sábado, 30 de septiembre de 2017

Algo sí pasa



Algo sí pasa

“La Justicia es el pan del pueblo; siempre está hambriento de ella”. René de Chateaubriand

En nuestro país se ha hecho carne una afirmación que sostiene que “aquí nunca pasa nada”, referida en especial a las consecuencias penales que la corrupción debiera generar para sus autores. Hasta ahora, y salvo contadísimas y notorias excepciones, el más que moroso Poder Judicial dio la razón a quienes así lo creían. Sin embargo, el claro avance de Cambiemos en las PASO, que se ampliará tras el seguro triunfo de este mes, hizo que los jueces federales en lo criminal, poseedores de las narices más profesionales del planeta, se atropellaran en la puerta de los tribunales orales para elevar a juicio las innumerables causas que afectan a los capitostes del gobierno kirchnerista, incluyendo a la propia Presidente, jefa única de la monstruosa asociación ilícita que organizó con su marido muerto.

Están hoy sentados, ante estos mismos magistrados en los cuales tanto confiaron en el pasado por razones claramente crematísticas, Cristina Elisabet Fernández, el ex Vicepresidente Amado Boudou, el ex super Ministro de Planificación y actual Diputado -¡qué vergüenza!- Julio de Vido, y decenas de emblemáticos secretarios de Estado (Guillermo Moreno, Daniel Cameron, Roberto Baratta, Daniel Reposo, etc.), presidentes de empresas públicas, responsables de entes autárquicos, funcionarios de todos los niveles y algunos empresarios demasiado expuestos como para eludir su conversión en blancos indeseados.

Pero es claro que no todo termina allí. Esta leve brisa de decencia, que comenzó a soplar hace un año y medio con la caída de Norberto Oyarbide, está empezando a defenestrar a actuales jueces, como Eduardo Freiler, Carlos Rozanski, Raúl Reynoso y Alberto Hergott. Lamento que el Gobierno prefiera aceptar la renuncia de algunos de estos impresentables magistrados, que acceden así a una jubilación privilegiada, a que deban enfrentar el largo proceso del juicio político y, en algunos casos, hasta causas penales por corrupción. Esas caídas no son suficientes y los vientos deberán soplar más fuerte, pues es sabido que no son pocos los jueces que debieran ser expulsados de sus cargos por indignidad moral para encontrarse por encima de sus conciudadanos y decidir sobre su libertad y su patrimonio.

Y, por supuesto, debería incluir en la lista a la inefable Procuradora General de la Nación, doña Alejandra ¡Giles! Carbó y a la recua de fiscales militantes con que ha colonizado los tribunales de todo el país, siempre dispuestos a entorpecer la gestión del Gobierno y a prestarse a participar del circo romano en que se juzga a los militares pero nunca a los terroristas.

Por si no hubiera suficientes artistas en escena, ahora se ha sumado el complejo elenco de los eternos dirigentes gremiales, como Omar Caballo Suárez y Juan Pablo Pata Medina, paradigmáticos y violentos extorsionadores de los empresarios de sus respectivos rubros, a los cuales se sumarán pronto otros colegas en el delito. Es que, puesta a investigar seriamente, la Justicia debería hacerse una panzada con las inmensas fortunas personales que detentan estos caraduras, tan volubles, que tanto daño hacen al país invocando los teóricos intereses de sus afiliados, como ha sido el reciente caso de la férrea oposición a las aerolíneas low cost.

Pero, como se ha visto en Brasil, la obra purificadora no tendrá un final feliz hasta que hagan acto de presencia en la misma la multitud de empresarios que han lucrado sin tasa y sin medida con los contratos con el Estado, al cual han dejado postrado de inanición a fuerza de sobreprecios u falsedades inconclusas que, siempre, hemos terminando pagando con nuestros exorbitantes impuestos. Está en pleno trámite legislativo el proyecto de ley que responsabiliza penalmente a las compañías en los hechos de corrupción, y es probable que veamos su sanción en los próximos días. Sin embargo, y tal como dijera el Juez Sergio Moro, líder de las investigaciones relacionadas con el proceso del Lava Jato, que ha llevado a la cárcel a decenas de políticos, funcionarios y empresarios brasileños con gravísimas condenas –al ex Gobernador de Rio de Janeiro, Sergio Cabral, le impusieron ¡45 años! de prisión- no bastará con esa norma, sino que resultará indispensable contar también con el instrumento de la delación premiada, que tan buenos frutos diera en nuestro vecino país.

Precisamente, esa monumental causa judicial ha puesto de relieve un aspecto poco conocido, en la medida es que es la primera vez que aparece nítida la transnacionalidad de la enorme maquinaria de corrupción montada. Y así, sin caer en teorías conspirativas, ha quedado expuesta su íntima vinculación con el Foro de San Pablo, fundado en 1990 por el Partido dos Trabalhadores (PT), comandado por Luiz Inácio Lula da Silva. La izquierda latinoamericana se convenció que el camino militar –recorrido por las organizaciones terroristas que asolaron nuestro continente en los 70’s y 80’s- no tenía posibilidad de llegar al destino deseado, e invento esa falacia del “socialismo del siglo XXI”, que conlleva la destrucción de las instituciones más caras a nuestros sentimientos: la república, la democracia representativa, las iglesias, las familias y, por supuesto, los ejércitos.  

Rápidamente, y dada la comunidad de objetivos políticos, el Foro logró la adhesión incondicional de los líderes populistas (en algunos casos, verdaderos cleptómanos) de la región, se llamaran Hugo Chávez (Venezuela), Rafael Correa (Ecuador), Evo Morales (Bolivia), Michelle Bachelet (Chile), José Pepe Mujica (Uruguay), Dilma Rousseff (Brasil), Daniel Ortega (Nicaragua) y, claro, Néstor y Cristina Kirchner (Argentina), y cuenta con gran apoyo financiero transnacional de los grandes carteles de la droga. Pese a que se incorporaron al mismo los sanguinarios miembros de las FARC colombianas, del Sendero Luminoso peruano, de los distintos frentes terroristas chilenos y conspicuos integrantes de Montoneros y ERP argentinos, al menos por ahora trocaron los fusiles por los libros de la Escuela de Frankfort, de Antonio Gramsci, de Ernesto Laclau y de tantos otros profetas de esta destructiva religión.

