencia en el financiamiento de la política, el acceso a la información pública y hasta la salud, la educación, la vivienda y el monto de las jubilaciones. Si tuviéramos una Justicia así, llegarían además las inversiones que necesitamos como el aire que respiramos, encabezadas por el dinero de los propios argentinos que hoy lo mantienen en el exterior,  podríamos salir del default y reencaminar nuestras relaciones con el mundo.


domingo, 5 de abril de 2015

Forúnculos que Revientan



Forúnculos que Revientan


"Señora de ojos vendados  que estás en los Tribunales, quítate la venda y mira, que sin tus buenos oficios no somos nada".                                                    María Elena Walsh


Desde que la tía Julia se fue y decidí convertirme en escribidor, allá por el 2006, muchas veces me he preguntado en qué nos hemos convertido como sociedad pero, obviamente, mi desconcierto llega al extremo cuando, diariamente, explotan nuevas y gigantescas bolsas de pus, que tapan a las anteriores, y no reaccionamos; nada parece importar que, donde el periodismo o la Justicia tocan, aparezcan nuevos e inmundos focos de la corrupción más profunda que recuerde la historia de nuestro país. Por muchísimo menos, la pax política de nuestros vecinos saltó por el aire, como ha sucedido en los últimos meses en Chile, Brasil y Bolivia, aún cuando sus gobiernos hayan reasumido poco tiempo atrás; Michelle Bachelet, Dilma Rousseff y Evo Morales pueden dar fe de cuanto digo.

La revista Veja, la mejor y más seria publicación de América Latina, reveló el lunes que Nilda Garré (ex Ministro de Defensa, ex Embajadora en Caracas y actual Embajadora en la OEA) y Máximo K son (o, a esta altura, eran) co-titulares de cuentas en Delaware, Caiman y Teherán, alimentadas con más de cien millones de dólares, provenientes de los negociados de los Kirchner con Chávez con los bonos soberanos, con las exportaciones argentinas y, seguramente, con la triangulación de tecnología nuclear argentina a Irán; por su parte, Daniel Santoro, del demonizado Clarín, aportó más datos que corroboraron la información. Gracias a Dios, Máximo pudo dar incontrastables pruebas de la falsedad de la historia, ya que aclaró que no salió del país en los últimos diez años; ¿es que el Gobierno nos cree tan idiotas?

La obvia vinculación del aserto periodístico con el memorandum firmado con Ahmadineyad, para exculpar a su país del atentado a la AMIA y levantar las alertas rojas, no hace más que confirmar la denuncia que formuló Nisman contra la Presidente, hecho que lo llevó a la muerte. Por lo demás, las filtraciones que desnudó Snowden esta semana respecto al espionaje británico sobre políticos y militares locales, también demuestran que la preocupación del mundo occidental con el giro geopolítico de Cristina coincidió, en el tiempo, con el comienzo de las conversaciones entre Timerman, nuestro absurdo Ministro de Relaciones Exteriores, y su par iraní en Caracas y Siria.

No es para menos; la cesión de soberanía para la construcción de una base militar china en nuestro territorio, y los nuevos acuerdos con Rusia -que la Presidente ampliará durante su inminente viaje a Moscú- en materia nuclear, ponen en riesgo el control del Atlántico Sur (no debemos, mal que pese a nuestro tradicional ombliguismo, circunscribir el análisis a Malvinas) y, por ende, el de la Antártida y eso inquieta, y mucho, a las cancillerías occidentales. En este aspecto, resultará de muchísimo interés escuchar a los mejores expertos en relaciones internacionales de distintas procedencias políticas que presentarán en el CARI, el 15 de abril a las 18:30, un importante documento consensuado -similar a los que produjeron los ex-secretarios de Energía- con relación a políticas de estado en nuestra futura vinculación con el mundo.

La denuncia de Veja, que tira un millón ejemplares por semana, dio pie para la segunda aparición pública de Máximo; pese a que el supuesto motivo era desmentirla, permitió que el heredero recibiera las luces de la prensa. Aupada por esos focos destellantes, La Cámpora, cuya jefatura cómicamente se le atribuye, rápidamente lo constituyó en aspirante a algo, colgado de alguna lista oficialista; dudo que la extrema fantasía de convertirlo en pre-candidato a Presidente, anunciada por Ottavis, uno de los líderes de esa organización, se concrete, toda vez que llevaría a una extrema polarización del electorado y a la segura derrota del inexperto (salvo para robar) joven por un amplísimo margen.

