sábado, 30 de mayo de 2015

Espejos que dan Vergüenza



Espejos que dan Vergüenza

"Este es un país rico, desde luego, dotado por la naturaleza. Pero todo lo chupa el desagüe de la vanidad, la codicia y la injusticia". Arturo Pérez-Reverte.

¡Qué terrible imagen nos devolvieron los espejos esta semana! Desde los Estados Unidos, Suiza, Chile y Brasil, el mundo nos impuso la obligación de mirarnos en ellos, y hemos visto allí reflejado lo peor de nuestra ausente república.

Mientras una tormenta sin precedentes estalló en el seno de la FIFA, arrastrando a la cárcel a los primeros imputados -cuando éstos comiencen a declarar tengo la seguridad que la crisis seguirá subiendo en la escala jerárquica de esa organización, tan sospechada-, y mostró a Suiza despejando rápidamente el camino para que la Justicia de los Estados Unidos actuara, y las investigaciones por corrupción acosan a Bachelet y Rousseff, la Argentina continúa chapaleando en el barro en que la ha sumido el infame y canallesco golpe de estado que está realizando la Presidente contra el Poder Judicial.

Su actual pretensión -al frustrarse el juicio político a Carlos Fayt- es que la Cámara de Diputados investigue a todos los ministros de la Corte Suprema con una excusa banal: Fayt habría firmado la reelección de Lorenzetti como Presidente del cuerpo desde su casa; si se aplicara ese cartabón a los decretos de necesidad y urgencia suscriptos por ambos Kirchner desde que se entronizaron en la Casa de Gobierno, todos serían nulos, ya que la Constitución exige que sean emitidos en reuniones de Gabinete, nunca celebradas.

Todos los países nombrados, y muchos más, nos muestran cómo debe actuar -y actúa- la Justicia cuando se trata de democracias serias. En todas ellas, sin excepción, hay corrupción y funcionarios y empresarios ladrones, pero cuando son descubiertos terminan presos, no importa quiénes sean ni qué funciones estén desempeñando. Brasil ha mandado a prisión gobernadores, ministros, senadores, diputados, jerarcas del PT y altos ejecutivos de las mayores empresas, y ha llegado a destituir a un presidente de la República (Fernando Collor de Mello) por quedarse con dineros públicos; la misma Dilma se encuentra hoy bajo sospecha por su pasado al frente de Petrobras. Estados Unidos hizo lo mismo con un presidente (Richard Nixon) por espiar a la oposición y, sobre todo, por mentir cuando la investigación lo puso contra las cuerdas. Chile ha despedido nada menos que a su Jefe de Gabinete y al hijo de la Presidente, que no consigue recuperar el prestigio perdido.

La imagen que proyectamos los argentinos sobre esos espejos no puede ser más vergonzosa. Nuestra primera magistrada, la noble viuda, está involucrada en una causa penal en la que se investiga, por cierto a paso lento, el lavado de dinero de la corrupción en la obra pública a través de los hoteles que, inexplicablemente, adquirió con su marido en los últimos años; tampoco su restante patrimonio familiar puede ser justificado por quienes sólo han ejercido cargos públicos durante los últimos veinticuatro años. La investigación sobre la diplomacia paralela con Venezuela está siendo enterrada y sólo irá a juicio el Embajador Eduardo Sadús, que la denunció.

Su Vicepresidente, el inefable Guita-rrita, por su parte, se encuentra ya doblemente procesado por corrupción y por ladrón de gallinas, cuando escamoteó a su ex mujer la mitad de un auto viejo; claro que las causas más graves tienen que ver con la forzada compra de Ciccone, con el enriquecimiento ilícito y con el saqueo a Formosa, la provincia más pobre. Sin embargo, para vergüenza de la Argentina entera, continúa en funciones y, a veces, asiste en representación nuestra a cumbres en el exterior.

La lista de funcionarios -actuales y antiguos- y testaferros varios involucrados en causas penales ya se parece a la guía telefónica, a pesar de los ingentes esfuerzos realizados por jueces federales venales y por fiscales comandados por la Procuradora ¡Giles! Carbó para evitarles problemas. Recordemos, simplemente, nombres como Julio de Vido, Ricardo Jaime, Juan Pablo Schiavi, Mario das Neves, Claudio Uberti, Romina Mercado, José María Olasagasti, Cristóbal López, Lázaro Báez, Ricardo (el jardinero) y Pablo Barreiro (el secretario de la emperatriz) y tantos otros que han pasado a integrar el panteón de los héroes millonarios de este gobierno, una verdadera asociación ilícita, que nos hemos dado, por no querer ver su desaforada corrupción, por tres períodos consecutivos.