Entre los concretos objetivos de ese nefasto Foro, en realidad como uno de sus instrumentos, está definido el incentivo a los movimientos indigenistas en la región. Éstos se han hecho presentes desde hace décadas en el sur de Chile, donde los mapuches sí han optado por la vía terrorista con asesinatos, incendios, bombas y sabotajes de toda índole. El Gobierno de la Coalición gobernante ha sido por demás tolerante, pese a disponer de una específica legislación represiva, y ello ha permitido no solamente la perduración de estas acciones violentas sino su traslación hacia territorio argentino, donde esta etnia arribó en 1833, aunque sólo muy recientemente ha adoptado posiciones insurreccionales y separatistas.

Los descerebrados y los malintencionados que apoyan las disparatadas reivindicaciones territoriales de estos autoproclamados “pueblos originarios” no se han detenido a pensar que el año -1833- en que los mapuches realmente cruzaron la cordillera de los Andes y se instalaron aquí, es exactamente el mismo en que los colonizadores argentinos de las islas Malvinas fueron desalojados militarmente por los británicos; entonces, y en función de esa igual antigüedad, la misma calificación y los mismos derechos deberían reconocerse a los invasores ingleses.

Este es el desafío que la Argentina tiene por delante, y en función de ese buen combate, está obligada a fortalecer sus instituciones y respaldar a las personas que se encargan de la defensa y de la seguridad del territorio nacional y de los ciudadanos; lo que hemos visto en estos días, con los feroces ataques a la Gendarmería y a la Ministro Patricia Bullrich va, precisamente, en dirección contraria.


Bs.As., 30 Sep 17

sábado, 23 de septiembre de 2017

Respuesta pública a “Ante las próximas elecciones legislativas”, difundida por los Curas en la Opción por los Pobres

Respuesta pública a “Ante las próximas elecciones legislativas”, difundida por los Curas en la Opción por los Pobres

Reverendos padres, hermanos en Cristo:
Debo agradecer, pública y sinceramente, que hayáis reemplazado a Carta Abierta en el desfachatado apoyo al kirchnerismo (lo afirmo porque decís que sólo existen dos opciones), toda vez que las periódicas misivas a las cuales nos tenían acostumbrados aquellos pseudo intelectuales encabezados por Horacio González estaban escritas en un lenguaje que las convertían, literalmente, en incomprensibles y, por ende, impedían practicar sobre ellas la exégesis necesaria para la sana crítica.
Vamos, entonces, al punto. En vuestro primer párrafo acusáis al gobierno de Cambiemos  de aplicar políticas de corte neoliberal; debo confesar, con humildad, que ignoro por completo qué significado tiene el término y, por ello, sólo haré pie en la imputación que le hacéis de ejercer un perfil autoritario, porque allí comienza la falsedad y la hipocresía que impregna vuestro texto. Si hay algo que sus votantes -como habréis comprobado, y confirmaréis pronto, son la primera minoría del país- le reprochan es, precisamente lo contrario: el Gobierno permite, diariamente, la impune ocupación del espacio público -se trate de escuelas, plazas, calles, rutas o “terrenos sagrados”- por irracionales que impiden circular y trabajar a los demás, muchas veces encapuchados y armados con palos.
Es más, tampoco reaccionó como hubiera debido luego del acto en que Hebe de Bonafini y las Madres, Estela de Carlotto y las Abuelas, Horacio Verbitsky y el C.E.L.S., H.I.J.O.S. y otras agrupaciones del mismo signo, el 24 de marzo de este año y en Plaza de Mayo, convocaron a sus huestes a luchar, como hicieron los terroristas en los 70’s, hasta lograr la caída de este Gobierno, al que no dudaron en calificar de dictatorial e ilegítimo. Quien esto escribe sí realizó la pertinente denuncia por incitación a la violencia y subversión contra los poderes del Estado, pero el Juez  Marcelo Martínez de Giorgi la archivó sin sustanciar por considerar que lesionaba el derecho a la libre expresión; ¡curiosa interpretación de la ley!
El segundo párrafo de vuestro libelo alcanza niveles de cinismo sólo superables por quien, al parecer, se ha transformado en vuestro numen inspirador,  la ex Presidente Cristina Elisabet Fernández de Kirchner. Mencionáis la represión violenta a la protesta social y el abuso de autoridad de las fuerzas de seguridad; pese a que ya he respondido al punto, me gustaría saber a qué episodios concretos os referís, ya que no conozco un solo desalojo de cortes o de ocupaciones que no haya sido ordenado por la Justicia, esa misma que el régimen caído en diciembre de 2015 colonizó hasta el tuétano.
Más adelante, habláis de privilegiar a los capitales más que a los ciudadanos; también ignoro a qué os referís, salvo que se trate de construir el indispensable clima que permita el arribo de inversiones genuinas a nuestro país, de las cuales depende el crecimiento de la economía –que ya se está verificando- y del empleo genuino. Al pasar, mencionáis promesas incumplidas, mentiras y falsedades permantentes; una vez más, la falta de alguna enumeración me impide responderos.
Pero sí debo detenerme en vuestra mención a la existencia de presos políticos. Si estuvierais refiriéndoos a los miles de presos militares que, ancianos, se pudren en mazmorras de todo el país, encarcelados en procesos amañados por tribunales compuestos por los terroristas de ayer, no podría menos que agradeceros haber tomado, finalmente, conciencia de su situación; lamentablemente, no creo que sea el caso. Es más, estoy convencido que en ese concepto englobáis sólo a Milagro Salas y a Facundo Jones Huala y, así, cometéis un grave error: la jujeña no es una presa política sino una política presa y, en este caso, el orden de los factores sí altera el producto; se encuentra detenida en su mansión por estafar al Estado y a sus seguidores, por amenazar y golpear a los díscolos y a los opositores y, seguramente, hasta por narcotráfico; y el falso mapuche, por estar requerido de extradición por Chile, amén de las causas que puedan incoársele por violencia en la Argentina invadida y cuya secesión pretende.
Mencionáis, entre los cargos al Gobierno, la existencia de ¡un desaparecido! Amén de recordaros cuántos argentinos se esfuman anualmente en las redes de la trata, la pedofilia y del narcotráfico –que tanto impulso recibiera del kirchnerismo- me permito recordaros que el único que tiene genuino interés en que aparezca Santiago Maldonado es el propio Gobierno, ya que quienes utilizan el episodio como ariete contra la Gendarmería Nacional, la Ministro Patricia Bullrich y, por elevación, contra Mauricio Macri, lo necesitan ausente para siempre. Sólo así puede servir a su nefasto propósito –al cual, obviamente, os sumáis- de dejar al Estado inerme frente a los indisimulables avances de las bandas de traficantes de drogas y, sobre todo, de desprestigiar a esa fuerza en razón de la pericia que determinó que Alberto Nisman fue asesinado -a propósito, ¿quién lo mató?- cuando iba a denunciar a Cristina Fernández y sus funcionarios y cómplices por encubrimiento del terrorismo.
Una vez más, ignoro a qué os referís cuando decís que el Gobierno persigue a quienes piensan distinto, porque los medios de prensa públicos están llenos de fanáticos kirchneristas y lo mismo sucede en la administración pública, donde además actúan como verdaderos quintacolumnistas. Para no extenderme más en la puntual respuesta, sólo mencionaré vuestra curiosa afirmación de “entrega de nuestra soberanía”; os recuerdo que fue el gobierno anterior quien entregó a China una parte del territorio nacional para que instalara una base militar en la cual no rige la legislación nacional.
Reverendos padres, la herencia que recibió Mauricio Macri contenía un 30% de pobres no reconocidos, miles de niños sub-alimentados, millones de “ni-ni”, una inflación galopante, inexistencia de reservas en el Banco Central, falta de gas y de electricidad, y una corrupción tan desmedida que ya, sin ninguna duda, puede calificarse de crimen contra la humanidad. Si todo eso lo logró el matrimonio Kirchner en doce años y medio de gestión, ¿cómo pretendéis que el Gobierno hubiera podido solucionarlo en menos de dos años de gestión?
Vuestra carta, amadísimos sacerdotes, es lisa y llanamente infame. En ella mentís sin vergüenza alguna, en especial cuando habláis del inexistente “gran ajuste”, recomendado por los economistas liberales, que Macri se cuidó muy bien de aplicar porque hubiera hecho saltar el país por el aire. Por el contrario, el gasto social, indispensable para la precaria situación en que quedó una gigantesca proporción de nuestros conciudadanos por obra y gracia de unos pocos malnacidos, ha crecido exponencialmente, y eso se puede ver en las jubilaciones, en la asignación universal por hijo, en los planes, en las tarifas sociales, etc..
Llamáis a los argentinos a no votar a los candidatos de Cambiemos utilizando falaces afirmaciones, al mejor estilo gramsciano, que el 70% de los ciudadanos aplicaría sin dudar al kirchnerismo y utilizáis los métodos recomendados por el Foro de San Pablo para destruir a la democracia y a las repúblicas. Por ahora al menos, no realizáis una apología de la violencia, como sí hicieron vuestros antecesores del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, que lograron sembrar de terror, sangre y muerte a toda América; pero cuidado, porque a fuerza de desligitimar a un gobierno nacido de comicios limpios, estáis construyendo el escenario para la violencia.
Me despido asegurándoos que estaréis en mis oraciones, para pedir a Jesucristo, Señor de la Historia, que ilumine vuestros extraviados cerebros.

