domingo, 26 de julio de 2015

Chapaleando en el Barro



Chapaleando en el Barro

"Nos aguarda una inmensa tarea. Tenemos que librar una lucha sin cuartel contra el atraso, el estancamiento, el desánimo y la desesperanza. Tenemos que extirpar hasta sus raíces la ignorancia, la miseria, la enfermedad y el miedo al futuro. Tenemos que vencer, porque esta lucha sin cuartel la hemos de librar en nombre de la justicia y de la libertad". Arturo Frondizi

Resultaron impactantes las imágenes que, provenientes de Río Gallegos, el reducto de la familia Kirchner, llegaron el jueves a las redacciones periodísticas y a las redes sociales. Más allá del habitual clientelismo, representado esta vez por muchos camiones repletos de heladeras, lavarropas y cocinas, para regalar y seducir a los votantes, llamó la atención el verdadero blindaje que, con la Gendarmería, se impuso en la ciudad, tapada de basura por la huelga de los empleados municipales, para proteger a la Presidente del descontento popular. La semana pasada me preguntaba qué hará Cristina, por dónde caminará, cuando deje el poder, por las buenas o por las malas; el haber necesitado adoptar todas esas precauciones en su propio territorio incrementa las dudas. Tampoco fue un dato menor que el acto en cuestión se haya hecho en un gimnasio cubierto, de escasa capacidad, ya que demostró cuán pocos seguidores tiene allí esta enorme asociación ilícita.

En especial sorprendió al comparar esa situación con lo ocurrido el domingo pasado en la ciudad de Buenos Aires, cuando el PRO, en el gobierno desde hace ocho años, logró imponerse al resto de las fuerzas políticas, ya que se enfrentó a la totalidad de los partidos, incluyendo obviamente al ¿Frente para la Qué? pero también a algunos de los integrantes más conspicuos del espacio Cambiemos, en una suerte de reedición de la Unión Democrática que compitió con Perón por su primera presidencia.

El joven Lousteau quedó chapaleando en el barro porque, amén de decirse dueño de los votos ajenos que lo acompañaron para intentar en vano frenar el triunfo de Rodríguez Larreta, rompió las reglas del espacio que integra al declarar que, si Macri se impusiera en las PASO sobre Sanz y Carrió, votaría a su competidora Stolbizer. Si de potrillo se porta así, ¿qué se puede esperar de él más que de cualquier otro político del tradicional montón?

También resultó patética la imagen de Mariano Recalde, ese aspirante K desaparecido en la primera vuelta, festejando los presuntos apuros del PRO, en el mismo momento en que Aerolíneas Argentinas, la empresa que preside y que nos cuesta dos millones de dólares diarios, cancelaba cientos de vuelos y dejaba en tierra a decenas de miles de pasajeros, en plenas vacaciones de invierno; sólo la mansedumbre corderil de los argentinos impidió que incendiaran las terminales aéreas. La razón de ese aquelarre fue la sobreexigencia previa a las tripulaciones, para evitar problemas al presidente-candidato durante el período preelectoral capitalino y la conducción tan poco profesional de la compañía, entregada a los inexpertos jóvenes, pero ya avezados ladrones, de La Cámpora.

El ¿Frente para la Qué? sigue poniendo su enorme aparato, financiado por todos, para vender la idea de "ya ganó". Jorge Giacobbe analizó los resultados de las elecciones de todo tipo celebradas hasta ahora -41% del padrón- y demostró que la colecta oficialista llegó al 32%. Para llegar a ese porcentaje, le adjudicó todos los votos de Perotti (Santa Fe), Bermejo (Mendoza) y Urtubey (Salta), y creo que con ello lo exageró, pues contenían votos del PJ no K que, quizás, no acompañen ahora a Scioli.