Claro que están acompañados por empresarios -para el tango se necesitan dos- más interesados en lucrar que en competir y ofrecer mejor calidad y mejor precio a sus clientes. Compañías de todo tipo y nacionalidad han bailado con esta música en las últimas décadas: Siemens, Embraer, Skanska, PanAmerican Energy, Repsol, Barrick, otras que han sido formadas para el latrocinio (ElectroIngeniería, Indalo, Oil, las empresas del juego, etc.), varias pesqueras y muchísimas más, sin que esas delictivas actividades les hayan significado aquí complicación alguna, a pesar de haber confesado algunas de ellas, públicamente, haber pagado coimas a funcionarios argentinos.

Ese es, en concreto, otro de los espejos en que nos reflejamos. Las investigaciones de la SEC sobre prácticas corruptas de empresas que cotizan en las bolsas norteamericanas ha implicado para las mismas siderales multas y, en algunos casos, altos ejecutivos terminaron en la cárcel, aún después de entregar a sus cómplices, mientras que aquí la propia AFIP conspira con los imputados para lavar sus pecados fiscales. Las denuncias del organismo recaudador contra los tres argentinos involucrados en el escándalo de la FIFA trabará ahora la deportación de éstos, para proteger la conexión local.

Mientras tanto, el Gobierno -que intentará despegarse de la obvia vinculación entre su Fútbol para Todos, con Anímal Fernández y el fallecido y coimero zar de la AFA, Julio Grondona, a la cabeza- agradece que este monumental escándalo desatado por la Procuradora General de los Estados Unidos tape, al menos por un rato, todo lo que aquí se ha convertido algo cotidiano: la denuncia de Nisman y su asesinato; el golpe de estado en marcha; la reforma de los códigos y la colonización de la Justicia y de la Administración Nacional; o el sobreseimiento de Kirchner, Báez y el Gobernador Peralta en la causa por sobreprecios en la obra pública santacruceña que dictó una Juez prima del fallecido.

No soy indulgente con nuestra sociedad, y por eso no creo que un día nos despertaremos y, cubiertos de vergüenza, cambiaremos definitivamente la imagen que nos devuelven los espejos del mundo. Para que eso pueda algún día suceder, necesitaríamos tomar el toro por las astas ya mismo y trabajar a varias generaciones vista, una actitud que transforma a un político en un verdadero estadista; espero, sin optimismo, que alguno de los presidenciables se ponga el sayo.


Bs.As., 31 May 15

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domingo, 24 de mayo de 2015

Dignidad o Sodomía



Dignidad o Sodomía

"La nueva usanza, esa que hace del honor un motivo de mofa y del coraje una costumbre del pasado". Fernando Butazzoni

Esta semana, el Primer Ministro chino, Li Kequiang, salió a pasear por América del Sur para firmar proyectos de inversión en Chile, Perú, Colombia y, sobre todo, en Brasil. Beijing confirmó, de ese modo, el particular interés que tiene en nuestra región, capaz de suministrar al gigante asiático los alimentos y las materias primas que necesita para continuar creciendo y, en especial, para dar de comer más y mejor a las decenas de millones de sus habitantes que, en los últimos años, han salido de la pobreza extrema y llegado a una clase media, baja pero ahora demandante.

Con Dilma Rousseff, tan golpeada por la crisis económica y por la corrupción, firmó acuerdos para dar financiación a Petrobras y a Vale do Rio Doce, para comprar cuarenta aviones a Embraer, y ocho grandes buques para China Merchant Group, para intercambiar monedas entre sus bancos centrales, para incrementar el suministro de carne vacuna brasileña, para intercambiar estudiantes y científicos, para construir una línea ferroviaria que unirá -pasando por Bolivia- el Atlántico con el Pacífico. Con los países de esa costa, miembros de la más exitosa experiencia de integración regional, suscribió similares contratos, en los cuales se puso el acento en la incorporación de cada vez mayor valor industrial a las exportaciones americanas.