Bs.As., 23 Sep 17



Curas en la Opción por los Pobres
Septiembre de 2017
Ante las próximas elecciones legislativas

Nos acercamos a las elecciones de medio término en el contexto de una situación muy delicada para el país. En nuestras Cartas al Pueblo de Dios y otras comunicaciones a la opinión pública, hemos abundado en descripciones acerca de las características del gobierno de Cambiemos, de las consecuencias ya visibles de sus políticas de corte neoliberal conservador, de su perfil autoritario que ha debilitado notablemente el estado de derecho.
Después de dos años, es largo el elenco de acciones reprobables: represión violenta a la protesta social y abusos de autoridad de las fuerzas de seguridad, protección a los capitales más que a los ciudadanos, promesas incumplidas, mentiras y falsedades permanentes, presos políticos, un desaparecido, persecución a quienes piensan distinto, aumento de la pobreza, desempleo, un insostenible endeudamiento que hipoteca el futuro, la especulación financiera, la desindustrialización, la entrega de nuestra soberanía.
Nos preocupa e indigna especialmente un rasgo cada vez más visible de este gobierno: no asume la función social del Estado y su necesario rol cohesionador. Expresiones del presidente o sus ministros y medidas de gobierno, están dirigidas contra los sectores más débiles o populares a quienes se les causa un visible perjuicio y sufrimiento, en especial porque son pisoteados sus derechos.
La lista sería interminable. La quita de miles de pensiones por discapacidad, la reducción de medicamentos gratuitos de primera necesidad entregados por el PAMI a los jubilados, el recorte de un programa histórico que brindaba asistencia técnica a pequeños y medianos productores y que excluye del beneficio a más de diez mil familias que viven en situación de vulnerabilidad, el desguace de las políticas de salud y la falta de medicamentos, los aumentos injustificados y delirantes de las tarifas de los servicios, el aumento de la mortalidad infantil. Estos casos sólo sirven de muestra. A esto debemos agregarle el gran ajuste y la extrema precarización laboral anunciadas para después de las elecciones.
Frente a esta coyuntura, como cristianos, sabemos que el resultado de estas elecciones puede confirmar o revocar el rumbo elegido por el gobierno, influyendo a su favor o en su contra en la relación de fuerzas, fortaleciendo o debilitando su poder político. Un gobierno que maltrata así a su población, y vive construyendo falsedades, es un gobierno que le da la espalda a los preferidos de Dios. Matar de hambre, desamparo o indiferencia al pobre es un pecado. Votar un gobierno que asfixia a los pobres, creemos que también lo es. Sin ningún temor o prejuicio sostenemos firmemente que un cristiano no puede darle el voto a un gobierno como éste, que multiplica las ayudas fraudulentas a sus amigos, facilita las ganancias de los ricos y condena a los pobres a la marginalidad y lo hace a la luz del día con mentiras y desparpajo.
Están en juego dos modelos antagónicos de país. Un país injusto y dependiente, que concentra la riqueza en una minoría o un país con la gente adentro, distributivo, soberano e inclusivo. La política no es una varita mágica ni una práctica purista, pero sigue siendo una herramienta imprescindible para forjar el destino de la sociedad y organizar la vida en torno a la dignidad, la libertad, los derechos humanos y la convivencia pacífica y solidaria.
Como cristianos y como curas, caminando a la par del pueblo, invitamos a votar contra este gobierno, contra la agresión a los pobres y vulnerables, contra el secuestro del futuro. Nos inspiramos en los amigos de Jesús, como el querido Santo Cura Brochero. En 1912, enfermo de lepra, casi ciego, escribe antes de las primeras elecciones legislativas en las que se aplicó la Ley Sáenz Peña de voto secreto y obligatorio. Militante del Partido Radical, alternativa popular frente al Partido Conservador, Brochero escribe sin dudar que Cárcano, el candidato conservador es “el hombre más funesto y contrario al bienestar y felicidad de los habitantes del Oeste” (carta 449) “los que votan por Cárcano van contra la felicidad y facilidades de los habitantes del Oeste” (carta 448, 26/9/1912) mientras que “votando por los candidatos que dará el Partido Radical buscan su felicidad, su engrandecimiento, el de la Provincia, y aún el de la Nación entera” (carta 451, 4/10/1912)
Inspirados en él, pues, y buscando la felicidad del pueblo y de los pobres creemos, sin dudarlo, que “no se puede ser cristiano y neoliberal”, como decía el recordado obispo Esteban Hesayne. Y exhortamos a nuestros hermanos a votar en consecuencia. “Los pobres, no pueden esperar”.
Mientras nos encaminamos a esta crucial elección del 22 de octubre, nos seguimos preguntando: ¿Dónde está Santiago Maldonado?