El Gobernador (¿dónde está su declaración jurada de bienes?), que pretende suceder a su jefa, no tiene la vida demasiado fácil, ya que la noble viuda se ha autodesignado jefe de su campaña, pierde votos cuando ésta habla por cadena y está obligado a "cristinizar" su discurso cada día más. A la imposición de Zannini como ladero en la fórmula, con el perjuicio que le trae aparejado el connubio con el autor intelectual de todos los mamarrachos en que los Kirchner convirtieron a las instituciones republicanas, se sumaron los problemas en la economía que Kiciloff, otro groucho-marxista, esperaba, con enorme ingenuidad, que sólo estallaran el año próximo. En este sentido, el fuerte impacto de los dichos de Antonio Caló, jefe de la CGT oficialista, al reconocer que el nuevo salario mínimo, festejado por el Gobierno como un logro, no alcanza para cubrir las necesidades mínimas, el campo en ebullición, las fábricas que cierran y los cada vez mayores piquetes sólo pueden augurar nuevos conflictos en lo inmediato.

Siempre, en épocas preelectorales, los argentinos tienden a cubrirse comprando dólares pero esta vez, por haberse enterado de la falta de divisas en el Banco Central, en especial por la necesidad de pagar US$ 6.000 millones por un bono, se aceleró el proceso y llevó al dólar blue a superar al ¿libre? por 60%. La desesperación del Gobierno fue tal que vendió bonos dolarizados, de la ANSES, a menor valor que el que pagaba el mercado para frenarlo; esa maniobra, que defrauda a los jubilados, ya es un hábito de esta administración.

Por lo demás, la estanflación en que nos encontramos y la magnitud del gasto y de la emisión monetaria, incrementados a niveles demenciales por las necesidades proselitistas del kirchnerismo, obligó a suspender todas las obras públicas, para desazón de los candidatos locales, que las usan habitualmente como propaganda electoral. 

Tampoco parece que puedan aparecer buenos vientos para las velas sciolistas desde el exterior, ya que el deterioro del superávit comercial -única fuente genuina de divisas- supera al de principios de la década anterior, cuando los precios de las commodities eran menos de la mitad de los actuales. Brasil, nuestro principal socio comercial, está sumido en una crisis institucional (podría llevar a la destitución de Dilma Rousseff por utilizar la misma "contabilidad creativa" a la que este Gobierno es tan afecto) y económica que lo ha hecho entrar en recesión, y China, comprador tradicional de nuestros productos primarios, ha desacelerado fuertemente su crecimiento y, consecuentemente, su demanda. No creo que la visita de Scioli a Cuba -¿a qué habrá ido?- ni la promesa de Raúl Castro, un reconocido paladín de los derechos humanos, de concurrir a su eventual asunción como Presidente en diciembre, contribuyan a ese fin que tanto anhela.

En resumen, sigo creyendo que habrá ballotage en octubre, y que se repetirá ahora lo sucedido en 2003, cuando Carlos Menem renunció a participar en el ballotage porque sabía que no obtendría un voto más. Así Macri, tal vez a pesar suyo, será el próximo Presidente, salvo que el diablo -vía fraude o violencia- meta la cola; sería todo un gesto republicano que las fuerzas opositoras se comprometieran a que sus propios fiscales vigilarán las urnas en beneficio de las demás.

Me queda, sin embargo, una grave preocupación: si la corrupción desaforada del Gobierno es por todos conocida, si la pobreza y la indigencia superan el 28%, si la economía se cae a pedazos y el Banco Central está quebrado, si en el Conurbano siguen faltando cloacas y agua potable, si se sabe el estado calamitoso de la educación y la salud públicas, si las villas de emergencia se han decuplicado, si la violencia y el narcotráfico se han apoderado del país, si es notorio el colapso de la infraestructura de comunicaciones, transporte y energía, ¿en qué clase de sociedad nos hemos convertido como para que el oficialismo conserve un tercio de aprobación?

Frondizi pronunció el discurso que integra el párrafo citado cuando ganó las elecciones, luego de la Revolución Libertadora, que había derrocado a Perón tres años antes. Ese lapso fue, tal vez, la época en que la sociedad argentina estuvo más brutalmente enfrentada, hasta la llegada del kirchnerismo al poder. Entre las catástrofes que éste legará a su sucesor, tal vez la más dramática sea la grieta social, que costará mucho suturar.