La comparación de lo hasta aquí descripto con lo que está comenzando a suceder en nuestro país de la mano de los miserables acuerdos que Cristina Kirchner tanto se enorgullece de haber alcanzado durante su visita al Presidente Xi Jinping, en los primeros días de febrero, desnuda la desesperación y el rencor con que la viuda de Kirchner conduce, con el inestimable apoyo del Canciller Timerman, nuestras relaciones exteriores. La madurez y la seriedad con las que han negociado todos nuestros vecinos para obtener inclusive más y mejores ventajas del interés chino por la región debieran cubrir de vergüenza a los dirigentes argentinos opositores que, salvo una honrosa excepción, no han expresado su indignación frente a la humillación que el Gobierno ha impuesto al país por su extrema necesidad de coyuntura.

Los convenios que Argentina firmó contienen cláusulas de tal gravedad que han requerido la implantación del más férreo secreto a su respecto; presumo que se previó que, aún una sociedad inane como la nuestra, reaccionaría con furia antes estipulaciones tan lesivas a la soberanía y a la dignidad nacional que configuran, lisa y llanamente, el delito de traición a la Patria. El Gobierno, como siempre, desvió el eje del discurso afirmando que, los muchos que criticamos esos tratados nos oponíamos a que se comerciara con China.

Nada más falso: sostuvimos que debíamos mantener relaciones con todos los países, pero no inclinarnos sólo hacia un grupo de ellos, casualmente muy distinto al que conforman nuestros tradicionales mercados y alianzas estratégicas; también, obviamente, nos negamos a aceptar que la forma impuesta a la esencial vinculación con Beijing fuera la única y, mucho menos, la mejor, pues implicaba ceder territorio para la instalación de una base científico-militar, otorgar inicuas preferencias a sus empresas para evitarles competir en precio y calidad, y hasta aceptar que quienes llegaran para trabajar en las diferentes obras de infraestructura pergeñadas quedaran sometidos a la legislación laboral china. Me expresé sobre todo ello en una nota de febrero de 2015, a la que titulé "El Amante Chino".

En ese artículo, que puede ver en http://tinyurl.com/mh8heck, imaginé un diálogo que podrían haber mantenido Xi Jinping y doña Cristina en aquella memorable visita. Hubo, entre los desafiantes e ilegales abusos de la cadena nacional cometidos esta misma semana por la Presidente, dos detalles que pasaron inadvertidos y que, quizás, debieran hacer que concediéramos alguna probabilidad a que esa pretendida charla en Beijing haya sido real.

La primera fue una frase que pronunció la noble viuda en la ESMA: algo así como "este proyecto no puede depender de una presidente, de un Congreso o de una Justicia, es el pueblo el que debe empoderarse para mantenerlo y defenderlo"; la segunda, al inaugurar el Centro Cultural Kirchner, cuando sostuvo que aún respiraba y que pretendía seguir haciéndolo mucho tiempo más. En una realidad que, como ella misma repite sin cesar, todo tiene que ver con todo, ninguna de las dos fueron pronunciadas por casualidad.

La Iglesia ha vuelto a expresar su desolación por la "farandulización" de la política y su desesperación por la proliferación del narcotráfico. Frente a este flagelo, y por instrucciones directas de la Presidente, al Gobierno no se le ocurrió nada mejor que designar, como directores del Banco Central, a tres jóvenes que carecen de títulos habilitantes y de experiencia, pero que rápidamente autorizaron la compra, por Cristóbal Timba López, del Banco Finansur. Argentina es el único país en que a un empresario del juego, tan vinculado éste al lavado del dinero de la droga y de la corrupción, se le permite ingresar a la vez en el mercado financiero; hemos puesto al zorro en medio del gallinero, y pagaremos todos los inevitables consecuencias del disparate y la sinrazón.

Algún día también nos será presentada la cuenta por nuestra indiferencia, que ha mandado ya al arcón de los recuerdos la terrible denuncia de Nisman contra doña Cristina y su entorno, y su muerte cuatro días después, como antes lo hiciera con los atentados a la Embajada de Israel y la Amia, la voladura de Río Tercero y, últimamente, el crimen de Once y tantos otros causados por la desaforada corrupción en que hollamos casi con placer, inspirado éste en la esperanza individual de que nos toque alguna moneda en el reparto.