viernes, 22 de septiembre de 2017

Esencia de Escorpión




Esencia de Escorpión

“Nada me han enseñado los años
siempre caigo en los mismos errores
otra vez a brindar con extraños
y a llorar por los mismos dolores” José Alfredo Jiménez

La Cámpora, aquél rejuntado de jóvenes con el cerebro tan lavado como para reconocer el liderazgo de Máximo Kirchner y ofrecerse como “pibes para la liberación” ladrona e imaginaria que constituyó el verdadero objetivo político de los pingüinos, debe sentirse como la rana que, mientras transporta al escorpión a través del río, es picada por éste. Cuando el batracio lo mira asombrado, ya que ambos morirán, el insecto le explica que envenenar está en su naturaleza y, por eso, era inevitable.

Cristina Elisabet Fernández, desesperada ante la certeza de su inminente derrota frente a Esteban Bullrich en la carrera senatorial por la Provincia de Buenos Aires y por la inminencia de su calvario penal, ha decidido prescindir de los imbéciles lobotomizados, de los que tanto ha dicho enorgullecerse, para recostarse en los intendentes del Conurbano que aún dicen responderle.

Pero como esta autoproclamada eximia política tiende a equivocarse reiteradamente, es probable que, a último minuto, muchos de esos mini-gobernadores ordenen a sus fieles cortar boletas y, de tal forma, conservar la mayoría en cada Concejo Deliberante. Ya lo hicieron cuando vieron arder las barbas del kirchnerismo en 2009, 2013 y 2015; y resulta lógico que lo hayan hecho, toda vez que ese organismo legislativo tiene la llave para que el Intendente conserve su cargo.

Otro ámbito en el cual el kirchnerismo se está identificando con esa esencia de escorpión de su líder se desarrolla en la ciudad de Buenos Aires, donde continúa la toma de colegios secundarios. Los chicos que encabezan la protesta desnudan, en las distintas entrevistas que realizan los medios de prensa, lo absurdo de las consignas que repiten hasta el cansancio, provenientes de los chips que les implantan los adultos; en general, dicen oponerse  a cosas que “podrían” suceder, sin explicar por qué las pasantías laborales (en realidad, formativas) durante el quinto año los perjudicarían.  

En ese teatro, y en el que están construyendo los falsos mapuches en el sur, con el patrocinio de las FARC y de Sendero Luminoso, se está poniendo en juego la autoridad y la majestad del Estado para imponer las leyes. Resulta repugnante que algunos jueces prohíban a las autoridades ministeriales denunciar penalmente a los jóvenes que impiden a sus compañeros entrar a los colegios para estudiar o, peor aún, que hagan retroceder a las fuerzas policiales cuando deben ingresar a un sector del territorio nacional en el que impera, por la fuerza, la inventada soberanía del famoso “terreno sagrado”.

Para entender a qué nos enfrentamos, tal como reconoció el Senador Miguel Pichetto, debemos retroceder a 1975, cuando el ERP, apoyado luego por Montoneros, intentó transformar a Tucumán en una zona “liberada” para recibir el reconocimiento internacional. Quienes lo evitaron, siguiendo órdenes legítimas de un gobierno democrático, elegido por el mayor porcentaje de votos que registra nuestra historia, están siendo juzgados, y condenados, en procesos amañados por los mismos terroristas de entonces.

Lo único cierto hoy, a un mes de las elecciones legislativas, es que Cambiemos se ha transformado en una alianza fuerte que dominará el escenario político durante los próximos años; esta semana, en una charla que me tocó dar en la sede de uno de los partidos que la integran, me preguntaron cómo veía el futuro del PRO. Mi respuesta, obviamente, comenzó por la historia.

El origen de todas las formaciones políticas tuvo un origen socio-económico. El Partido Conservador fue la expresión política de la clase propietaria de la tierra y fundadora de la República; el Radical, el vehículo de la clase media compuesta por los hijos de inmigrantes para acceder al poder; y el Peronista, fue la construcción de su líder para, con el respaldo de los obreros industriales, instalarse hasta hoy en la mitología nacional.

Ese cambio de manos del poder sólo pudo producirse porque los herederos de la élite que estaban destinados a ejercerlo en beneficio de todos, como lo hizo la generación del 80, abdicaron de su obligación. Durante décadas, los patriarcas enseñaron a su descendencia que no debía meterse en política, porque era sucia, y así ésta dejó la administración de nuestro bien más preciado –la propia Argentina- en manos de los peores, generalmente populistas y ladrones.