Es hora de comprometerse, de reconstruir y de curar; de regresar al camino que nos marcaron quienes hicieron de nuestro país un verdadero orgullo para sus habitantes: un país que fue, por algunas décadas, un faro que iluminó, con su cultura y su desarrollo, a toda América Latina. Venezuela y Brasil ya nos lo están señalando la ruta, aunque les esté costando sangre, sudor y lágrimas recuperar la decencia y la libertad perdidas. Entre otros, Alberdi, Sarmiento y Vélez Sarsfield se preguntan: ¿serán capaces los argentinos actuales?


sábado, 18 de julio de 2015

La Ofensiva Final



La Ofensiva Final

"Parecen resonar infinidad de ecos lejanos, sonidos de viejos combates olvidados, gritos de todos cuantos aullaron su miedo y su coraje cuando ponían de manifiesto lo grande, lo temible que alberga el corazón humano". Arturo Pérez-Reverte.

La historia universal está llena de episodios heroicos, en los cuales, ya sin esperanza alguna, grupos de hombres sin fanatismo, pero con amor propio y por lealtad, salieron a pelear una última batalla, para perder la vida pero pasar a la inmortalidad. Los espartanos del paso de las Termópilas, los británicos de la carga de la Brigada Ligera, los polacos a caballo que combatieron a los Panzer de Hitler y hasta los exangües ejércitos alemanes de la ofensiva de las Ardenas son algunos de esos hechos en que los muertos se cubrieron de gloria.

Lamentablemente, todos ellos pertenecen a un pasado que, al menos en la Argentina, resulta irrecuperable. Aquí, la última ofensiva la está llevando a cabo Cristina Fernández de Kirchner mientras se cubre de vergüenza e ignominia, para pasar a la historia patria como la gobernante que, en pos de su desmedido afán de lucro y de poder despótico, no dudó en arrasar con todos los cimientos -pocos- que quedaban de la República.

Para defender su fortuna mal habida y la libertad propia, de su familia y de sus testaferros y cómplices, no trepidó -con la bastarda colaboración de un sector de los jueces y fiscales- en confesar, tácita pero escandalosamente, su culpabilidad en los enormes delitos que se les imputan para obtener la cabeza del Juez Bonadío en la causa que los investiga por lavado de dinero cuando comenzó a sentir su aliento en la nuca. Antes lo había hecho con el Fiscal Nisman (a quien le costó la vida), con el Procurador Righi, con el Juez Cabral, e intentó fallidamente contra el Fiscal Campagnoli y con el Juez Fayt. Está dispuesta a arrastrar a la sociedad toda al lamentable camino emprendido por Nicolás Maduro en Venezuela, un país que, flotando sobre un mar de petróleo, hoy no puede alimentar a sus habitantes a los cuales, por lo demás, se ha privado de todas las libertades y derechos humanos.

La Corte Suprema de Justicia en especial, pero todo el Poder Judicial en general, ese universo donde están injustamente "en el mismo lodo todos manoseados", hoy acosados por el golpe de estado que la noble viuda está ejecutando en su contra,  tienen una enorme deuda con la sociedad civil, a la cual le reclaman apoyo; debieran, ya mismo, pedir al Congreso la destitución de la Presidente por violar la Constitución. Mientras no lo hagan, resultará muy difícil que la resistencia se corporice porque, a pesar de que los argentinos discuten, con pretendido conocimiento, acerca de las novedades que se producen diariamente, lo cierto es que se trata de temas muy áridos y complejos, fuera del alcance de las mayorías; por eso resulta difícil convocar a grandes manifestaciones de protesta y, sin ellas, la ciudadanía continuará dormida e inerme, chapaleando en esa ciénaga que tan bien describió Santiago Kovadloff ayer, en La Nación.