Mañana el kirchnerismo ocupará la Plaza de Mayo para celebrar el decimosegundo aniversario de su advenimiento nacional, cuando -dicen creer- nació la Patria; lo que hubiera debido ser un festejo de toda la ciudadanía se convirtió, desde entonces, en una fiesta partidaria, alentada por los innumerables homenajes al fundador de esa asociación ilícita, cuyo nombre ya adorna -como en el primer peronismo- cuanto edificio, ruta, avenida, represa o cabina telefónica es inaugurada. Evidentemente, no hemos aprendido nada y eso nos condena a seguir tropezando con las mismas piedras, mientras continuamos nuestro esforzado camino de descenso al infierno.


sábado, 16 de mayo de 2015

Argentina se Suicidó



Argentina se Suicidó

"La vejez consiste precisamente en no poder elegir y en tener que asimilarte por la fuerza a esa manga de ignorantes modernos que te ponen un revólver de futuro en la nuca". Jorge Fernández Díaz

Falta muy poco ya para que el título de esta nota aparezca, en letras tamaño catástrofe, en la portada de todos los diarios del mundo. Y no será para menos, porque han sido muy pocas las naciones que, en la historia, hayan decidido voluntariamente poner fin a su vida.

Esta semana hemos probado que, así como ya no nos unía el amor, tampoco lo hace el espanto. Sin reaccionar de modo alguno, presenciamos la terrible denuncia de Alberto Nisman contra la noble viuda, su Canciller y distintos corifeos menores, por encubrir a los autores del peor acto terrorista que sufriera la Argentina, el magnicidio del Fiscal cuatro días después y del cual nada se sabe a cuatro meses de sucedido y, ahora, el horroroso mamarracho, un verdadero golpe de Estado, que el Gobierno está ejecutando contra la Justicia y todas las instituciones que quedaban en pie.

Por orden directa de la Presidente, los diputados del bloque oficialista formaron una "comisión especial", expresamente prohibida por la Constitución, para "investigar" el estado de salud, físico y psíquico, del Dr. Carlos Fayt, el Ministro decano de la Corte Suprema. El objetivo es, claro, obligarlo a renunciar, para generar así dos vacantes en el Tribunal supremo; pretenderá, si lo logra, negociar la incorporación de jueces que le garanticen un horizonte penal menos complicado o, como mínimo, paralizarlo y evitar que resuelva en las causas que más nerviosa mantienen a Cristina Kirchner.

Por ahora, no cuenta con los votos necesarios en las dos cámaras del Congreso para expulsar al Dr. Fayt de su cargo por la vía del juicio político y, tampoco, para designar a nuevos integrantes de la Corte; pero ese delicado equilibrio podría verse prontamente alterado si, como ha trascendido, una traición al país de Adolfo Rodríguez Saa facilitara al Gobierno alcanzar las mayorías especiales que necesita para consumar el asesinato de la República.

El domingo pasado propuse que el Dr. Fayt aceptara someterse a los exámenes que le exige el Gobierno, con la condición de que la Presidente hiciera lo mismo. La penúltima cadena nacional lo tornó innecesario, porque demostró, más allá de cualquier duda, que tiene las facultades mentales alteradas. Sólo una demente(a) pudo haber enrostrado a los líderes sindicales adeptos -Yaski, presente- exigir aumentos que superan el 30% para 2015, comparándolos con sus homólogos españoles, que recibirán un incremento del 1% en los tres años siguientes; confirmando la gravedad del mal que la aqueja, olvidó un pequeño detalle: la inflación local excede lo que piden los gremios, mientras que en España se espera una deflación de 1%; o sea, aquí los salarios pierden poder adquisitivo mientras que allí lo ganan. Los aplausos de su adocenada tropa a cada discurso, en general una sarta de sandeces, también justifica el título de esta nota.

A esa deleznable maniobra legislativa, se sumaron los ataques mediáticos de los más notorios voceros del kirchnerismo: el Jefe de Gabinete, Anímal Fernández -quien huyó escondido en el baúl de un auto ante la Justicia que lo buscaba cuando era Intendente de Quilmes-, el ex Juez de la Corte, Raúl Zaffaroni -propietario de prostíbulos y confeso evasor de impuestos-, el asesino montonero Carlos Kunkel y la ya incalificable Hebe de Bonafini, tradicional apóloga del terrorismo y famosa ladrona de dineros públicos. Tampoco reaccionamos cuando ésta propuso, literalmente, tomar el Palacio de Justicia, cual si fuera el Palacio de Invierno de los zares.