Lo mismo me parece que ocurrirá con la eventual aparición de la noble viuda como candidata a gobernadora bonaerense o a la cabeza de la lista de diputados; sólo se concretarán si las encuestas de última hora le garantizaran un amplio triunfo, ya que no la imagino aceptando llegar segunda o tercera en esas carreras. La actitud de Beder Herrera debe preocupar: cuando todos los mandatarios ¿leales? fueron convocados a Buenos Aires y apretados para que no desdoblaran las elecciones provinciales -y así verse obligados a atar su suerte al carro kirchnerista-, el Gobernador de La Rioja regresó y las adelantó.

Pesarán, seguramente, en la decisión de Cristina los sindicatos, cuya dirigencia fue convertida en "oligárquica" -original calificativo, cuando quien lo utiliza es la persona más injustificadamente rica del país- y "traidora a la clase obrera" por el discurso presidencial del mismo día del monumental paro del martes 31. Ese brutal enfrentamiento con lo que el peronismo considera desde sus orígenes su columna vertebral, nos retrotrae al momento en que María Estela Martínez de Perón y su Ministro, José López Rega, intentaron en 1975 despegarse de la CGT: el Ministro de Economía, Celestino Rodrigo, fue despedido, el "Brujo" tuvo que irse del país y, a los pocos meses, la propia "Isabelita" perdió el cargo en medio de la indiferencia general.  

Este mes de abril, que recién comienza, traerá varias importantes elecciones provinciales; sus resultados despejarán la confusión que han generado tantos estudios de opinión pública, la mayoría de ellos contratados por políticos que los utilizan para su propia instalación; recordemos que todos los investigadores revelan sus verdaderos números sólo en los últimos días previos a las elecciones, ya que lo acertado -o no- de sus vaticinios determinan su futuro empresarial.

En estos momentos, cuando circulan varios análisis que pretenden la recomposición de la imagen presidencial y ubican al Gobernador de la Provincia de Buenos Aires a la cabeza del trío mayor de candidatos a suceder a Cristina, he oído a algunos inocentes recitar un actualizado mantra: "Scioli al gobierno, Cristina al poder". Si la Presidente creyera en esa simplificación, cometería un gruesísimo error, ya que el mandatario bonaerense carece de la lealtad que caracterizó, como a ningún otro en la historia, a Héctor Cámpora; muy por el contrario, Don Lancha comenzaría, al día siguiente a su asunción, a cobrarse los doce años de humillaciones con que el kirchnerismo ha pagado su permanente "felpudismo" y el peronismo, como siempre, acudiría en ayuda del vencedor.

Para terminar, una corta reflexión sobre los nuevos avances en la prolongada guerra del Poder Ejecutivo contra el Judicial, originada en la grave preocupación que embarga a la Presidente, a su familia y a su entorno de cómplices y testaferros sobre el horizonte penal, que ven acercarse cada día. A pesar de haberme equivocado cuando pensé que el Juez Ballestero no aceptaría convertirse en bonzo -ya ha sufrido públicos escraches-, creo que la Casa Rosada no conseguirá comprar -o, como mínimo, conseguir su ausencia en la crucial sesión- a los cuatro o cinco senadores que necesitaría para lograr la designación de Roberto Carlés para integrar la Corte Suprema de Justicia.

Pero, simultáneamente, está en las intenciones del oficialismo aumentar el número de sus miembros de cinco a nueve, por una ley que no requiere de mayorías especiales; en la medida en que la oposición no estaría dispuesta a otorgar su conformidad a las designaciones que proponga el Ejecutivo, éste podría integrarla con conjueces, obviamente fieles; aunque no permanecerían en sus cargos después del cambio de gobierno, garantizarían el inmediato archivo de las causas por corrupción, hoy tanto inquietan. Sólo nos quedará entonces que la actual Corte encuentre el camino para resolver la inconstitucionalidad de la norma y, así, impedirles asumir, como ya hizo con los fiscales en enero.

Espero que la Pascua de Resurrección y el Pésaj que estamos celebrando nos permitan reaccionar frente a tantos repugnantes forúnculos que cubren nuestra piel y traigan a la Argentina la paz, de la mano de la república, de la verdadera democracia representativa y, sobre todo, de la honestidad y de la decencia; sólo así, como dijo SS Francisco, tendremos futuro.