Claro que doña Cristina olvidó qué tipo de personalidad gasta Claudio Bonadío; ya avisó que, si aparece suicidado, busquen al asesino. Al día siguiente de su desplazamiento -¿de cuánto habrá sido el cheque que recibieron los corruptos jueces Freiler y Ballestero por lograrlo?- de la causa Hotesur, el magistrado allanó el Ministerio de Planificación Federal, Enarsa e YPF en busca de documentación para continuar con la investigación -bien demorada, por cierto- de sobreprecios en la importación de gas licuado. Si no es apartado también de su conocimiento y esta causa avanza, tengo la certeza de que mi teoría acerca de las razones por las cuales la Argentina perdió el superávit energético que poseía en 2003 se verá confirmada: formó parte de un plan de don Néstor (q.e.p.d.) para robarle YPF a Repsol; como escribí mucho sobre el tema y las notas pueden leerse en mi blog, me abstendré de entrar en detalles aquí.

Debo confesar, la Presidente tiene razón a veces, sobre todo cuando repite "todo tiene que ver con todo". Uno de los principales problemas de quien la suceda en el cargo será, precisamente, el déficit energético que este gobierno legará y que, dado que en el camino habrá saqueado hasta las fotocopias de los dólares del Banco Central, complicará muchísimo la importación de energía, que se debe pagar al contado y la suma involucrada es gigantesca.

Ese saqueo incluye a la ANSES, al PAMI y a cuanta caja tuvo a su alcance, pues necesitó financiar un gasto público que se ha desmadrado y que hoy se percibe como un déficit del orden del 8% del PBI; ante la escasez de divisas, el Gobierno recurre, además, a la emisión desmedida, generadora de la gigantesca inflación que integrará su acervo hereditario.

Esa inflación es, principalmente, la razón de la existencia, después de la mejor década para los precios de los productos argentinos, del 28,7% de pobres que registra el Observatorio de la Deuda Social de la UCA. Tampoco en este tema la Presidente trepida en sumergirse en el ridículo: las desmentidas de sus adocenados lenguaraces hubieran sido risibles -para Anímal Fernández, Alemania tiene mayor porcentaje de pobreza- de no haber resultado trágicas: los Kirchner han cometido, a través del saqueo y del despilfarro populista, un verdadero genocidio, y por él habrá de juzgarse a esta nefasta familia que tanto se nos parece.

El imperio está llegando a su fin, sea que su final se parezca a la forma en que Alfonsín dejó el poder o a la que lo hizo Nerón. He intentado infructuosamente, estos días, imaginar el futuro de la emperatriz saliente: ¿se quedará a vivir en alguna de sus propiedades porteñas o se recluirá en El Calafate administrando sus múltiples hoteles y jugando su rol de abuela?, ¿cómo se desplazará cuando carezca de helicópteros y aviones oficiales?, ¿podrá salir, como cualquier ciudadano, a circular por la calle?

Con los Estados Unidos y el mundo entero dispuestos a ejercer la justicia universal en materia de corrupción, no creo factible que se radique en el extranjero, a gozar del producto de sus robos; basta ver qué sucedió con Fujimori cuando Japón, el país del cual era también ciudadano, lo devolvió a Perú, donde se pudre en una cárcel, o con los muchachos de la FIFA. Podría optar, obviamente, por Caracas o Quito, pero me parece que las encontraría peligrosísima o aburrida, respectivamente, y no podría allí lucir sus joyas y sus carteras Louis Vuitton. Las respuestas a esas preguntas, que parecen nimias, determinarán por cuál de los caminos optará para recorrer este final que, en pocos días más, podría darle disgustos aún mayores.  

Hoy, los porteños deberemos concurrir a la segunda vuelta de las elecciones para Jefe de Gobierno, en una legal pero innecesaria y absurda contienda a la que nos obligó Martín Lousteau quien así, a mi entender, habrá cavado su fosa política; los votos de más que obtenga procederán sólo del ¿Frente para la Qué?, y su campaña deterioró, por la violencia que le impuso, el armado nacional del "espacio" que dice compartir. De igual manera, me parece lamentable, si es que fue cierto, que Mauricio Macri haya sugerido modificar las reglas del ballotage que rigen para las elecciones ejecutivas en la ciudad (50% + 1) para adecuarlas al original mamarracho inventado para las nacionales (45% + 1 o 40% y 10 puntos porcentuales de diferencia con el segundo); las normas se han hecho para ser cumplidas por todos siempre, y no sólo cuando nos viene bien hacerlo.