En la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados que conformó el mamarracho descripto, el oficialismo archivó los pedidos de apertura del proceso a Guita-rrita Boudou, doblemente procesado por corrupción, a Alicate Timerman y ¡Giles! Carbó, y el Consejo de la Magistratura hizo lo propio con el más indigno de los jueces federales, Anillo Oyarbide, demostrando que ya ni siquiera importan los costos que derivan de la manifiesta desvergüenza. Ninguna de estas atrocidades, sin embargo, irritó siquiera levemente la epidermis social, obnubilada por la seguidilla de superclásicos del fútbol, que tan mal terminó, en una nueva demostración de en qué nos hemos convertido.

Hace algún tiempo, ante la evidencia que brindaba en cada sesión el oficialismo al imponer sus mayorías para lograr la sanción de leyes sin molestarse en oír la opinión de las bancadas opositoras, sugerí a éstas que lo deslegitimaran dejándolo en soledad y sesionaran, a partir de entonces y en paralelo, en una carpa frente al Congreso; hoy, asqueado de la situación en que se encuentran todos los organismos de control, incluido el propio Consejo de la Magistratura, recomiendo que en ellos se haga lo mismo para que la responsabilidad de este zafarrancho deje de mancharlas. No deberían olvidar que, salvo algunos historiadores puntuales, nadie leerá los diarios de sesiones, pero los nombres de sus miembros integrarán las listas de diputados y senadores que lo hicieron o lo toleraron, avergonzándolos por igual en el futuro.

La responsabilidad de esta desquiciada realidad nos corresponde a muchos; unos por acción y, la gran mayoría, por omisión, hemos puesto nuestro grano de arena para construir el cadalso en que la Argentina se ha colgado, mientras se transformaba en un triste remedo de la Venezuela de Maduro.

Quienes hubiéramos debido hacernos cargo de las responsabilidades que la sociedad nos había impuesto por cultura, por fortuna o por oficio, hemos desertado miserablemente frente a ellas y cada cual exhibe, con impudicia, los purulentos chancros que son su consecuencia: los grandes científicos y pensadores han huido, los empresarios sólo buscan cazar en un protegido zoológico, los dirigentes sindicales se enriquecen y defraudan a sus representados, los militares están hartos de ser utilizados y condenados luego, los maestros luchan por prebendas y sueldos en lugar de enseñar, los jueces trafican sus sentencias, los legisladores "banelquizan" sus votos, los ministros y policías se convierten en cómplices del narcotráfico, los candidatos a todos los cargos agotan las existencias de garrochas, los punteros políticos y dirigentes deportivos y hasta los jugadores mercan con los "barras", los estudiantes juzgan a los profesores, los periodistas se venden al mejor postor, los espías extorsionan, .... Impera, desde hace años, el "sálvese quien pueda" y, evidentemente, eso nos llevó al suicidio.

El estruendoso silencio de los líderes de la oposición ante todo lo que está ocurriendo tanto en el campo político cuanto en lo económico y social, a pesar de lo denodada que parece su lucha por hacerse con la infausta herencia, ya clama al cielo. En medio del naufragio, todos evitan hablar del gigantesco iceberg contra el cual el kirchnerismo estrelló a propósito la nave nacional, mientras bailan en cubierta al son de la orquesta de Tinelli.


domingo, 10 de mayo de 2015

Cristina, ahora Sediciosa y Golpista



Cristina, ahora Sediciosa y Golpista

"El progreso económico requiere un orden jurídico y una justicia independiente, que proteja a los ciudadanos contra los excesos del poder administrador". Arturo Frondizi

En estos días, el canallesco batallón oficialista, encabezado por la Presidente y constituido por todos aquéllos que la han acompañado en el saqueo irreparable del país, ha encarado una renovada campaña para lograr el control del Poder Judicial, a través de la colonización de la Corte Suprema con pseudo jueces serviles, para garantizarse la impunidad después de tantos delitos cometidos. No ha dudado, en su plan de ataque, en recurrir a las más inmundas prácticas de espionaje y denostación personal, en especial contra el Dr. Carlos Fayt, el Ministro decano y un jurista de lujo, porque ha cometido el gravísimo pecado contra el credo kirchnerista de ser independiente y a quien se vitupera por la edad que ha alcanzado; trae a la memoria el "Diario de la Guerra del Cerdo", la novela del genial Bioy Casares.

El ya incalificable Jefe de Gabinete, el matón Anímal Fernández, y la nueva Presidente de la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados, Anabel Álvarez Segasti, una joven proveniente de la cantera de La Cámpora, pidieron -como antes lo habían hecho Diana Conti, Carlos Kunkel y otros diputados del ¿Frente para la Qué?- que el Dr. Fayt fuera sometido a exámenes para verificar el estado de su salud mental y se llegó a la ridiculez de retarlo a salir a la calle. Si usted quiere defender al distinguido Ministro de la Corte, por favor ingrese a http://tinyurl.com/q87h9du y firme la petición.