Antes que se me critique, me permito recordar que el concepto –la conducción de las masas por las élites- es compartido por todas las formas de la izquierda. La Revolución de Octubre, en 1917, fue organizada por veinte rusos decididos, encabezados por Lenin; el asalto al Cuartel de la Moncada, y la consecuente caída de Fulgencio Batista, fue obra de Fidel Castro y de una pequeña compañía de desarrapados asesinos; y los estragos que produjo la guerrilla terrorista en la Argentina de los 70’s fueron protagonizados por un grupo de mesiánicos que creyó, equivocadamente, que las mayorías los seguirían para cambiar para siempre nuestro destino.  

Pues bien, la principal virtud del PRO ha sido precisamente esa, es decir, la de atraer a la política a centenares de jóvenes profesionales exitosos, con mucha experiencia y enormes logros en la actividad privada, y comprometerlos en la administración del Estado, a pesar de los magros ingresos que esa actividad les reporta y, sobre todo, a situarse en primera fila para los permanentes ataques y denuncias penales del kirchnerismo más acérrimo. 

El Gobierno instruyó a sus funcionarios para que respondan, con demandas por calumnias, a cada una de las falsas imputaciones que reciban. El primer blanco de esta nueva praxis fue el inefable Diputado Rodolfo Tailhade, conspicuo miembro de La Cámpora y del Consejo de la Magistratura, desde el cual protegió a delincuentes como el suspendido Juez Eduardo Freiler, a quien Germán Garavano, Ministro de Justicia, le está exigiendo una millonaria indemnización.

Lo que sigue ocurriendo en Venezuela, en realidad agravándose, va en camino a convertirse en la Cuba de hace ya 70 años. Mientras el mundo miraba para otro lado, Fidel transformó a la paradisíaca isla en un mero satélite de la Unión Soviética. Como instrumento de ella, mientras destruía la economía y pauperizaba a sus conciudadanos, sembró América Latina de movimientos guerrilleros que, en nombre de una supuesta revolución liberadora, sumergieron al continente en un mar de sangre y fuego.

Hoy, obviamente, el mapa geopolítico es otro, pero en Caracas se dan cita Cuba, Irán, China y Rusia, y ninguno de ellos está dispuesto a ceder este nuevo enclave comunista en Sudamérica; habrá que ver si el mundo occidental, que hoy ve jugar irresponsablemente con misiles atómicos a Donald Trump y Kim Jong-un, estará dispuesto a tolerarlo.


Bs.As., 23 Sep 17

viernes, 15 de septiembre de 2017

Tragedia anunciada




Tragedia anunciada

                            “El que no quiera vivir sino entre justos, que viva en el desierto”. Séneca

Voy a decirlo claro: la utilización política de la desaparición de Santiago Maldonado anuncia, mal que nos pese como sociedad, una inevitable tragedia. Sólo el Gobierno se beneficiaría con su aparición con vida, ya que todos los demás actores, principales y secundarios, de este drama lo necesitan ausente para siempre o, lisa y llanamente, muerto.

La hipocresía y la necesidad política llevan a estos últimos a reclamar, permanentemente y en cualquier ámbito, la aparición con vida de este joven, pero el costo que pagarían Cristina Elisabet Fernández y la Unidad Ciudadana, Horacio Perro Verbitsky y el CELS, Adolfo Pérez Esquivel y su inexplicable Premio Nobel de la Paz, Hebe de Bonafini y las Madres, Estela Carlotto y las Abuelas, H.I.J.O.S, Facundo Jones Huala (¿Jones Wallace?) y su falsa RAM, Quebracho y tantos otros subversivos si llegara a encontrarse ileso al tatuador sería inmenso. Son demasiados quienes resultarían perjudicados, y tan carentes de límites morales, que resulta imposible imaginar siquiera un final feliz.

A la luz del párrafo anterior, desde mi punto de vista indiscutible, el reclamo y el escándalo construido alrededor del caso suenan, literalmente, repugnantes. ¿De qué se disfrazarían todos los nombrados y los idiotas útiles que siempre los acompañan si un buen día se lo encontrara?, ¿se refugiarían en el silencio, sin pedir siquiera disculpas, como hicieron cuando quedó demostrado que los hijos adoptivos de Ernestina Herrera de Noble no eran hijos de desaparecidos, después de años de canalla persecución física y moral encabezada nada menos que por la propia ex Presidente?

Después del fallido intento de utilizar a la economía y al inexistente ajuste como motores de la campaña electoral, la intención de utilizar el tema Maldonado (de por sí, indiscutiblemente preocupante), como ariete para voltear sucesivamente a la Gendarmería (blanco especial por su rol esencial en las pericias por el asesinato de Alberto Nisman, amén de brazo armado del Estado), a la Ministro de Seguridad y, por elevación, al propio Presidente de la República, se ha revelado como un idéntico fracaso.

Todo el escándalo que han armado hasta ahora, incluyendo el embarrado de la investigación con la implantación de testigos y documentos falsos, no sólo no ha disminuido un ápice la intención de voto a Cambiemos en las próximas legislativas sino que, por el contrario, ésta se ha incrementado y, salvo que ocurra algo extraordinario, convertirá a la ex Presidente en la renovada “mariscala” de la derrota en el territorio más peronista del país.

El jueves la ex Presidente concedió a Infobae, representada por Luis Novaresio, la primera entrevista a un medio hostil desde que asumió en 2011. Pese a que el periodista se comportó con –para mi gusto- demasiado buenos modales, la noble viuda demostró que conserva en plenitud sus reconocidas virtudes histriónicas, aplaudidas hasta por Francis Ford que la calificó como una soberbia actriz pero, sobre todo, su enorme cinismo. Cada vez que recibió una pregunta que hubiera podido complicarla, hizo una “verónica” taurina y pidió hablar del presente y no del pasado. Huyó hacia adelante comparándose con Mauricio Macri y la corrupción que, según dijo, lo rodea; no reconoció ninguno de la pléyade de males con los cuales arrasó el país hasta los cimientos y negó firmemente su responsabilidad en cada uno de los innumerables latrocinios cometidos.  