¡Que, al menos hasta noviembre, Dios se acuerde que alguna vez fue argentino y abra pronto los ojos de los esclavos para que éstos dejen de hacer tiranos!


Bs.As., 19 Jul 15

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sábado, 11 de julio de 2015

Tras las máscaras y los afeites



Tras las máscaras y los afeites

"Hay que respetar las leyes, siempre que las leyes sean respetables". José Luis Sanpedro

Como en las indigestas ensaladas megalomaníacas de los discursos presidenciales -como el que nos descerrajó el Día de la Independencia cuando, sin ponerse colorada, dijo que en realidad ésta fue declarada el 25 de mayo de 2003, cuando asumió su marido- este gobierno siempre ha disfrazado sus reales intenciones con mantos edulcorados y apelaciones a conceptos caros a la sociedad, y ha tenido un enorme éxito en esa política. La Ley de Medios Audiovisuales para aplastar al Grupo Clarín, las medidas adoptadas para "proteger la mesa de los argentinos", la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central para saquear sus reservas, la estatización del 51% de YPF, la toma de la administración de Aerolíneas Argentinas, o la confiscación de los fondos de las AFJP's para hurtar los depósitos de los particulares, fueron todos actos recibidos mayoritariamente bien recibidos por la opinión pública.

El mayor de ellos, sin lugar a dudas, fue el cambio en la composición del Consejo de la Magistratura -recibido sin protestas por la población y el Poder Judicial, que aún no ha declarado su inconstitucionalidad- que, curiosamente, debía su forma anterior a un proyecto presentado por la entonces Senadora Cristina Fernández de Kirchner; con esa nueva y esencial arma en las manos, adquirida sin temor al papelón de tan flagrante contradicción, está intentando lograr lo que no pudo hacer al ver frenada su pretendida "democratización" de la Justicia.

Tal vez, como ya sucedió cuando nominó al inefable Daniel Reposo para ocupar el cargo de Procurador General, con el reemplazante que eligió para reemplazar al Juez Luis Cabral como subrogante en Casación, el experto en neumáticos Claudio Marcelo Vázquez, esté intentando una maniobra parecida. En efecto, el curriculum de Reposo era de una pobreza tal que el candidato se convirtió en un hazmerreír social; entonces, el Gobierno sacó de la manga a la Dra. Alejandra ¡Giles! Carbó, de impecables antecedentes, que ganó la modificación de su apellido cuando los senadores de la oposición unánimemente confirmaron esa designación, y se hizo de otra arma fundamental, al que acompañó con el nuevo Código Procesal Penal, que le permitió colonizar a la Justicia con miles de jueces, fiscales y empleados jerárquicos militantes.

Disiento con los analistas que, en general, atribuyen esas maniobras exclusivamente al objetivo de garantizar a la Presidente, sus familiares, sus testaferros y sus cómplices, públicos y privados, la impunidad frente a los enormes delitos cometidos, como los de traición a la Patria -la cesión de territorio para la base china en Neuquén- y de corrupción, algunos de ellos constitutivos de verdaderos genocidios, como bien pueden explicar los chicos desnutridos, las víctimas de Once y los miles de "ni-ni" que pueblan los conurbanos de todo el país; hasta los muertos de la AMIA y el Fiscal Nisman se han sumado a esos crímenes impunes luego de la firma del inexplicable memorandum con Irán.

Aumentó mi diferendo esta semana, cuando un decreto presidencial otorgó a la Agencia Federal de Inteligencia y a la Procuración General la facultad, manifiestamente ilegal, de realizar espionaje interno para prever "guerra económica o golpe de mercado". El jueves, el tan confiable Oscar Parrilli, titular de la AFI, nos tranquilizó: no usará esas nuevas atribuciones; entonces, ¿para qué se las dieron?, ¿o comenzarán a perseguir y encarcelar a economistas, periodistas y banqueros atribuyéndoles una presión sobre el dólar cuya única causa es la política demencial del Gobierno? Espero, a pesar de todo cuanto he aprendido en estos años sobre la actitud de la Corte Suprema, que ésta tome rápida intervención en el tema y decrete la inconstitucionalidad del decreto de Cristina, que viola dos leyes trascendentales de la democracia.