Si yo fuera el impugnado magistrado, haría mío el argumento que utilizó Cristovão Buarque en una cumbre mundial en la que las grandes potencias exigían la internacionalización de la Amazonia; el ex Ministro brasileño aceptó esa postura, pero la condicionó a que todos los país hicieran lo propio con sus arsenales nucleares. Porque es de público y notorio conocimiento, ya que se esmera en probarlo diariamente, que la misma Presidente padece de serios desequilibrios mentales que le impiden ejercer su alto cargo en las condiciones que requiere. Así, Fayt debería aceptar la realización de esas pruebas, siempre y cuando Cristina también se prestara a ellas.

El colmo se produjo el jueves, cuando la indigna Hebe de Bonafini, que hace apología permanente del terrorismo y se ha llenado los bolsillos con los "Sueños Compartidos", se permitió realizar un "juicio popular" a la Corte, reeditando su llamado a tomar el Palacio de Justicia cuando la Ley de Medios se encontraba impugnada, a fin de obtener un fallo favorable al Gobierno.

Como se sabe, el Dr. Ricardo Lorenzetti no es santo de mi devoción por su posición -autorizando la violación al artículo 18 de la Constitución- frente a la falsa y tuerta política de derechos humanos sobre los cuales Néstor Kirchner construyó gran parte de su estructura de poder; éste se identificó con la subversión de los 70's que le permitió, como dice Ceferino Reato en su último libro, ampararse en una izquierda que no admite la crítica alguna a sus líderes, a quienes todo justifica, aún el enriquecimiento ilícito e inexplicable.

Ahora, bajo el fuego graneado del Poder Ejecutivo, la Corte Suprema ha decidido defenderse y enfrentarlo, poniendo para ello los límites que la Constitución establece; fue una verdadera pena que no utilizara esas facultades durante la última década, mientras ambos integrantes del matrimonio imperial desconocían sus sentencias.

Pero, más allá de esos fuegos de artificio, lo real y verdadero es que la noble viuda, en términos constitucionales y penales, ha incurrido en sedición y golpismo contra uno de los poderes del Estado. Tendemos a pensar que los golpes de estado sólo se hacen contra el Ejecutivo, pero también pueden darse contra cualquiera de los otros dos poderes; según nuestra Constitución, la República se organiza con tres vértices perfectamente definidos e independientes entre sí: el Presidente, que administra; el Congreso, que dicta las leyes; y el Poder Judicial, que las interpreta y pone límites a los abusos de los otros dos contra los ciudadanos y contra la propia carta magna, conforme lo dispone su artículo 116.

Consecuentemente, al actuar como lo hace, la Presidente y todos sus cómplices caen en las conductas descriptas en el Título X del Código Penal, "Delitos contra los poderes públicos y el orden constitucional", y por ello deberá ser imputada, procesada y juzgada. La deberán acompañar, más temprano que tarde, los infames traidores a la Patria que, sentados en sus bancas legislativas, concedieron durante esta década al Poder Ejecutivo facultades extraordinarias y le otorgaron supremacías por las que la vida, el honor y la fortuna de los argentinos quedaron a su merced, tal como lo define el artículo 29 de la Constitución y reprime el artículo 227 del Código Penal.

Dice el artículo 21 de la Constitución, tan estuprada por este gobierno durante la década "ganada": "Todo ciudadano argentino está obligado a armarse en defensa de la Patria y de esta Constitución". ¿No ha llegado, acaso, el momento en que la ciudadanía entera obedezca esos dictados?; ¿hasta cuándo y por qué debemos continuar soportando pacíficamente esta dictadura que pretende llevarnos al peor pasado y al chavismo?, ¿qué nuevos límites veremos superar sin reaccionar?, ¿es que nos seduce esta sodomización a la que nos somete día tras día?

Porque, confesemos, hemos dejado de ser una democracia republicana, representativa y federal para convertirnos en un imperio falso, unitario, absoluto y populista, y la República es objeto de las vejaciones permanentes que le infiere este régimen nefasto.