Dada la obvia y contemporánea aceleración que han impuesto, con su finísimo olfato, los jueces federales a los procesos por corrupción que afectan a Cristina Kirchner, sus hijos, sus ministros y sus cómplices y testaferros de toda laya, es dable suponer que los conflictos violentos, en las calles y en el sur, se incrementarán en similar medida, por lo cual veremos escenarios complicados en la materia hasta, al menos, el 22 de octubre; el narcotráfico, preocupado por la exitosa campaña en su contra que encabeza Patricia Bullrich, se ocupará de la financiación. Algo de eso ya se percibe en las numerosas amenazas de bombas e injustificadas y crecientes tomas de escuelas en la ciudad de Buenos Aires por alumnos k-ideologizados, bancados por padres imbéciles y maestros politizados.

En la materia, debemos reconocer que somos un país rarísimo y absurdo, donde todo está subvertido; es más, creo que estamos todos locos. Valgan como ejemplos dos sucesos de esta misma semana: los sindicatos vinculados con la navegación aérea hicieron una huelga salvaje para frenar el ingreso de nuevos y más baratos operadores a ese mercado, pese a que han asumido el compromiso de crear miles de puestos de trabajo; y, como dije, los estudiantes, que debieran aspirar a una rápida salida laboral, ocuparon colegios para rechazar la posibilidad de realizar, durante el último año del ciclo secundario, pasantías en empresas y organismos públicos de la especialidad que han elegido, arguyendo que se transformarían en mano de obra esclava.

El seguro ingreso de la noble viuda al Senado, aún cuando para el 10 de diciembre acumule más procesamientos –recuerde el reciente y favorable fallo de la Corte en relación con el caso de Carlos Menem, afectado de idéntica incapacidad moral- continuará actuando como revulsivo al interior del PJ, pero será obligada a conformar un bloque separado por la Unidad Ciudadana, que no tiene nada que ver con el tradicional movimiento.

Se habrá quedado, entonces, sin su decisiva influencia sobre la voluntad de los gobernadores feudales que, hasta ahora, le han guardado fidelidad; me refiero a las provincias de Tucumán, Santiago del Estero, Formosa, Chaco, La Pampa, Santa Cruz, San Luis y San Juan, en muchas de las cuales, además, el kirchnerismo perderá en octubre por amplio margen. El peronismo sabe mucho de la importancia de la “caja”, disciplinadora tradicional de la política, y esta se encuentra hoy en manos de Cambiemos, por lo cual es presumible que se sienta inclinado a negociar su apoyo a las leyes que el Gobierno necesita.

La señora enfrenta ya la causa más complicada, que la vincula al encubrimiento del terrorismo que voló la sede de la AMIA, y que fuera anunciada por el Fiscal Alberto Nisman, asesinado antes de poder explicarla ante el Congreso; en ella, la acusación pretende que sea procesada por un delito de lesa humanidad y, si lo consigue, transformará el tema en imprescriptible. Por lo demás, en los próximos días será elevada a juicio oral la megacausa unificada por el direccionamiento de la obra pública en Santa Cruz a Lázaro Báez y los retornos que pagaron a su familia ese testaferro y otros socios, como Cristóbal López, donde se ha probado la asociación ilícita que encabezaban don Néstor y, luego, Cristina misma.

Y tiene otras preocupaciones adicionales porque, mientras ella y su hijo Máximo se encontrarán amparados por los fueros parlamentarios que les evitarán la detención, no ocurrirá lo mismo en el caso de su hija Florencia, acusada ya de la comisión de una larga lista de delitos gravísimos y no excarcelables; y siempre estará pendiente la espada de Damocles de los “arrepentidos”, dispuestos a negociar la reducción de su pena complicando a sus superiores en la organización corrupta. Finalmente, le ha llegado la hora de pagar por el gigantesco daño producido, a costa de la vida de tantos argentinos, con el sólo objeto de enriquecerse sin tasa.


Bs.As., 16 Sep 17

viernes, 8 de septiembre de 2017

Romper Todo



Romper Todo

Durante toda su historia, América Latina ha sido un auténtico laboratorio de ilusionismo político”. Alain Rouquié

Más allá de la presencia de los violentos grupos anarquistas en cada ocasión en que se reúnen los líderes mundiales en algún lugar del planeta, nuestro subcontinente está asistiendo, y mirándolo por televisión, a la puesta en marcha de las políticas recomendadas por el Foro de San Pablo para subvertir todas las instituciones nacionales y llevar a nuestros países a transformarse en los paraísos imaginados por la izquierda universal.

En los 70’s, se intentó conquistar el poder a través de organizaciones terroristas que bañaron en sangre a Colombia, Perú, Brasil, Uruguay, Chile y, por supuesto, Argentina. Las sucesivas derrotas militares, que las sumieron en el asombro por la falta de acompañamiento social a sus mesiánicos proyectos, llevaron a sus ideólogos a recurrir a las enseñanzas de tipos tales como Antonio Gramsci y Ernesto Laclau, que tanto escribieron sobre métodos más intelectuales para alcanzar esos objetivos.

Hoy, con esos libros en la mano, y en la mochila la necesidad de salvar de la cárcel a varios de sus líderes nacionales, populistas y ladrones –léase Cristina Kirchner, Luiz Inácio Lula da Silva, etc.-, esas mismas izquierdas intentan acabar con todas aquellas instituciones que puedan poner en peligro el plan general de destrucción que llevan adelante.

Han tenido mucho éxito en Venezuela, ya una dictadura de partido único, un país riquísimo al cual han llevado a la inanición mediante la corrupción masiva y la asociación con el narcotráfico y el terrorismo de sus más altas esferas militares y políticas. Resulta allí explicable, toda vez que el petróleo que Nicolás Maduro regala todos los días –pese al hambre que azota a su población- a Cuba evita que la gerontocracia asesina de la isla se vea obligada a confesar el fracaso de su histórica política marxista.  

En algunos de nuestros países, sin duda por obra y gracia de la cobardía de sus comandantes de entonces y la complicidad de sociedades anómicas e hipócritas, han logrado estigmatizar a las fuerzas armadas y de seguridad, poniendo en tela de juicio cada actuación, aún cuando ésta obedeciera a órdenes legales o judiciales. La estupidez generalizada de los políticos ha permitido, además, que los organismos de derechos humanos regionales fueran copados y cooptados por los miembros más conspicuos de ese proceso revulsivo, lo cual garantiza la inmediata condena a cualquier procedimiento penal que involucre a alguno de sus líderes, como Milagro Salas.