Cuando recuerdo que este recientemente reciclado organismo (la ex SIDE) ha sido colonizado con varios cientos de jóvenes, graduados en inteligencia en pocas horas y todos ellos militantes guevaristas en las villas e integrados en los "colectivos" entrenados por las FARC colombianas y por el Sendero Luminoso peruano, adiestrados en Cuba, comienza a correrme un frío por la espalda porque tiendo a pensar, como siempre, que sólo para alguna función non sancta tienen que haber sido reclutados.

Todos esos movimientos nos acercan a la Venezuela bolivariana, donde los opositores son expulsados del Congreso y encarcelados sin juicio o con procesos amañados por una Justicia allí absolutamente dependiente del poder central, los medios de prensa son perseguidos y clausurados, el narcotráfico y la corrupción están imbricados en el Gobierno y se fraudan las elecciones. Si el kirchnerismo continuara en el poder, dada la escasez de recursos con que contará para paliar la crisis autogenerada, ya me imagino a cualquiera de sus personajes gritando por televisión "¡Exprópiese!", como hacía el papagayo caribeño ya fallecido. Es cierto que en la Argentina aún podemos decir y escribir cuanto queramos, pero ¿seguiría respirándose por esta estrecha ventana de libertad si el régimen inaugurado en 2003 se mantuviera cuatro años más? Francamente, lo dudo.

Los hechos descriptos me convencen de que la noble viuda se está comportando como si fuera a permanecer en el poder, malgré quienes creen que, esta vez al menos, estará dispuesta a respetar la Constitución y los plazos que ella impone; si pensamos que ahora, además de su libertad, se está jugando la de sus hijos y, como mínimo, una parte de la fortuna familiar mal habida, aún resulta menos esperable que entregue el poder pacíficamente en diciembre, si el triunfador en los comicios fuera, como creo que sucederá, Mauricio Macri.

Otro aspecto a considerar es la presencia de Carlos Chino Zannini -que hoy intenta pasar desapercibido- en la fórmula presidencial del ¿Frente para la Qué? que encabeza ese hombre corajudo y audaz que es Daniel Scioli; éste, con su máscara y sus afeites habituales, concedió reportajes a radios "opositoras" para ratificar que, de triunfar en el ballotage de noviembre, quien mandará será él mismo, como titular del Ejecutivo, mientras que su compañero se limitará a cumplir las intrascendentes funciones que la Constitución encomienda al Vicepresidente, o sea, tocar la campanita en el Senado.

Como no creo que don Lancha tenga, ni pueda tener en el futuro, los redaños necesarios para asumir tal actitud, tampoco me parecen verosímiles las anécdotas que relató Carlos Pagni el martes, en La Nación; alguien que ha hecho del "felpudismo" más abyecto su modo de vida no romperá ahora esa inveterada tradición, en especial porque los súbditos del Chino estarán en el Congreso esperándolo y porque aquél dispone de carpetas que contienen los datos -hoy ocultos por la reiterada negativa a entregar su manifestación de bienes, ni siquiera los "blancos"- de la fortuna de su futuro jefe, aquí y en Italia.

Sigo pensando que quien ejercería verdaderamente el poder en un improbable gobierno de Scioli sería el Chino, con lo cual toda la actuación geopolítica de la Argentina y, con ella, la política interna, estarán definitivamente marcadas por la influencia nefasta de la ideología que profesa este personaje, a quien se atribuyen los mayores mamarrachos legales y  zafarranchos judiciales cometidos por el kirchnerismo desde la lejana época de la Gobernación de Santa Cruz.