Ha llegado el momento de recordar cómo se comportó la Argentina cuando el Congreso nacional guaraní votó, en las condiciones constitucionales vigentes, la destitución por inhabilidad del ex Presidente Fernando Lugo, una decisión legítima luego convalidada por la Suprema Corte del país hermano; acompañada por los otros integrantes del Mercosur, sumó su voto para suspender la membrecía de Paraguay, invocando la "cláusula democrática" que Rafael Correa había hecho aprobar en la Unasur, después de convertir un mero reclamo salarial de la Policía ecuatoriana en un falso golpe de estado.

Si la tentativa de Cristina -ésta sí un atentado contra unos de los poderes de la República- tiene éxito, ¿cómo deberían reaccionar, y cómo lo harán, los demás países de la región? Los tiempos de América Latina están cambiando, como lo demuestran las enormes complicaciones que soportan hoy Brasil y Chile por temas de corrupción, y los recientes cuestionamientos a las violaciones de los derechos humanos en Venezuela, por lo cual nuestra Presidente haría bien en no esperar la antigua solidaridad que hubiera recibido hasta hace poco.

Para concluir, una breve reflexión. Como se vio esta semana en Gran Bretaña, donde todas las encuestas pronosticaban un empate entre conservadores y laboristas, todos erraron, y Cameron ganó por una abrumadora mayoría. Aquí, las empresas que ¿miden? la opinión pública, más corruptas en general, pretenden "vender" la probabilidad de la continuidad del kirchnerismo luego de las eventuales elecciones. La realidad muestra que, si hubiera ballotage, el 70% votaría contra cualquier candidato K, y no hay posibilidad de un triunfo oficialista en primera vuelta.

Por eso me sigo preguntando hasta dónde estará dispuesta a llegar Cristina Fernández de Kirchner, a quien ya sabemos sediciosa y golpista, para conservar alguna esperanza de impunidad ante un horizonte penal cada vez más complicado para ella, su familia y sus cómplices, y hasta dónde la acompañará el peronismo en esa aventura. En la respuesta, está todo el futuro de la República.


domingo, 3 de mayo de 2015

Un sueño posible



Un sueño posible

"Todo parece imposible hasta que se hace". Nelson Mandela

Lo que hemos hecho los argentinos con nuestra patria seguramente figura ya en el libro de los records porque -convengamos- haber pasado, en un sólo siglo, de ser una de los primeros, más ricos y más respetados países del mundo a este presente de pobreza, desprestigio e insignificancia no es una tarea para cualquiera; es más, para probar esa afirmación basta con notar que sólo nosotros lo conseguimos. No tuvimos guerras ni pestes, aquí no cayeron bombas atómicas ni nos arrasaron terremotos o tsunamis, nuestros recursos naturales siguen disponibles y, sin embargo, cada vez somos más pobres, menos educados, más egoístas, menos creíbles, más violentos y nuestros chicos, en medio de esta cornucopia inagotable, mueren de desnutrición.

Como bien sabemos, esa monstruosa decadencia no empezó hace una década sino que nuestra historia ha sido un tobogán en leve e imperceptible declive que, sin dudas, ambos Kirchner transformaron en un barranco vertical. Pero hoy los planetas se han alineado y, con un poco de inteligencia y generosidad, estamos frente a la posibilidad de invertir ese rumbo que, indefectiblemente, nos lleva a la desaparición como nación independiente.

Hace varios años escribí una nota a la cual, pretenciosamente, titulé: "La Argentina que quiero" (http://tinyurl.com/bla4n57). En ella enumeraba las medidas que, a mi entender, debíamos adoptar para cambiar nuestro futuro; no voy a repetirlas aquí ya que, si tiene interés, bastará que utilice ese link para acceder a ella, pero creo que conservan total actualidad.

El sueño que creo hoy posible podría llamarse, simplemente, "república". Y estamos, como nunca, cerca de lograrlo. El primer paso ya lo hemos dado porque, con la variedad de opciones que votaremos en los próximos comicios, el próximo Congreso convertirá en imposible cualquier hegemonía, de esas que tantos males han causado; así, quien quiera sea el elegido para ocupar el cargo de Presidente deberá negociar, arduamente, con todos los sectores para obtener las leyes que requiera. Y eso es verdadera democracia. Por demasiados años hemos creído una falsedad inteligentemente vendida: la "gobernabilidad" depende de contar con mayoría en ambas cámaras; basta con observar qué sucede, en este sentido, en los países importantes, por ejemplo los Estados Unidos, donde Barack Obama gobierna con sendas minorías parlamentarias.