En la Argentina ese peligro se ha agudizado hasta el extremo, y Cristina Elisabet Fernández contempla aterrada no sólo la altísima probabilidad de perder las elecciones de octubre, sino el espejo latinoamericano, que le devuelve las imágenes de Ollanta Humala preso en Perú, de Lula y Dilma Rousseff en riesgo de cárcel en Brasil, de Jorge Glas Espinel suspendido como Vicepresidente de Ecuador, de Raúl Sendic investigado en Uruguay, lo mismo que Juan Manuel Santos en Colombia.

La manifiesta aceleración de las causas por corrupción y por encubrimiento del terrorismo (la denuncia del asesinado Alberto Nisman, impulsada por el Fiscal Gerardo Pollicita) que jaquean a la ex Presidente y a su entorno familiar y político, y el contundente éxito que ha tenido la lucha contra el narcotráfico –que tanto se expandiera por su criminal asociación con el régimen kirchnerista- de la actual administración, ha provocado una violenta reacción de las fuerzas que se oponen al cambio que pretende la sociedad, tal como lo expresara en las urnas. Para lograr sus objetivos de impunidad, les resulta necesario terminar con todas las instituciones.

Ahora, con el ariete de la desaparición de Santiago Maldonado, a quien los asesinos incendiarios de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) identifican como miembro de esa organización terrorista, embisten contra la Gendarmería Nacional y el resto de las fuerzas de seguridad federales, últimas defensas del Estado democrático contra quienes quieren destruirlo, como medio para ir luego por las cabezas de la Ministro de Seguridad y avanzar con el “club del helicóptero” en el que pretenden embarcar a Mauricio Macri, el ¿dictador? a quien sindican como causante de todos sus males.

Para lograrlo, suman sus esfuerzos la izquierda trotskista, el anarquismo trasnochado, la subversión de ese inventado pueblo originario, algunos capitostes sindicales envueltos en negocios turbios, Horacio Verbitsky y el CELS, Hebe Bonafini y las Madres, Estela Carlotto y las Abuelas, La Cámpora e H.I.J.O.S., Alejandra ¡Giles! Carbó y su escudo de fiscales militantes, los jueces de ¿Justicia Legítima?, los medios de prensa que aún pertenecen a enriquecidos compañeros de ruta (Página12, C5N, las radios Rebelde y 10), pseudo periodistas (Víctor Hugo Morales, Roberto Navarro, Gustavo Gato Silvestre), el Grupo de Curas de la Opción por los Pobres y tantos otros, amén de honestísimos gobernadores (como Gildo Insfrán) e intendentes del Conurbano, los policías provinciales desplazados por corrupción, funcionarios kirchneristas aún enquistados como quintacolumnistas en la administración y, por supuesto, los narcotraficantes que, además, contribuyen financieramente a las acciones callejeras.

Por supuesto, su cinismo hace que ninguno de ellos recuerde ni se haga cargo de las desapariciones (María Cash, Jorge Julio López, Fernando Lario, Luciano Arruga, y otras 74 personas) e innumerables muertes sospechosas (Juan Castro, Raúl Espinosa y Alberto Nisman son sólo ejemplos) o causadas por la desnutrición que la sociedad argentina ha debido soportar durante esa extendida década que defienden a ultranza, ni la violencia empleada por las autoridades contra etnias genuinas, como los Qom de Formosa y Chaco.

Nótese que no hubo condena verbal de alguna de las miserables y estúpidas agrupaciones políticas contra los vándalos que asolaron, una vez más, el centro porteño durante la protesta contra el Gobierno por el caso del tatuador cuyo destino aún se desconoce. Recuerdo que Raúl Sendic, fundador de Tupamaros y padre del actual Vicepresidente uruguayo, sostenía que había que golpear todos los días a la democracia burguesa, hasta que ésta se hartara y reprimiera, con lo cual dejaría ver al fascista que lleva adentro.

El Gobierno está resistiendo responsablemente el embate y, con toda lógica, respaldará a los efectivos de Gendarmería mientras no existan pruebas en su contra, pero es la sociedad entera la que debería reaccionar en igual sentido; a mi modo de ver, no bastará con la mera emisión del voto en octubre para defender la democracia, sino que cada uno de nosotros debería tomar el toro por las astas y denunciar criminalmente las acciones desestabilizadoras de las que tenga conocimiento, para evitar que, estos descastados nos vuelvan a sumir en la irracional violencia mesiánica (o rentada) que tanto nos ha costado como nación.

No podemos permitir que consigan romper lo poco que han dejado en pie de nuestras instituciones republicanas porque, claro, si lo lograran nos quedaríamos sin Estado, y el territorio nacional sería distribuido entre nuestros enemigos de siempre y nuestros vecinos.


Bs.As., 9 Sep 17

viernes, 1 de septiembre de 2017

Suerte Grela



Suerte Grela

“Qué sola irá la grela, tan última y tan rara,
sus grandes ojos tristes trampeados por la suerte,
serán sobre el tapete raído de su cara,
los dos fúnebres ases cargados de la muerte”. Horacio Ferrer

Una vez más, la Argentina, cuya economía se está recuperando a ojos vista, parece verse inmersa en una espiral de violencia que, sin duda alguna, tiene su origen en la más bastarda política; tal como sucedió en los 70’s, un grupo absolutamente minoritario se siente con el mesiánico derecho a conducir a la sociedad hacia un proyecto político que, según cree, sólo la generalizada estupidez evita que sea deseado por todos.

Entonces, aquellos jóvenes extraviados pretendieron llevarnos –con miles de asesinatos, bombas y robos- hacia Cuba y su marxismo que, con el paso de más de seis décadas, ha demostrado su estrepitoso fracaso. Hoy, en cambio, a lo único que aspiran sus descendientes subversivos es a desestabilizar al Gobierno, evitar la disgregación demostrada en las urnas primarias y sembrar pánico entre los jueces, con el único propósito de torcer el destino y conseguir que los máximos líderes de este populismo infamemente corrupto terminen donde deben estar: en la cárcel.  