Para concluir, una sola pregunta para que todos reflexionemos: ¿dónde va Martín Lousteau a buscar los votos necesarios para acercarse a Horacio Rodríguez Larreta en la legítima pero innecesaria segunda vuelta de la ciudad de Buenos Aires convocada para el próximo domingo? Si quienes ya eligieron al PRO, sin duda volverán a hacerlo, y los partidos de izquierda han anunciado que votarán en blanco, la única respuesta posible es que intentará pescar en las aguas del ¿Frente para la Qué?; o sea, buscará aliados entre los tiburones oficialistas para oponerse a una fórmula de su mismo espacio. ¡Linda manera de iniciar una carrera política!


domingo, 5 de julio de 2015

Ante el Golpe de Estado: "No Pasarán"



Ante el Golpe de Estado: "No Pasarán"


"En aquella guerra a vida o muerte se endurecieron y debieron olvidarse de códigos, gentilezas y rituales. No hubo tiempo, espacio ni posibilidades para esas exquisiteces de la nostalgia, sólo para capear la crisis". Leonardo Padura

Mi asombro es cada vez mayor, pero lo que lo incrementa no es la conducta de la viuda de Kirchner; en cambio, el profundo desinterés de la sociedad frente un régimen que utiliza permanentemente una maza para destruir todas las formas de convivencia civilizada no deja de sorprenderme. Como no pudo concretar la "democratización" de la Justicia, la está colonizando con jueces, fiscales y funcionarios, a los que designa sin respeto a las normas constitucionales, para garantizar no solamente la tranquilidad de su complicado horizonte penal -demostrando así su culpabilidad más allá de cualquier duda- sino para conservar un poder que, al desgranársele el que disponía en el Ejecutivo y en el Legislativo, le permita condicionar a su sucesor.

El martes 7, a las 19:00 horas, nos manifestaremos frente al Palacio de Justicia, en la Capital, y en todas las plazas del país para repudiar el golpe de estado que el Ejecutivo ha decidido ejecutar contra el Poder Judicial, con la ya innegable colaboración de la propia Corte Suprema; espero que la concurrencia sea infinitamente mayor que en las ocasiones anteriores, porque significará que la ciudadanía ha tomado conciencia, aunque sea penosamente tarde, de los graves daños que el Ejecutivo está ocasionando a la República.

El máximo Tribunal, por motivos válidamente formales, rechazó un recurso interpuesto contra la remoción del Dr. Cabral como Juez de Casación y su reemplazo por un abogado militante, todo por la necesidad del Gobierno de evitar la confirmación de la inconstitucionalidad del memorandum firmado con Irán y poner barreras al progreso de la causa Hotesur, que tanto complica a Cristina, su hijo y sus testaferros, Lázaro Báez y Cristóbal López. Al actuar así, más allá de las versiones de pactos con el Ejecutivo por el peligro de "carpetazos" contra alguno de sus miembros, la Corte olvidó que, cuando el kirchnerismo sale a jugar, cambia el árbitro y las reglas sin pudor alguno.

No se combate a los caníbales comiéndoselos, pero la razón de la existencia de la Justicia es ser la última barrera contra los abusos del poder sobre los ciudadanos y si, sea por cobardía o por interés, no cumple con esa obligación, su existencia misma debe ser cuestionada. Quien debe encabezar la resistencia al golpe de estado es la propia Corte, a quien muchos jueces ya se lo han exigido; si no lo hace, ¿qué recurso le queda a la sociedad? Será cosa de releer el artículo 21 de la Constitución, que dice: "Todo ciudadano argentino está obligado a armarse en defensa de la patria y de esta Constitución ...".

Entre los muchos problemas, todos ellos gravísimos, que deberá enfrentar la próxima administración estará la colonización que Cristina está concretando en todos los organismos del Estado, incluyendo a la Justicia, la Procuración General, el Banco Central, Aerolíneas, la Cancillería, el INDEC y hasta el INTA. Quien asuma el 10 de diciembre deberá expulsar sin miramientos a estos miles de jóvenes que no han acreditado mérito ni conocimiento alguno para ser designados (con excepción de su ciega militancia oficialista), para lo cual bastará con tomarles examen y verificar sus antecedentes. No podrán, así, invocar la cuestionable estabilidad en el empleo que gozan los empleados públicos, y la sociedad no lo toleraría porque estará sumida en una crisis de magnitudes superiores a la del 2001: cuando el denostado y ahora exaltado Carlos Menem entregó el poder a Fernando de la Rúa, la infraestructura del país, en multitud de campos, era modernísima; para comprobarlo basta recordar que sobraba energía o que los teléfonos funcionaban perfectamente.