Pero, claro, cuando hablamos del sillón de Rivadavia, las cosas cambian y a eso me referí cuando pedí generosidad. Tenemos que terminar con el populismo, no con la solidaridad, ya que ha sido la raíz de nuestros males, en materia de pobreza, de educación, de salud, de justicia, de inseguridad. Para lograrlo, ahora debemos expulsar definitivamente a los Kirchner, y a cualquiera de los herederos de este nefasto "modelo", del poder antes que su desmedido afán por el latrocinio termine con la Argentina. Van en camino de lograrlo y, por eso, el remedio debe ser heroico.

Es por eso que hablé de un sueño realizable. Si, antes de las PASO, toda la oposición ofreciera una fórmula única, con seguridad ésta triunfaría en la primera vuelta electoral. Así como las elecciones de la Ciudad Autónoma y de Santa Fe dieron un enorme triunfo al PRO, en Mendoza la victoria puede adjudicarse también fundamentalmente a ese partido, pero también al Frente Renovador; éste ha dado un gran paso con el acto de relanzamiento de la campaña el 1° de mayo, más allá de los aparatos de algunos barones del Conurbano y a varios pesos pesados de la CGT. Por eso, ambas fuerzas deben confrontar antes y ofrecer esa propuesta de candidatos unificada, para derrotar a un kirchnerismo que hará lo imposible para perpetuarse; si lo hacen, la sociedad podrá decirles, parafraseando a Winston Churchill, "nunca tantos le debieron tanto a tan pocos".

Por lo demás, si ese acuerdo se concretara, tendría un subproducto nada despreciable, ya que Cristina se vería obligada tanto a continuar su permanente golpe de estado contra el Poder Judicial cuanto a olvidar cualquier ensoñación de crear una situación de conflicto de tal gravedad que le permitiera seguir sentada, por sí o por interpósita persona, hasta tanto la situación económica, con inversiones chinas, mejorara e hiciera que el humor de los argentinos cambiase y volviese a preferirla.

Si Sergio Massa o Mauricio Macri no aceptaran competir en una gran PASO opositora, como hoy reclama la ciudadanía, es posible -aunque poco probable, pese a las encuestas compradas que abundan en estos días- que el oficialismo resultara triunfador en las elecciones; la sociedad no lo perdonará porque demostrarían que no son estadistas que piensan en las próximas generaciones sino que, aún en medio del naufragio, privilegian apetencias personales y egoístas sobre las necesidades de un país que aúlla por un futuro, que nunca llegará de la mano de los actuales gobernantes.

Para Massa, si los verdaderos números lo convencieran antes de junio de la imposibilidad de alcanzar a entrar en el ballotage, la mejor opción sería ir por la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires, donde tiene su bastión y donde ya ha enterrado -acompañado por Macri- los sueños reeleccionistas de la noble viuda, y donde podría demostrar una gestión exitosa superior al pequeño Municipio de Tigre; en cambio, si no hiciera caso de las matemáticas, podría ver reducido su papel a ser un diputado más, un rol en el que no se encuentra muy cómodo, y debería atravesar desde el llano, y sin la lapicera del poder, cuatro años trascendentales.

Los nuevos desafíos pasan hoy por la modificación de la ubicación geopolítica de nuestro país en el concierto mundial, por el respeto irrestricto a la Constitución y la consecuente división de poderes, por la regeneración de una Justicia independiente, por la revisión de los códigos recientemente sancionados, por la revalorización de la educación pública, por la lucha frontal contra el narcotráfico. Pero también por la expulsión de la administración pública, en todos sus niveles, de todos aquellos que han ingresado a la misma con el sólo fin de colonizarla y trabar el desempeño de un eventual gobierno de oposición; para lograrlo, y dado que los afectados pretenderán escudarse en la demencial estabilidad del empleo público que la ley garantiza, bastará con obligarlos a rendir examen de competencia y a reunir los requisitos que cada cargo requiere.

La lucha contra la corrupción en todas sus formas -incluida la financiación de los partidos políticos- tiene que ser decidida, transformarse en una política de estado, e incluir la reforma del Código Penal para transformar estos delitos en imprescriptibles, algo razonable en un país donde ha alcanzado un nivel tal que ya constituye un verdadero genocidio.

Creo que este sueño, impensable hasta hace poco tiempo, hoy puede transformarse en una realidad que nos permita, de una vez por todas, salir del pozo en el que estamos sumidos y ponernos a ascender, todos, como una nación integrada, seria y responsable de sus actos.