No es casual, ni fue magia, que confluyeran en esta posición –el “club del helicóptero”- la delincuente Hebe Bonafini (“la madre de las madres” como la llamaba don Néstor, según Ceferino Reato) y los exonerados policías de la Provincia de Buenos Aires, y personajes tales como Estela Carlotto, Manuel Quieto (el desafinado ¿cantante? de La Mancha de Rolando), el ¿pacífico? Adolfo Pérez Esquivel, el ¿cómico? Diego Capusotto, los ¿maestros? Roberto Baradel, Luis D’Elía y Hugo Yatsky, los ¿periodistas? Horacio Verbitsky y Víctor Hugo Morales, y tantos otros ciegos seguidores de la noble viuda.

Cristina Elisabet Fernández ya siente en la nuca el aliento de los magistrados de Comodoro Py que, con su más que fino olfato, han despertado y comenzado, finalmente, a investigar, juzgar y condenar la sideral corrupción de la extendida década en la que su marido y ella fueron inquilinos de la Casa Rosada; la reciente citación a juicio oral de las causas “Ciccone” y “Once II”, en plena campaña electoral, en las cuales deberán comparecer Amado Boudou y Julio de Vido, respectivamente, es una clara prueba de ello.

Con seguridad, la ex Presidente está muy preocupada por el futuro (obviamente, no económico) de sus hijos, también firmes candidatos a ir presos. Por eso, se sube a cualquier colectivo que pueda alejarlos de ese inexorable destino sudamericano, como diría Jorge Luis Borges, aunque en el trayecto la conductora ebria atropelle a toda una desprotegida, cómplice y anómica sociedad.

Con sólo observar que, en el reclamo por la aparición de Santiago Maldonado y la improbada imputación a la Gendarmería Nacional y en la defensa de ese invento antropológico denominado RAM (Resistencia Ancestral Mapuche), matizado por los destrozos de encapuchados que asolaron el centro porteños, aparecen lo que queda de Montoneros, ERP y Quebracho en franca gimnasia revolucionaria, con toda su parafernalia de fusiles y lanzas cruzados, y que los integrantes de la CTERA adoctrinan en las aulas a los más chicos, resulta fácil colegir qué pretende y a qué está dispuesta a recurrir. Más de setenta atentados incendiarios, incluido dos en la propia ciudad de Buenos Aires y uno en El Bolsón, resultan al menos inquietantes.

Ahora falta saber qué hará el Gobierno para impedir que la escalada de violencia, todavía relativamente incipiente, escale y se expanda. Como dije la semana pasada, no tengo duda alguna que Mauricio Macri se ha puesto las botas y avanza a paso redoblado sobre la realidad política nacional e internacional (caso Venezuela), pero aún resta conocer su posición frente a estos hechos, cuyo inmediato futuro puede ya verse en el sur de Chile, la otra víctima de sus provocados incendios, devastación y muerte, impunes por decisión del gobierno socialista de Michelle Bachelet.

El Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires está lo suficientemente preocupado por los trascendidos que hablan de una intensificación de estas acciones en las semanas que median hasta las elecciones legislativas del 22 de octubre, y ha dado directivas “defensivas” a sus efectivos. Pero, al menos por ahora, nada parece haber hecho para conjurar el peligro.

En esta rara Argentina que hemos sabido conseguir, con los terroristas premiados con indemnizaciones gigantescas y opacas, sentados en gobernaciones, ministerios y sillones parlamentarios, las Fuerzas Armadas tienen vedado, por ley, realizar acciones militares dentro del territorio. Para modificar ese marco legal, aún si quisiera que actuaran contra el narcotráfico y el terrorismo, Cambiemos carece de fuerza en las cámaras del Congreso y dudo que fuera acompañado por las distintas formas del peronismo.

Por lo demás, ¿quién asegura que los oficiales y suboficiales cumplirían las órdenes aún cuando contaran con el respaldo legislativo? Todos hemos visto a este ¿honorable? poder del Estado –un verdadero aguantadero de criminales, que se nutrirá pronto con la presencia de Cristina Kirchner- declarar la nulidad de las leyes de “obediencia debida” y “punto final”, que había sancionado veinte años antes. ¿Quién puede asegurarles que no lo haría nuevamente en el futuro?

Y también vemos a los fiscales “legítimos” y jueces prevaricadores, verdaderos asesinos togados, violar todas las normas constitucionales (legalidad, principio de inocencia, irretroactividad de la ley, defensa en juicio, juez natural, etc.) para perseguir y encarcelar de por vida a más de dos mil  militares de los que lograron que pudiéramos conservar la integridad nacional y la democracia, cumpliendo órdenes legítimas de una Presidente democrática, integrante de la fórmula que obtuvo el mayor porcentaje de votos de la historia, durante el Operativo Independencia, en Tucumán; más de cuatrocientos ya murieron en cautiverio. El beneficio de la prisión domiciliaria concedida, por intercesión de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, clama al cielo; los presos políticos de esta democracia reconquistada en 2015, son mucho más viejos y no tienen posibilidad alguna de entorpecer la investigación de hechos ocurridos hace cuarenta años y, sin embargo, ese beneficio, de todo punto de vista legal, no le es reconocido.

Y recordemos que el Presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, dijo hace tiempo y sin ponerse colorado, que los juicios por los supuestos crímenes de lesa humanidad son una política de Estado, consensuada con los otros dos poderes; ¿no debían los jueces impartir justicia? Pensemos que, después del fallo “Muiña” del alto Tribunal, que aplicó correctamente el principio de la ley más benigna, el Congreso, casi por unanimidad –Cambiemos la inspiró- sancionó una ley que establece que ese beneficio no resulta aplicable a los amañados procesos por supuestos crímenes de lesa humanidad. ¿Qué dirá al respecto la Corte cuando deba expedirse en casos similares?

Espero, ya con pocas esperanzas, que el ignominioso tema de los presos políticos se solucione a partir de octubre, porque constituye hoy la mancha más penosa que pesa sobre la política de derechos humanos del actual gobierno al que, como queda claro, votaré en las legislativas.



Bs.As., 2 Sep 17