Cristina dio otro ejemplo de cómo se la debe interpretar: simplemente, en sentido contrario. Las palmas de su discurso del miércoles se las llevó el vergonzoso autoelogio por el levantamiento de la veda a la carne fresca argentina en los Estados Unidos, que calificó como política de apoyo al sector agropecuario, que hoy vive una crisis comparable al 2008 precisamente por la intervención estatal y la sobrevaluación del peso; que se haya atribuido virtudes en esta materia suena a brutal desprecio y a falta de respeto a la ciudadanía en general, y al campo en particular. Y el jueves, en una villa porteña, cometió un acto fallido impagable, al recomendar a los chicos que leyeran "El Mercader de Venecia", cuyo personaje principal, Shylock, constituye un premonitorio retrato de don Néstor (q.e.p.d.).

Hoy (son las 00:10), en la ciudad de Buenos Aires, Córdoba, La Rioja, La Pampa y Corrientes, comenzará a despejarse el panorama político. No estoy en condiciones de dar pronósticos con relación a cada resultado, pero puedo exponer qué creo que sucederá cuando se trate de las elecciones nacionales.

Estoy convencido que ganará Mauricio Macri, y explicaré por qué. La Provincia de Buenos Aires representa aproximadamente el 40% del padrón argentino, y 17 puntos porcentuales están en el interior, cada vez más golpeado por la crisis del campo que repercute inmediatamente en la actividad económica de las ciudades y pueblos que, en 2011, cuando gozaban de una gran prosperidad, votaron masivamente por Cristina; hoy no es así, y llegará desde allí un castigo profundo. Respecto al Conurbano, debemos recordar que su primer cordón vota como lo hace la hoy Ciudad Autónoma, porque sus habitantes trabajan, estudian, se curan y se educan aquí. Finalmente, los "barones", que dependen para conservar sus cargos de intendentes de sus respectivos consejos deliberantes, detestan a Zannini y harán lo que ya hicieron en 2009 y 2013, es decir, jurar amor eterno a los K y mandar a sus tropas a votar en contra de los candidatos camporistas y, casi seguramente, en favor de la fórmula que encabeza Felipe Solá como candidato a gobernador.

En todos los relevamientos, aparece todavía un gran número de indecisos; entre quienes están dispuestos a votar por las fórmulas K no los hay, y las dudas sólo se refieren a cuál de las formas de oposición elegir; así, los votantes originales de Massa -que es quien ha proclamado más fuertemente sus diferencias con el cristinismo- o De la Sota y de Stolbizer se inclinarán por Macri. También creo que Mauricio alcanzará un mayor caudal de votos que sus propios candidatos locales en todo el país y, como todas las economías regionales están destruidas, Scioli estaría obligado a obtener un porcentaje de adhesiones imposible lograr de parte de una sociedad que, en un 60% según todas las opiniones, no quiere saber nada con la continuidad y la profundización del modelo que propone.

Si este análisis es correcto, el triunfador, que para entonces ya habrá demostrado lo exitosa que resultó su conducta PRO-pura, debería anunciar después de la primera vuelta electoral, quiénes integrarán su gabinete, incorporando a la lista a personalidades destacadas de sus partidos socios, la UCR y la Coalición Cívica -incluyendo a Ernesto Sáenz, Lilita Carrió, y Martín Lousteau- y hasta del Frente Renovador. Actuar de ese modo le permitirá ampliar enormemente la base legislativa indispensable para capear esa crisis con las menores consecuencias posibles y evitar que el bloque que formará el ¿Frente para la Qué? en ambas cámaras, con su falta de escrúpulos habitual,  haga lo necesario para profundizarla.

¿Que requiere grandeza de espíritu? Obvio, pero la gobernabilidad y el futuro de la Argentina deberían primar sobre cualquier otra consideración, a riesgo de un fracaso que el país no está en condiciones de soportar más. Roguemos para que todos lo entiendan.